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La verdad esta ahí fuera ...

en Gays

Martín jamás había visto por parte de su hermano pequeño, el más mínimo interés hacia las películas porno.

Antes de irse a hacer el servicio militar recordaba como en alguna ocasión los tres miembros de la familia se habían sentado a ver la peli porno de los viernes en el sofá, pero no pasaba mucho tiempo hasta que el Luisito se levantara algo aburrido de los escasos diálogos y el cansino fingir de los actores mientras follaban.

¿Puedo salir fuera a cazar grillos,  papa? Le preguntaba a su padre, mientras se giraba ligeramente para evitar que ni su padre ni su hermano se dieran cuenta de que estaba ligeramente empalmado.

Un leve bulto bajo el chándal lo delataba. Luisito se había puesto cachondo y quería salir fuera para cascarse una furtiva paja, pensaba el hermano con una sonrisa cómplice.

¿No te quedas a ver cómo acaba? Le preguntaba el padre sin apartar la mirada de la pantalla.

¡No, … prefiero salir un rato,… a dar una vuelta! …¡Hace una noche estupenda! …¿me dejas?

El padre no le respondía más que con un gesto afirmativo con la cabeza. Sus ojos estaban puestos en esas imágenes, mientras sus manos se sobaban el enorme bulto que se erguía bajo el mono azul de trabajo.

Martín lo veía huir, del salón mientras se sobaba también discretamente el mono verde.

La ruda prenda de trabajo impedía que su rabo saliera fuera en todo su esplendor.

¡Alguno de esos dos sementales, terminaría por reventar  la tela si seguían sin sacar al fresco las mas que durísimas pollas!...

¡Los dos secretamente ansiaban poder cascarse una paja a la salud de las bamboleantes tetas de la protagonista!...

¡Pero ninguno se atrevía a dar ese paso!...¡Tener a tu padre al lado es algo más que suficiente como para que te sientas cortado de hacer algo impropio e inadecuado!

★★★

Pasado un rato, Luisito seguía sin volver y dentro de la casa el padre empezaba a preocuparse.

¡Voy a ver qué está haciendo tu hermano por ahí fuera!... ¡Este crio va a terminar resfriándose!

Martín no podía reprimir una sonrisa al ver como el padre se levantaba de su asiento con todo el bulto de una polla totalmente en erección, la enorme protuberancia se le marcaba totalmente en un lado abombando el viejo y algo desgastado mono azul.

¡Seguro que andará corriendo detrás del sonido de algún grillo!... ¡Así es imposible coger frio ahí fuera! Le decía Martín mientras se recolocaba en el sofá dispuesto a cascarse la ansiada paja que su mente calenturienta le reclamaba.

La mano se introducía en el bolsillo del pantalón a través de una abertura que el propio Martín, había rasgado con unas tijeras de coser.

Su mano se encontraba con el abultado calzoncillo y un endurecido rabo que pedía una atención de forma insistente.

¡Ahora me cuentas como acaba! Le decía el padre antes de salir por la puerta, sin darse cuenta como Martín sujetaba ya entre sus manos la polla dura. Mientras con la otra mano empezaba a sacarse el mono de los brazos.

El sonido de la cremallera al deslizarse lentamente hacia abajo,  lo habría alertado de que su hijo estaba a punto de comenzar con el meneo,… pero en ese momento el hombre iba en busca de otra cosa.

★★★

Salía a la calle haciendo que la oscuridad de la noche lo rodeara.

Dudaba unos instantes sobre cuál sería la dirección que debía tomar, mientras se encendía el pitillo

¿Hacía donde podría haber ido su hijo?... ¡Todo ahí fuera, estaba demasiado oscuro como para encontrarlo tan fácilmente como había pensado!

El canto de los grillos se paraba unos instantes, al percibir los fuertes pasos del hombre, avanzando entre la inmensidad de la noche

La única luz que lo acompañaba, era la que emanaba de la punta rojiza de la colilla que el hombre portaba encendida entre las manos.

★★★

Cada vez más cerca de él, estaba Luisito pero todavía su padre no podía verlo.

El sonido de los pasos acercándose hasta él  era casi imposible de percibir, porqué el chico se acercaba desnudo y sigiloso.

El pequeño avanzaba hasta su padre totalmente desprovisto de cualquier trozo de tela que dificultara lo que estaba a punto de pasar.

¡Hola papa! …¿has venido a cazar grillos conmigo? Le decía ese cochino vicioso, mientras echaba la mano al duro paquete del padre

La cremallera del mono se iba bajando y el elástico del calzoncillo se apartaba para sacar al fresco de la noche el palpitante y ya chorreante rabo del macho.

¡Date prisa y vamos a hacerlo rápido no quiero que tu hermano nos eche en falta y salga a buscarnos! Le ordenaba el padre mientras le daba la última calada al cigarrillo antes de lanzarlo al suelo y apagarlo con el pie.

La mano joven agarraba la gorda y dura polla y arrodillándose ante el caliente pitón se la engullía hasta algo más de la  mitad.

¡Hay que joderse contigo Luisitoooo!... ¡Nunca puedo terminar de ver la película!

Protestaba el padre en un fuerte suspiro, arrancado por las sensaciones que le venían desde la polla.

Luisito seguía mamando y solo se la sacaba … para contestarle.

¡Al final terminan follando!

¡En todas pasa lo mismo!

★★★

Dentro de la casa Martín seguía cascándose una paja con la mirada puesta en el quicio de la puerta.

Si en ese momento su padre o su hermano entraban en la casa lo pillarían haciendo cochinadas en el sofá.

El mono verde había sido bajado hasta los tobillos mientras su cuerpo desnudo se derramaba por el sofá. Su culo desnudo se restregaba ligeramente en el lento traqueteo, notando el calor emanado por esos otros dos cuerpos que hasta hace un instante lo acompañaban.

Sospechaba que su padre debería estar haciendo lo mismo que él, ahí fuera avalado por la inmensa oscuridad de la noche.

¿Pero y su hermano pequeño?

¿Dónde podría estar?

★★★

¡Aggghhhhh, …. Diosss, … papa que bueno es estooooo!

A unos cincuenta metros de la casa la polla del padre se introducía en ese hambriento ojete que se tragaba todo el rabo casi sin rechistar.

¡Eres un marrano Luisito y esto que hacemos no está nada bien!

¿Por qué papa? …¡a mí me gusta muchoooo!

¡Cada vez te la noto más!...¡Ahhh, … sí que gusttooo! …¡Me encanta que me follesss!

Los grillos habían vuelto a llenar la tranquila noche con su sonido mientras el padre bombeaba polla dentro del culo de Luisito.

¡Eres un cerdo y un marica … aaghhh! …¡Vas a conseguir que pierda la cabeza, ….Joderrrr ….Luisitoooo!

¡Esto  que hacemos no esta biennnnn! Volvía a repetirle.

Los bufidos del macho auguraban una eyaculación potente. El culo del pequeño ya estaba más que abierto por las fuertes embestidas y sería casi imposible que pudiera contener toda esa corrida dentro.

Pese a ello el pequeño Luisito arqueaba el cuerpo hacia atrás notando como el rabo se le incrustaba por completo. Le encantaba notar como las velludas pelotas del padre, le acariciaban un culete totalmente despoblado de pelos.

¡Cómo te sientooo! …¡Papa, … esto es mejor que chupártela! …¡Tienes  que hacerme esto también durante la siestaaasss, …ahhh … síiii …que gustooooo!

La polla se empezaba a retorcer expulsando lefa dentro del crio, que apoyaba las manos en las rodillas  para evitar caerse al suelo movido por las fuertes embestidas del macho que se lo follaba.

¡Sabes que no puede ser! …¡Tu hermano nos oiría!

¡No quiero que sepa que eres … un  jodidoooo …. maricóoooon!

¡Podríamos hacerle mucho daño si se enterara! Le decía el padre mientras dejaba caer todo su peso sobre la espalda del muchacho.

El pequeño se giraba entonces para empezar a besar a su padre en un caliente beso, en el que el cruce de las lenguas parecía no tener fin.

¡Su culo todavía se sentía lleno de polla!... ¡Y no estaba dispuesto a renunciar a ello por la absurda opinión que pudiera tener su hermano mayor acerca de sus gustos!

★★★

Cuando el pequeño Luisito volvía dentro de la casa, todavía andaba con cierta dificultad. El culo aun no se había cerrado y notaba como un fino hilillo de lefa se escapaba de un ojete abierto y palpitante.

¡Esta era la forma en la que su culo se quejaba por esas violentas profanaciones a las que era sometido!

¿Todavía sigues viendo eso? Le preguntaba a su hermano Martín, antes de sentarse de nuevo con él en el sofá.

¿Y Papa? …¿se ha ido a dormir ya? Le preguntaba mientras posaba su vista en la pantalla, no sin antes echarle un vistazo al bulto que su hermano intentaba ocultar con las piernas ligeramente giradas hacía un lado.

¡No,… ha salido hace un rato para buscarte!

¿No lo has visto? Le decía su hermano mayor algo molesto mientras se intentaba recolocar el bulto palpitante bajo el mono verde.

¡Había tenido el tiempo justo para guardársela antes de que su hermano pequeño entrara en la casa, pero no podía haberse colocado el mono por completo y con un ligero vistazo se podía ver el pecho velludo del adolescente en todo su explendor!

La hilera de vello continuaba hasta un ombligo que era rodeado sin posibilidad de escapatoria alguna y en el que caían las corridas de esa polla ahora oculta bajo el mono verde. Su rabo se agitaba molesto, parecía querer decirle a Martín que no tenía nada que temer.

¡Este chaval esta mas que acostumbrado a ver pollones como el tuyo! …¡Sácatela y déjalo que te enseñe todo lo que tu padre le ha enseñado a hacer!

Pero Martín en lugar de hacerle caso a su endurecido rabo se empeñaba en controlar una situación, que se le hacía algo molesta y muy difícil de llevar.

Un ligero dolor de huevos lo empezaba a asaltar por haber interrumpido la paja justo cuando estaba a punto de soltar toda su descarga en el velludo pecho.

¿Dónde crees que estará papa? Preguntaba Luisito de nuevo al ver que el hermano no apartaba la vista de la pantalla

¡Tú qué crees? …¡no te enteras! …¿verdad?

¡Habrá salido a lo mismo que tú! …¡Se ha puesto cachondo con las imágenes y se estará cascando una paja!

¡Yo no he salido a meneármela! …¡A mi estas pelis no me gustan!

¡No te gustan porque eres marica! …¡pero no te imaginas lo caliente que te pondrías,… si no lo fueras!

¿Tú estás cachondo? …¿me dejas verte la polla?

…¡Tiene pinta de ser muy grande! …¿Te la has medido alguna vez?

¿Lo ves como eres marica? Le contestaba Martín al ver como su hermano Luisito le acaba de agarrar la pierna. La mano del pequeño se acercaba hasta su duro rabo y si le dejaba seguir subiendo no tardaría en sucumbir a la tentación

¡Anda vamos a dormir antes de que vuelva papa! …¡no creo que le haga mucha gracia si nos pilla hablando a los dos acerca del tamaño de mi pito!

¡Como se entere de que te gustan las pollas! …¡Le da un infarto!

★★★

[Unos años más tarde]

Ese viernes por la noche, Martín había  llegado a casa antes de lo esperado  encontrando a su padre y a su hermano pequeño, ambos en calzoncillos y viendo la porno en el sofá.

¿Qué hacéis?... preguntó algo extraño al presenciar por primera vez en mucho tiempo, una escena como esa.

Luisito y su padre hablaban de las enormes tetas de la protagonista, mientras el hijo mayor los observaba extrañado desde el quicio de la puerta.

El padre de familia intentaba recolocarse la polla,… ¡Era más que evidente que bajo esa prenda había una tremenda erección imposible de controlar!

¡Estamos viendo la peli! …¿Por qué no te sientas con nosotros a verla? Le dijo algo nervioso

Un bulto más que considerable se marcara totalmente en el amarillento y raido calzoncillo del padre. ¡Era más que evidente que el argumento y las escenas lo habían puesto  a tope!

Pero… ¿y Luisito?

¡A Luisito no le gustaban las películas porno, no mostraba el más mínimo interés por ellas!

¿Cómo diablos había conseguido su padre, que se sentara con él a verla?

★★★

Desde que Isidro hubiera sorprendido a sus dos hijos, follando como  si fueran dos cerdos salidos, en lo alto del pajar, habían pasado demasiadas cosas dentro de esa casa como para que se olvidaran sin más de la noche a la mañana.

El padre había terminado encerrando bajo llave, a Luisito.

Lo había hecho metiendo su cama y las escasas pertenencias del pequeño, en el interior de la despensa.

¡Allí había permanecido encerrado bajo llave todas las noches durante meses!

¡Pretendía evitar por todos los medios que Martín se acercara hasta Luisito con la intención de volver a cometer una aberración como la que el mismo había presenciado!

¡Los había insultado miles de veces diciéndoles que los dos eran una vergüenza para su familia!

¡Un par de maricones, eso es lo que tengo por hijos! …

¡Esto es lo último que me faltaba! …

¡Putos Maricones, …me vais a terminar enterrando en vida!. Les había reprochado durante semanas mientras los dos se esmeraban por trabajar pretendiendo inútilmente que su padre se olvidara de esa dantesca escena.

★★★

¡Por eso mismo era más que normal que  Martín se sorprendiera!

¿Desde cuándo te gustan a ti estas películas? Le dijo a su hermano mientras seguía escrutándolo con la mirada

He hablado con papa sobre lo que me paso contigo en el pajar y le he prometido que no volverá a suceder

¡Por eso,…Papa,… me ha dejado salir al salón para que pueda ver la porno con él! Mientras decía esto la mano del joven acariciaba la pierna velluda del padre haciendo que este se revolviera algo incomodo en el sofá, alejándose un poco del crio.

Luisito, como el padre, también parecía estar algo nervioso,  mientras hablaba con su hermano mayor se ajustaba la polla dura bajo un más que holguero calzoncillo.

Unos minutos antes de que el sonido de la moto de Martín aproximándose hasta la granja los alertara, Luisito se estaba sentando en el sofá, pero en lugar de hacerlo donde estaba ahora mismo, lo hacía sobre el duro y gordo pollón de su padre.

En esa posición Isidro no tenía que trabajar más, era Luisito el que se auto-follaba con esa pollaza que sería la envidia de cualquiera de los actores porno de la película.

¡Así no puedo ver la peli! Le reprochaba el macho haciendo que el crio se hiciera hacía un lado.

El gordo rabo se abría paso hacia el interior por ese culete que lo acogía. Una ligera presión bastaba para que toda la polla se clavara hasta los huevos. Después empezaba un lento ascenso que acababa con una salida del grueso capullo, abandonando por unos instantes el ansioso ojete.

Luisito agarraba la dura polla de la base y volvía a dejarse caer, pero en lugar de deslizarse por un empinado tobogán lo hacía por una dura y larga polla que lo iba a travesando centímetro a centímetro.

¡Ahhh, siii, … había olvidado lo gorda y lo larga que … essssss!!!

¡Que gusttoooooo, …. Me daaaaa! …¿No sé cómo has podido estar tres meses sin follarmeeeee?

¡Para, paraaaa, … creo que tu hermano viennne! … Le chillo su padre mientras lo elevaba por los aires haciendo que su dura polla abandonara el caliente y prieto alojamiento

¡Joder!, …¿Qué puta hora es? …¿Dónde has dejado mi ropa Luisito?

★★★

Apenas les había dado tiempo a calzarse la ropa interior que encontraron tirada en el suelo y para cuando se dieron cuenta de que esa prenda pertenecía al otro, el hermano ya  estaba entrando por la puerta.

¡El resultado un diminuto calzoncillo de color blanco, que lograba tapar el enorme bulto del padre, pero que lo mantenía con todo el culo al aire, y una prenda granate de la talla XL, incapaz de sujetar nada entre las finas piernas de Luisito! …¡si se levantaba el slip paterno se deslizaría hasta sus tobillos dejándolo completamente  desnudo ante esos dos sementales que se lo follaban en secreto cada día!

¡Menudo polvazo, le están echando a esa puta! Dijo el padre. Intentando calmar un poco los nervios de la pillada a medio polvo.

Con la mano logró apartar las gotas de sudor que recorrían su rostro y no encontró otro lugar donde secarse que en la ajustada prenda que llevaba y que le estaba apretando los grandes huevazos hasta casi reventárselos por completo.

Había logrado ponerse el calzoncillo de Luisito pero no pudo meter los enormes glúteos dentro de la tela. ¡En esos momentos el culazo peludo del padre se encontraba totalmente desnudo reposando en el sofá!...

Si se levantaba era más que probable que Martín descubriera con estupor que esa prenda no le pertenecía.

¿Cómo explicarle entonces a Martín que el padre llevaba los calzoncillos de Luisito?

¿No te sientas a ver la peli con nosotros? Le pregunto el pequeño mientras se movía hacia un lado dejándole algo de hueco en el sofá.

La polla del pequeño se balanceaba dentro del calzoncillo granate haciendo que los huevos se le salieran por un lado. El chico se los agarro y tirando ellos hacía un lado logro que el rabo empinado se saliera por un lateral.

¡Nos hacemos una paja los tres, y el que menos aguante lavará los platos durante una semana!

★★★

Hace ya algún tiempo que se rifaban las tareas domésticas de esa forma

Martín no entendía porque, ya que siempre acaba perdiendo Luisito.

★★★

¿Era posible que su hermano pequeño se hubiera vuelto de pronto adicto al sexo heterosexual?

¿Tenía algo que ver en ese cambio de actitud el tratamiento a base de tragarse su espesa y abundante lefa, al que Martín lo había sometido durante todas las noches de los tres últimos meses?

¡Las abundantes corridas nocturnas de Martín habían entrado con gran acierto en el culo y en la boca de Luisito!

¿Durante los tres últimos meses en los que este había permanecido confinado dentro de la despensa, es posible que esa sobredosis de testosterona lo hubiera transformado en un auténtico macho capaz de hacer que se olvidara definitivamente de su pasado de mariquita?

Se excusó ante esos dos salidos que tenía delante, alegando que venía algo cansado y que le apetecía dormir, pero su polla no había llegado a la casa dispuesto a hacerlo.

¡Estaba dura como nunca y debería esperar a que su padre se acostara, encerrando como era costumbre a Luisito en la despensa!

Una hora o dos más tarde podría por fin acercarse hasta el agujero que había hecho en la malla de ventilación de la ventana.

Pero esa noche Luisito no volvió a ser encerrado en la despensa.

El pequeño de la casa volvió a compartir cama con su querido y amado padre.

No volvieron a follar en la cama de matrimonio, porque el polvo que le había echado su padre dentro de la despensa había sido más que suficiente para saciar el hambre de polla del pequeño

Aunque eso sí, antes de irse a dormir. Isidro había terminado recibiendo una soberana mamada en el sofá.

El padre se sacó el rabo por un lado del calzoncillo notando como las costuras se le clavaban en las ingles, mientras seguía mirando despreocupadamente a la pantalla del televisor.

¡Tenemos que ir a comprarte algo de ropa interior! …¡no sé cómo puedes ponerte algo tan pequeño!

¡Es que no usamos la misma talla, papa! Intento decir Luisito antes de notar como la mano de su padre lo sujetaba de la cabeza para evitar que se la sacara de la boca.

Cada vez que se sacaba ese duro pollón de la boca admiraba como este se retorcía de goce delante de su boca.

Las luces de la pantalla lo iluminaban haciendo que casi brillara en la oscuridad de la habitación.

La abundante saliva que caía rabo abajo era recogida por la lengua de Luisito que la arrastraba hasta el enorme glande.

¡Cada vez la chupas mejor!

¡No sé cómo te las gobiernas, … pero cada vez lo haces mejor!

La polla del hombre todavía sabía a culo, y ese sabor le encantaba.

La lengua recorría con lentitud la base del capullo donde una fina piel lo sujetaba. Esta era la forma que tenía ese capullo de no salir despedido como un mísil cuando empezara  a escupir leche agitándose como el motor de un tractor.

La mano del padre le sujetaba de la cabeza mientras su culo bombeaba polla dentro de la boca de Luisito.

Con cada embestida notaba como la boca del crio, se tragaba un poco mas de ese largo y durísimo rabo.

Sus miradas se cruzaron por unos segundos en la semioscuridad que les lanzaba la tele.

En las dos se veía claramente la felicidad que derrochaban, al poder recuperar de nuevo el tiempo perdido.

No sé cómo te las arreglas…pero … vas a conseguir que me vaya… ahhhh… antes de tiempooooooo!

La gorda y venosa polla no tardo mucho en empezar a descargar un lefazo tras otro en esa glotona boca que se esmeraba por no dejar que ni un solo resto manchara el sofá de casa.

★★★

A la mañana siguiente mientras desayunaban Luisito le explicó feliz a su pasmado hermano mayor, como su padre lo había terminado perdonando por todo lo que había pasado y le habló de la única regla que le había impuesto para volver a dejarle salir del encierro.

¡No quiero que vuelvas a estar más con Martín!

¡Luisito estaba más decidido que nunca a cumplirla y así se lo hizo saber a su incrédulo hermano!

¿Le has contado lo de la despensa?

¿Cómo lo voy a contar eso? …¡Le he dicho que desde lo del pajar no hemos hecho nada y a él le ha servido para perdonarme!

¿Entonces? …¿no quieres estar más conmigo?

¡No es eso Martín! …¡Si papa se entera nos mata, así que confórmate con alguna pajilla rápida o una mamada cuando el no esté cerca!

¡Está empeñado en que te eches novia y te cases y me ha dicho que mientras te siga dejando follarme en casa nunca iras a buscarlo fuera!

¿y si le cuento que yo también soy maricón? Al fin y al cabo los que se follan a un maricón también lo son,… ¿no?

¡No insistas Martín! …¡Sabes que no puede ser!

…¡Además tu qué vas a ser maricón! …¡si te gustan más las tetas, que a un tonto un lápiz!

¡Venga vamos fuera antes de que venga padre, para ver lo que hacemos los dos aquí encerrados en casa!

★★★

¡Al parecer el cabrón de Luisito parecía que iba a llevar mucho  más bien de lo que parecía, el hecho de que de la noche a la mañana dejara de recibir rabo a diario!

Martín no lo llevaba tan bien, ya que el padre temeroso aun de que su hijo pequeño pudiera volver al mal camino con su hermano mayor  lo obligaba a dormir cada noche  con él.

Los dos cuerpos ocupaban la vieja cama de matrimonio, mientras el pobre Martín volvía cada noche a su cuarto en el que la amplitud de la estancia le hacía darle muchas más vueltas a la cabeza.

¡Desde que habían sacado la cama de Luisito para meterla en la despensa el cuarto parecía mucho más grande y solitario! …¡En esa amplitud Martín no hacía otra cosa más que darle vueltas al coco!

¿Por qué Luisito había dejado de ser Marica de la noche a la mañana?

¿Había logrado el castigo de papa el resultado esperado?

★★★

Luisito y su padre se metían en el dormitorio principal de la casa dejando a Martín aun viendo la tele en el sofá.

Con la luz todavía encendida Luisito se quitaba toda la ropa mostrando su desnudo y expuesto cuerpo.

La polla se balanceaba dura hacía los lados antes de meterse en la cama. La erección que tenía en esos momentos no lograba taparla ni con la sábana.

¡Le he mentido al hermano! …¡La verdad es que no tengo mucho sueño! Decía el cabronazo mientras se sobaba la polla con descaro

El padre se acercaba hasta la luz del dormitorio para apagarla. Quería evitar que los ojos lascivos del adolescente lo recorrieran por completo mientras se desnudaba.

¡Pues yo si me he venido a esta cama para dormir!...¡Así que si no tienes sueño vístete y salte fuera con el hermano a terminar de ver la peli!

El ruido que hacían las prendas del hombre al caer al suelo era un reclamo más que suficiente como para hacer que la excitación del muchacho no decayera.

Los muelles del somier chirriaban al notar como el peso del macho se depositaba sobre ellos.

Los casi cien kilos de musculo y vello corporal con el que el hombre había sido dotado entraban en la cama tapándose también con la fina sábana.

¿De verdad me dejarías salir ahí fuera y dejarme solo con el salido de Martín?

¡No pasaba mucho tiempo, hasta notar el tacto de la mano del chico recorriendo su cuerpo!

El pecho del hombre duro y robusto como una roca era recorrido por esa mano.

Luisito se recreaba durante unos segundos lamiendo los gordos pezones.

A Luisito le encantaba lamerlos y juguetear un rato  pasándoles la lengua lentamente . Era muy excitante relamer el negro y retorcido pelo que crecía alrededor de ellos.

¡Estoy seguro de que no tardaría en convencerlo para que me haga también, todas esas cochinadas que me haces en el sofá!

¡Aun no Luisito! Susurraba el padre. ¡Tu hermano todavía no se ha acostado!

¡O me follas tu,… o salgo ahí fuera para que lo haga el! …¡tú eliges!

¡Sabes que nos puede oír! …¿qué quieres que forme un escándalo?.

¡Está embobado viendo esa peli! …¡Con todos esos disparos seguro que no nos oye! Le susurraba el pequeño mientras seguía lamiendo cada centímetro de ese trabajado cuerpo.

La mano del crio había ido bajando recorriendo cada pliegue de esa bien formada barriga. El hombre no necesitaba ir a gimnasios ni a otras mariconadas de ese estilo para tener un abdomen bien prieto y musculado.

¡Qué cuerpazo tienes papa! Le susurraba Luisito mientras seguía tanteando.

¿Te gusta, hijo? Le preguntaba el padre también entre susurros.

¡Me encanta! …¡Pero lo mejor es esto de aquí!

¡La mano había alcanzado por fin la polla! …¡el gordísimo y largo rabo que calzaba el padre!

La lenta paja le permitía a Luisito recordar mentalmente cada doblez de esa vena azulada que la recorría. Cada centímetro de carne que se introducía con fuerza en su interior cuando se lo follaban.

Recordaba sin necesidad de una luz que lo iluminara, como ese gordo capullo se le mostraba desafiante cuando tiraba de la finísima piel que lo recubría hacía atrás.

¿Tú crees que algún día podre tener una pollaza como esta?

¿Acaso no la tienes ya, a tu disposición? Le decía Isidro mientras le metía la lengua en la boca para hacerlo callar  de una puta vez

¡No me refiero a eso! Le decía Luisito al notar como todo el cuerpo paterno se arrimaba por completo al suyo.

¡Quiero decir si tú crees que la mía crecerá hasta hacerse de este tamaño!

Luisito seguía pajeando al semental que tenía al lado haciendo que los muelles del somier empezaran a sonar peligrosamente.

Al otro lado de la habitación, su hermano Martín seguía viendo esa película de Van Damme que habían puesto en Telecinco para entretener a los tres hombres de la casa.

Pero en ese momento en único interesado en ver golpes imposibles y patadas de diseño era Martín.

¿Y para que quieres tu tener una polla así Luisito? …¡si tu solo quieres algo así de grande para poder metértela por el culo o en la boca!

¡Ya lo sé papa! Pero me encantaría poder llegar a lamérmela como tú haces.

¡Me da mucho morbo! …¡y tiene que dar mucho gusto el poder hacerlo!

El padre en alguna ocasión le había enseñado a Luisito sus altas capacidades.

Podía con un rabo así de largo, llegar a darle pequeños lametones a su gordo capullo mientras se la cascaba. Al contacto con su lengua el pollón vibraba ligeramente.

¡Eso es lo que quieres poder tener una polla grande para poder chupártela también!

¡Eres incorregible Luisito,… te tirarías todo el día comiendo  pollas si te dejara!

¿No ves que por ese camino que llevas no vas nada bien?

¡Venga papa, quiero verlo!... ¡Quiero ver cómo te la mames mientras te pajeas!

El macho se incorporó en la cama y dando la luz del dormitorio decidió enseñarle a Luisito de lo que era capaz.

La gorda y rugosa lengua salió al encuentro del vibrante capullo y recogió a su paso un poco del líquido preseminal que se había atrevido a asomarse para buscar una explicación coherente al hecho de que ese rabo no se hubiera ido a dormir todavía.

 Luisito empezó a recorrer también ese pollón desde la base subiendo lentamente hasta encontrarse con la lengua de papa en lo alto de esa cima del placer llamada despectivamente, capullo.

Con la cabeza metida entre las piernas del hombre cruzaba su lengua con la del macho mezclándose en un beso, en el que el único protagonista era el gordo capullo del padre.

¡Más gusto me da cuando me la chupas tú! Le dijo al notar como el pequeño se engullía el asta, evitando que el padre pudiera seguir lamiéndose el grueso y gordo capullo.

En esa posición lograba que el pequeño se mantuviera por fin callado sin temor a que su hijo mayor se percatara de lo que estaba sucediendo en el interior del cuarto.

El solo tenía que reprimir un leve gemido que se le escapaba de vez en cuando.

Los sonoros chupetones que Luisito daba a su duro pollón de vez en cuando, eran acallados con un ligero tirón al pelo del muchacho que agitaba la cabeza rítmicamente entre sus velludas piernas.

Luisito era todo un experto comiendo una polla como esa

¿Cómo era posible que lo hiciera tan bien?

¡Sabía cuando debía tragar y cuando lamer! …¡era un experto en ir calentándolo más y más hasta lograr que no pudiera aguantarse por más tiempo!

Luisito no quería solo sacarle la leche acumulada. ¡Quería que este se lo terminara follando como un loco y estaba a punto de conseguirlo!

¡Tienes que seguir mamando Luisssss!...¡quiero correrme ya! … y …¡Sabes que no podemos follar con el hermano aun despierto!

¡Un poquito solo!

Me la metes un rato de pie y luego te termino con la boca.

¡Solo la puntita! …¡Te prometo que hoy no voy a gemir!

¡Sabes que me gusta aún mas comerte la polla cuando en  tu pito hay un cierto regusto a mi culete!

El padre se levanto de la cama haciendo que los muelles volvieran a crujir. Después levantó en vilo al pequeño caprichoso para cogerlo en brazos.

Luisito se agarro al cuello del macho notando como un rabo duro y chorreante se restregaba por su culo.

La manaza del hombre enganchó el duro mástil y lo posicionó a la entrada del esfínter.

Luisito dejó caer todo su peso sobre esa polla notando como la dura barra se adentraba en el interior. Su padre lo sujetaba de los cachetes mientras el mismo se agarraba al cuello del hombre.

¿La puntita nada más o toda mi tranca hasta los huevooossssss? …¿eh mariconazooooo?

Isidro estaba acostumbrado a acarrear cosas mucho más pesadas que el cuerpo que portaba en esos momentos entre sus potentes brazos. ¡Por eso no le costó nada follarse con fuerza al crio mientras este intentaba reprimir los numerosos gemidos que se le escapaban!

Ahmmmm,…..si …..siguehhhh ….. la noto todahhhhhh.

¡Calla maricón! …¡Que nos va  a oír tu hermano! Le decía el padre sin parar de follárselo con fuerza.

¡Sigue, sigue, … papa, es que …me  …. Me  eehhh encantaaaahhh!

El duro rabazo entraba y salía con una rapidez pasmosa, mientras las lenguas de los dos se entrecruzaban en un caliente beso.

Las gordas pelotas del hombre iban golpeando entre sus entreabiertas piernas de forma rítmica. La enculada estaba logrando que el adolescente descargara sobre el abdomen del hombre. El roce con el vello que recubría el ombligo había sido más que suficiente como para provocar la eyaculación del muchacho.

¡Vas a tener que limpiar eso también! Le dijo el padre algo molesto al notar como la leche de su hijo le había terminado mojando toda la barriga.

¡Lo haré! …¡sabes que me encanta la lefa!

¡Acababa de empezar la noche y los dos sabían que el folleteo iba a prolongarse durante un rato más!

¡Todavía tendrían que echar un último polvo antes de caer rendidos sobre la cama! ¡El hombre se lo terminaría follando sobre el frio suelo de la habitación! …

¡Su espalda desnuda se rozaría con los ladrillos de terracota arrastrando parte de la tierra acumulada durante días en él!...

¡En esa casa apenas se barría! …¡Las tareas de limpieza las debía realizar Luisito, pero el padre era demasiado permisivo con el muchacho dejando que se entretuviera con cualquier cosa, en lugar de coger el palo de la escoba como se le había ordenado!

¡Esta era la mejor forma que tenía Luisito de limpiar esa habitación!

¡Con su padre usándolo como una vulgar escoba!

¡Más tarde volverían a la cama, donde iría relamiendo todo el cuerpo del macho hasta dejarlo completamente limpio!

¡Algunas veces el hombre se ponía a roncar después de haber descargado dentro de su culo o de su boca!... ¡pero a Luisito no le importaba, comenzaba a lamer el cuerpo retirando con la lengua los restos de leche y sudor que habían sido esparcidos por él! …¡cuando llegaba a la altura de esa polla no podía evitar el sentirse culpable por haberla dejado abandonada durante tanto tiempo mientras él se dedicaba a limpiar el resto del cuerpo!

En esos momentos la polla descansaba gorda y descapullada cayendo por un lateral de la pierna. Un fino hilillo de semen, salía por la abertura. Con la lengua comenzaba a recorrerla en toda su longitud.

Sus manos agarraban el rabo para sopesarlo. ¡Querían comprobar si esa bestia sería capaz de cobrar vida de nuevo!

Su lengua y sus labios comenzaban a hacerle un ligero boca a boca. El sabor a culo y a lefa le animaba a seguir.

Tenía presente que era posible recuperar al paciente. ¡Solo tenía que intentarlo un poco más!

¡El rabo comenzaba a erguirse casi con la misma rapidez con la que desaparecían los ronquidos del semental!

¿Otra vez quieres polla, eh cochino? Le preguntaba el hombre mientras miraba hacía el reloj que descansaba en la mesilla de noche para ver de forma algo absurda la hora que se marcaba en ella.

¿Has visto lo tarde que es? Le preguntaba mientras sacaba con dificultad su endurecido rabo de la boca del muchacho.

Un poco de leche mas y me duermo hasta mañana, le reclamaba ese chupóptero que tenía por hijo.

Solo tenía que dejarse llevar, relajarse un poco y abandonarse por completo si quería que aquello fuera rápido. Su leche pronto saldría para alimentar al mamador, y los dos podrán descansar de esa fiebre, de esa obsesión enfermiza que los había condenado a permanecer para siempre juntos.

 

Nota Aclaratoria: Os conté que este relato tendría tres partes, pues bien me ha salido tan largo que he decidido dividirlo. La primera la dejo aqui el resto ya vere como la continuo, si en uno, en dos o tres trozos mas.

Tambien os parecera un poco repetitivo esos retazos del pasado que suelo colar de vez en cuando, pero lo que pretendeo con ello es que la historia pueda ser seguida por alguien que me lee por primera vez sin necesidad de tener que volver hacia atras.

Agradezco como siempre vuestros comentarios.

Al final animado por ellos he empezado a alargar esta historia que me esta dando mas alegrias de las que me esperaba cuando empecé a escribir las primeras lineas, con ese polvo furtivo en una cabina del tren.

Solo espero que no lo este haciendo demasiado.

Un saludo y gracias