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Los santos inocentes

en Gays

¡Vamos Juan, despierta! …¡La abuela quiere que la acompañemos  al cementerio! ...Me decía mi hermano mientras me zarandeaba logrando que poco a poco fuera abandonando el plácido sueño en el que me encontraba.

El frío que hacía en esa habitación me heló hasta los huesos, cuando me incorporé en la cama. Julián había abierto la pequeña ventana que servía de ventilación y el aire escarchado entraba dentro recorriendo hasta el último rincón.

¡Tío cierra la ventana que me voy a congelar! Le dije mientras me tapaba con las mantas.

¡Perdona es que teníamos que ventilar un poco esto,… no sabes la peste a sexo que se respira aquí dentro al entrar!

Esas palabras y el sabor reseco de mi boca me devolvió a la realidad. ¡La noche anterior se la había chupado a mi hermano mayor! …¡En casa de la abuela,… mientras mamá trabajaba de cocinera en un área de servicio para sacarnos adelante!

¿En qué piensas Juanito?

¡No, en nada! ...Le mentí mientras me restregaba los ojos.

Julián cerró la ventana, mientras se acercaba hasta la cama.

¿No estarás pensando en lo que pasó anoche?...

¡Bueno un poco si! …¡Creo que no estuvo bien!

¡Venga,… no digas sandeces! …¡Estuvo muy bien,… te lo aseguro! …¡Menuda mamada me hiciste cabroncete!

***

Los tres íbamos de camino al cementerio cargados con un par de bolsas llenas de flores de trapo que mi abuela había lavado a conciencia para quitarles el polvo que habían acumulado durante el año. ¡No podíamos permitirnos comprar flores nuevas! ... y por eso las habíamos cogido de entre las que desechaba la gente cada año. Mi abuela les había devuelto la vida, después de lavarlas durante horas en la pila.

La mañana del día de todos los santos todas las tumbas del cementerio debían quedar listas y en perfecto estado de revista.

Todos los habitantes del pueblo se dedicaban a lo mismo,  para ver qué tumba estaba descuidada, o en qué lugar no se habían puesto crisantelmos,… o cuál llevaba más tiempo sin pintar... ¡En fin cosas de los pueblos!

A mi hermano y a mí no nos gustaba nada ese ritual, y más en ese momento en el  que solo hacían dos meses de que acabáramos de enterrar a mi padre.

¡La tumba de papá todavía no tenía puesta la lápida! ¡Ese era un lujo que mama todavía no podía permitirse! …¡La lenta administración todavía no le había puesto la mísera paga de viudedad que le permitiría mal alimentarnos y los únicos ingresos que teníamos en casa eran los de la escueta paga que recibía mi abuela todos los meses!

La mudanza hasta la casa de la abuela había sido provisional, pero Julián y yo teníamos cada vez más claro que jamás volveríamos a la casa donde nos habíamos criado. Mamá no tenía dinero para pagar ese ahora costoso alquiler, que antes se afrontaba con los ingresos que mi padre obtenía en el campo trabajando como tractorista.

***

¡Ha quedado bien! …¿no? Nos preguntó la abuela mientras colocaba las flores secas que yo había llevado en una bolsa. ¿a que no se nota que las hemos cogido de una papelera? …¡no entiendo porqué las tiraron,… si estaba casi nuevas!

***

Cuando llegamos a casa mamá estaba terminando de poner la mesa. ¡En su cara todavía se delataban las ojeras del sueño acumulado! …¡Mi abuela la miró unos segundos y supo que también  había estado llorando! …¡Hoy era un día muy duro para ella, así que decidió que no le diría nada de lo que habían hecho sus hijos la noche anterior... el incidente de la película cochina que estaban viendo fue silenciado para siempre por nuestra querida abuela!

***

Hoy era mi santo, y también el de mi hermano. En realidad era el santo de todo el mundo, pero no hubo regalos para nadie. Lo único bueno de esos días de fiesta es que siempre había algún postre especial. ¡hoy la  abuela había preparado torrijas! …¡Que buenassss!

Mama nos preguntó con algo de desinterés si la íbamos a acompañar al cementerio después de comer, pero mi hermano me sacó del apuro de tener que decirle que no.

¡Ya hemos ido esta mañana! …¡Además la misa es un rollazo, y no hay donde sentarse! …¿puedo quedarme aquí solo?

¡No me gusta que hables así! Le contestó mamá más aliviada que enfadada. ¡Sabía que iba a estar llorando toda la tarde y en el fondo no quería que sus hijos la vieran en ese estado! …¡Debían verla fuerte y luchando por salir adelante!

¿puedo quedarme yo también con el hermano? Le pregunté yo al instante. ¡A mí tampoco me apetecía nada una nueva visita al cementerio!

¡De eso nada, os venís los dos con nosotras! …¡Solo faltaba que os vieran jugando en la calle al balón en un día como este! …¡Estamos de luto,… y un día como hoy no se juega! Nos gritó la abuela.

¡Déjalos! …no es su culpa. ...Mama mediaba con mi abuela para lograr bajar su furia. ¡Seguro que se quedan en casa sin salir a la calle! ,… ¿verdad?

¡Pues entonces no habrá tele! …¿sabes que los castigué anoche? …¡No pienso dejar que la vean en un mes!

¿Qué pasó anoche? Nos preguntó mamá con esa mirada inquisitorial que hacía que me temblaran los huesos

Me puse rojo como un tomate,...pero por suerte mi hermano volvió a hablar antes que yo.

¡La abuela nos pilló levantados viendo la tele,… y era bastante tarde!  Solo...fue eso.

¡Si,… eso fue! …¡Por eso no pienso dejarles a estos dos que hagan lo que les dé la gana!

¡Mi abuela apartaba la tele hacía un lado mientras decía esto para arrancar el cable de alimentación! Después se puso a enrollarlo y lo metió en el bolso! …¡Aunque me vaya no pienso dejar que os riáis de mí a mis espaldas!

Mi madre observaba divertida cómo se resolvía el conflicto intergeneracional,… Esta vez volvía a ganar el viejo mas por viejo que por sabio. ¡Pero todavía nos quedaba el recurso de la calle! …¡cuando se marcharan nos saldríamos al callejón a darle patadas al balón y listo!

Pero,… la abuela como nosotros pensaba en todo. Cuando salieron por la puerta echó la llave dejándonos encerrados en ese lugar sin tele y sin posibilidad de hacer otra cosa que no fuera acabar haciendo lo que terminamos haciendo

***

¡Hoy es tu santo Juanito! Me dijo mi hermano Julián mientras me abrazaba por detrás y restregaba su cuerpo contra el mío, quería asegurarse de que notara que estaba totalmente empalmado.

¡Vente conmigo a la cama,… que tengo que darte tu regalo!

***

¡Hoy es tu santo Juanito! … Me dijo Diego mientras se levantaba de la cama con su rabo colgando y balanceándose de un lado a otro, acababa de correrse en mi boca pero al parecer quería algo más que una simple mamada.

Estas palabras se volvían a repetir un año y cinco meses después de aquella tarde en la que fui enculado por primera vez.

…¡Venga vamos al corral que quiero que nos bañemos para refrescarnos un poco antes de que te de tu regalo!

En ese momento pensé que tenía razón. ¡Ni siquiera había caído en ello! ¡Hoy era el día de San Juan! …¡Hoy era mi santo!

Lleva tantos días obsesionado con chuparle cada tarde la polla a ese tío que apenas me daba cuenta de que los días del verano iban pasando uno tras otro sin que me diera cuenta.

***

¡Podría haberme negado a meterme  con mi hermano mayor en la habitación, del mismo modo que también podría haberme negado a salir a bañarme al corral con Diego! …¡Si no hubiera acabado sucumbiendo a las órdenes de esos dos es posible que mi culo todavía siguiera siendo virgen, pero en ese momento era un inocente en manos de dos “santos” que sabían muy bien lo que se hacían!

***

Julián se sentó en la cama mientras se abría la bragueta para sacarse la polla dura como una piedra. ¡Mira como la tengo, Juanito! …

¡No pienso chupártela Julián! …¡No me vas a engañar como hiciste anoche! …¡O me la mamas a mi primero o no te la mamo!

¡En ese momento lo vi cabreado por primera vez!

¿qué te crees que soy un marica?

¿y qué te crees que yo sí lo soy? Le contesté sabiendo que o ganaba ese pulso o estaría perdido el resto de mi vida

¡No pienso chupártela hermanito!, así que ya lo sabes o buscamos una forma de pasar el rato o nos quedaremos aquí toda la tarde sin nada mejor que hacer hasta que vuelva la bruja de la abuela.

¡Como mucho te hago una paja! Le dije al ver que él no iba a ceder, para intentar pasar el rato sin tener que estar mirándonos el uno al otro durante toda la tarde. …¡Pero tú también me haces una a mí!

***

Cuando volvíamos del campo después de resolver algún litigio de alguna finca Diego, me pedía que le pegara un baño con la manguera. El agua que salía estaba bien calentita, ya que llevaba todo el día al sol. Mi misión era sostener bien la manguera y apuntar con el chorro hacia el cuerpo sudado del guarda que subido a unos ladrillos evitaba llenarse las piernas de barro mientras se restregaba el jabón por todo el cuerpo.

Las primeras veces solía mantener el calzoncillo puesto pero cuando se mojaba podía notarle toda la polla marcada a través de la tela mientras se bañaba. ¡Los altos y gruesos muros del corral evitaban que cualquier mirada que no fuera la mía pudiera ver en su magnitud el cuerpazo de Diego!

Ahí fue donde empecé a imaginarme lo grande que debía de ser su polla, … a juzgar por el espacio que ocupaba en el calzoncillo también debía de ser muy gorda… pero ahora que Diego y yo ya habíamos compartido momentos más “íntimos” el guarda se bañaba ante mi quitándose hasta los calzoncillos. Su polla se balanceaba de un lado a otro mientras iba engordando por momentos. El jabón y el agua se deslizaba a lo largo de ese duro instrumento haciendo que cayera algo más alejado del resto de su cuerpo.

En esos momentos yo estaba deseando que me pidiera que cerrara el agua para meternos dentro de la casa.

Allí seguía sus instrucciones a rajatabla, unas veces se la comía en la cama, … otras sentado en el sofá, ...otras se la mamaba de pie mientras veía perfectamente como le temblaban las piernas antes de que acabara corriéndose en mi boca.

Las conversaciones en el interior de  aquella casa eran lo más escuetas posibles, ya que siempre se limitaban a lo mismo.

Así,… no pares,…¡ahora lámeme un poco las pelotas! …¡no quiero correrme todavía!

o el típico, …¡Como te la saques te matoooo! Eran las dos frases que más repetía  Diego con diferencia en el interior de aquellos gruesos muros.

***

Mi hermano y yo nos subimos a la cama totalmente desnudos de cintura para abajo.  Yo crucé mis piernas con las suyas de tal forma que nuestras pollas quedaban una al lado de la otra.

¡Mira este es el padre y este es el hijo! Dijo mi hermano mientras agarraba respectivamente su polla y la mía como para presentarlas. Después de eso enganchó la mía y empezó a pajearla lentamente.

¡Venga Juanito,… no me digas que después de lo de anoche no sabes todavía que es lo que tienes que hacer!

Todavía dudando se la agarré a mi hermano para empezar a pajearlo. ¡Tal vez debería haberle insistido menos en lo de que tenía que chupármela a mí también! …¡Así es posible que hasta me hubiera dejado mamársela otra vez!

Os reconozco que me encantaba estar tan cerca de mi hermano y poder agarrarle la polla. ¡¡Pero secretamente deseaba meterme ese rabo en la boca!!

***

Cuando llegamos al corral esta vez no fue Diego el que se iba a bañar. ¡Quería que fuera yo el que me subiera a ese montón de ladrillos que hacían de improvisado plato de ducha!

¿qué vas a hacer? Le pregunté yo al ver cómo me apuntaba con la manguera y el caliente chorro de agua empezaba a mojar mi cuerpo tembloroso.

¡Ya lo veras! …¡Tenemos que preparar bien ese culito para no rompértelo con mi rabo!

***

Los dedos de mi hermano se colaron por debajo de mis pelotas y se abrieron paso hasta notar como rozaban mi ojete.

¿Qué vas a hacer? Le pregunté yo al ver como presionaba con fuerza para intentar que el largo índice se colara hacía dentro.

¡Quiero continuar por donde lo dejamos anoche! …¿no sientes curiosidad por saber si eres o no marica?

***

¡No por favor le dije a Diego al notar como apuntaba con el chorro de agua hacia mi ojete y empezaba a frotar con los dedos alrededor de este!

…¡no soy marica! …¡No me gusta que me la metan por ahí!

Diego me miró por unos segundos antes de empujar con la manguera haciendo que la presión del agua abriera mi culo haciendo que el caliente líquido empezará a inundarme las entrañas

***

¡Sabiendo cuáles eran las intenciones de mi hermano Julián, decidí frenarlo antes de que fuera demasiado tarde!

…¡Venga va,… te la chuparé,… pero no quiero que me la metas por ahí! …¡Tu polla es el doble de larga y más gorda que el zurrullo más grande que haya cagado nunca! …¡No quiero que me la metas!... ¡Esta polla jamás me entrará ahí dentro!

¡Qué no? ...¡Ya vas a ver de lo que eres capaz,  espera aquí un momento que voy a la despensa!

***

Diego sacaba la manguera de mi culo cuando pensaba que ya estaba lleno de líquido,  entonces me pedía que empujara para expulsar bien todo lo que tenía dentro.  Yo seguía sus instrucciones con las piernas entreabiertas, notando como mi culo expulsaba una gran cantidad de líquido caliente y algo de suciedad.

¡Era como orinar con el culo!

Dos o tres veces bastaron para que mis entrañas se quedaran totalmente limpias antes de alojar su pollón hasta el fondo.

***

Julián entró en la habitación al cabo de un par de minutos.  Traía en la mano un plato con dos o tres chorizos llenos de pringue que había sacado de una orza de barro que había en la despensa.  

¿Qué quieres hacer con eso?  Le pregunté con algo de miedo.

¡Tenemos que dilatar bien tu culo antes de metértela! Estos chorizos llenos de aceite son perfectos.  ¡Ya verás!

El frío del invierno había logrado que el aceite de oliva con el que se fríen en la sartén se hubiera solidificado y una pringosa capa de color anaranjado los rodeaba.

Mi hermano agarró un chorizo y empezó a jugar con él dando vueltas alrededor de mi ojete.

Al empujar un poco y ayudado en parte por la grasa y el tremendo interés por saber que se sentía,  mi culo se abrió y el chorizo empezó a entrar.  Iba más o menos por la mitad cuando me empezó a doler.  Instintivamente pretendí expulsarlo pero mi hermano estuvo algo hábil y aprovechando que mi esfínter apretaba con fuerza para relajarse después aprovechó esos segundos de relajación para empujar con el chorizo hacía adentro a tope.

¡De pronto la resistencia desapareció y note como mi culo acababa de tragarse algo duro y rugoso!

¿Lo has partido verdad? ...¿Ahora qué?

***

Diego se subió a la cama mientras me colocaba haciendo que abriera las piernas y levantará un poco el culo. Puso la cabecera debajo para lograr que lo tuviera bien expuesto mientras veía como sus gordos dedos entraban en el interior de un tarro de color azul, para coger una buena cantidad de crema!

Necesitamos algo grasiento para poder dilatar el ojete me dijo mientras su dedo se introducía sin mucha resistencia ayudado por la crema y en parte también porque la manguera y el agua caliente me habían dilatado bastante bien el culete.

¿Te duele? me pregunto mientras notaba como su dedo untado en crema se movía dentro de mí, rítmicamente  hacia dentro y hacia  afuera

***

¡No podía creerlo uno de esos chorizos se había metido dentro de mi culo! ...¡Tenía una pequeña molestia, pero no dolor,… era todo muy extraño! ...

¿Seguro que lo has metido?  Le pregunté a Julián.

¡Mira!

Mi hermano se incorporó de la cama y agarró un gran espejo que había colgado sobre la cómoda.  Lo puso sobre el cabecero de la cama logrando que desde ese punto de vista tuviera una completa visión de mi culo.

Mi ojete todavía sin vello que lo recubriera,  estaba manchado con una pasta pringosa de color anarajando.  ¡No había rastro alguno del chorizo!

Con los dedos me abrió un poco el ojete y me pidió que empujara.  El gordo chorizo salió hacia afuera a gran velocidad,  pero mi hermano lo detuvo y volvió a empujarlo hacia adentro.

Esto es follar,… se trata de meter la polla hacía afuera y hacia adentro sin parar, hasta que terminas corriéndote del gusto que te da

En su mano sujetaba un nuevo chorizo lleno de pringue.  ¿probamos con otro hermanito? …¿o prefieres que lo intentemos con mi salchichón?

***

Diego llevaba ya un rato jugando a meterme varios dedos en mi culo. Cuando me dijo,  ahora viene lo peor, porque te voy a intentar follar,… ¡Seguro que te va a doler un poco al principio,  pero debes aguantar y verás como acabas notando un gustillo especial!

Quería ver en qué acababa todo eso,  pero tenía mucho miedo, ya que la única vez que me habían follado había terminado muy mal.

***

Mientras me la metía sólo pensaba en una cosa.  ¡Aquello tenía que terminar ya!  ...Pero mi hermano no estaba dispuesto a parar.

Su polla me hacía mucho daño, hasta el punto de que no paraba de pedirle que parara... y eso que tenía el ojete algo dilatado ya con el jueguecito de la pringue y los chorizos.

Acabé mordiendo la almohada para no gritar. Después de unos diez interminables minutos,  note como se corría dentro de mí.

Esas tres últimas embestidas que me dio antes de correrse me confirmaron que yo... ¡No era un marica! …¡Aquello no me gustaba nada y jamás volvería a repetirlo!

***

Lentamente noté como Diego restregaba su capullo alrededor de mi ojete. Le iba dando pequeños empujones y notaba como este se abría ligeramente. Pero antes de notar dolor alguno, ese duro instrumento se alejaba dejándome con ganas de más.

Yo estaba tumbado sobre la cama a cuatro patas mirándolo,… tenía mucho miedo, pero hasta ahora no había sentido nada de dolor.

¿Qué tal? ...Me preguntó mientras seguía restregando su rabo.

¡Bien,… no me duele nada!

¡Tranquilo, esto acaba de empezar! …

De pronto note como el último empujón había sido más potente de lo normal y algo se había metido dentro. Mi ojete se había intentado cerrar logrando que su polla se quedara completamente enganchada.

¿Qué has hecho? Le pregunté de nuevo.

¡¡¡Nadaaa,… mira toca!!! ...Su mano tiró de mi muñeca e hizo que recorriera su rabo desde la base hasta tocar mi culo.

¡Te acabas de tragar el capullo! …¿te duele ahora?

…¡Algo si! ...Le dije sin saber muy bien a qué se debía esa extraña sensación que recorría mi cuerpo.

Pequeños escalofríos me hacían temblar y todos ellos salían de ese único punto en el que estaba unido a él.

¡Cuando empezó de nuevo a moverse con pequeños empujones, empezó de nuevo el infierno que me obligó a recordar lo mismo que me había pasado con mi hermano!

***

¿Qué tal? …

Me dijo mi hermano mientras la sacaba y se tumbaba al lado de la cama.

¡Me duele mucho! …¡yo creo que me has dejado algo ahí dentro!

…¡Si te he dejado mi leche! …¿qué quieres que te deje ahí?

¡No,… en serio me duele mucho y tengo muchas ganas de cagar!

¡Será normal! …¡Dijo mi hermano mientras se rascaba la polla! …¡Lo peor es que ahora me pica un poco! …¡Creo que vamos a tener que lavarnos la polla,… y tú el culo!

***

Los dos interminables minutos que pasé en el interior de esa habitación no los olvidaré nunca. En ellos Diego se empeñaba en seguir empujando y sacándola lentamente mientras yo no paraba de decirle que por favor, lo dejara. ¡Que no me estaba gustando nada!

Al final acabo volviendo de nuevo el silencio, al lugar,…

Por su parte porque descubrió que cuanto más me insistiera en que aguantara más tenso me ponía yo y mucho más me dolía.

Por la mía, porque me acabé abandonando y al dejar  las piernas muertas logré que ese dolor desapareciera.

En una de esas embestidas mi cuerpo se clavó por completo en el colchón y mi polla dura como una roca se arrastró sobre las sábanas. En ese preciso momento me di cuenta de que estaba más excitado que nunca, así que me  la agarré y empecé a pajearla frenéticamente.

Mi mano solo subió y bajó un par de veces hasta notar cómo me tensaba y el semen empezaba a salir a chorros por mi polla.

En ese preciso momento mi esfínter empezó a contraerse para coger la fuerza suficiente que le permitiera lanzar el semen lo más lejos posible, pero algo duro le bloqueaba el movimiento de contracción. Era la polla de Diego, que era absorbida hacia adentro como consecuencia de mi corrida.

Jamás antes había sentido un placer como ese, y ese es el motivo de que acabes poniendo el culo para que te lo follen. ¡Esos leves segundos de corrida con una polla dentro de ti, justifican con creces el leve dolor inicial que has de soportar al principio...y algunas veces durante todo el tiempo que dura la follada!

***

… ¿Sabes una cosa? …¡Da algo de gusto al final! ...Pero no creo que haya que perder la cabeza por eso,…¡no entiendo porque a los maricas les gusta dar por el culo! ,… ¡yo creo que es mejor que me la mames!

¡no me ha gustado nada! …Le contesté yo indignado,...¡No quiero que volvamos a hacer esto más!

¡Mírale el lado bueno! …¡Acabas de descubrir que no eres marica! ...Me dijo mi hermano con una sonrisa.

***

¡Dios que gustazoooo!,….¡Me corrróooo!

Las sacudidas de la polla de Diego me sorprendieron con las manos agarrando fuertemente el colchón. Su líquido caliente me estaba inseminando el ojete, introduciéndose tan  dentro de mí, que estaba seguro de que jamás lograría expulsarlo. Su largo aguijón se había incrustado hasta las pelotas y sus berridos se esparcieron por toda la casa.

Su cuerpo cayó al peso sobre el mío haciendo que me chafara clavándome dentro del colchón. Mi cuerpo sudado y el tremendo peso que me aprisionaba contra la cama hizó que estuviera a punto de caer desmayado.

Diego me daba pequeños besos en la espalda.

Después de correrse vas notando como las pollas se van desinflando, hasta que terminan saliéndose de ti, pero en este caso no lo note. ¡El culo me ardía,… y en la cabeza no paraba de darle vueltas a la misma idea!

***

¿en qué piensas? ...Me preguntó diego mientras se echaba a un lado haciendo que todo mi cuerpo se recuperara  ayudado por el empuje que daba el somier desde abajo al verse liberado de tanta presión.

¡En que soy maricón!

¿y ahora te das cuenta?