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ARA’S (El Altar del Sexo) III

en Sadomaso

            … pero en pequeño, a los que se usan para conectar las baterías, y de aquéllas mediante finísimo cable se unían en su lengua, las babas mojaban gran parte de sus senos, primordialmente las zonas atrapadas por las pinzas.

            Por último cogieron cuatro aros, dos, los más grandes, estaban unidos como si formasen un ocho, y los otros dos más pequeños, llevaban varios pinchos en su interior, los unieron a los primeros con cortos alambres. Seguidamente los pasaron a través de sus pechos cuando comenzaron, con una llave allen, a cerrarlos, poco a poco sus senos comenzaron a estrecharse por su base y ensancharse por el pezón, lo que provocaba que los aros pequeños se le fuesen clavando, para la sesión vio como Adela se iba hacia su espalda con una fina vara negra en su mano, cuando un extraño ruido surgió de debajo de ella y sintió como algo penetraba en ella y desgarraba sus entrañas causándole un fortísimo dolor, sin tiempo para asimilar lo que ocurría sentía algo recorrer sus pechos convulsionándolos durante largo rato, luego le dijeron que fue casi un minuto. Poco el dolor que sentía cuando aquella cosa invadía su sexo se fue convirtiendo en placer, pero el dolor nunca desapareció porque cuando las descargas se paraban, tenía un corto tiempo de descanso para enseguida a ser azotada con brutalidad.

Adela:             “Veo que a la Puta Maravilla le está gustando “el tratamiento”…

Alicia:             (Nunca me había pasado algo similar, pero en honor a la verdad, me estaba gustando demasiado. La combinación del dolor junto con una pizca de placer me está volviendo loca. Tanto que si me pidiesen aumentar la intensidad del castigo, porque eso es lo que estoy recibiendo, les diría que la triplicasen…)

Adela:             “Creo que esta puta está deseando ser empalada, así que aumentar el ritmo de la máquina, al igual que la intensidad…

            Alicia comenzó a notar que las penetraciones eran más profundas y las descargas más intensas y duraderas, entretanto sus pechos iban tomando una tonalidad morada más intensa y eran más sensibles, lo cual hacía que cuando recibían la descarga eléctrica sufriera aún más. Su espalda estaba marcada de derecha a izquierda, de arriba abajo, cada vez que recibía un azote o una descarga tenía que hacer grandes esfuerzos por contener sus lágrimas hasta que, ya al borde del desmayo, en una descarga eléctrica le empezaron a retirar todos y cada uno de los cables de acero que ceñían su cuerpo.

Adela:             “Eres increíble, pequeña Maravilla. Nunca pensé en encontrar a alguien como tú, capaz de soportar eso por amor a TU AMA…

            Alicia comenzó a derramar lágrimas por todo el dolor soportado, y Adela aprovechó el momento y comenzó a beberse las lágrimas de la chica.

Adela:             “Cómo deseo que estuvieras siempre conmigo…”, le dijo en un susurro.

Alicia:             “Gracias… … mi Ama,… es… …un honor… que… … … alguien… tan… … distin… guido… … se… fije… en… esta… zorra…”, dijo intentando recuperarse de la experiencia tan dura que había sufrido.

            Adela no respondió solamente le cogió por la barbilla y la besó, le introdujo la lengua mientras le retorcía los pezones, los senos doloridos le hicieron gemir.

Adela:             “Veo que disfrutas con los castigos, si decides ser mi esclava tendrás un castigo nuevo todos los días, serás…

            Alicia estaba tan agotada que hizo que Adela la llevase hasta su casa, previamente pasaron por la casa del Ama para recoger un bote de crema. Una vez en la casa Alicia llevó a Adela hasta el dormitorio, allí se desnudaba mientras se dejaba caer en la cama. La invitó a pasar la noche con ella. Tenía la espalda completamente llena de marcas de la fusta con la que había sido azotada.

Adela:             “Hoy tendrás que tener la espalda al aire, sin nada de ropa. ¿Esperas visitas hoy?

            Alicia negó con la cabeza y se quedó profundamente dormida. Adela se introdujo en la cama y la rodeó con sus brazos, esa noche algo cambió en ellas. Cerca del mediodía Alicia se despertó, por su cabeza pasaba todo lo que vivió en la zona VIP de su discoteca, no se imaginó que allí se dedicasen al BDSM. Recordaba como las camareras y camareros iban desnudos completamente, algunos llevaban algunos aderezos en su cuerpo, como cinturones de castidad, casi todos ellos, pinzas con pesos en los pezones, pero lo que más disfrutó de todo lo vivido en la noche fue el durísimo castigo al que fue sometida. Pensó que se dejaría hacer cualquier cosa por estar como la esclava de esa mujer.