miprimita.com

La Transformación (II)

en Control Mental

Elena

            Después de que nos despertó del trance, nos juntamos los amigos con los que fuimos al espectáculo, seguimos tomándonos unas copas, Jorge lo veía raro, aparentemente estaba normal como siempre pero tenía la impresión de que algo le sucedía, pasaron varios grupos de amigos y amigas, sin darme cuenta se me iban los ojos detrás de ellas. Hubo una que su rostro me era familiar, era la chica que habíamos contratado como auxiliar para ayudar en el archivo y la teníamos como chica de los recados, mi imaginación calenturienta me la puso follando como descosidas en mi cama.

            Había pasado una semana desde que fui con mi novio al espectáculo de hipnosis, llevaba notando algo raro dentro de mí. Decidí ir a una dirección que la tenía grabada en la cabeza, era como si fuese obligatorio ir a la misma para comprobar que no me ocurría nada. Cuando llegué allí una extraña paz se instaló dentro de mí, y empecé a notar un cansancio. Conforme me iba acercando a mi destino el cansancio era más notorio, apenas podía mantener los párpados abiertos y mi mente se negaba a reaccionar y ya no recuerdo más.

Aurora

            Antes de despertarla, le puse una sugestión pos hipnótica, tenía que visitarme en mi domicilio particular, el cual nadie conocía, ni siquiera mi representante. Conforme iba acercándose al mismo estaba entrando en trance de forma natural y sin que lo sospechase, para que nadie recelase actuamos como si fuésemos dos amigas que no nos vemos hace tiempo. Enseguida la invité a entrar en el piso y la dirigí hacia un pequeño despacho que uso para ciertos “clientes especiales”.

Aurora:          “¿Qué tal esta primera semana?

Elena:            “Bastante bien, he comprobado que estoy mucho mejor de ánimo cuando estoy con una chica que cuando estoy con un chico…”, cuando la interrumpí.

Aurora:          “¿Y el idiota de tu novio? ¿Has tenido algún tipo de contacto íntimo con él?

Elena:            “Lo ha intentado varias veces en esta semana, pero no me apetecía nada tener sexo con él.

Aurora:          “La próxima semana volverás con él al espectáculo de hipnosis y volverás a ser voluntaria para ser hipnotizada, allí te daré nuevas pautas para comportarte. Pero te daré un anticipo, con el idiota de tu novio solo saldrás en los fines de semana, viernes y sábado. Del domingo al lunes irás a los “locales de ambiente” e invitarás a cualquier mujer que allí haya y te agrade a una copa en tu casa para que disfrutes del sexo lésbico.

            Mientras Elena se encontraba en mi piso también llegó, igual que ella en trance, el idiota de su novio. Lo hice pasar al salón en donde se encontraba Elena, y se me ocurrió una maldad.

Aurora:          “Desde ahora, siempre que escuches la palabra estúpido o idiota sentirás que te están llamando. Cada vez que Elena no quiera tener sexo contigo buscarás a Susana. Me la traes el día anterior al que te toque venir con Elena, si coincides fuera de los días que te he marcado no la reconocerás. Elena vete al Parque de las Palomas, allí hay un pequeño local frecuentado por lesbianas y gais, ellos te darán información sobre otros locales similares. Cuando llegues a la calle despertarás del trance, y recibirás una llamada equivocada, entonces te irás al local.

            Elena se fue del piso dejándome con su novio, aunque ella no lo sabía al estar en trance.

Elena

            No sé como llegué al Parque de las Palomas, no sé dónde escuché que allí cerca había un garito en donde estaban las lesbianas como yo. “¡Un momento! ¿Estoy admitiendo que soy lesbiana y que me encantan las mujeres?”. En ese momento pasaron un grupo de universitarias y se me fueron los ojos detrás de algunas de ellas, “Efectivamente soy de la acera de enfrente.” En ese momento sonó mi teléfono.

Teléfono:      “Por favor, ¿Angustias?

Elena:          “Lo siento señora, se ha equivocado de número.

Teléfono:      “Hay disculpe, no he querido molestarla.

Elena:          “No se preocupe, no ha sido ninguna molestia, además es algo que alguna vez nos ocurre a todos.”, le colgué con una sonrisa en los labios. Cuando recordé el hecho de que yo soy lesbiana.

            No sé como solucionaré esto con Jorge, pero ahora lo que me apetece es ir a un local en donde pueda encontrar a alguna chica que necesite un poquito de mi compañía. Al poco de entrar me encontré con una pareja de chicos besándose con ardor, me acerqué hasta la barra. Allí una chica atendía a los pocos clientes que estábamos, parecía estar esperando, la mayoría estaban con pareja salvo un par de chicos, que parecían estar esperando a alguien, y yo que iba a la pesca de alguna chica hermosa, como la que tenía delante de mí.

Elena:          “Oye guapetona, ponme una cerveza y tómate lo que quieras te invito yo…

Camarera:    “¿Te conozco?

Elena:          “No, no me conoces. Es más es la primera vez que vengo a este bar…

Camarera:    “Pues deja que te invite a esta primera copa yo, y luego nos tomamos lo que quieras…

Elena:          “Trato hecho, por cierto me llamo Elena…

Camarera:    “Mucho gusto yo soy Eva… la del pecado original.”, mientras salía de la barra.

            Yo le di un beso en la comisura de sus labios mientras se presentaba, entonces cuando ella fue a dármelo hice algo, hasta ese momento, impensable para mí. Busqué sus labios para unirlos con los míos e introduje mi lengua dentro de su boca. Me atrajo hacia ella, sentir sus pechos aplastando a los míos me hicieron que desease no terminar aquel beso, me aferré con fuerza a su cuerpo para que se fundiera conmigo, nos separamos cuando nos hizo falta el aire.

Eva:               “Mi turno termina a las doce, ¿si quieres algo más?”, me susurró mostrándome una sonrisa pícara.

Elena:          “Toda todita tú…”, mientras la volvía a atraer hacia mí.

Voz:               “¡Eva! Tienes que ir a la bodega a hacer recuento de existencias.