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Flor de la Guerra: Camino de Castigo

en Grandes Series

La joven elfa dormía desnuda junto a Alyv, la elfa peliblanca. Sabia que no debería haber tenido sexo con ella, pero su cuerpo decía lo contrario. Ella había odiado a su amo, y eso la impulsó a rebelarse. Sacudió su cabeza al recordar lo que le hicieron a su aldea, ella mató a su amo por algo mas que crueldad. Todavía no había amanecido pero faltaba poco para que eso ocurriera.

–Elva, estás despierta–dijo Alyv bostezando despues

–Que observadora–dijo sin muchos ánimos Elva

–¿Estás bien?–Elva se acostó boca arriba

–He pasado de matar a mi amo con crueldad, a follar con una elfa a la que apenas conozco por culpa de un sentimiento de dependencia que ojalá no tuviera.

–El proceso de recuperación tarda. Esto es parte del proceso, ya te hablé de él, no vas a recuperarte mágicamente. A no ser que quieras seguir siendo una esclava–Elva cerró las piernas al sentir como la excitación volvía

–Ese es el problema. Aún tengo que recordarme porque no debo aceptar la esclavitud. Una parte de mi anhela ser poseida, y la otra desea matar a todo sacerdote que se cruce en mi camino–su rostró se volvió sombrío

–Se me ha ocurrido una idea que te encantará. Te gusta matar, y es evidente que aún te gusta la dominación y la sumisión. ¿Por qué no pruebas a saciar tu deseo sexual doblegando a tus enemigos?

–¿Me pides que invierta los papeles?–asintió Alyv

–Tal vez así podrías reconducir tu deseo sexual. Intenta probar a ser tu la ama, y no una sumisa.

–¿Como alguien que ha sido entrenada para servir va a dominar? Aún tengo que reacostumbrarme a la libertad, y lo que quiero es no volver a tener sexo.

–Hablas como una humana inmadura. No puedes escapar del placer, y lo sabes–dijo Alyv recorriendo el cuerpo de ella con sus  suaves manos

–Te dejo sola, tengo que salir un momento–dijo Elva con nerviosismo que no podía ocultar, se soltó como pudo y salió sin vestirse de la cabaña.

Elva miró su cuerpo, pero sin darle importancia a su desnudez siguió andando. Los elfos que estaban despiertos no se percataron o no quisieron darle importancia a la desnudez de su camarada, ni a su espalda llena de heridas. Nadie lo había comentado nada sobre aquello, ni sobre su tiempo en esclavitud. Los ex esclavos ya contaban su historia entre la horda silvana. En poco tiempo ella se había convertido en objeto de admiración y fuerza. Una ironía para la situación de Elva, la cual se sentía en su momento mas débil. Se sentía usada por Alyv pero en el futuro ni todo el oro de Dekram podría haber agradecido lo que hizo por ella, una antigua esclava.

Se alejó lo suficiente y volvió a aquel lago de antes. Hizo amago de meterse en el agua pero recordó la anécdota con la peliblanca, anécdota en la que a punto estuvo de morir.

–Ya que he venido hasta aquí algo tengo que hacer

Miró la cascada por la que bajaba el agua hasta el lago. Al otro lado del lago se encontraba una pared de piedra por la que podría escalar. Rodeó el lago, evitando en todo momento el agua. Ya era suficiente haber ido desnuda como para encima ir mojada y pretender escalar sin resbalarse y romperse la cabeza. Se detuvo ante la pared de piedra que de cerca parecía mas grande que de lejos.

–Bueno si me mato nadie me echará de menos

–Tal vez te mate otra persona–vió a Alyv con la ropa que no se puso al levantarse y con las armas de las dos–En estas fechas debes ir protegida, no es como cuando eras una niña–Elva miró a Alyv y cedió ante ella

–No hacía falta que vinieras–dijo mientras se vestía

–¿Y dejar que te mates? No, querida elfa. No te hemos salvado para que te mates porque te apetecía escalar–se echó el carcaj con las flechas y el arco a la espalda

–Os debo mucho. ¿Vienes?–ella solo asintió

Las dos empezaron a escalar, a un ritmo competitivo. Como si compitieran por llegar antes a la cima. Elva consiguió despejar su mente, y centrarse solo en escalar. Parecía que Elva se deslizara por la pared cuan araña se sube por las paredes. Ella llegó primero y al subir ayudó a Alyv.

–Esto no debería estar aquí–dijo Alyv mirando los caminos que se separaban en por lo menos cuatro

–¿Por qué no?

–No tiene sentido, esto no estaba aquí antes. Cuentan historias muy oscuras sobre el destino de estos caminos

–¿Que dicen de estos caminos?–negó y suspiró

–Los llaman Las Cuatro Sendas, son unos caminos que suelen aparecer en un lugar aleatorio del mundo, y quien las toma puede no volver nunca o cambiar totalmente al regreso.

Elva y Alyv se miraron. Elva deseaba investigar esos caminos, pero Alyv era visiblemente reacia a meterse por esos caminos que originalmente no estaban allí.

Laura se despertó de su trance al sentir la corrida de la diosa hermafrodita Eclipse dentro de ella. Eclipse dejó su miembro dentro del ano de ella. Laura apoyó su cabeza sobre el suelo y dejó que Eclipse hiciera con su culo lo que ella quisiera.  Tuvo varias horas de sexo anal incansable, en el que  todas sus entrañas se llenaron de semen. Cayó totalmente exhausta sobre el suelo.

–He tenido una visión un tanto curiosa sobre Elva–dijo Laura acostándose boca abajo por su adolorido culo

–¿Has visto Las Cuatro Sendas?–preguntó Eclipse mientras recogía su propio semen y se lo tomaba como si de un manjar se tratara

–Si, y la compañera de Elva tenía miedo a esas sendas. La visión se acaba sin saber que harían. La verdad es que llevo un tiempo en este mundo y no he oído hablar de esas  sendas. Tu debes saber

–Si, y tal vez te lo cuente, pero no en los dominios de mi hermana.

–Sabes que no puedo marcharme de este sitio. Freya me lo impide–dejó de sonreír

–Los tres luchamos por tu esclavitud. Eluviel destruirá tu mente, y te convertirá en una marioneta. Freya está dominando tu mente, y lo mas posible es que te utilice como prostituta. Yo puedo liberarte de tus ataduras...

–Freya me está destruyendo, poco a poco la ira que me caracteriza desaparece. Y está a punto de conseguir lo que quiere. Muy pronto no podré seguir viéndote–Eclipse miró su miembro y se puso a pensar

–No debí permitir que te hicieran esto, y lo peor es que aún están intentando ayudarte. Aunque recuperaran tu cuerpo, tu alma seguiría aquí. Si destruyen tu mente por completo...

 –Eclipse, mi mente está a nada de ser destruida. Apenas me sirve el sexo para librarme de su hechizo. Aún cuando soy libre del hechizo deseo con todas mis fuerzas. Me harías un favor acabando con mi vida, no quiero acabar de nuevo como una esclava.

 –¿Has olvidado ya a Olik, tu antiguo amo? ¿Has olvidado acaso lo que él te hacía? Freya no hizo nada por ti en ese momento, dejó que sufrieras. Tu aguanta, resiste, o si quieres finge que su hechizo ha funcionado. Finge que quieres ser su esclava. Has enfrentado batallas peores, si resistes a los dioses no habrá quien pueda contigo.

Tras aquello dejó sola a Laura en los dominios de Freya. Antes el lugar le parecía hermoso, pero con todo lo sufrido por culpa de Freya el lugar se había convertido en un infierno peor que cualquiera que había vivido. A esas alturas dudaba que  Dagbald fuera tan malo. Puede que fuera un sanguinario pero no mentían sobre sus acciones ni trataban de ocultarlas los de la extinta orden de Dagbald. Sintió repentinamente un dolor inimaginable en su cabeza, sentía como si la estuvieran machacando por dentro, gritó de dolor. 

 –No te resistas–dijo una voz monstruosa–Sucia inútil, DEJA DE LUCHAR–el grito de aquella voz en su cabeza detuvo el dolor y la paralizó

–Alyv-gritaba alguien, llamandola–Alyv, se ha convocado una reunión urgente, tienes que venir

–Me tengo que ir, es alguien importante. Vente conmigo, y deja que Las Cuatro Sendas desaparezcan.

–Puedes irte, ya seguiré yo sola. Quiero saber a donde llevan estos caminos–ella asintió–Buena suerte–se bajó escalando hasta el suelo

Miró los cuatro caminos de nuevo, al azar escogió el cuarto de ellos, el que tenía apariencia de ser el mas seguro e inofensivo. Cuando entró en uno de ellos todo a su alrededor cambió, volviendose todo de noche. Al darse la vuelta vió que no había nada, había tomado el camino equivocado, si seguía por donde vino solo acabaría cayendose  al vacío. El aire estaba cargado de ceniza y no podía ver nada en la lejanía por culpa de la ceniza del aire y por la oscuridad de la noche. 

–¿Que lugar es este?-tosió por la ceniza

Arrancó una parte de su vestimenta y se tapó la boca y la nariz con ella. Se animó a seguir por aquel camino, a decir verdad es el único camino que podía tomar. Ya había empezado por la Cuarta Senda, y no había marcha atrás. El suelo estaba totalmente negro, y por la ceniza es muy posible que hubiera acabado en una zona volcánica, eso explicaría que el aire estuviera cargado de ceniza. Oyó un rugido en alguna parte de aquel lugar, sacó su arco y apuntó a todos lados con el miedo repentino de aquel rugido. Los latidos de su corazón se aceleraron por el miedo, y su mano temblaba al sujetar el arma. Se dió cuenta entonces de que sin odio e ira no era nada, estaba derrotada por el miedo que le producía la situación. Cuando oyó unos gemidos de una criatura como si hubiera muerto se dió cuenta de que le tocaba correr, fuera lo que fuera lo que se encontraba en serio peligro. 

Lanzó varias flechas al aire mientras huía con nerviosismo pero casi todas caían al suelo. Le era imposible armarse de valor y calmarse. Ella no era así, algo tenía ese lugar. En su huída de lo que fuera que hubiera en ese lugar se tropezó y cayó desde una cuesta. No podía sujetarse a nada para parar su caida desde aquella cuesta pues todo era arenilla gruesa, y las piedras  no estaban sujetas. Termino de caer y se  golpeó contra el suelo. Tras caer se quedó inconsciente allí tirada. 

Se despertó horas despues, y seguía en el mismo lugar. No podía levantarse, la caída la había dejado demasiado debil, y la respiración le fallaba por culpa de toda la ceniza inhalada. Aunque estuviera demasiado débil ella sabía que no podía quedarse allí, tenía que moverse como fuera, con sus brazos se deslizó por el suelo moviendose poco a poco. Hacer eso le funcionó, se empezaba a mover. Y sentía como la ceniza iba disminuyendo. Pasados veinte minuto se vió obligada a detenerse, el poco oxigeno en sus pulmones la cansaba demasiado rápido. Se acostó sobre el suelo, y rompió su camisa para usarla de mascara y evitar inhalar la ceniza.

–¿Que es esto?-dijo al sentir algo métalico sobre su cuello, vió que era un collar, encima de sus pechos llevaba algo escrito que no llevaba antes– Las malas esclavas deben ser reeducadas, mierda. Alyv dijo que quien tomaba estos caminos no regresaba nunca–al poco tiempo lo que llevaba escrito desapareció pero el collar no

 

Tiró la camisa con la esperanza inhalar las suficientes cenizas como para morir allí mismo. Alyv la había dejado sola pero no debió seguir su curiosidad y tomar caminos que no debía tomar. Se oían los pasos de un ser enorme acercandose a ella, se acercaban cada vez mas. Por fin la ceniza se desvaneció y pudo ver al ser que acechaba aquel lugar. La bestia la agarró con una sola mano y la levantó en el aire, por un momento pensaba que la devoraría al ver sus colmillos, solo la terminó de desnudar. No pudo ni forcejear, aún sabiendo que nada bueno le esperaba. Pensó entonces al ver que la bestia era macho que  solo podía querer una cosa de una hembra como ella. Al ver el miembro flacido de la bestía se asustó pues medía la mitad de lo que ella medía. Al verlo pensó que la mataría a con su miembro, que sería brutalmente follada hasta morir. Nada de lo que pensaba se hizo realidad, ni la bestía quiso follarla, por lo menos allí mismo, ni la devoró.