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Dando el paso final 2

en Amor filial

–Ah, si. Mami, así–dijo mi hija entre gemidos mientras me la metía por el ano

Mi esposa debajo de mi, me la metía por la vagina. Aquella doble penetración fue la primera, pero me encantó.

Las manoa de mi hija agarraban mi culo. Sin avisarme eyacularon dentro de mi. Me acosté junto a mi hija y esposa al terminar. Mi hija por supuesto ha heredó la polla de su madre(no, mi hija no era hermafrodita solo tenía miembro viril). La madre es una espectacular amante, pero mi hija no se queda atrás. La relación madre-hija es muy estrecha, tanto como para tener sexo con ella.

Contaré cómo acabé por follarme a mi hija de esa forma, ya mayor de edad por supuesto. Era una mañana de semana, mi Dwyn se fue a trabajar con su madre, y mi hija Aela se fue al instituto. A ella no le van muy bien los estudios, como a mí.

Estuve acostada en la cama largo rato, pero tampoco iba a estar todo el día sin hacer nada. Así que lo primero que hice fue deshacerme de toda mi ropa, y ponerla a lavar. Hacía ya tiempo que hacía falta ponerla.  Me tocó encargarme de la casa yo sola, Niuva no se acostumbraba a no hacer nada, a no estar ocupada así que buscó trabajo. Me desvestí, tiré mi pijama por alguna parte. Me di una buena ducha. En ese tiempo mi hija volvió, oí abrirse la puerta y oír su voz saludando. Le grité preguntando qué hacía en casa

–El profesor no vino, ma. No hay clase–abrió la puerta de la ducha y durante un momento me vio desnuda. Me observó  detenidamente, hechizada hasta que volvió en sí y cerró la puerta–Lo siento

No le di más importancia. Cómo si fuera un problema que mi hija me viera desnuda. Sin embargo se fijó en mi detenidamente como si le gustase, tendré que echarle una reprimenda. Me enfunde una toalla al cuerpo cuando acabé. Fui a buscar a Aela, ya que no tiene clase que ayude en casa.

–Aela, Aela–me dirigí a su habitación. Se oían gemidos.

–Ahh–no sabría decir si ese gemido suyo era de placer o de dolor. Tal vez las dos cosas.  

Cuando abrí la puerta vi a mi hija a cuatro patas, con su consolador  en el culo. Se quedó helada cuando me vio. Intentó sacarse el miembro de plástico pero se puso tan nerviosa que tuve que ponerme detrás suya y sacárselo.

–¿Hoy has tenido sexo con un chico o una chica?–pregunté con la polla de plástico en mi mano.

Desgraciadamente para mí Aela, heredó la necesidad sexual de su madre hermafrodita. Aún está aprendiendo a lidiar con ello. Ya sabía que mi Aela hacía esas cosas, si la llevé sexólogos para ayudarla. Aquella escena no era para nada rara para mí, Aela se enfudó con su sábana avergonzada y cabizbaja.

–Hoy Lara estaba mala, y Nico está pillado por otra. Tampoco llevaba dinero encima así que…

–¿Prostitutas? Ni hablar.

–Ni que fuera malo

–Hazme caso sé de lo que hablo. No quiero nada de prostitutas. Aventuras de una noche, o relaciones amorosas las que tú quieras.

–De acuerdo, mamá.

Puse su consolador en un mueble. La miré pensando en qué hacer con este desastre de chica.

–Tu madre debería enseñarte estas cosas. Ella también era como tú. Aprendió a superar esa necesidad desmesurada y no convertirse en una ninfómana. Siéntate al borde de la cama, te voy a enseñar un truco que hacía tu madre–me miró paralizada

–Pero…

–Ponte–repetí

Al principio pensé que sería algo poco ortodoxo para una madre pero no le di más importancia. Si decir que Niuva debería hacer estas cosas ella, al fin y al cabo es de su madre de quien ha heredado esa voraz necesidad sexual. Tenía una novia o más bien amigos con derechos, Lara que estaba al tanto del mal de Aela. Ella aliviaba a mi hija. Respecto a su amigo Nico, se daban por detrás. Hasta que se enamoró de una chica. Le compramos hace tiempo el consolador que usa.  

–¿Esto está bien, mamá?–preguntó insegura

–Niuva debería enseñarte los trucos que te yo te enseñaré. Ella te pasó su sangre eclipse–puse una de mis manos sobre sus testículos, y otra su polla

Empecé a hacerle la paja. Ella se dejó hacer por mi. Mi entrepierna se puso húmeda con sus gemidos. Aela llevó sus manos a sus pechos, se acarició los pezones. Cubrí su miembro con mi mano para que no hubiera que lavar las sábanas y su abundante corrida manchó toda mi mano.

–Traeme algo para limpiarme esto, a no ser que lo quieras hacer tu.

–No es la primera corrida que me tomo–agarró mis mano, y me lameteó las manos hasta que no quedaba rastro de semen

Dejé caer mi toalla y dejé que notará mis tetas sobre su espalda.

–La clase aún no ha acabado. Dime, ¿que tipo de posturas prácticas con Lara?

–Sexo anal, le gusta bastante, el vaginal, me hace mamadas muy buenas.

–No, Aela. La parte más hermosa del sexo es recibir y dar placer a partes iguales–me acosté sobre la cama y me abrí de piernas–Pon tu cabeza entre mis piernas

Algo confusa se terminó de desvestir y me obedeció.

–Me alegra que tengas sexo sano, y no acabes en el porno o en cómo prostituta.

–Mamá, no todos son tan malos.

–Eso no es discutible. Yendo al grano. Cómo he dicho antes, la parte más hermosa del sexo es sentir el placer a partes iguales. Pregúntale qué le gusta, y de vez en cuando piensa más en su placer y no en el tuyo propio.

–¿Quieres que te coma el coño?–frunció el ceño

–Si, voy a enseñarte cómo se hace. Harás que Lara disfrute más contigo, es importante o la acabarás perdiendo.

Le expliqué cómo se comía un buen coño, y donde estaban las zonas de mayor placer femenino. No tendría que explicarle esto si fuera hermafrodita, y no tuviera solo un pene. Mientras le explicaba ella me ignoró y puso su cabeza en mi entrepierna. A pesar de ser seguramente su primer cunnilingus lo hace bastante bien. Al menos sabe escuchar. Me hizo gemir de placer, y me llevó al orgasmo varias veces. Me miró esperando su aprobación cuando terminó.

–Lo haces muy bien, a Lara le va a encantar. Recuerda…

–Dar placer, si. Pensar también en la otra persona. Gracias por la lección, mamá.  

–No me des las gracias soy tu madre.

–Oye ma, ¿que pasaría si te cuento que soy actriz porno en mis horas libres?

–¿Lo eres?–me levanté y le pregunté alarmada

–No–suspiré de alivio–Me gustaría serlo, mamá. Lara me dijo que para mí tal vez sería buena idea. Mamá Niu dice que si es lo que deseo que adelante, solo necesito tu aprobación.

Toda la agradable atmósfera que se había formado de esfumó.

–Aela Stram–Nuiare. No. ¿Recuerdas lo que te conté?

–Claro, mamá pero eso… no tiene nada que ver con querer ser actriz porno. Serlo es lo mejor para alguien como yo, y lo sabes. No podría estar en una oficina con unas ganas desmesuradas de follar o ser follada. O estar en una librería trabajando con el ariete durísimo.

–No entiendes lo que tú decisión significa. Yo te he visto desnuda, y tu madre también. Meterte en el porno significa que absolutamente todo el mundo  te vea la polla, y las tetas. Ninguna parte de tu cuerpo será un secreto. Habrá gente cerrada de mente que te verá con otros ojos al meterte en el porno. ¿Y las alas? No has pensado que no hay nada mejor como el sexo para liberar las alas, y no deberían saber que eres una no humana. Contando con que controlas tus alas. ¿Estás dispuesta a que te vean todos? A mí no me gusta la idea, pero sé que si lo deseas con todo tu ser acabarás por desobedecerme.

–No lo sé, mamá. Hay veces que no me puedo controlar, voces en mi cabeza me susurran que me desnude en mitad de clase. Me dicen que asalte a alguien, y tal. Estoy desesperada mamá y Niuva me dijo que la única forma de callar las voces es con el sexo. Si no lo tengo acabaré por ser una ninfómana loca que oye voces–besé su mejilla y la abracé

–Mientras no te metas en la prostitución puedes hacer lo que te plazca con tu vida–cedí– Las voces...no hagas lo que ellas quieren. Tu madre está semanas enteras sin sexo y no sucumbe a esas voces. Cuando estábamos embarazadas no tuvimos nada de sexo y no pasó nada  ¿Dices que si no tienes sexo te seguirán atormentando? Es precisamente lo que quieren.

El deseo ya afloró en mi. Ordené a mi hija que se acostase en la cama. Su miembro ya estaba erecto de nuevo. Metí su miembro en mi culo y la cabalgué.

–Mamá, mamá ohh sí–dijo entre gemidos Aela

Su miembro es del mismo tamaño que el de su madre. La diferencia es que Niuva sabe follar mejor, es lo que tiene tener trescientos años. Seguí cabalgando hasta que llegamos al orgasmo a la vez. Sentí su corrida dentro de mis entrañas. Me levanté, y me enfundé con mi toalla.

–Ya que vas a estar en casa ayúdame a limpiar.

–Vale–dijo resignada.

La mañana fue como la seda. Me vestí con un camisón y nos pusimos a hacer las tareas.  Sentía la mirada de mi hija mirándome de reojo mi culo y mis pechos mientras hacíamos las tareas de la casa.

–Menos mirarme las tetas y más limpiar Aela.

Tampoco podía decirle enfadarme con ella, acabamos de tener sexo. Aela siguió mirándome. Se había quedado con ganas de más, su miembro estaba erecto. Se me olvidaba lo incómodo que es tener semejante miembro maldito en la entrepierna. Aela aún tiene un nulo control sobre la maldición familiar.

–Hagamos un trato, haces las demás tareas de la casa y vuelvo a aliviarte esa excitación–le propuse

–De acuerdo

Una familia normal desde luego no haría el tipo de cosas que yo hago. Somos una familia distinta, Niuva me contagió ese yo suyo liberal y poco vergonzoso. Creo que es cosa de que de alguna forma u otra, su maldición había hecho un efecto positivo en mi. No soy una adicta como mi hija pero desde luego no tengo los mismos límites en lo referente al sexo.

Dejé a Aela haciendo las demás tareas de limpieza. Yo me acosté en el sillón mientras veía la televisión y comía un poco. Me he vuelto algo sedentaria desde que dejé el ejército.

No estoy en la mente de mi hija, pero estoy seguro que no puede dejar de pensar en mí cuerpo y en que como he dicho la voy a aliviar. La verdad es que no le he dicho cómo. Mientras ella limpiaba busqué uno de los juguetes de mi mujer. Una especie de cinturón con un pene de plástico para penetrar a otra persona, y otro del mismo tamaño para dar placer a la penetradora. Estos juguetes sexuales los compró después de  tener los bebés. Le encantaban estas cosas a mi Niuva y me enseñó que los juguetes pueden ser un gran añadido a las relaciones.

Mientras terminaba las tareas del hogar le enseñé a mi hija lo que le esperaba. Sonrió.

–Vamos–dije una vez terminamos

Me quité el camisón que apenas tapaba nada. Me puse el juguete, ahora mismo no recuerdo cómo lo llamaba Niuva. Exhalé un gemido al ponérmelo. Busqué un condón de los de mi mujer para que su corrida no manchara nada. Se apoyó sobre la mesa mientras le quitaba la ropa.

–Traeré un poco de lubricante buenas para…

–No hace falta. Tu hazlo a pelo.

Se quedó desnuda apoyada sobre la mesa, con su culo en pompa. Se introdujo con suma facilidad, se nota que lo tiene entrenado. Gemimos de placer, al vaivén del mete y saca yo también recibía mi dosis de placer con el que tenía dentro. Aela no se quejó mientras lo hacíamos, aceleré un poco el ritmo y a Niuva pareció gustarle. Su consolador, y el pene de su amigo no son los únicos. Una no posee un agujero tan abierto sin penetraciones.

–Me corro–dijo Niuva entre gemidos

Yo seguí follandole el culo hasta que yo llegué al éxtasis. Me quité el pene de plástico, e hice que mi hija se diera la vuelta. Le quité el condón. Lamí la corrida que se había quedado. Su pene se puso de nuevo duro. Le hice una buena mamada para terminar. Dado un momento agarró mi cabeza y me penetró la boca como si fuera una vagina. Oí cómo se abría la puerta, y oía a mi hijo y esposa llegar. Aela se corrió en mi boca. Lo que no me pude tragar se me escapó por los labios. Mi esposa me encontró en esa posición, pero no parecía enfadada. No supe qué decir, me sentía avergonzada.

–Bueno, no pasa nada. Aela tiene sus necesidades.

–¿No te enfadas?–el miembro de mi hija seguía en mi mano, y yo de rodillas.

–Imagina porque no me enfado–se cruzó de brazos y miró a Dwyn

–Tu también…

–El si es hermafrodita como yo, y tiene sus necesidades. Ahora que tú también lo haces no pasa nada.

–Ten cuidado con tu hija

La cabrona seguía con el miembro erecto tras todo el placer que le había dado, se estaba masturbando. Sin tener tiempo para reaccionar me manchó la cara y los pechos con su corrida. Niuva se acercó a mí y besó cada parte de mi cuerpo con corrida.

Aquella noche tuve el trío que nombraba al principio. La doble penetración fue espectacular.

Pasaron los días. La relación familiar se hizo más estrecha. Todo seguramente porque la libertad sexual que ellas tenían y que su ser sobrehumano me habían contagiado. En una familia normal desde luego no habría tenido semejantes polvos en familia.  Sé que ellas influyen en mi mente, pero no me importaba, son mi familia y las amo.

Un día llegó y nos dió la noticia.

–Hoy he hecho mi primer video.

–¿Cómo te han acabado aceptando? ¿Qué les dijiste cuando vieron tu polla? –preguntó Niuva

–Tenía dos opciones. Decirle la verdad, que mis madres son veteranas de guerra y son ángeles, que mi madre Laura es una heroína de guerra muy poderosa y con un cuerpo escultural. Mi madre Niuva, también heroína de guerra condecorada pero esta es aparte de alada una hermafrodita que vuelve adicta a quien se folla... Y que tuvieron un hijo y una hija y yo solo me quedé con el pene.

–¿Les dijiste eso?

–Fue más fácil decirles que era una chica trans y que conservaba mi pene. Fui a un agencia abierta de miras y me aceptaron. Tenéis que ver mi primer video–dijo ilusionada

Aquello la hizo feliz. Por supuesto que eso no quitaba que finalizase sus estudios. Compaginaba el trabajo con los estudios. Nos sentamos en el sillón, ella nos puso su video en la tele. La familia entera nos sentamos a ver el trabajo de nuestra hija.

Había una mujer y mi hija. Hacían un poco actuación barata. Aela se folló de manera espectacular a esa chica. Los gemidos de esa chica no eran para nada falsos. Vi como Dwyn se hacía dedos en su segundo miembro. Yo excitada también me masturbé y Niuva también. Aela se sorprendió al ver a toda la familia excitada. Como ya he dicho, no somos una familia normal.

–Supongo que os ha...gustado…

Hermano y hermana se fueron a una habitación. Yo lo hice con mi amada esposa. Me sentía orgullosa de mi hija. Dejar que haga lo que quiera con su vida ha sido una muy buena idea.

Terminaré contando una locura que me atreví a hacer con mi hija. Grabé un vídeo porno con ella, era una fantasía sexual que tenía hace tiempo. Mi rostro por supuesto era otro, utilicé el rostro de una amiga fallecida  para salir en el vídeo. Las ventajas de la magia. Aún siendo tan liberales como éramos la familia, seguía teniendo principios y con un par de neuronas. Ese vídeo se puede encontrar en la red. Es personalmente uno de mis favoritos.