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Infiltrada como puta 2

en Dominación

LAURA

El avión aterrizó por fin en su destino, las putas se fueron, pero Aiko y yo nos quedamos. Sentía la mirada fulminante de mi hermana, se que solo se preocupaba por mi, pero no necesitaba hacerlo, no habría problema ninguno. Jana me cogió de la mano, y me llevó así hasta la limusina. Melisa era llevada con la otra mano. Mi hermana fue con su amiga a atender y adular al otro. Melisa y yo nos sentamos a cada lado de la hermafrodita. A partir de aquí por el momento, mandaría yo. 

La hermafrodita se besó conmigo. Mientras nos besábamos con pasión, Melisa masturbaba a Jana y la hermafrodita a su vez a mi. Dejó de besarme los labios para hacerlo en el cuello. 

–¿Por qué estás aquí Laura?–preguntó susurrando en mi oído

–Estoy en celo, y te juro que es horrible, necesito que me empotres hasta quedar preñada. La japonesa también –ella le comía la polla al otro junto a las dos. 

–Eso puedo hacerlo–Jana se desnudó totalmente–Se mi chica, Laura, mi novia, mi amante. 

–Para serlo me hacen falta cosas que no tienes. 

–¿El que? 

–Autocontrol, si lo tuvieras te amaría, además hay una chica que me gusta. 

–Podriamos ser una pareja poligama

Jana me acostó en el sillón de la limusina, y apoyé una de mis piernas en su hombro. Ella entró en mi, y yo exhalé un gemido de puro placer. Al ver mi disfrute ella tomó el control, y comenzó a penetrarme sin control el coño. 

–Como agradezco a los dioses que os hayan dado el celo. 

–Cállate y fóllame. 

–Puedo conseguirte grandes pechos de forma natural–dijo mientras me penetraba, y sujetaba mis piernas–Solo tendrás que chupar una polla. 

En vez de responderle y seguirle el juego, la ignoré y continúe disfrutando del sexo que me estaba dando Jana. Mientras gemía contemplé a las tres, Aiko se levantó y abrió la boca, llevaba semen. Entonces hizo contacto visual conmigo y caminó hacia mí. Abrió la boca, y me echó el semen en la mía. Me lo tragué. Entonces ella se sentó poniendo su coño en mi boca. Utilicé mi lengua mientras tenía a la hermafrodita eyaculando en mi interior.  Gracias al legendario aguante de las hermafrodita, Jana pudo continuar penetrándome nada más correrse. Aiko estaba disfrutando con mi comida de coño. Mientras se movía en mi boca, no hacía más que gemir. Yo tuve un orgasmo, pero la hermafrodita continuó con la follada. Y en esa posición estuve hasta que las dos llegaron a la vez sobre mi. Si antes no me había quedado preñada, ahora sí que lo estaba. Jana salió de mi, y exhalé un gemido. 

–¿Cómo podría podría tener pechos grandes de forma natural?

–Tengo una socia que posee un semen muy poderoso y especial, uno de sus efectos es aumentar los pechos. 

–De acuerdo, llámala. 

–¿Puedo conocer yo también a esa socia?–preguntó Melisa 

–Y yo también, ya que estamos–dijo Aiko

Aiko se besó con la hermafrodita. Melisa me cogió de la mano, y me sentó un poco más lejos de los demás. Nosotras también nos dimos el lote. Melisa acarició mi cuerpo, y me empujó hacia sí mientras nos besabamos. Me besaba con pasión intensa. 

–Me gustas, tienes un cuerpazo–dijo Melisa jadeando, y besándome, como si mis labios fueran a irse

–Gracias

Jana nos tiró un arnés con una polla falsa. Melisa lo tomó en sus manos, y se desnudó. Era todo un monumento sexual, pareciera que la mismísima diosa hubiera esculpido su cuerpo. 

–Ponte en la posición del perrito. 

Conocía la cultura de los alyvir, los famosos chupasangre, Esmeralda me dijo que existían determinadas posiciones sexuales, muy importantes para su raza. Determinadas posiciones que solo se dejaban a la pareja o en otro caso al amo o ama. Tal como ella me pidió, me puse en esa posición, apoyada en el suelo. 

–Me gustaría conocer a la chica que te gusta, quizás podamos tener un trio. 

En aquel momento, borracha de placer y en mitad del celo, no era consciente de mi error. Dejarme follar en esa posición, era declararle mi amor por ella y decirle que sería suya. Rozó mi espalda, y provocó que mis alas salieran disparadas. Una vez completamente desnuda, penetró mi ano, el cual la recibió dócilmente. La limusina se detuvo, ya llegamos, pero eso no detuvo a Melisa que continuó cabalgandome cual jinete con su caballo. Y yo en vez de pararla la animé con gemidos, y sies entre el placer. Todas se fueron, excepto Jana que sacó su teléfono y comenzó a grabarme. 

–Nos lo vamos a pasar bien todas juntas

Aparté la mirada de la cámara, roja de vergüenza. Melisa me obligó a mirar a la cámara, no quería que me grabase fornicando. 

–Melisa creo que ya puedes parar.–detuvo la grabación

Para cuando Melisa se detuvo yo ya había tenido varios orgasmos. Melisa salió así tal cual. Yo me senté en el suelo. Jana se sentó frente a mi. 

–Has disfrutado, joder, habrás quedado más que satisfecha.–acarició mi entrepierna, miró su mano mojada– Quiero saber cómo has eludido tus traumas. 

–Tengo ayuda–reconocí–Algo se de lo que está pasando aquí, ese hombre te está usando. Conozco a los de su calaña. 

–¿Crees que no lo sé?–dijo algo triste–No puedo salir de esta locura, su gente puede ir a por mi hermana y hacerle daño. Así que lo único que puedo hacer es engañarlos a todos y hacer como si no pasara nada. Mientras encuentro un punto débil.

–¿Así que tu socio cree que no sabes nada?

–Si, en secreto le espio. Le proporciono muchachas para que se vaya de la lengua.–sonrió– Cuando Melisa vino con una oferta, y me dio la descripción de las muchachas supuse que eran agentes renacidas, o por lo menos estaban con Caín. Me alegra que estés aquí, Laura, cuando llegue el momento podrás protegerme. 

–Protegerte de que. 

–Llamaré a mi ama, que es nuestra jefa y le diré que necesito que traiga a Semen Divino. Entonces nos encargaremos de ella. 

–¿Y cuando será eso?

–Dentro de tres días, de todas formas tiene que venir tarde o temprano, por asuntos de "trabajo". Hoy dormirás en mi habitación, tengo una cama grande y una buena ducha. 

Me vestí con mi ropa en la limusina y salí al exterior. Su local era una mansión de lujo, al entrar vimos que estaba llena de mujeres coqueteando con otros hombres. Había incluso mujeres clientas. Me excitó ver aquello, era sórdido pero excitante. Detuve a Jana y me fijé en una habitación, era mi hermana, le estaba comiendo la polla a un cliente al que no llegaba a ver. 

–¿Quieres ponerte a trabajar?

–Creo que solo me interesas tu, no le veo preparada para tener sexo con gente desconocida.

–Melisa es una buena zorra, mírala–se encontraba debajo de una mesa, practicando una felación–La peliblanca tiene la prostitución en la sangre, supe que es o fue una puta en algún momento de su vida. No soy estúpida tengo ojo para esas cosas. 

Al lado de Melisa se encontraba otra chica, que recién había terminado de chupar. Se levantó y corrió a saludar a Jana. 

–¡Ama, estás aquí!–gritó con alegría

Ambas se abrazaron, mi mirada se dirigió hacia el bulto en la entrepierna, el cual era prominente. 

–Laura, te presento a Liria, es...como yo. 

–Encantada de conocerte, Jana habla mucho de ti. 

–Subamos a mi habitación, necesitamos que nos des de cenar. 

La esclava subió corriendo, era una muchacha muy alegre. No solo parecía conforme con su trabajo, sino que la hacía alegre. 

–Como bien sabes las hermafroditas poseemos un semen con cualidades nutritivas y sanadoras. Ella era una vaca de semen, a la que únicamente hacían caso para sacarle el semen. La saqué de aquello y me juró lealtad y sumisión. Algunas personas son adictas al chocolate, Liria es mi chocolate. Tiene una polla que no te cansas de chupar–confesó Jana

Era algo insólito escuchar en una hermafrodita, teniendo en cuenta que la mayoría de ellas poseen tendencias a dominar a los demás. Un  hecho de mi afirmación es que el sexo con una pueda provocar la manipulación mental sobre el amante. Aunque supongo que entre ellas todo es bien distinto. Yo soy inmune al control mental, por suerte, pero no soy inmune a la influencia de una hermafrodita. Lo que significa que mientras ella esté cerca tendré aún más sexo. Hasta el punto de que casi no he estado pensando en que esto es una misión. Eso sí, otra cosa será ser una esclava, algo que no aceptaría. Me da miedo salir de aquí embarazada, mi apellido es peligroso y en este mundo un bebé no podría estar seguro, no con el historial de mis padres. Creo que Jana no es realmente consciente de que se folla a dos aladas con sangre real. Escapé de mis pensamientos cuando Jana rompió el silencio. 

–Amylia era una medialuna, era un monstruo y te destrozó la infancia. Me da miedo convertirme en un monstruo como las medialuna. Bien es cierto, que la gran diferencia entre ellas y nosotras, es que nosotras no forzamos la mente de una persona. Además no abusamos de niños ni de niñas. Pero…

–Nunca te he visto como un monstruo, pero mantendría alejadas a mis amistades de ti. Por eso de influenciar su mente. 

–Lo entiendo. 

Llegamos a la puerta, allí esperaba Aiko y Liria. La puerta estaba protegida por tres cerraduras distintas, que ella abrió con tres llaves distintas. Una que llevaba en el bolsillo, una que tenía dentro de su coño, en del que tuvo que sacar una llave envuelta en tela y una que sacó del coño de Liria. Si habitación bien parecía toda una casa alterna a la propia mansión. Poseía una cocina, un salón de estar, un baño propio y una habitación. Tanto el baño como la habitación eran bien grandes. 

–La ama no despilfarra en gastos, tiene una bañera con burbujas, y una ducha en la que puedes ponerte música.–dijo Liria que aprovechó para tocarme el culo–Vamos, Laura, desnúdate.–dijo con alegría

Liria se desnudó sin dudarlo ni un instante. Yo lo hice más lentamente. Me quedé  con las bragas puestas. 

–Emilia vendrá mañana por la mañana. 

Liria encendió el agua y se empezó a llenar la bañera. No podía evitar fijarme en la poderosa erección de Liria. 

–¿Estás contenta con tu ama?

–¿Por qué no iba a estarlo? Trabajo para ella, cuando se le antoja me pongo a trabajar, cuando no estoy esperando en su alcoba. ¿Y no te he dicho que te desnudes?–cogió mis bragas y las bajó hasta mis piernas

Se arrodilló frente a mí y lamió mi coño. Dejó de hacerlo y me sonrió. 

–Sabes a hermafrodita, me gusta. Quiero tener sexo contigo. 

–Pues vas a esperar, hoy he tenido sexo para toda una vida. 

–¿No tienes ganas de sexo?

–Si, con las hermafrodita siempre tendría sexo, pero tengo que descansar. 

Liria no se esforzó en ocultar su decepción. A mí me dio igual, no iba a dejarme penetrar cuando solo quería descansar. Sin embargo por lo menos quise darle algo de placer. Me acerqué a Liria antes de que metiera su cuerpo entero en la bañera, y agarré sus piernas. Liria, no movió ni un músculo por la curiosidad de ver que quería. Lamí su vagina que pasaba desapercibida. Le di varias lamidas excitando su sexo femenino.

–Oh, por los dioses. Comeme la polla

–Es demasiado grande–dije observando su erección

Agarré la polla, y la metí en mi boca, entera.  La mantuve durante unos segundos, y luego la saqué. La lamí y la besé. Su polla tenía un sabor extrañamente adictivo y sabroso, lo que me empujó a seguir chupando y lameteando su polla. Volví a meterme la polla entera en la boca. Esta me llegaba a la garganta. Liria agarró mi cabeza y comenzó la follada de mi polla. Yo por supuesto me dejé. La esclava eyaculó en mi boca con abundancia, yo me tragué todo el semen. Liria cayó rendida en la bañera. Ella me besó, también sabía a semen. La detuve. 

–Demasiado sexo, ¿no te acuerdas? Reserva tu leche para Aiko y para tu ama. 

Después de aquel baño, me enjaboné, procurando que Liria no se perdía nada. La hermafrodita se colocó en una orilla de la bañera a disfrutar de las vistas que mi cuerpo le ofrecía. 

–Yo no tengo unos grandes pechos como Melisa o tu ama. 

–Si, es toda una penita, date la vuelta

Quizás fuera plana pero podía presumir de un buen culo, por algo me lo había trabajado con mucho esfuerzo. Me di la vuelta y le ofrecí las vistas de mis posaderas. 

–¿Te gusta?

–Me dan ganas de montarte como la perrita que eres. 

–Piensa que esta es tu ama. Cuando salgas del baño, te la empotras. 

Tapé mi desnudez con una toalla,y otra para el pelo. Me acerqué a Liria y le di un último beso. Al salir del baño Jana y Aiko conversaban alegremente. Nada de sexo duro, ni mamadas. No oculté mi decepción, me esperaba que estuvieran follando como animales, aunque tampoco debía faltar mucho para eso. 

–Laura, en la cama tienes ropa interior por si no vas a participar en nuestro acto. Además ya le has chupado la polla. 

–¿Cómo lo sabes?

–Liria es irresistible. Ah, Semen Divino vendrá mañana por la noche, y una amiga tuya llegará por la mañana, para que la preñen también. 

Me fui a la cama, la cual era muy grande. Cabrían en ella cinco personas incluso. Me quité la toalla, y me puse las bragas y el sujetador. Me acosté en la cama, e intenté dormir. Dormí durante unas horas, pero el ruido de las chicas me despertó. A mí lado estaban Jana y Aiko a cuatro patas, ofreciendo su culo a Liria. El chocho de Aiko emanaba semen, y la cara de Jana también se la veía con blanco. Yo me di la vuelta e intenté dormir. Los gemidos de placer de Jana me lo impedían. Yo no era una máquina sexual, mi único deseo en aquel momento era dormir del tirón hasta la mañana. 

–Siempre puedes unirte a ellas–dijo Liria con su ariete en la coño de Jana

Me levanté de la cama, y una vez inevitablemente despierta fui a la cocina a servirme algo. En el reloj de pared ponía que eran las cuatro. ¿Tanto tiempo habían pasado follando y esas cosas? En el salón de estar vi restos de palomitas. Miré a las tres viciosas, seguramente habrían estado viendo alguna película. Me serví un zumo, y un trozo de tarta, era lo único que tenía para desayunar. Me senté en la mesa de forma que pudiera verlas fornicar. Las observé atentamente y me resultó interesante el hecho, que teniendo a cuatro patas a una mujer, aún así una hermafrodita se las arreglaba para ignorar el culo y penetrar la vagina. Cómo si su extraordinaria sexualidad estuviera pensada para embarazar. Eso tenía sentido, influyen la mente de una mujer, la embarazan y se desfogan. Lo difícil es encontrar una mujer que aguante semejante sexualidad. Tomé mi desayuno con sus gemidos de fondo. Para ser la ama de este lugar, una hermafrodita, le gustaba mucho que aquella chica le diese bien dado, y la llamaba esclava. Le resultaba más fácil llamarla esclava, que reconocer que de alguna forma bizarra eran pareja y le gusta también ser empotrada de vez en cuando. Y vaya si se notaba, Jana gemía encantada, sus pechos botaban, y Liria no se detenía. Me gustaba ver a la dominante hermafrodita, siendo montada. Sin embargo no quise quedarme más tiempo ahí. Estábamos en una misión con el objetivo de cerrar este negocio. No encontré mucha ropa así que me vestí con una bata, y salí de la habitación. El lugar había cerrado. Únicamente estaba mi hermana ahí abajo, bebiendo. La saludé desde las escaleras. 

Me senté al lado de ella. 

–¿Lo has pasado bien?

–Esta noche he pasado del sexo, quería descansar. 

–Yo he servido a hombres y mujeres durante toda la noche, y he aprovechado para recabar muchísima información valiosa. Pensaba que está operación nos llevaría semanas para atrapar a estos dos cabrones y en realidad vamos a trincar a toda una mafia. 

–Vamos a un lugar más íntimo–la cogí de la mano 

Me cogió de la mano y me llevó a una habitación que apestaba a sexo. La cerró con pestillo. 

–He mamado pollas, me he comido coños. He sido la zorrita de hombres y alguna mujer, he sodomizado también a más de una mujer con una polla de plástico. He hecho de todo hoy–dijo Nat desanimada–¿Y sabes que es lo peor, Laura? Que esta vida me gusta, me gusta el sexo, y me excita de sobremanera tener sexo con Lucía y en compañía de ella. 

–¿Y porqué no estás contenta?

–Siento que está mal, que no debería ser así, que debería ser una mujer normal.–dijo y se sentó en la cama

–¿Y qué hace a una mujer normal?–mi pregunta la dejó sin respuesta

No tenía derecho a sentirse así por tener la sexualidad que tiene. 

–Cada persona es un mundo, a ti te va el mundo del sexo y a mi no tanto. 

–Una de las razones por las que hago estas misiones, es por el sexo. Me encanta vernos sodomizadas, o ser emputecida por Lucía, me encanta sobre todo hacerlo con ella. Y cuando estoy en mitad de un polvo, lo único que realmente me importa es el fornicio. 

Me senté con ella y nos besamos en la boca. El sabor de los labios de mi hermana me gustaba, continúe besándola. 

–El incesto está mal, pero me gusta besar tus labios.–dije, bajé de sus labios a su cuello algo que parecía gustarle especialmente

–Si lo mío está bien, tampoco está mal el incesto, ¿no?

–Follemos

Nos acostamos en la cama, y la diversión de verdad dió comienzo. Seguí saboreando su boca mientras con una mano la masturbaba. Bajé hasta su vagina y esperé a tener su aprobación para comerle el coño. Entonces comencé a usar mi lengua ahí abajo. No le di descanso a mi lengua, conocía bien donde lamer. Ahí abajo descubrí una cosa, lo mucho que me gustaba hacer un cunnilingus igual o más que hacer una mamada. Mi hermana empujó mi cabeza hacia su entrepierna. Así continué hasta que mi hermana llegó al éxtasis. Yo continué lamiendo sus corrida femenina. Mi hermana me respondió con una sonrisa, cuando me puse a su altura, me besó con cariño. 

–Tengo que irme con Lucía, y el Amo, nos iremos de "viaje de negocios". 

–¿No puedo irme contigo?

–No, tú te quedas entre pollas hermafroditas, que se que te gusta chupar pollas y coños y no quiero quitarte eso para venir con un asqueroso. 

–Bueno, como tenemos nuestra conexión estaré vigilando lo que haces. 

–Estoy segura de eso

Se despidió de mí con un beso en la boca, y me dejó sola en la habitación. Casi sin darme cuenta, acabamos de tener relaciones incestuosas y me gustó, me gustó hacerle gemir. Creo que sí mi padre estuviera vivo, ya le habría chupado la polla, o le habría comido el coño a mi madre. Me acosté en la cama, y conseguí dormirme lo que quedaba de noche. 

Al despertar, Melisa yacía desnuda al borde de la cama, sin un rastro de semen en todo el cuerpo. Con un arnés y una polla de plástico de considerable tamaño a su lado. Sabía que volvería a mi, lo que no sé si hice bien al aceptar ponerme a cuatro es si me declaré su sumisa o su amante. Sin embargo, sí tenía una certeza, Melisa deseaba empotrarme de nuevo. 

–¿Sabes? Yo era hermafrodita–dijo Melisa

–¿Y por qué ya no lo eres?–pregunté

–La diosa Eclipse me pidió algo que yo era incapaz de cumplir. Entonces me despojó de mi don. 

–¿Que te pidió? Ya tuve una mala experiencia con una, que te pidió la otra.–Melisa bajó la cabeza y suspiró

–Tuve una hija, con una gran puta, era hermosa y éramos por así decirlo pareja. La embaracé y junto a la bastarda que había nacido allí, nos la llevamos lejos de Dekram. Cuando las dos se hicieron mayores, la diosa me pidió que les diera mi semilla, si tú me entiendes. 

–No será hija de puta la desgraciada ¿Cómo te pide eso?

–Mis hijas ya habían tenido sexo con anterioridad, pero no iba a llevarmelas a la cama. Incluso una hermafrodita tiene sus límites. Mi hija es Liria, me hice cargo de esto para poder sacarla de aquí, y llevármela sin que la metan en prisión por prostitución. 

–¿Tu hija es Liria no lo parece?

–Porque es la bastarda, sus ojos son grises, ¿no te diste cuenta?  Es una hija bastarda de la reina, prometí hacerme cargo de ella.

–¿Y qué hace aquí? 

–Una hermafrodita la reclutó, pero no quiero que siga aquí. No es un entorno saludable para ella. 

–Liria parecía bastante feliz siendo la esclava de Jana. Puedes hablar con Jana tú misma de forma oficial, sabe que sois agentes. Quiere que salven a su hermana y que la saquen de aquí. 

–¿Lo sabe? Si no ha dicho nada, entonces toda esta operación depende de ella. En otro momento hablaré con ella. 

–¿Que vas a hacer con eso?–señalé el arnés 

–Quería empotrarte y ponerte a cuatro, pero es que has sacado el tema y se me han quitado las ganas. 

–Oye, estoy aquí si quieres hablar. 

Tiró el arnés al suelo, y se acostó en la cama, a mi lado. Se quitó los zapatos. 

–Fui puta y esclava por más de cincuenta años, el amo que teníamos era un buen amo, ¿sabes? Acepte la sumisión de forma natural, y voluntaria, es más te diría que el pasaba de todo, llevaba el negocio y no se abusaba de nosotras. Me gustaba aquello, el sexo y las mamadas, lo veía y lo sigo viendo como un trabajo más. Además teníamos un techo, comida e incluso baños y si no querías vender tu cuerpo podrías ser camarera y dejarte manosear. 

–Entonces era tu lugar–asintió

–Ahí concebimos a nuestra pequeña, trajimos a una sacerdotisa para que curase su infertilidad y se quedó embarazada. La princesa decidió tener a aquel bastardo y nos lo dió. Decidimos emprender un viaje lejos del prostíbulo, pero porque no queríamos darle eso a nuestras pequeñas. Nos fuimos a mis tierras de origen, e hice frente a un capullo. Nos acogieron. Un año después tuvimos un niño. Cuando creció y maduró enseguida tuvo sexo. Con la hija del jefe de nuestra tribu. Según palabras de la chica, era un semental. 

–¿El no está en ese mundo?

–Qué va, él está bien contento en sus tierras. La única que se ha ido es Liria. No hay quien controle su polla. Quiso tener sexo con la esposa de su hermano pero esta le dio una patada en los huevos. Cada vez que podía masturbarse o tener sexo lo hacía. Por una parte le viene bien ser una esclava, tener una ama buena que la domine y controle su sexualidad, pero no esto. 

–¿Y qué diferencia había allí con respecto al prostíbulo en el trabajabas? 

–Todo lo que gira en torno a esto está relacionado con el crimen. Donde yo trabaja, no había abusos, podría decirse que era un lugar raro y especial, cualquiera desearía trabajar ahí. Incluso tú con tu pasado, de hecho Tinuviel en su juventud pasó unos años de vacaciones allí. 

–Supongo que algún día le daré una visita

–Deberías hacerlo, si te va el sexo por placer. Más de una puta quedará prendada por ti y de lo escultural que eres. 

–¿Tenemos sexo ahora o sigues sin ganas?–pregunté a Dunya

–Tengamos un poco de sexo sin el arnés, después nos encargamos de lo demás.