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Dando el paso final 3

en Control Mental

Me desperté abrazada por mi esposa. Ella seguía durmiendo. Esa noche tuvimos una intensa sesión de sexo matrimonial, en la que había algo de BDSM. Usamos sus juguetes. Yo hice de domina, y ella de sumisa. La até a la cama, y le puse uno de esas mordazas en forma de bola en la boca. La torturé dándole placer en sus miembros pero cortando antes de llevarla a la cima. Le quité la mordaza y le obligué que me pidiera por favor que le diera placer. La desaté y me abrí de piernas. Me folló con deseo y desesperación.

Niuva se despertó. Me abrazaba más fuerte, sus piernas se cruzaron con las mías.

–Te amo–dijo Niuva medio dormida

Me de la vuelta y la besé.

–Yo también.

Por raro que parezca Niuva no tenía las inmensas ganas de sexo que suelen sentir casi siempre. Me quedé con las ganas de sexo mañanero. Quise hacerle al menos una mamada pero no me dejó. Extrañada me levanté de la cama.  

–¿Te pasa algo?–es muy raro que no quiera nada por la mañana

–A Dwyn no le ha bajado la regla–él si es hermafrodita, y sufre ese mal femenino. Si no le ha bajado significa que....–Se tomó una píldora abortiva. La última persona con quien tuvo relaciones sexuales fui yo. Me preocupa que esta relación que tenemos se nos descontrole.

–Menos mal que lo hizo.

–Laura, deberíamos dejar de tener relaciones con nuestros retoños. Sí ya sé lo que hemos hecho, lo que has hecho pero ¿y si tienes un hijo de tu hija o de tu hijo?  

–En realidad tienes razón, las cosas pueden descontrolarse. No obstante no olvides que quien me ha hecho tan liberal eres tú con tu miembro maldito por tus dioses–le reprendí–Ni siquiera me avisaste que me volvería tan….tan...puta.

–No te lo dije porque tú sabías que habían consecuencias de tener relaciones sexuales con una hermafrodita. Me dijiste que te daba igual. Después de quedarnos embarazadas te lo dije. Debí avisarte antes de juntar las alas.

–El problema es que no se te ha ocurrido detenerme. Si le hago mamadas a mi hija en cualquier parte de la casa sin importar que me veas. Lo hemos tomado como algo normal. Si nuestro hijo casi se queda preñado es tu culpa como mala madre.

–¿Me estás llamando a mi mala madre? ¿La que disfruta con la polla de su propia hija? ¡Lo me eches la culpa de lo que tú haces con tu boca! Yo no tengo la culpa de que le pongas el culo a tu hija

–Retira lo que has dicho–advertí

–¿O que? Todo lo que he dicho es verdad. Estoy harta de que me echen la culpa por algo que no hago conscientemente.  Es tu culpa que seas la puta de tu hija, joder si has hecho un puto video con ella.

–Se acabó. Yo no voy a aguantar esto, me largo.

–Vete. Tu eres la razón de que no te haya parado en todo esto. Tu me haces tan sucia, lárgate.

–¿Mamá qué pasa? Os hemos oído discutir.

–Pasa que me voy de esta casa de locos, por fin tengo un poco de un poco de lucidez. Estaré mejor lejos de vosotros –dije enfadada.

Realmente desde nuestra intensa actividad sexual nunca me había preguntado nada, lo que sí debí decirme es que no era normal  follarme a mi hija. La culpa la tiene Niuva, ella me ha corrompido con su naturaleza adictiva. En aquel momento me dio igual herir a mis hijos, sobre todo a mi Aela. Recogí  mis cosas, mi ropa y demás cosas y me fui en mi coche. Agradecí ese momento de lucidez. Antes de quedarnos embarazadas no teníamos una gran actividad sexual y nuestra relación amorosa era buena y sana. Nos quedamos embarazadas en mi primer polvo con ella, y meses después de dar a luz fue cuando el sexo se hizo más presente. La verdadera Laura no le hubiera puesto el culo a su hija, no soy así. Aela de todas formas no tiene la culpa, ella apenas sabe controlarse todavía. Si le pongo el culo o le hago una mamada no va a detenerme, su mente solo va a poder pensar en el sexo. Me sentí mal por ella, es la única que a la que no debí herir.

En principio iba a ir a la casa de Esmeralda, pero ella está ocupada en una guerra. Me dirigí a la casa de mi hermana como segunda opción.  La avisé por teléfono y me dio el visto bueno. Ella a diferencia de mí no ha tenido hijos, ha sido más inteligente. Llegué a su casa.

–Me tienes que explicar qué ha pasado entre tú y tu mujer.

Cuando deje las maletas en la habitación libre que nos quedaba. Nos tomamos tranquilas un café. Le expliqué todo lo ocurrido con mi esposa, y mi hija. En lo que me había convertido.

–Esa decisión es la mejor que has podido tomar. Ya sabías que llevaba sus riesgos, pero has actuado a tiempo. Ahora que estamos hablando de estas cosas. Hay algo que me pasó hace unas semanas o así con una hermafrodita que casi me arruina la vida.

–Cuenta

–Era una chica hermosa, nos encontramos en un bar. Me sentí muy atraída por ella, por su magia pero también por su belleza. Sus cabellos eran negros, sus ojos color color azabache. Fue un amor a primera. Hablamos y reímos. Eso en la primera cita. Tuvimos una segunda cita, descubrí su hermafroditismo en un situación un tanto vergonzosa. Ella no parecía sentir vergüenza, lo contrario. Su mirada llena de lujuria y una orden:

–Quieres hacerme una mamada–ordenó la mujer. Tenía una voz increíblemente hipnótica

Nos encerramos en el baño de aquel pub y le hice una mamada de espectáculo. Deseaba lamer ese miembro, chuparlo y comérmelo como si mi vida fuera en ello. Cómo si su polla fuera el único alimento que me puede mantener con vida. Además le hice una cubana con mis tetas,  para complacerla. Me obligó a ir hasta casa con toda la corrida. A diferencia de tu mujer ella sabía a lo que iba. Me trató como a una puta. Yo me sentía complacida. Aquella noche no podía dejar de pensar en lo que había hecho. Y en que la mataría la próxima vez que volviera. El pensamiento de la mamada que le había hecho me excitaba, me masturbé aquella noche pensando en ella. La primera parte de su plan iba como la seda. Plantar la semilla.

La noche siguiente no salí de casa. Me quedé en casa sin hacer nada. Ella vino a mí, y cogí un cuchillo. En cuanto entrase a casa la mataría. Cuando la vi disipó todos esos pensamientos.  Se bajó los pantalones allí mismo. Le hice otra mamada sin importar que me estuvieran viendo. Me separó de su pene y me dijo:

–Quitate la ropa

Me grabó con su teléfono y me hizo fotos. Cómo si eso fuera a amedrentarme. Ese primer día me dio una orden

–Hay alguien que quiere verte–era mi vecino, nos llevábamos mal–Que quede  complacido

El segundo día empezó a prostituirme. Ese vecino no fue el único en follarme, vinieron otros. Totalmente hechizados por esa maldita puta. Yo hemos encantada. Me sacó de mi casa, se quedó con las llaves de mi casa y me llevó a un club de striptease. Hacía de puta al terminar. Esa hermafrodita no sabía con quién jugaba. En un momento de libertad le arranqué la polla de un mordisco a un hombre. Tuve otros arrebatos de rebeldía los suficientes para que tuviera más cuidado conmigo. Me encadenó de pies y manos a en una sala roja. Me tapó la boca con una mordaza. Ella personalmente se encargó de someterme. Me folló día y noche por el coño y por el culo, había días de lucidez en los que luchaba contra mi propia mente.  Otros días en los que gemía encantada. Cuando estuvo segura que no le arrancaría la polla de un mordisco puso su polla en mi boca. Yo la abrí. Seres como nosotros no necesitamos alimentarnos aunque lo hagamos, pero su semen sobrehumano es como alimento y es terriblemente adictivo. Desde aquel momento fui su puta personal. Me hacía gatear como un animal, y le lamía los pies en espera de poder complacerla. Me tenía totalmente esclavizada y que ella me follase era todo un honor.

–Comepollas ven aquí–gateé hacia ella con el único deseo de cumplir sus deseos.

–Tengo un regalo para ti–me enseñó un collar de perro adaptado para humanos, humanoides. Lo que sea.

Me puse de rodillas. Esperando a que me lo pusiera.

–Hay quienes dicen que una mujer calva no es bella, pero se equivocan–esos halagos no hacían sino sentirme bien con ella.

Me puso el collar.

–Sigues llevando ese collar–le señalé el cuello

–¿Me dejas continuar?

–Si

–No había ningún resquicio de mi que se fuera a rebelar. Estaba encantada con que me tratara como una mascota.  Una noche estaba reunida con su ama. Yo servía a mi ama con lealtad incondicional

–Lo has hecho bien esclava. Buen sometimiento. Al menos esta es adulta. Follarme a su hermana cuando era una niña era muy incómodo, no dejaba de lloriquear.

No fui yo quien respondió a su ofensa. Fue mi propia ama, Anna. Se rebeló durante unos segundos contra su ama los cuales fueron suficientes para meterle un balazo en la cabeza. Ese acto me liberó a mí de sus ataduras. Le pedí explicaciones.

–Todo lo que te he hecho y te he obligado a hacer lo hizo ella. Cómo hice contigo ella me tenía totalmente sometida, he sido su esclava más tiempo del que puedas imaginar. El daño que te he hecho me lo ordenó porque tú tenías que ser su esclava. Te hubiera cedido a ella, y serías su esclava. No solo sexual, te usaría como su instrumento. Si quieres matarme lo entenderé, pero yo no quise hacerte lo que te hecho

A diferencia de lo que puedas pensar no la mate. Lo que sí hicimos fue matar a todos los implicados. No quedó nadie con vida en ese burdel, ni tan siquiera dejamos cuerpos. Los que no murieron recibieron el mensaje. Una palabra, una foto o un vídeo en internet y no llegas al siguiente.

–¿Y que fue de Anna?–la puerta se abrió y entró una mujer

–Hablando del rey de Roma–dijo Nat, mi hermana con una sonrisa de oreja a oreja. Se besaron–Al final acabamos como novias, el collar me lo quedé como símbolo de nuestra unión. Le estaba contando a mi hermana como nos conocimos.

–Encantada de conocerte–dije estrechando su mano–Me alegra saber que ha encontrado una novia. Aunque las circunstancias…

–Si, no hablamos mucho del tema. Según me ha contado Natsuki tú estás casada y eres madre–dijo Anna

–¿Puedo contarle que te ha pasado?–asentí

Le explicó la situación por mi a Anna. Ella escuchó en silencio sin interrupciones.

–Has hecho bien en alejarte de ellas. El poder que tiene una hermafrodita es muy peligroso. Aún sin darnos cuenta podemos hacer daño a quienes amamos. Yo conseguí curarme por completo de esa necesidad. Si no saben controlarlo no te merecen.

–Podrías hacer algo ellas. Para...curarlas…

–Lo haré encantada. Cualquier cosa por ayudar a una camarada. Sólo una pregunta ¿en serio te follas a tu hija?

–Sí–respondí cohibida

–Lo pregunto porque si bien las hermafroditas tenemos parte de culpa, parte de la culpa la tiene la parte dominada. El placer y el deseo son un factor importante. Yo no la habría hechizado si no me viera hermosa, y no le gustase mi miembro. A ella le gustaba, y esa mamada la hizo en parte porque quiso. Yo solo le di un empujoncito para poder controlarla. Lo mismo pasó con mi ama. Al principio yo la quería, pero sus propósitos para mí eran otros muy distintos. Mi empujón a la dominación fue también una mamadita, y acabé por ser esclavizada. Yo pasados unos años intentaba encontrar una ruta de escape, pero cuando intenté escapar me sometió casi por completo. La cuestión es, que no dominamos la mente de nadie. Usamos su excitación y su lascivia para que ella misma se someta. Es decir, Nat la mayor parte de lo que le hice se lo hizo ella. Nuestra propia mente nos traiciona, pero las órdenes las sigue dando el cerebro y no la hermafrodita.

ANNA

La tenía encadenada para que la parte rebelde no aflorara. Había conseguido sacar su parte de sumisa. La tenía encadenada, y la follaba cuando quería. Ella no forcejeaba, se moría del placer y en ocasiones movía la cadera para acompasar la penetración. Otras veces me insultaba, y pretendía liberarse pero eran las pocas.

Mi ama vino a ver mis progresos, pero antes me ordenó darle una mamada. Yo la obedecí. Su pene me dejaba sin aliento cuando me obligaba a tenerlo en su boca hasta que se corriera por completo. Cuando me liberó cogí aliento, y respiré.

–¿Cómo está la Stram?–preguntó mientras me desnudaba para ella

–La estoy sometiendo, ama. La parte rebelde aún resiste en ella, pero pronto ella misma acabará con ese otro yo. Hasta un mes no me será posible cederla. Me amará y me reconocerá a mí, y pasará un tiempo hasta que me sea tan leal que ser la esclava de otra sea un placer para ella

–Está bien–me empujó al suelo

Me penetró por el culo con violencia. Di quejidos de dolor, mi culo está entrenado pero no para su miembro. Como esclava que era  tuve que complacerla hasta la extenuación, y cuando ya estaba que no podía con mi propio cuerpo supliqué que se detuviera.

Se largó de allí. Aquella noche no pude dormir. Dejé tranquila a Nat durante esas horas. Mi naturaleza me llamó de nuevo y seguí con el proceso. Ya no había quejidos ni insultos. Sólo ansias por ser follada. La desaté cuando estuve segura de que la parte rebelde estaba muerta. Me agaché para ponerme a su altura y acaricié la calva. Por un momento mi verdadero yo salió a la luz después de tantos años de sumisión, y sentí pena por lo que le había hecho. Me miraba con admiración, con lealtad. La había convertido en una mascota leal y complaciente. Ella me acostó en el suelo, me quitó el pantalón y se folló el miembro sin recibir órdenes. Mi yo sumisa volvió de nuevo por esta acción, y tenía órdenes. Someter y disfrutar de la esclava de la ama. La follé tan violentamente como lo había hecho mi ama conmigo. No hubo ningún quejido por su parte. Sólo hubo gemidos.

Desde ese momento tenía momentos de rebelión interna. Mi verdadero yo pugnaba por liberarse. Empecé a tratar mejor a Nat. Le di el collar que aún lleva. Le encantó ese regalo. De todas formas su mente estaba tan controlada que si le hubiese dado cualquier cosa le encantaría solo por ser mía. Un día dijo que volvería a ver mis progresos. No fue el día de su muerte, pero sí fue cuando empecé a tantear el terreno. Ver cuáles eran las posibilidades de matarla. En verdad podría habérsela cedido en aquel momento, pero antes de que viera a mi ama la puse en su contra.

–Mi ama querrá verte. Ella te va a usar para hacer daño a gente inocente. Te hará matar a tu hermana, después a sus hijos y a tu propia madre

No estaba segura de si esos eran sus planes pero no hay otra razón para que quiera como esclava a una Stram. Cómo sacerdotisa hermafrodita la bendición divina y algunos que otros poderes eclipse era lo único que tenía. Con alguien como ella como esclava podría haber sido un peligro

Volviendo a la historia. A ella le afectó lo que le dije.

–No quiero que me obligue a hacer daño a mi hermana, y menos a mis sobrinos–dijo asustada

–Vamos a hacer esto. ¿Recuerdas cuando le arrancaste el miembro a uno de tus clientes?–asintió–Compórtate así. Si te pide que te dejes follar que le hagas una mamada o que te pongas a cuatro patas tú te lanzas a su cuello. Te pondré una cadena para hacerle creer que te mantendré controlada. ¿De acuerdo?

–Si, ama.

Se hizo la reunión. Venía con sus leales sacerdotisas. Todo fue según lo planeado. Mi ama pidió una demostración de la sumisión de mi esclava. Liberé mis tetas y le ordené que fingiera tomar una leche materna que por supuesto no tengo. Luego le dije que me diera una mamada con lo brazos en la espalda. Ella lo hizo sin rechistar.

–Desde el incidente que tuvo únicamente responde a mi y pocos de mis guardaespaldas–eso era verdad. No del todo cierta, respondía a mi y a mis guardaespaldas para que las espías de mi ama recibieran falsa información–por mucho que la disfrutase paré su mamada.

–Gente cercana a ti, y que ve todos los días. Va progresando. Veamos cómo responde a su verdadera ama–Natsuki la sádica salió a la luz

–Yo solo tengo una verdadera ama, zorra–golpeó a sus dos guardaespaldas, y se lanzó a su cuello.

Yo la separé de mi ama tirando de la correa. Afortunadamente para mí, también era ángel y poseía la misma fuerza sobrehumana qué mi esclava. Aunque hubiera dejado a Natsuki seguir estrangulandola, seguramente a la primera que hubieran matado habría sido a mi.

Esa noche fui golpeada y violada hasta que sangraba por nariz y boca como castigo por el intento de asesinato de mi esclava. Natsuki me abrazó. Yo lloré desconsoladamente. Mi deseo de rebeldía era precisamente por su maldad y crueldad. Si hubiera sido una ama benevolente y amable o por lo menos, no tan cruel no se me habría pasado por la cabeza rebelarme. Por esa razón Natsuki no se me rebeló tras sus completa dominación, yo la trataba bien y así me aseguraba que fuera con mis guardaespaldas.

–La mataré, Natsuki. La mataré–dije entre lágrimas

Me llenó de moratones. Su influencia seguía en mi, pero ya tenía más claro que esa hija de la gran puta iba a morir. Pasó la última semana. Si mataba a mi ama quedaba libre, y por lo tanto Natsuki también. Cómo expliqué antes nuestro poder consiste en sembrar una personalidad, y hacerla germinar a base de sexo hasta que se impusiera. La Anna sumisa usó está baza para intentar imponerse. Usó mi cariño por Nat para intentar negociar con mi ama. Yo sabía y tenía más que claro que en que  acabaría en yo recibiendo una paliza suya. Si es que ya no tenía ningún interés en mí y decidía matarme. Esa semana fue una batalla mental constante. Aflojé las sesiones de sexo con Nat hasta ser casi nulas.

Por fin llegó el gran día. Escondí una pistola en detrás mía. Sólo necesitaba unos segundos y matarla. La batalla mental que libraba se hizo mucho más intensa en presencia de mi ama. Notó lo que en mi mente ocurría, en vez de violarme, torturarme o golpearme le dio a mi esclava la orden de complacerme. Si reducí las sesiones de sexo ella era precisamente para evitar que mi otro yo floreciera.

–Haz como si fuera la última vez que la vas a ver–y era verdad si se hubiera salido con la suya

Fue un polvo que me sometió a ella por completo.

–Gracias, ama–dijo mi yo sumisa al estar de vuelta

–Anna es muy fuerte, eso tengo que reconocerlo. Ha conseguido levantarse contra ti, y eso que mi influencia es la más poderosa que existe–la erección de mi ama era monstruosa, su miembro no lo soportaba ni yo que he sido su esclava siglos. Y me ha moldeado a su antojo.

Me corrí dentro de ella, una vez.

–Ya basta, Natsuki Stram–ella se detuvo y sacó mi miembro de su vagina–Hagamos un trato–le enseñó el colosal miembro que tenía entre sus piernas–Si eres capaz de meterte mi titan por completo en tu boca pertenecerás a tu ama y no a mí.

–Tres intentos, por favor, ama de mi ama

Estaba segura de que no lo conseguiría. Ella apenas podía meterme la mitad y con suerte. La primera vez lo intentó pero vomitó. Lo intentó una segunda, abrió la mandíbula lo más que pudo pero tuvo que sacarlo. Como suele decir el dicho, a la tercera va la vencida. Todas las presentes nos quedamos boquiabiertas viendo cómo lo consiguió. Su cara estaba roja por la falta de respiración, y se oían sus gritos de dolor. Mi ama tuvo el descaro de meterla y sacarla una vez de su boca.

–Lo has hecho bien esclava. Buen sometimiento–me felicitó por el entrenamiento que le había dado.

Teniendo  en cuenta sus poderes debió suponer que mi cariño y pena por ella estaban haciendo que me rebelase. Debió dar un paso atrás y darse cuenta que lo estaba haciendo mal. Tal vez de verdad iba dejar que me la quedase. Se hubiera salido con la suya, y hubiéramos sido ama y esclava de no ser por las funestas palabras que tuvo que decir. Si se hubiera callado mi verdadero yo hubiera muerto como el de Nat.

–Al menos esta es adulta. Follarme a su hermana cuando era una niña era muy incómodo, no dejaba de lloriquear–sus palabras bastaron para activar mi rebeldía y meterles un tiro entre ceja y ceja a ella y sus guardaespaldas.

Se de buena mano Laura lo que viviste. Sé que tú antiguo amo era un portador de la sangre de la luna. Esto define a muchos portadores de la sangre lunar, buscadores de sexo sin restricciones (ni de edad, ni de sangre y ninguna otra que exista) Nosotras las hermafroditas aunque compartamos nuestra naturaleza somos distintas. Nos mueve el sexo pero tenemos la mayoría límites. Si ella abusaba de niñas es porque le gustaba, y disfrutaba con ello. No solo era una ama cruel y malvada, sino también pedófila.

Cuando ambas volvimos a la normalidad vi en los ojos de Nat una mirada asesina que me heló la sangre.

Me perdonó la vida. En su lugar matamos a todos los del burdel. Todos ellos sabían que éramos en realidad, y quién era mi ama. Mandamos un mensaje a los supervivientes. Di algo y estás muerto.

Te preguntarás como acabamos como novias. Después de aquello, quedamos para hablar de lo ocurrido. Yo sentía algo por ella, me rebelé gracias a ella. Resultaba que no se quitó el collar que le di cuando era esclava.

–De alguna u otra forma cuando pienso en este collar pienso en ti. Todo debería haber pasado, pero me gustas.  Espero que no siga siendo tu magia

–No, no lo es. En el tiempo que pasó busqué una cura para mí naturaleza. Ahora soy mujer como otra cualquiera solo que con dos órganos sexuales.

Empezamos a tener una relación, y de momento nos queremos mucho.

Besé a Nat frente a Laura.

–¿Por qué no me contaste lo que te pasó?

–Si te lo hubiera contado, habrías hecho como suelo hacer yo y la mataría sin preguntar antes.

–Ya sabes esa historia. La magia eclipse, la nuestra, hace mucho daño y quizás tú mujer y tu hija hayan sembrado esa personalidad en ti. Sin embargo dudo mucho que ellas te obliguen, que hagan como hice yo con Nat. Si te follas a tu hija, y te encanta lo haces porque quieres. Te gusta tu hija, y seguramente sea más fácil culparla a ella que a ti misma.

–Quizás tengas razón, y me haya pasado con mi hija y mi esposa.

Laura se quedó un par de días en nuestra casa. Evitó las llamadas con su familia. Hasta que se dispuso a afrontar sus problemas. Su hermana y yo la acompañamos. Yo fui para curar de su naturaleza a la familia. Laura estuvo silenciosa todo el camino.

Llegamos a la casa. Nos quedamos detrás de ella.

–Laura, tienes razón  te hemos hecho daño sin quererlo. Sin embargo no puedo evitarlo por mucho que lo intento, y estoy segura que Aela tampoco. Quienes es la chica que está junto a Natsuki.

–Ella me habló y me explicó largo y tenido vuestra naturaleza. Dice que puede convertiros en personas normales.

Entramos a la casa. Hablamos a la familia de hacer el ritual para quitarles esa naturaleza dañina. Todos aceptaron menos la hija

–Mi miembro insaciable es bueno para el negocio, si lo curas lo arruinas. Seguiré siendo una actriz porno, La Insaciable Pollona. Dejaré de follarme a mi madre si hace falta, pero no conteis conmigo.

Le hice el ritual, a madre e hijo. También a Laura para volverla a la normalidad. Nos fuimos de allí. Volverán a ser una familia normal. Aunque no diría lo mismo de Laura, ella se siente atraída por su hija. Espero que recapacite o de poco habrá servido todo.

Volvimos directas a casa.

–Iba a darte un regalo, pero quería dártelo cuando estuviéramos a solas–sacó un collar como el suyo pero en negro, con la hebilla para atar una correa. El suyo era rojo–Yo tengo el mío, es justo que tú tengas el suyo.

Me lo puse ilusionada. Nos fuimos al aseo para vernos bien en el espejo. 

–Ahora vamos a juego–dije tocando mi nuevo collar

–Ahora que recordamos aquello me he puesto cachonda, ama–susurró a mi oído