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Infiltrada como puta

en Dominación

Nos llegó un nuevo objetivo al que trincar, un hombre con la marca de la diosa de la Luna y una hermafrodita que hacía de compañera y socia. Dejamos la carpeta con la información en la mesilla, mientras Lucía y yo nos besábamos. 

–Esta vez tendremos que hacer de prostitutas, las dos. En un club algo especial, ellos dos usan sus poderes para someter a sus víctimas. Nos someterán a una operación, en la que nos introducirán unos micrófonos que graben todo a la espera de conseguir pruebas contra esos dos.

–Que bien–dijo Lucía resignada

–Si no te gusta me busco otra compañera que me ayude a trincar a esos capullos. 

–Nos someterán mentalmente, y luego recuperarnos de eso es jodido, Nat. 

–Venga anímate, y lo bien que lo pasaremos. Con lo zorra que te pones luego. 

El teléfono sonó, era el jefe. Cogí la llamada, y nos dijo que estaban en la puerta. Además que tenían nuestra ropa preparada. Así que tal cual estábamos en la cama, nos pusimos una bata, unas zapatillas. Y en efecto, al salir por la puerta en frente nuestra estaba aparcada una furgoneta negra. Montamos, y tenían dos camillas para nosotras. Nos quitamos las batas y ellos cerraron la puerta. La mayoría de los agentes que estaban en la furgoneta eran chicas, excepto Caín y uno más. 

–Os vamos a anestesiar, para que no podáis saber qué está pasando–dijo una mujer

Nos pincharon, y después de meternos el micrófono. Nos dieron la ropa que debíamos llevar. Era un vestido muy ceñido, y no dejaba nada a la imaginación. El de Lucía era igual. Eran negros, y se desabrochaban con una cremallera.

–Las manos, acercadlas–eso hicimos y nos esposaron, la una contra la otra. 

–Así no podremos separarnos–dije

–Esa es la idea. Yo seré vuestra capitana en esta operación, seré vuestra ama. Una mujer rica esposa de un dekramtiano. Soy inmune a los poderes mentales así que soy vuestra perfecta líder. Habrá mucho sexo, si os gusta será una operación fácil. 

–¿Y si quieren saber más de nosotras? 

–Les chupais la polla y hacéis que no quieran hablar más. 

Había que reconocer que la capitana era hermosa, y aún más cuando se desvistió y dejó a la vista un vestido elegante. Llevaba el pelo blanco, y los ojos azules. Se tragó un vial de sangre. Entonces tampoco era humana. Espero que no le muerda la polla a alguno de esos mierdas, y joda la operación. La mujer me miró y pareció como leerme el pensamiento. 

–Tranquila, no es mi primera operación de este estilo.–dijo mientras se maquillaba frente a un pequeño espejo

–¿Por qué hacer este tipo de trabajos?

–Huí de un prostíbulo, en el que trabajé durante cincuenta años. Vivía bien, pero me cansé de todo aquello y me uní a Los Renacidos. Luchando, espiando, lo que hiciera falta. Esto no es nada. 

–¿Cómo te llamas?

–Las preguntas personales déjalas para después del trabajo–ella se apartó y nos dejó espacio para maquillarnos–Prefiero que para esta operación, hagáis de esclavas pero que no tienen mucha experiencia en el sexo. Algún polvo con algún mozo de cuadras o el amo, pero que no se intuyan que no es vuestra primera vez. La furgoneta paró. Al salir vimos que estábamos en una pista de aterrizaje. La capitana nos puso collares con correa, y la furgoneta se largó. 

–Vendrán avión

Un avión se acercaba desde el cielo, nos apartamos  por seguridad. Era un jet privado, y muy lujoso. De él salieron una pareja, que coincidía con la descripción de esos dos. La capitana dio el paso al frente, saludó con la mano a ellos dos. Nosotras nos mantuvimos cabizbajas y silenciosas. 

–Tus jóvenes zorras son tan prometedoras como dijiste–dijo la hermafrodita

–Desgraciadamente no son vírgenes, y  tienen algo de experiencia chupando, pero necesitarán un buen adiestramiento. 

–¿Y tu esposo? ¿Sabe que estás vendiendo sus esclavas?–preguntó ella

–El imbécil de mi esposo andará violando jovenes esclavas. Así que no le importará mucho echarme de menos. 

–Quiero ver los pechos–la capitana se volteó hacia nosotras–No, los tuyos Melisa. –nuestra líder obediente se bajó el vestido y dejó a la vista sus abundantes pechos. 

El hombre se metió en el avión, y de él sacó dos maletines, que al abrir uno vimos que estaban llenos de billetes de quinientos. 

–Te ingresaremos el doble si te quedas conmigo durante una temporada. –le propuso ella, la capitana respondió arrodillándose y bajando los pantalones de la medio mujer–Eso debo tomarlo como un si–Melisa tragó la polla entera

Llamaré a nuestra capitana de ahora en adelante Melisa. Además a nuestros objetivos, les llamaré de amos. 

El amo, nos hizo levantar la cabeza y nos hizo ver cómo Melisa mamaba la polla de la ama con verdadera profesionalidad. Desde luego se notaba su pasado de puta. La ama gimió durante la mamada como si nunca hubiese recibido una. El amo tocó mis bragas,y las notó húmedas. Yo estaba claramente excitada por el espectáculo. 

–Quiero unirme a Melisa, amo.–dije fingiendo vergüenza

–De acuerdo

 Nos llevó con la correa hasta la ama. Nos agachamos las dos, y con la mano que me quedaba libre agarré el miembro de la hermafrodita y se lo quité de la boca a Melisa. El amo mientras se follaba la boca de Lucía. Melisa durante mi tiempo de mamarla me desnudó por completo. Me dió un empujón y siguió ella. 

–Tu ojos violeta, y tú Melisa, preparaos para recibir mi bendición–la ama agarró su polla y se corrió manchando nuestros pechos

Melisa lamió mis pechos en busca de todo el semen con el que me manchó. Y menos mal que lo hizo, yo no soy inmune a las hermafroditas. Ella estaba tan cachonda que se restregó el semen como si fuera una crema. La ama sacó una pistola con la que disparó a las esposas y las rompió. 

–Estas dos son para mí–dijo la hermafrodita–y esa para ti

–Me vale. 

Los amos nos llevaron casi por la fuerza al avión, y eso que en todo momento obedecimos sus órdenes. Nos pusimos en cinturón, y el avión se preparó para despegar. No sé a dónde iríamos, pero no podríamos rajarnos de la operación. Ahora que estábamos dentro, debíamos terminarla. Una vez despegamos nos quitamos el cinturón. Había que recordar que   no llevábamos ropa. La hermafrodita la seguía teniendo dura, a pesar de que hace un momento nos bañó con su semen. 

–Melisa, Ojos Violeta, daos el lote. Dadme un espectáculo lésbico. 

Melisa se lanzó a mis labios. Me puso contra la ventana, y me siguió comiendo la boca. Con una mano bajó a mi entrepierna y comenzó a masturbarme. Gemí en la boca de Melisa. La ama se masturbaba mientras disfrutaba del espectáculo. La capitana sonrió, y se sentó en la silla. En mi papel de esclava supe que hacer cuando ella empujó mi cabeza hacia su entrepierna. Le comí el coño pero bien. Arrancándole unos cuantos sonoros gemidos. Tras la comida de coño que le di a Melissa, la ama estaba más cachonda y excitada como nunca. Sabía de sobra que venía ahora. Me senté en una silla cercana a ella, con el culo hacia afuera. Ella acudió con su ariete, y levantó mi culo. 

–Ojala tuviera el culito de tu hermana.–me asusté cuando la mencionó–No se cómo Melisa te ha esclavizado, pero sé quién eres.–acarició mi espalda y mis alas salieron disparadas. Entonces me penetró analmente.–Te preguntarás como la conozcoññ.

No podía ni responder en aquel momento, solo gemir por tener su polla entrando y saliendo de mi culo. No era capaz de fingir, estaba encantada con la follada que me estaba dando. Me apoyé en el asiento. La ama recogió mi pelo, y me miró, cuando hice contacto visual con ella, mientras gemía sonreí. 

–No la conocí cuando esa hija de puta aún vivía, la conocí en cita con ella. Ella quiso tener una cita conmigo, todo iba bien, le parecía bien mi hermafroditismo. Incluso me la follé, joder, me corrí en su coño pero al día siguiente se fue de mi habitación llorando. Quizás fue algún tipo de trauma que afloró tras darse cuenta de lo que había hecho. Una pena, pero tengo tu culito. Ella hubiera sido una gran amante, como cabalgaba.–ella tomó mi mano

–Para, ¡Para!–le grité a la hermafrodita, se detuvo pero no llegó a salir de mi culo, seguía empalada–Por favor, no menciones a Laura ha sufrido mucho, si le haces daño yo…

–Tranquila, soy algo pervertida pero no soy Amylia, yo sé cuándo parar. Nunca le haría nada a esa muchacha, pero, me encantaría que fuera mi amante es una pena. Hay cosas que son inalcanzables.–tras hablar continuó con la follada

No me extrañó oírlo, tras matar a la hija de la gran puta que la secuestró de pequeña, abusó de ella y la torturó, quiso dejar sus traumas atrás. Eso también significaba intentar mantener relaciones sexuales consensuadas, pero en su mente seguía sufriendo los traumas que le impedían vivir plenamente. Yo por otra parte, me metía en operaciones contra hermafroditas, en las que acabamos llenas de semen. Además que acabé satisfecha cuando la hermafrodita terminó su follada eyaculando en mi culo. 

–¿Ves? Yo no soy un monstruo como ella pensaría. 

–¿Y por qué deberías ser un monstruo?–pregunté a la hermafrodita que me terminó de dar por culo–¿Por comprarme  como esclava como si viviéramos en la antigua Roma?

Me estaba saliendo del personaje, pero había cosas que no podía callarme. Por otra parte mientras pensase que yo era de verdad una esclava, y no una infiltrada todo iba a ir bien. 

–Por tener un club especial, de hombres y mujeres que están allí para satisfacer las necesidades de los clientes y clientas. No hay nada ilegal, ni secuestro, ni trata de blancas. 

–No soy muy lista, no terminé la secundaria, pero juraría que me acabas de comprar. 

–¿Y por qué te has dejado vender?

Si no respondo ahora se romperá nuestra tapadera, por bocazas, podría haberme quedado callada. 

–Hace años hice algo muy malo, y tuve que huir de la justicia, renunciar a todo lo que tenía y ella que era de otro mundo me rescató. Al principio la idea me desagradó.–me di la vuelta y me levanté del asiento

–¿Y qué es lo que cambió?–preguntó la ama

–Melisa era una buena ama, severa pero también benevolente si haces las cosas bien. Por otra parte su esposo era un hijo de puta. A pesar de ese desafortunado hombre, descubrí con Melisa que me sentía segura obedeciendo y siendo sumisa.–para enfatizar esa afirmación me arrodillé ante ella y agaché la cabeza

–Bueno, si te comportas como una buena esclava y me obedeces y complaces, seré una buena ama.

–¿Y qué tengo que hacer, ama?

–Primero, desnudame de cintura para abajo, y besa mis pies. 

Cómo ella ordenó, le quité los tacones, y terminé de quitarle su pantalón. Besé sus pies con devoción, y la miré esperando más órdenes. La ama sonrió complacida. 

–Si que te gusta esto de ser esclava. 

–Como he dicho, mi ama, me gusta esto. 

–De momento quédate de rodillas ahí mismo, ahora quiero estar con Melisa. 

–¿Y si quiero moverme?

–Hazlo a cuatro patas 

Desde que monté me quedé con la hermafrodita, era hora de ver cómo le iba a Lucía, aunque era de suponer que ya se habría metido su tranca en la boca. Cuando fui a verla en efecto, se la estaba chupando al amo, pero la diferencia es que su culo chorreaba semen. Lucía recibió bien recibido. Cuando él se corrió en su boca, le permitió venirse conmigo. Me cogió de la correa y me guió con ella. 

–¿A dónde vais par de dos?–preguntó ella

–Al baño, ama. 

–Bueno, que disfrutéis allí. 

Gatee como una perrita acompañada de ella al baño. Cerró la puerta. Entonces me apoyé en el vater, y le enseñé mi culo manchado por el semen. Ella se agachó y lamió mi culo, y lo limpió. 

–¿Qué has descubierto?–pregunté mientras tenía la lengua de Lucía en mi ano

Una vez limpió respondió:

–Estamos ante algo más grave de lo que parece.–me levanté del vater y se puso ella ahí–El hijoputa se va de la lengua mientras folla.–me tocó a limpiarle el culo–Ellos dos no van por solitario, tienen un jefe mayor que les dirige. Algunas veces se lleva a las putas que capturan ellos dos, solo él sabe a dónde van. La hermafrodita cree que en realidad las liberan, es una herramienta de ese tipo y el jefe que menciona. 

–¿Qué hacemos?–de repente se activó  un sonido en nuestros oídos, eran gemidos, era Melisa siendo follada. 

 

 

 

–Joder que tetas, yo pensando que las mías son grandes, pero las tuyas…

–Ahh ahhh si, por favor. –Melisa parecía estar disfrutando con la hermafrodita

Nosotras también, nos masturbamos mientras allí fuera follaban. En algunas ocasiones, se oía como un golpe sonoro, que debía ser una cachetada. Oímos también como llegaron al orgasmo y se besaban, nos quedamos quietas a la espera de una respuesta. 

–Deja de follarte a esa zorra casada y ven aquí.–gritó el amo

–Seguiremos adelante con el trabajo.–dijo en susurros Melisa–Lucia, tu sigue sacándole información. 

–¿No eran micrófonos lo único que nos habíais metido? 

–No, pero todo es por vuestra seguridad. 

–Que poca ilusión me hace follarme a ese tipo, es repugnante y además dice que quiere preñarme y obligarme a parir cachorritos. Cada vez que abre la boca me dan ganas de partirsela. 

–La hermafrodita por otra parte es una amante increíble. Lo malo es que conoce a mi hermana, y por lo tanto a mí. 

–¿Por qué te iba a conocer?

–Somos gemelas

–Ah

–¿Sabe que eres calva?

–Si lo descubre, fingiré algún rollo de inseguridad juvenil–dije y me ajusté la peluca

–A cuatro patas, que no se te olvide–me susurró Lucía al oído

Al salir del baño se sentó en mi espalda mientras caminaba a cuatro patas. Melisa fue con la hermafrodita y el amo, que conversaban sobre algo. La capitana se puso de rodillas y se metió la polla del amo en la boca. A ver, entiendo que tiene que fingir por la tapadera, pero ella tal vez se pasa. Si no miente y es inmune al control mental, ¿por qué comportarse como tal puta? Para eso estamos nosotras. Ambas nos pusimos de rodillas frente a las dos. 

–Deberíais poneros el cinturón vamos a aterrizar. 

Nos levantamos las tres y nos colocamos los cinturones. Teníamos el principio de una investigación, pero eso no sería suficiente para acabar con él. Necesitaremos más pruebas de sus delitos. El avión aterrizó sin mayores problemas, esperaba que el viaje fuera mayor. 

–¿Hemos llegado? 

–No, pero necesitaremos más combustible–respondió la ama–Vamos a Italia. 

Ahí es donde vive mi hermana, de todos los países que había en el mundo para instalarse, eligió Italia. Espero que sus actividades y mi hermana no estén relacionadas. 

–Quedaos aquí, tenemos que hacer un papeleo–ambos dejaron el avión

Esperamos un tiempo prudencial hasta que creímos que estaríamos solas. 

–En Italia está mi hermana, no podemos ir allí, sabrá que estoy en Italia. 

–¿Cómo lo sabrá?–preguntó Melisa

–Ambas tenemos una... conexión, por así llamarla. Si voy a Italia, se dará cuenta de que estoy cerca y querrá saber qué hago. Ya es suficiente poder bloquear mi mente de mis pensamientos. Si descubre lo que hago, no sé qué pensará y querrá buscarme. Joderá la operación y tendrá razones de sobra. 

–Pues dile que se esté quieta. 

–¡Melisa! Ven, quiero presentarte a una amiga, mira ahí encima donde se ponen las maletas, hay una bata. 

Se vistió con la bata y salió del avión. El micrófono se activó de nuevo. 

–¿Es esta tu nueva zorra?–preguntó esa amiga

–Solo temporalmente, le ofrecí un pastizal por ser mi zorrita. Las nuevas están dentro, pero son tímidas otro día te las presento. 

–¿Nos vamos mientras cargan el combustible del avión?

–Entonces permite que vista adecuadamente a mi esclava. 

–En la limusina tengo ropa, puede ponersela. 

–De acuerdo, entonces nos vamos. 

La hermafrodita se asomó por la puerta del avión. 

–Vais a tener unas invitadas, os quedáis aquí, ¿vale? 

–Vale, ama. 

Adentro pasaron guardaespaldas, todas chicas y muy serias a decir verdad. Se quedaron vigilando la salida. Una de ellas se acercó a nosotras, su rostro me era familiar. Era una chica rubia, con gafas de sol. Me quedé estupefacta y helada cuando vi a quien le pertenecía. 

–¿Laura? ¿Que coño haces aquí?

–Esa pareja de idiotas ha reclutado chicas renacidas. 

–No, me refiero, ¿que haces aquí?

–Ayudarte y vigilarte. No me reconocerá, tranquila.

–Te conoce, Laura. 

–Lo se, pero tranquila todo saldrá bien 

Tenía sentido que fuera ella quien estuviera aquí. Caín necesita estar seguro en esta operación, y para evitar preguntas por parte de Laura, es mejor mandarla a vigilarme. Lo que yo me pregunto, es si siquiera saben qué hacen aquí y para qué están. 

–Si son todas chicas, querrán follaros a todas o por lo menos disfrutar de vosotras. Bájate del avión, y vete, por tu propio bien. 

–Conocemos los riesgos, tú no te preocupes por mí. 

 

 

 

Algo anda mal, con ella. ¿Por qué a Laura no le importa estar aquí? ¿Es siquiera mi hermana? ¿Por qué siento que no es ella en realidad? Lucía notó mis dudas. 

–Nat, ¿puedo ir contigo un momento al aseo? 

Sin apartar la mirada de mi hermana, fui al aseo con Lucía. Ella no encajaba en todo esto. 

–¿Por qué mi hermana está aquí, pero por alguna razón siento que no es ella?

–No tengo ni idea, pero tenerla cerca es un punto a favor nuestro. 

–No lo entiendes, estas renacidas tendrán que hacer de putas, Laura también.

–¿Y cuál es el problema?

–Laura no puede tener sexo, es incapaz psicológicamente. Le atacan los recuerdos, y en esta operación habrá mucho sexo. ¿Quien es? 

–Pregunta a tu hermana. 

Salí del aseo y fui directa a por ella. La agarré de un brazo y me la llevé lejos. La empujé contra la pared, y la amenacé. 

–¿Quien eres? ¿Por qué suplantas a mi hermana con el pelo tintado?–Laura o quien fuera suspiró resignada a contar la verdad

–No la suplanto, la poseo. Cuando tenga que hacer determinadas cosas yo lo haré en su lugar. 

–Vete, lárgate ahora que puedes y deja a mi hermana en paz.–señalé la puerta

–Nat, hermanita, debo hacerlo, por ti. 

–Habrá que hacer cosas muy humillantes, vete por favor. Solo conseguirás hacerte daño, otra vez. Por favor…

Ella no se movió y me miró con seriedad. Se hizo tarde cuando los amos regresaron al avión. Para fingir algo, me besé con ella. Sin embargo en secreto le apreté tanto la mano que le hice daño. Le eché de una mirada de furia. 

–Veo que ya estás disfrutando de tu regalo–dijo la ama con sorna–Son nuestras nuevas putas, sirven para todo, para proteger, como concubinas o como mamadoras. Te juro mi querida ojos violeta, que voy a preñar a mis guardaespaldas. Estarán un tiempo luego se van.

 

 

 

Ella quiso unirse a la hermafrodita, sin embargo la seguí besando y la inmovilicé contra la pared. Mi hermana no iba a follar con nadie, como que me llamo Natsuki. Forcejeé con ella y la empujé hasta el baño. 

–Cuando el avión aterrice te vas, no te quiero aquí. No te quiero supervisando mi operación. 

–Vale, pesada, me iré a la primera oportunidad. 

–Gracias

 

 

 

No puedo tener cerca a mi hermana, por mucho que otro ser la controle en los momentos más delicados. Solo será una molestia para los demás, y para mí. Ambas salimos del baño. 

–¿Oye por qué está vestida?–preguntó la ama

–Tu esclava no quiere tener nada conmigo sin tu permiso. 

–Podéis hacer lo que queráis sin mi. Necesito una siestecita para recuperar el vigor, incluso las hermafroditas acabamos agotadas también. 

Laura siguió besándome pero la empujé, no era mi deseo caer en el incesto. Lucia apartó a Laura, y si acepté sus besos. Dejó de besarme por un momento y miró donde se guardaban las maletas, en su lugar había objetos de BDSM, Lucía me puso un antifaz. Desde ahí comencé a recibir caricias, y besos, me dejé llevar. Me estaban besando el cuello, sentía la respiración de dos personas cerca mía. Me pusieron una mordaza en forma de bola. Una de las dos que me besaba era mi hermana, la otra Lucía. Sus besos fueron bajando, lenta y cariñosamente hasta mi vagina, ahí se detuvieron. Entonces una de las dos, empezó a comerme el coño. Entonces Lucía me quitó el antifaz, mi hermana era la que me estaba comiendo el coño. Lucía se había puesto un arnés con una polla de plástico. Se colocó detrás de Laura, y bajó su pantalón y sus bragas, dejando su culo al aire. Laura se abrió los glúteos, y el culo de mi hermana se abrió a Lucía. Mi hermana levantó un momento la cabeza para gemir, pero ya estaba en lo mejor así que enterré su cabeza en mi coño. Por fin tuve un orgasmo, y caí rendida en la mesa. Laura seguía siendo follada por la polla de plástico. Por un momento ella mostró confusión, y por supuesto placer. 

–No se que está...pero me gusta–dijo mi hermana, de verdad–No tenía idea de que daba tanto gusto. No estoy aquí por ti, estoy por...el sexo. Sin embargo te ayudaré, se que la hermafrodita no es mala. La están manipulando. 

Cuando Laura tuvo un orgasmo detuvo a Lucía y le quitó el arnés. Una de las chicas, también me resultaba familiar, se quitó el traje y dejó a la vista una lencería de lujo. Era una mujer japonesa, creo que era la madre de la chica que le gustaba a Laura. Se colocó el arnés, y Laura se dio la vuelta y abrió sus piernas. La mujer la penetró, Laura recibió la polla de plástico con placer. Ella se la folló lentamente, y cariñosamente, algo que agradeció Laura. Laura se terminó de quitar el pantalón y las bragas, dejándolas en el suelo. 

–Ohh, si, dioses que placer. 

Aiko la atrajo hacia sí, y siguió con el vaivén de la penetración. Así continuó hasta que Laura tuvo otro orgasmo, y se sentó junto a mi. Entonces Lucía y Aiko se fueron a un rincón a disfrutar ellas dos solas. Mi hermana y yo acabamos por dormir juntas. Al despertarnos, la ama estaba sentada frente nuestra. 

–Ya me he follado a la mayoría de estas muchachas, faltáis vosotras. 

–¿A qué esperas?–pregunté

–A que una de vosotras tomé el mando, tu pecho plano, ven. 

–Podrías tenerme un poco de respeto. No soy tu esclava, así que podrías hablarme mejor.–Laura se levantó y se sentó encima de ella

–No te insulto es un hecho.

–Llamarte medio mujer también es un hecho–la respuesta de Laura la hirió, debería quedarse callada. 

–Vale, vale, lo pillo, no te llamaré pecho plano. De todas formas, puedo conseguirte unos pechos grandes. 

–No quiero tetas de silicona, estoy bien con mi cuerpo. 

–Pues hace segundos te has ofendido cuando te he llamado pecho plano.  

–¿Quieres tener sexo o quieres discutir?

–A veces me gusta discutir, es entretenido–Laura se clavó la polla de la hermafrodita en el coño. 

–Te ofreceré el mismo trato que a Melisa, se mía durante una temporada y te ingresaré tanto dinero que nunca te faltará. 

–Ahh–Laura en vez de responder siguió cabalgando–¿Si...yo... quisiera aceptar?

–Serias mía durante un tiempo, llegamos en media hora. 

Laura cabalgó a la hermafrodita entre gemidos. Mientras ella follaba yo me masturbé, pero esperaba que no aceptase, no quiero tenerla cerca. 

–Me corro–anunció la ama

–Ahh sii, acepto–Laura me miró y sonrió.–Pero con muchas condiciones, no se que perversidades pasarán por tu cabeza, pero no pienso aceptar la primera guarrada tuya.