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El placer de palacio

en Fantasías Eróticas

Combatiamos contra los humanos. En aquellos tiempos esa era mi segunda batalla, recién entrenada en las artes mágicas, en el arte de la espada y en el de la guerra. Una mujer de mi posición en mi hogar está obligada a entrenarse duramente. Si no valgo para la guerra no valía nada. Al final ganamos sobre los humanos, y aquella segunda victoria me valió para demostrar mi valía, puesto que yo era la comandante de aquel ejército. Hicimos algunos prisioneros humanos. Estaba en discusión qué hacer con ellos. Yo fui a ver a los prisioneros. Me fijé en el más apuesto.

–Llevadlos a las celdas. Traed a ese a mi carpa.

Ya me encargaré del destino de los humanos más tarde. Yo tengo mis necesidades como hembra. Esta batalla supuso el final de la guerra, ganada, mi hermano se encargaría de terminar con la guerra y llevarse el mérito. Así que podía tomarme unas momento de descanso. Me deshice de la armadura, y también de las telas que llevaba debajo. Estoy manchada de sangre, barro y polvo pero por suerte no estoy herida. El humano se quedó sin habla al verme. No estará acostumbrado a que la mujer que la ha derrotado esté desnuda frente a él.

–Algunos hombres se llevan su botín, oro y mujeres. No me gusta, no estoy de acuerdo con esclavizar y violar pero tengo mis necesidades. Tienes a una mujer elfa hermosa a tu disposición, ¿quieres volver con tus hombres o te quedas conmigo?

–M-me quedo–se me hace divertido ver cómo titubean al verme desnuda, desde luego nunca se acostumbran.

–Ahí hay dos copas, llena las dos

Él obedeció, sin dejar de mirarme. Yo no hice nada por impedirlo, más bien le sonreí.

–No tenía ni idea de que las mujeres elfas luchasen.

–Bueno, en mi tierra no importa lo tengas entre las piernas. Importa el poder puro. Nos ayuda ser eternos, y no tener que preocuparnos por engrendar. Pero eso no significa que no gocemos de los placeres carnales–bebí vino de mi copa

Esperé a que él terminase su copa de vino.

–Demuestrame que mereces haber sido perdonado.

Se arrodilló ante mí, y empezó a lamer mi coño. La forma en la que él lo hacía, como movía su lengua me dijo que él ya había hecho lo mismo antes. Disfruté de su lengua mágica hasta que me llevó a la cima del placer. Al terminar le sonreí.

–No es la primera vez que comes un coño.

–Las nobles especialmente quedaban prendadas por el uso de mi lengua. Pero aún más cuando me las follaba se entregaban a mi.

–Has demostrado tu don. Siéntate en esa silla, y desnúdate.

–¿Que vas a hacer?

–Has sido bueno, así que te compensaré.

Él, curioso, me obedeció. Yo me arrodillé frente a su polla. La tiene más grande de lo que estoy acostumbrada a tener en la boca, pero yo creo que valdrá. Metí su polla en mi boca, todo lo que pude meter. No es el único con experiencia en el campo. Me aseguré de mirarlo mientras se la chupaba. Un emisario vino a verme mientras estaba en plena faena, dejé de chupársela y en esa posición leí el mensaje.

–La próxima vez espera que tú princesa acabe de hacer sus cosas.

–Si, majestad.

–Humano, déjalo en la mesa. Y si quieres más, ni se te ocurra leerlo.

Él me obedeció y evitó mirar el mensaje solo para seguir recibiendo placer por mi parte. Decidí impresionar al humano haciéndole una garganta profunda,  aguanté mucho. Acabé aquella mamada usando mis pechos para hacer que se corriera. Al terminar manchó mi barbilla y pechos.

–Limpialo, humano. Si quieres vivir.

El humano lamió su corrida hasta dejarme de nuevo limpia. Podría haber llegado a más pero en aquel campamento y sucia por la batalla prefiero seguir con el sexo cuando esté en condiciones.

A los humanos decidí ejecutarlos, era demasiado peligroso dejarlos sueltos. El humano pareció estar agradecido de ser perdonado, su polla y belleza son lo que le ha salvado. Recogimos todo y fuimos de vuelta a casa. No hubo apenas descansos, no para follar. Tras varias semanas de caminata estuvimos de vuelta en la capital. Mi hermano mayor ya había llegado. Fue el que me esperaba a las puertas de la ciudad. Juntos desfilamos por toda la capital. Era la segunda victoria en batalla de su princesa, y sin ninguna derrota anterior. Espero superar a mi hermano en victorias, y ganar alguna vez un asedio.

Lo primero que hice después del desfile fue darme un baño. Ordené que trajeran al humano al que había perdonado la vida.

–Báñate conmigo

Se quitó los trapos con los que vistieron al humano y se metió conmigo. Estuvimos un rato largo, con un silencio incómodo allí. Hasta que yo rompí ese silencio.

–Aquí no existe la esclavitud, pero no dice nada de que no puedas ser mío. Serás mi mascota. Tengo mis necesidades y tienes una buena polla. Mientras mi hermano no pueda tú me darás placer, y de vez en cuando te recompensaré–el asintió

–Solo por curiosidad, ¿que decía el mensaje del campamento?

–Nada importante, querían que volviera a palacio, que vuestro líder estaba muerto. Si fuera un mensaje de vital importancia te habría ejecutado si lo leyeras. Eres mi mascota, no mi espía. Recuerda eso porque como te vea hacer algo sospechoso, te ejecuto.

–Si, alteza.

Abrieron las puertas del balneario, era mi hermano mayor. Tapado únicamente con una toalla.

–¿Quien es el humano? Yo pensaba que aquí no existe la esclavitud

–Es mi sirviente.

–Hazme sitio, Tinuviel.

Se quitó la toalla y rozó a conciencia su miembro con mi brazo. Yo no dije nada. Tocó uno de mis pechos con una mano.

–Hacía tiempo que no los tocaba. Ven humano, toca sus pechos.

Yo me dejé tocar. Mi hermano mayor ejerce de dominante sobre mi, sobre todo cuando se trata de sexo. Si él me da una orden, cómo ponerme de rodillas, o a cuatro patas para ser follada como una esclava lo haré.

–En público es la segunda heredera, pero cuando se desnuda es mi zorra. Mírala le pone cachonda que la traten así. Abre la boca–le obedecí– y mete tu polla allí, humano. Tengo completo control sobre mi hermana, y ojalá pueda casarme con ella. Ya sé que es mi hermana, pero mejor que sea mi propia esposa–dijo mientras el humano follaba mi boca

Sentí su corrida por toda mi boca. Cuando la sacó me la tragué toda.

–Date la vuelta, quiero tu culo–dijo él

En ese momento las puertas se abrieron de golpe, requerían la presencia de mi hermano mayor. Él me dejó a solas con el humano. Yo me bañé a conciencia, y enfundada en una toalla fui a mis aposentos con el humano. Una vez allí me despojé de la toalla.

–Amo a mi hermano, en todos los aspectos. Sin embargo no te creas que puedes tomarte esas libertades conmigo. Yo le pertenezco a mi hermano, y tú me perteneces. ¿Entendido?

–Sí, alteza. ¿Puedo preguntaros una cosa?

–Adelante

–¿Por qué dejas que tu hermano te trate como una perra? Y con todo mi respeto alteza

–Te cuento un secreto–me acosté en mi cama–Me pone cachondisima que me trate así. Cuando podemos jugábamos a las mazmorras, yo era su bella prisionera y él mi carcelero. Sin embargo ya te lo he dicho, solo él puede tratarme así. Yo soy tu princesa, ¿entendido, humano?

–Soy todo lo que tú me pidas, alteza–puso su cabeza en mi entrepierna

–Cuanto mejor me hagas sentir, mejor te recompensaré. Una mamada, mi culo,  un trío, una orgía, lo que desees. Lo haré así para darte un incentivo.

–Tus mamadas me encantan, alteza. De momento solo te deseo a ti.

–¿Sabes? Follame, humano. Quiero que me enseñes tus dones, en su máximo esplendor.

Me abrí de piernas para él. Él, dando una muestra de su experiencia, excitó mi sexo hasta que ese se puso húmedo. Desde luego, voy a pasarlo bien con mi nuevo juguete sexual. Justo cuando sentía su miembro dentro de mí, las puertas se abrieron de par en par. Por desgracia era mi hermana pequeña.

–Tinu, no es justo que regreses de una batalla. No le digas nada a tu querida hermana, y encima de todo vengas con un juguete sexual.

–No me cortes el rollo, quiero tener sexo del bueno con mi humano–agarré sus glúteos

–Somos hermanas, ¿recuerdas? Tienes que compartir con tu hermana.

Él me miró, esperando una decisión, pero Mylanna ya se había desvestido. Deje al humano salir de mi vagina. Me levanté de la cama, y me adelanté al humano, poniéndome enfrente de ella. Él se puso detrás mientras le besaba el cuello.

–Te parece bien cortarme el rollo

–Nuestro hermano ya te ha puesto a cuatro

–No llegó a hacer nada, pero tú sí puedes

–Si insistes, no podré negarme

Fuimos hasta la cama de la mano, allí como castigo la puse a cuatro patas, e hice que mi humano se colocara detrás.

–¿Estás…?ah–introdujo su polla en su ano

–A tu hermana mayor no se la interrumpe mientras está con sus juguetes, ¿me entiendes?–asintió– Si quieres yo comparto, pero con mis condiciones. Solo podrás follar con él si te la mete por detrás

–Lo que haga falta

Mi hermana se derretía de placer con la follada que le estaba dando mi humano. Observé sin interrumpir, yo me masturbaba. El rostro de mi hermana era todo un espectáculo, disfrutaba de la follada de mi chico.  El humano se corrió, y siguió penetrando hasta que mi hermana llegó al orgasmo. Mi humano salió, y Myl se derrumbó agotada sobre la cama.

–Ha sido genial

–Mi miembro entró con suma facilidad–dijo él

–Claro que si, mi hermana es toda una zorra de primera.

–Y ahora quiero yo mi parte, que eres mi juguete no el suyo.

–Vas a tener que esperar unos minutos a que cobre vigor.

–Eso puedo arreglarlo–dije mientras miraba su miembro flácido

Lamí sus huevos, y agarré su miembro y le di besos. Levanté mi cabeza de la polla y dejé que me mirase desnuda. Mis pechos tenían un tamaño normal, mi culo era lo que atraía miradas. Después de dejar que contemplase mi figura seguí besando su polla, y lamiendo sus huevos hasta que conseguí una erección.

–Ahora hermanita, puedes irte

–Nah, quiero verte. Me gusta verte gemir, disfrutar y sobre todo me gusta verte nombrar a los dioses mientras follas.

En vez de ser él quien me follase me senté sobre su polla, enterrandola toda dentro de mi coño. Empecé un sube y baja de su polla, la cual por cierto tenía un buen tamaño. Mientras subía y bajaba mi hermana se sentaba en la cabeza de mi humano y este le empezó a comer el coño. Ambas gemiamos a la vez. Yo me encontraba en el cielo con su polla, ya estaba deseando tener su polla en mi culo.

–Si... sigues así vas a tener bastardos–dijo entre gemidos

–Esa es...ah ah

Lo cabalgué con más intensidad hasta que sentí algo caliente en mi interior. Se había corrido dentro de mi.

–Yo me ocupo de eso–dije sin mayor preocupación

Como si no hubiera métodos para evitar el embarazo a mi alcance, a mi que soy una princesa. En mi tierra importa menos tener un bastardo, a las mujeres no se nos juzga como en los reinos humanos. Aquí tenemos más libertad sexual, por eso mis sirvientes reaccionan de manera normal cuando nos ven tener actos sexuales. Ambas nos acostamos a cada lado de nuestro humano, y él nos rodeó con sus brazos.

–Nunca había tenido a mi disposición a dos princesas tan guapas.

–¿Ah, no?–preguntó mi hermana

–No, y me encantais las dos.

–¿Sabes que en otras culturas un hombre puede tener varias esposas? En olyviria pueden tener todos los esclavos y esclavas que quieran. Odio la esclavitud, pero me gustaría jugar a un juego.

–¿En qué consistiría ese juego?–preguntó el humano

–Te va a gustar, una vez al día puedes pedirnos que hagamos cualquier cosa. Dónde, cuando y como quieras.

–¿Y si es algo demasiado vergonzoso y no queréis hacerlo?

–Pues como chicas malas que habremos sido, mereceremos unos azotes como castigo.

–Me gusta

–Claro que te gusta, el sexo puede estar bien pero quiero ver de qué es capaz tu imaginación

Ahora que acabó la guerra todo sería más aburrido, así que quiero diversión. A ver qué me obliga a hacer. Los tres nos dormimos, al despertarnos. Mi hermana seguía aquí, le había gustado mi humano y no parecía querer irse.

–Hermana, ¿por qué no te vas?

–Quiero jugar con mi hermana–sonrió

Nuestra mascota tenía una erección mañanera, mi hermana me miró y le chupó la polla. La verdad es que la figura de mi hermana era muy atractiva, atraía bastantes miradas pero no entre elfos. Yo soy una guerrera curtida, y tengo una figura como tal. Yo atraigo miradas entre mis compañeros de armas.  Para los míos, una mujer curtida en la batalla y fuerte es más atractiva que una delgada. Mientras mi hermana le hacía una mamada yo me levanté y me vestí.

–Recuerda, solo puedes pedirnos una cosa al día.

Salí a fuera, a los jardines reales a hacer algo de ejercicio matutino mientras mi hermana le hacía una mamada a mi humano. Tras esta guerra estaré desocupada, así que es el momento perfecto para disfrutar. La mascota acabó por venir pero sin mi hermana.

–Ha tenido que irse a hacer una cosa, ahora viene.

–¿Ahora viene? Estoy haciendo ejercicio.

–Pero quiere divertirse, le he gustado.

–Claro que le gustas, humano solo hay que verte, pero ya le he dado mis normas. Si quiere compartir será a mi manera. ¿Y qué has pensado? ¿Qué tienes pensado hacerme? Mi culo, verme las tetas aquí y ahora, sexo en público. Me gustaría saber qué harías si te diera a decidir sobre mi.

–Si te pidiera tener sexo sin protección mágica, ¿accederias?

–No, si me pides algo así me negaré.

–¿Y si te pido que me hagas una mamada desnuda cada vez que te lo pida en este día?

–Inteligente, quieres aprovechar nuestro juego al máximo. Cuando nuestro juego llegue a su fin, yo podré pedirte algo a ti también. ¿Estás seguro de que esa es tu petición?

–Si

Dejé caer mi vestido al suelo, me tomé su petición como un reto, no esperaba que fuera capaz de hacerlo. Así que me agaché, y dejé su polla a la vista. Se le puso dura nada más verme desnuda. Le di un par de lamidas, y lo tantee antes de hacerle la mamada. Metí su miembro dentro de mi boca, le di lamidas. Fui sacándolo y metiéndolo en mi boca mientras que con una mano masturbaba su miembro. Mientras yo se la chupaba él gemía, y jugaba con mi pelo. Me excitaba demasiado hacerle una mamada desnuda, en el jardín de palacio. Así que a pesar de las normas de mi propio juego, dejé de hacerle la mamada.

Así que me puse a cuatro patas sobre la hierba, y me abrí de piernas. Él acudió sin dudarlo un instante.

–Eres toda una zorra, majestad. ¿Lo sabíais?

–Calla y follame hasta que la protección mágica no pueda con tanto semen.

Y cumplió con mi deseo, metió su polla en mi coño. Estaba tan cachonda que me daba igual follar como una esclava en medio de un jardín. Su polla me penetraba. Tenía sus manos en mis caderas, se oían sus huevos chocar contra mis posaderas. Así fue hasta que sentí su simiente dentro de mi. Entonces volví a vestirme y besé a mi juguete. Volví dentro de palacio, donde parecía todo normal. Principalmente me dediqué a la búsqueda de mi hermana, la cual no me había buscado desde que nos habíamos levantado. Aunque finalmente tras ver que no estaba en el salón real, subí a mi habitación.

La situación era cuanto menos excitante, ella estaba de rodillas en el suelo. A sus lados tenía a una hermafrodita, a la que masturbaba y a mi hermano al que le estaba haciendo una felación. Me quedé observando la escena.

–¿De dónde has salido?–pregunté a la hermafrodita

–Vengo de visita a la familia real–dijo la chica mientras gemía–¿Quieres unirte princesa?

–Creo que me quedaré viendo, me acaban de dar sexo y me han dejado satisfecha–miré a mi juguete.

Mi hermana se desenvolvía muy bien con varios miembros. Se fue repartiendo ambos miembros, si mi hermano me lo hubiera pedido tal vez hubiera accedido pero preferí mirar. Para terminar ambos se masturbaron y eyacularon sobre la boca de Myl.

–¿La ayudas hermanita a tragar todo eso?–preguntó mi hermano

Me arrodillé junto a mi hermana, y lamí su boca. Nos besamos y mucho de su semen lo tragué yo. Después de eso me quedé en posición sumisa frente a mi hermano.

–Me iré con las hermafroditas, te dejo a esta amiga mía. Entre tú humano y la hermafrodita vais a tener diversión de sobra. Me voy.

Nos quedamos mi hermana, la hermafrodita, el humano y yo.

–El humano, y nosotras dos jugamos a un juego. Una vez al día puedes hacernos una petición sexual, y si nos negamos recibimos un castigo. Yo le comí la polla, desnuda, a mi humano. Si quieres divertirte…

–No tenía ni idea de que las princesas fueran tan viciosas.

–Nos aburrimos y queremos entretenernos.

–De momento nada, pero me gustaría estar contigo como hace tu humano.  

–Daré una vuelta e iré a ver a mi padre. A ver si quiere algo, ojalá no me mande a otro frente.

Mi hermana y yo salimos de la habitación y seguidas por nuestro sexual séquito fuimos en busca de mi padre. Tarde o temprano tendré que ir a su encuentro, así que prefiero no posponerlo. Cuando llegamos a la puerta, iba a tocar pero oí gemidos ahí dentro.

–Esperaremos a que acabéis–grité desde la puerta

Ahí nos quedamos esperando a que acabasen, hacía tiempo que estaban deseando tener otro hijo. La verdad es que ese otro hijo era un peligro para mí, aquí le dan más valor a un hombre guerrero que a una mujer. Sin embargo evité seguir desarrollando esos pensamientos, no me llevarían a ningún lugar.

–Se empieza teniendo un hijo, y acaba dejándonos de lado en la línea sucesoria–comentó Mylanna

–Quiere vendernos a otros reyes, como vacas que críen hijos.

Cuando acabaron padre abrió la puerta, mamá estaba envuelta en sábanas, jadeando. Padre estaba vestido de cintura para abajo.

–Podrías haber venido más tarde, estábamos fabricando un hijo.

–O se podría decir que estabas buscando una excusa para desheredarnos y darle el trono a él. ¿Quieres algo de mi? Si no me vas a mandar a ningún frente me gustaría disfrutar de un descanso.

–De momento no, la guerra ha acabado. Ya he mandado a otros generales a que se ocupen de la frontera. Y parece que tienes poca fe en tu padre, ¿por qué iba a desheredar a mis hijas?

–¿Para casarnos con reyes y forjar alianzas y dejarme a mí de lado?

–Tienes mucha imaginación, anda y disfruta un poco de tus mascotas.

–Esa orden no puedo rechazarla, vayamos a comer

–Si, se os da muy bien comer a las dos–dijo mi padre con una media sonrisa

Yo me reí por su indirecta, no la dijo con desprecio. Así que me despedí de él y nos fuimos a otra parte.

 

 

 

 

 

 

Estos relatos los seguiré escribiendo, intentaré esforzarme en hacerlos mejor y continuarlos pero si queréis que continúe algo tenéis que decirlo y dejar un comentario, que se que en esta página sois muy tímidos