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Un videojuego muy especial.

en Hetero: General

Esto sucedió hace algunos años. Por aquel entonces yo tenía 27 años y mi chico 31.  Llevábamos poco más de un año saliendo y aunque oficialmente no había hablado de vivir juntos, al tener mi chico su propio piso yo me pasaba allí práctimante todos los días. Yo me llamo Elena, soy morena y de ojos negros, tengo unas tetas ni grandes ni pequeñas que son mi orgullo personal, con unos pezones preciosos. Mi culo es pequeñito aunque firme, me lo trabajaba mucho en el gimnasio ya que nunca he estado muy contenta con su forma. Mi chico no quiere que os diga su nombre, así que para la historia lo llamaré Andrés, es un chico muy guapo, moreno de pelo corto y ojos también negros. Tiene un cuerpo muy definido, con unos abdominales que me vuelven loca y unos brazos fuertes sin estar muy musculado (no me atraen esos chicos de músculos hinchados)

A mi, desde mi adolescencia, siempre me ha gustado la pornografía. Acumulaba revistas pornográficas en mi habitación hasta que internet llegó a mi vida y empecé a consumir videos de todo tipo. A modo de confesión, mis favoritos son los de incesto, sobre todo los de madres maduras con sus hijos.

Al poco de que mi novio y yo empezamos a follar, empecé a usar videos porno mientras lo hacíamos. Ponía algún video y empezaba a sobar su polla para calentarlo y acabábamos follando mezclando nuestros gemidos con los de las chicas de los videos. En otro relato os contaré un juego que hago conmi chico, para los/las que no lo conozcáis disfrutéis con vuestra pareja.

Poco antes del momento en que transcurre la historia que os voy a contar, habíamos descubierto una web de chicas que hacen shows en webcam. Al principio sólo las veíamos, ahora estamos registrados e interactuamos con ellas. Me pone a mil notar la polla de mi chico en mi coñito, mientras él está pagando a otra mujer para cumpla sus deseos. De pronto la idea de sentirme observada por desconocidos pasó a formar parte de mis fantasías y en este estado, llegamos al día de la historia.

A mi chico y a mi nos encantan los videojuegos aunque tenemos gustos distintos. A mi por ejemplo, me encantan los sims y él no los soporta, pero había juego al que consiguió engancharme: World of Warcraft. Voy a saltarme la parte de lo que me atrajo del juego y como me hice una jugadora bastante decente, porque no le interesa a nadie.

Aquel día, jugábamos unas mazmorras con otros 3 chicos del clan comunicándonos en un grupo de Skype (hacen falta 5 jugadores para esto). Llevábamos ya varias horas jugando y ya empezaba a cansarme un poco. Nuestros ordenadores están uno al lado del otro, cada uno en su escritorio. Me levanté mientras nos tomábamos un descanso y empecé a pasar mi mano por la pierna de Andrés mientras le besaba, me dijo que parara, que ya mismo terminábamos, así que le dejé y fui a por una botella de agua. Mientras estaba en la cocina me quité los pantalones del pijama y las bragas, quedándome sólo con la parte de arriba, una camiseta rosa de pijama con corazones blancos (lo sé, muy cursi y poco sexy pero es lo que hay). Volví, me senté en mi silla "gamer" y la giré para quedar de frente a mi chico, mientras bebía agua de la botella con las piernas muy abiertas. Mi chico estaba concentrado en la pantalla, pero me vio de reojo y asombrado giró la cabeza, recorriendo mi coñito con sus ojos. Aparte del porno y las webcams, nuestra vida sexual era por aquel entonces muy conservadora, nunca lo habíamos hecho fuera de casa o usado algún juguete, por poner algunos ejemplos. Así que verme allí sentada con el coño abierto mientras tres chicos podían escucharnos todo lo que decíamos era muy excitante. Sonriéndole, le hice un gesto con la mirada indicándole que quería ver su polla. Él miró su ordenador como temiendo que alguien nos fuera a ver. Mientras no habláramos no habría problemas. Se quitó su pantalón del pijama y sus boxers mostrándome su polla erecta. Mientras me relamía, acerqueé mi mano y empecé a introducir un dedo en mi coño mientras le ponía mi mejor cara de puta. Le miré mientras agarraba su polla y empezaba a masturbarse muy despacio.

- Chicos, ¿estaís listos?- Oíamos por los auriculares a uno de los del grupo.

- Esperad un minuto, Elena está en la cocina.- Respondió Andrés.

Lentamente, tiré del cable de mi auricular y la habitación se llenó con las voces de los chicos hablando de temas del juego. He de deciros que nosotros no los conocíamos, simplemente eran compañeros de nuestro clan pero nunca habíamos visto a ninguno ni éramos amigos. Me levanté mientras me sacaba la parte de arriba del pijama, sacando a relucir mis tetas y me senté sobre Andrés pegando mi coño a su cipote. Me puse un dedo en los labios pidiéndole silencio, le agarré la cabeza y lo puse a mamar mis tetas. Yo me tapaba la boca con la mano para no gemir cuando me chico atrapaba uno de mis pezones con los dientes.

Me puse de rodillas delante de él y le hice gestos para que se levantara. Se acercó a mi oido.

- Nena, vamos a echar la última para no dejar a éstos tirados y ya hacemos lo que quieras.- Me susurró.

- Tranquilo, no van a empezar la partida sin nosotros.- Le empujé el pecho para que permaneciera de pie y empecé a mamar su deliciosa polla.

Miraba a los ojos de mi chico, para ver como aguantaba sin gemir mientras con la mano buscaba su ratón. Moví el puntero hasta que quedó en el botón de videollamada en el grupo con nuestros compañeros. Puso su mano encima de la mia para que no lo hiciera. Empecé a acelerar el ritmo de la mamada mirándole a los ojos como suplicándole. Finalmente retiró su mano y apreté el botón del ratón. Saqué la polla de Andrés de mi boca y lo masturbaba mientras veía las cámaras que habían aparecido en el monitor de mi chico. La suya nos enfocaba a nosotros, aunque algo alta, asi que Andrés la movió para abajo para que se viera mi cuerpo y cómo lo pajeaba. En la mía sólo se veía parte de mi trasero y así se quedó. En cada una de las otras tres, se veían la cara de tres chicos jóvenes y , si os digo la verdad, bastante poco atractivos (tampoco es que nadie se ponga presentable para jugar a un videojuego). 

Las tres caras desconocidas estaban claramente centradas en el videojuego. Aún no sabían el espectáculo que se estaban perdiendo, asi que volví a mi mamada, pero esta vez empecé a mover la cabeza rápidamente tragándome aquella polla hasta la garganta para emitir ese ruido tan característico de una mamada bien hecha.

Al poco, en la habitación sólo se escuchaban mis sonidos guturales, saqué la polla de mi novio de mi boca mientras mi saliva resbalaba por mi barbilla cayendo en mis pechos, mientras me giraba para mirar la pantalla. Tres caras con ojos como platos me miraban mientras observaba movimientos masturbatorios en sus brazos. Sonriéndole a mi público, volví a engullir la polla de mi chico mientras acariciaba mi coñito. Estaba ya chorreando, estaba disfrutando enormemente la fantasía de ser observada en mi intimidad mientras aquellos desconocidos se pajeaban sin apartar la vista. Volví a parar la mamada, esta vez soltando la saliva de mi boca sobre la polla de mi chico y empecé a masturbarlo mientras me volvía a la pantalla.

- Chicos, si queréis verme cabalgar este pedazo de polla, quiero ver en la pantalla tres buenos rabos.

Casi al instante, los vi alargar sus brazos libres y mover sus webcams para que enfocaran a sus pollas. Sonreí mientras veía aquellas tres pollas jóvenes siendo machacadas por sus dueños motivados por mi. Me levanté y le dije a Andrés que se tumbara en la cama y le susurré que aguantara hasta que me corriera yo. Éste se subió la camiseta pasándola por su cabeza, para tapar su cara y se tumbó. Enfoqué la cámara de mi novio y la mía apuntando a nosotros y me subí encima de mi chico, de espaldas a él. Cogí su polla y empecé a pajearlo, mientras miraba a la cámara mordiéndome el labio y tocando mis tetas con la mano libre. Luego, lentamente empecé a apuntar aquella polla suculenta hacia la entrada de mi coño y empecé a descender lentamente para que mi público disfrutara del efecto. 

Una vez dentro, empecé a cabalgar sobre mi novio, mirando a cámara y gimiendo mientras mis tetas botaban fuera de control.

- Ni se os ocurra correros hasta que yo lo diga, cerdos.- les dije.- Y nada de iros al baño o algo parecido, quiero correrme viendo vuestras tres pollas expulsar chorros de leche.

Seguí cabalgando a mi chico, gimiendo escandalosamente mientras tiraba de mis pezones y me daba azotes suaves en mis turgentes tetas.

- ¿Os gustan mis tetas, chicos? Ojalá estuvieráis aquí para poder notar vuestro semen caliente cayendo sobre mis tetas.

Motivados por mis palabras, mi público me respondía que estaba buenísima, que era un diosa, que querían chupar mis tetas y mi coño, y muchas más cosas. Yo estaba en el paraíso, pero mi cuerpo empezaba a anunciar un inminente orgasmo.

- Vamos, cerdos. Quiero ver vuestra lefa mientras me corro. Dadme vuestra leche.

Y empecé a ver aquellas pollas, empezar a soltar chorros de esperma mientras yo gritaba, anunciándole a mi chico mi orgasmo, y empecé a notar como mi coño se llenaba se semen.

Descabalgué a mi novio y me senté en mi silla, enfocando la cam de manera que mi cara y mis tetas se vieran perfectamente. Mientras me las tocaba, les preguntaba a mis compañeros qué les había parecido y diciéndoles que si mantenían el secreto podríamos repetir. Me despedí y apagué las llamadas de skype para volver a repetir con mi novio.

Por supuesto, aquellos imbéciles no tardaron en contarlo y tuvimos que cambiar de servidor y borrar a todos los que teníamos agregados de amigos de nuestro antiguo clan.

Poco después le dije a mi chico que quería emitir en la página de webcams que usábamos y accedió. Me confesó que le había excitado mucho ver a aquellos tres perdedores masturbardose con su nena. Ya hace casi 9 años que emito regularmente, él no quiere participar pero la experiencia nos sirvió para ser más aventureros sexualmente.

Continuará?...

Cuando pasen unos días, le enseñaré el relato a mi chico. Dejad vuestros comentarios subidos de tono (pero no seáis vulgares, por favor, un poco de erotismo en la vida) para convencerle de que me deje contar alguna historia más. Besos a todos/as.