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Las pajas de mi hijo 6

en Amor filial

Estaba con mi hijo en su cama, los dos desnudos con mi mano agarrando su polla mientras echaba los últimos restos de semen después de la paja que le había hecho. Me encantaba sobar su polla y sus huevos con mi mano llena de lefa.

- Tengo una sorpresa para ti, mamá.

- ¿Ah, si? Dime.

- José me ha dejado la casa de vacaciones de sus padres, en Cádiz. Nos vamos a ir tú y yo quince días, tú se lo dirás a papá.

Le había hecho varias pajas a José, el amigo pijo de mi hijo, durante las últimas semanas. Siempre venía a casa con su tarro de marihuana para mi hijo y yo me encargaba del pago haciendo que aquel chico inexperto se corriera en mi mano.

- No será problema, tu padre no tiene vacaciones hasta septiembre, le diré que nos la habían dejado a los tres y haré como que me entristece que no pueda venir.- Le decía mientras recogía con mi mano un rastro de semen de su tronco y jugueteaba con el.- ¿Y cómo es que te ha dejado su casa?¿Y sus padres?

- Sus padres acaban de volver de allí y no van a ir más este verano, asi que estaremos solos. Y José, bueno, vas a tener que follártelo, ya pasará un día por allí.

Me quedé mirando su polla y a mi mano jugando con ella. Desde la vez de la máscara, había vuelto a follar con algún amigo de mi hijo siempre con la máscara para que no supieran quien era, aunque yo casi no conocía a sus amigos. Me entritecía un poco que mi hijo me ofreciera a sus amigos para que me follaran, aunque sabía que le gustaba que lo hicieran más allá del dinero que pagaban por mi. Siempre se quedaba a mirar como lo hacían y cuando él me follaba, cuando sus amigos se iban, me echaba los polvos más pasionales que nunca me hubiera dado.

- Vale, ¿y cuándo nos vamos?

- ¿Qué te parece este fin de semana?

- ¿Y esto?¿ Cómo es que quieres llevarme a mi?

- Porque aquí no puedo salir contigo, quiero exhibirte por la calle y follarte en algún sitio público.

Mi coño empezó a mojarse cuando mi imaginación empezó a volar y comencé a subirme sobre la polla de mi hijo.

El viernes ya lo teníamos todo listo. Nos despedimos de mi marido y fuimos a la estación de trenes. Subimos a nuestro vagón y fuimos a nuestros asientos. Estaban en la parte de atrás del vagón y no había mucha gente en él. Una pareja de ancianos, un hombre de mediana edad y dos adolescentes eran nuestros compañeros de viaje. Apenas el tren arrancó, mi hijo sentado frente a mi, empezó a agarrarse la polla y masajearla por encima del pantalón sin dejar de mirarme. Yo miré hacia el pasillo, me levanté y me moví a los asientos de al lado y que quedaban en la misma fila que la de la pareja de ancianos que eran los que más cerca estaban de nosotros. Mi hijo me siguió y volvió a sentarse frente a mi. Llevaba mi vestido de tirantes verde con decoraciones blancas, comencé a acariciar mis piernas mientras veía el bulto de mi hijo formarse en su pantalón corto, abrí las piernas lentamente y comencé a subir el vestido hasta que mi coñito depilado quedó a la vista. Vi como mi hijo se relamía y se inclinó un poco hacia mi desde su asiento para comenzar a meterme un dedo poco a poco. Me asomé al pasillo y todo el mundo seguía en su sitio, asi que me acomodé y seguí disfrutando de la paja que me hacía mi hijo a la vez que me llenaba de morbo la situación de estar en un sitio público. Mario se levantó y se sentó al lado mia, me metió en dedo con mis flujos en la boca y comenzó a desabrochar el pantalón para liberar su tremenda polla. Era genial estar masturbando a mi hijo mientras miraba por el pasillo por si alguien se movía, volví a prestar mi atención a mi trabajo y vi su polla brillante resbalar por mi mano. 

- Chupamela, mamá. Date prisa.

Me incliné en el asiento hacia él y comencé a mamarle la polla. El sabor de su polla en mi lengua hice que mi ya mojado coño sepusiera chorreando. Me dejé caer de rodilla frente a él y seguí chupando su polla y sus huevos mientras le miraba a los ojos. Mi hijo me dio unos golpecitos en la cabeza y sacó su polla de mi boca. Me senté en un asiento enfrente de él y me acomodé el vestido mientras miraba hacia atrás por encima de los asientos. Un revisor venía revisando los billetes. Me pasé la mano por la boca y la barbilla para recoger los restos de saliva y los primeros flujos de mi hijo y saqué los billetes del bolso. Se los tendí al revisor con mi mejor cara de inocencia y siguió su camino.

Cuando la puerta del vagón se cerró, mi hijo volvió a sacar su polla y empezó a pajearse delante de mi. Yo me volví a subir el vestido y empecé a follarme con mis dedos sin apartar la vista de su polla. Seguimos así un par de minutos hasta que me llevé una mano a la boca para ahogar los gemidos producidos por mi orgasmo, después mi hijo se dejó caer de rodillas y acercó su polla a mi coño mojado, colocoó su polla sobre mis labios vaginales y comenzó a frotar su polla entre su mano y mi coñito y empezó a correrse sobre mi abdomen y mi rajita. Cuando se sentó, saqué unos pañuelos de papel y me limpié mientras él me observaba y el viaje continuó.

Cuando llegamos me quedé asombrada. Aquella casa era preciosa, entré al salón y dejé las maletas para asomarme a la puerta de atrás, que daba al jardín. Había una vista preciosa al mar. El salón era enorme y con un gusto exquisito para los muebles y la decoración. Iba hacia los dormitorios cuando mi hijo me sujetó del brazo y me abrazó fuerte desde atrás, pegando su dura polla sobre mi culo.

Puso sus manos sobre mis tetas, haciendolas salir del vestido y comenzó a sobármelas y pellizcar mis pezones. Yo alargué mi mano hacia atrás y di con la polla de mi hijo y empecé a masajearsela sobre el pantalón. Me soltó las tetas para sacarme el vestido y darme la vuelta, me hizo agacharme y empecé a mamar su enorme polla venosa. Se siguió desnudando mientras se follaba mi boquita y me cogió del brazo y subimos las escaleras buscando la habitación más grande.

Cuando la encontramos, mi hijo me metió dentro y me dejó en la mitad de la habitación frente a un espejo gigantesco que estaba frente a la cama.

- Quédate ahí quieta. Mira tu cuerpo. Eres una putita deliciosa, mamá. Me encanta tu cuerpo y voy a disfrutar de todos tus agujeros a mi antojo.

Me quedé mirándome en el espejo mientras notaba mi coño mojarse con las palabras de mi hijo. Se puso a mi lado y comenzó a acariciar mis tetas mientras yo veía nuestros reflejos en el cristal. Solté un pequeño gemido cuando mi hijo empezó a darme azotes en las tetas. Tras recibir el primero puse mis brazos cruzados en mi espalda, como él me había enseñado que debía ponerlos cuando iba a abusar de mi. Siguió golpeándome en las tetas mientras yo soltaba pequeños gritos de placer, hasta que estuvieron rojas y con los pezones durísimos. Me di cuenta de que mi hijo ya estaba completamente empalmado del placer que le daba azotar las tetas de mamá. Se colocó detras de mi colocando sus manos sobre mis tetas, agarró mis pezones y empezó a estirarlos. Los tenía durísimos de los azotes y estaban etremadamente sensibles en ese momento, por lo que empecé a gemir muy fuerte mientras notaba un reguero de mis flujos resbalando por la parte interior de mi muslo. Mi hijo soltó mis tetas, me agarró de la nuca y comenzó a acercarme al espejo. Colocó una silla y me hizo poner a cuatro patas encima de ella y pegó mi cara al frio cristal. Escupió en mi culo y pasó sus dedos por mi agujero, luego colocó su polla en la entrada y empezó a follarse mi culo mientras sujetaba mi cara contra el cristal.

- Joder, como me gusta follarte el culo mamá. Me encanta como está ya adaptado a mi polla.

- Eso es, amor. Mi culo es para ti, para que tu polla me lo folle cuando quieras.

Hizo un puño en mi pelo y empezó a follarme con mucha fuerza, bajé una mano a mi coño y empecé a meter mis dedos mientras notaba sus huevos chocar contra mis nalgas. Sentía como la polla de mi hijo me atravesaba hasta lo más prfundo de mi, mientras con mis dedos dentro de mi coño mojado notaba la polla de mi hijo salir y entrar de mi ano a través de la tela de piel que separaba mi coño de mi culo.

- Joder, Mario, sigue follándome duro amor, ¡mamá va a correrse joder! ¡Vamos reviéntame!

Mi hijo agachó su cabeza y escupió sobre mi cara mientras yo no paraba de gritar presa de mi orgasmo. Miré el espejo y lamí los restos de saliva que no habían caido sobre mi cara mientras mi mano salía de mi coñito totalmente empapada. Mientras lamía mis dedos, mi hijo se acercó y empezó a correrse sobre mi cara y el cristal. Dejé de lamer mis dedos y me dejé caer de rodillas al suelo, puse las manos en el cristal, pegué mis tetas a una zona con semen de mi hijo y comencé a lamer su corrida del cristal hasta que no quedó ni una gota.

- Ponme un whiskey. José me ha dicho que hay un mueble-bar en el salón. Y coloca las cosas de nuestras maletas en este dormitorio.

Cuando terminé mis tareas, volví a la habitación. Mi hijo estaba mirando el móvil.

- Estoy preparando una cosa. Ven aquí y comeme la polla mientras termino.

Me subí a la cama a cuatro patas frente a él y empecé a pajear aquella polla deliciosa para que recuperar su tamaño. Cuando creció un poco bajé mi mano hasta sus huevos y comencé a lamer el tronco de su polla hasta terminar engulléndola completamente. Empecé a acariciarme el coño mientras se la mamaba hasta que mi hijo abrió las piernas y las levantó. Saqué los dedos de mi coñito y usé las dos manos para abrir su culo y comenzar a lamerlo. Como todo, mi hijo tenía un culo delicioso y bien depilado. Empecé a escupir en su culo, dejándole su agujero bien lleno de saliva y empecé a meter mi lengua en aquel delicioso agujero mientras subía una mano para pajearlo mientras lo hacía. Noté sus manos agarrar mi pelo entre sus piernas y moverme la cabeza haciéndome restregar mi cara por su ojete para terminar presionándome con fuerza contra él con mi lengua bien dentro de su culo. Finalmente me llevó la boca de nuevo hasta su polla y seguí mamándola hasta que obtuve mi recompensa y mi boca empezó a llenarse del semen caliente y sabroso de mi hijo. Cuando tragué toda su corrida, subí hasta su cama y me acomodé al lado suya.

- Mira- dijo enseñándome el móvil- Es un club de intercambio de parejas. Voy a llamar y mañana por la noche iremos allí a follar con unos desconocidos y vas a comerte tu primer coño.

Le besé en la boca mientras pensaba en lo que había dicho. Nunca había probado a estar con una mujer y no me interesaba mucho, pero no podía defraudar a mi amo. Seguimos en la cama un rato, hasta que Mario me dijo que fueramos un rato a la playa. Habíamos llegado tarde y además habíamos estado "ocupados" por lo que ya estaba anocheciendo pero no dije nada. Yo sólo era una puta para mi hijo, miopinión no contaba allí. Cogimos las cosas y nos pusimos los bañadores y salimos por la parte del jardín.

Serían sobre las ocho de la tarde y entre la hora y que en ese tramo de playa solían estar los propietarios de las casas de la urbanización, no había mucha gente en la playa. Sólo una pareja a nuestra izquierda y dos adolescentes sa nuestra derecha eran las personas más próximas. Colocamos las toallas y nos echamos. Mi hijo me desanudó la parte de arriba del biquini y lo guardó en la bolsa mientras yo me reia y tapaba mis tetas.

- ¿En serio Elena?- habíamos acordado usar los nombres para que no se escapara un "mamá" al día siguiente en el club- Te han follado cinco tios distintos, sin contar a tu hijo ¿y tú te tapas las tetas? Vamos, enseñalas.

Me tumbé boca arriba con mis tetas bien a la vista, mi hijo me dio una suave caricia y se echó al lado mia. No se en que momento me quedé dormida.

Me despertó un beso de mi hijo en los labios y un apretón en uno de mis pezones. Entreabí los labios para dejar entrar la lengua de mi hijo y me dejé llevar por sus caricias. Levanté la vista sobre su hombro y vi que la preja se había marchado. Miré sobre el mio y deshice el beso con mi hijo y me cubrí las tetas. Los dos adolescentes estaban prácticamente al lado nuestra sin dejar de mirarme.

- Vamos, Elena, esos son nuestros nuevos amigos.- Me decía Mario mientras metía su mano entre mis piernas.- No te van a hacer nada, sólo quieren mirar.

Me recosté en el suelo y solté mis tetas. Miré hacia los chicos y los vi masajeando sus pollas por encima del bañador mientras me observaban. Me encantaba la parte de mi que mi hijo me había hecho descubrir. Ver como aquellos adolescentes se empalmaban mirando mi cuerpo maduro me ponía a mil. Miraba hacia el otro lado pero sólo veía sombras de personas a lo lejos y sólo pensaba en que ojalá intuyeran algo y se acercaran.

Mi hijo cogió mi mano y la llevó a su polla que ya había sacado del bañador. Comencé a tocar mis tetas con la mano libre mientras miraba la polla de mi hijo crecer alrededor de mi mano. Poco después, me quitó la parte de abajo del bañador y se colocó entre mis piernas. Bajó su cabeza y comenzó a mamar mi coño. Miré hacia los chicos mientras lo hacía y vi sus ya crecidos bultos en el bañador sin parar de frotarse.

- Vamos, chicos. Quitaros los bañadores y pajearos bien, que eso no es bueno.- Les dije sonriéndoles y apretando mis pezones.

Sus pollas saltaron como dos resortes de sus bañadores. Me quedé mirando como los dos chicos se pajeaban al lado mia, mientras yo soltaba gemidos por la comida de coño que mi hijo me proporcionaba. Uno de los chicos alargó su mano lentamente hacia mis tetas. Le di un golpe en la mano y le dije que no con un gesto. No sabía que les había dicho mi hijo a los chicos pero notaba que yo mandaba sobre lo que quería que ellos hicieran. Pronto, agarré la cabeza de mi hijo y empecé a mover las caderas mientras gemía intentando no hacer mucho ruido cuando empecé a correrme en su boca. Mi hijo siguió lamiendo mi raja hasta que le solté y dejé caer mi cabeza en la arena.

Mi hijo enrolló su toalla y la colocó detrás de mi cabeza, puso sus rodillas a mis lados y acercó su polla a mi boca mientras sus huevos rozaban mis tetas. Abrí la boca y él me cogió del pelo y comenzó a follarme la boca delante de aquellos dos pajilleros.

- Joder, colega. Tenías razón, menuda zorra tienes.

- Menudo cuerpazo tiene, joder.

Seguía mamando su polla cuando noté unos dedos en mi coño, tenía los brazos aprisionados por las rodillas de mi hijo y no podía hacer nada. Además, no quería hacer nada. Aquellos dedos hurgando en mi coñito mientras mamaba la polla de mi hijo frente a unos desconocidos me estaban poniendo a cien.  Poco después mi hijo sacó su polla de mi garganta y comenzó a pajearse.

- Hmmm, chicos ya llega mi premio. Id preparando vuestras pollas que esa leche también me la he ganado yo.

Mi hijo comenzó a correrse sobre mi cara mientras miraba a los chicos pajearse con frenesí por el espectáculo. No separaban sus ojos de mi cara donde caían chorros de leche mientras yo tragaba lo que caía dentro de mi boca y los miraba fijamente. Mi hijo me dio de nuevo su polla y la mamé para aprovechar toda su corrida, luego se levantó y yo me puse de rodillas frente a los chicos.

- Vamos nenes. Mi cara esta llena de leche, ahora quiero la vuestra en mis tetas.- Les dije, sujetándome los pechos para ofrecérselos.

Empecé a recibir los chorros de semen de uno de los chicos y del siguiente cuando el otro no había terminado. Miraba hacia abajo viendo como mis tetas se llenaban de lefa mientras recibía algún que otro lefazo en la cara o en la barbilla sin importarme. Los chicos dejaron sus pollas quietas frente a mi, como esperando que se las limpiara como a mi hijo. Les di una sacudida a cada una sobre mis tetas, los dejé y volví a tumbarme. Mi hijo, estuvo hablando con ellos de cosas que dejaron de importarme. Yo miraba, tumabada boca arriba, mi cuerpo lleno de semen mientras me masturbaba recibiendo el frio aire de la costa en mi húmedo coño. Cuando los chicos se fueron, mi hijo me dijo de volver a la casa. Me puse la parte de abajo del bikini y dejé la de arriba en la bolsa y nos dirigimos a la casa mientras pensaba que no iba a necesitar la parte de arriba de ningún bikini mientras estuvieramos allí.

- Menuda putita te has vuelto, mamá. Te dije que los chicos querían sólo mirar y no has podido resistirte.

- Ya que lo iban a ver, mejor que lo disfrutaran.

- Pues vamos a cenar que voy a follarte de nuevo y pensar que hacemos mañana hasta que llegue la hora de ir al club.

Apreté la polla de mi hijo sobre el bañador y le besé, libres por fin de poder follar y desatar nuestra pasión, donde y cuando quisiéramos.

Continuará...