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La sorpresa de mi hijo 4

en Amor filial

Al salir del aeropuerto, le dí a Marcos las llaves de mi coche para que condujera él. Pusimos loa abrigos en la parte de atrás y encendimos la calefacción. Marcos llevaba una sudadera azul con capucha y unos vaqueros. Yo llevaba una falda negra y un jersey de lana violeta. Al vivir en un pueblo de las afueras de Málaga, había muchas facilidades para encontrar un sitio apartado por las carreteras que atraviesan la sierra. Nada más salir de Málaga, no lo pude evitar y mi mano buscó la polla de mi hijo.

- Vaya, mamá, si que me ha echado de menos.- Me dijo Marcos mientras se acomodaba para que mi mano palpara bien aquel tesoro.

- Mamá te ha extrañado mucho, cielo. Mamá ha extrañado mucho esto.- Le respondía mientras apretaba su hinchado paquete.

- Por aquí no hay mucha gente, podrías sacarla y jugar con ella.

Casi al instante, empecé a forcejear con su cremallera para liberar su polla. Cuando la saqué me quedé mirándola mientras mi mano subía y bajaba por el tronco de aquella polla majestuosa.

"Joder, puta, se te está haciendo la boca agua"

- Joder, mamá, eres la mejor.- Decía mi hijo mientras resoplaba.

- ¿ si ?¿ Pajeo mejor que Laura?

- Laura hace unas buenas pajas, pero tú eres una maestra.

- Gracias, cielo. ¿Qué te parece si ahora comparamos las mamadas?

- Me parece bien. Pero primero quiero ver tu coñito.

Desabroché mi cinturón de seguridad y me giré apoyando la espalda contra la puerta del coche. Lentamente fui subiendo la falda ante las miradas de reojo de mi hijo. Cuando la falda se enroscó en mi cintura, Marcos soltó un silbido al ver que no llevaba ropa interior. Abrí las piernas todo lo que me permitía quella posición y empecé a acariciar mi coñito con una mano mientras con la otra me lamía los dedos para probar el sabor de la polla de mi hijo. Marcos bajó un poco la velocidad para deleitarse con la visión de su madre tocándose para él mientras yo empezaba a notar las primeras gotas de mis flujos resbalando por mi culo.

- ¿Puedo ya comerte la polla, cielo? ¿O quieres mirar un poco más?

- Estoy a punto de reventar.- Me respondió Marcos, que ya manejaba el volante con una sola mano.- Déjame verte más, mientras busco donde parar.

Un poco más adelante paramos en uno de los espacios que hay para que los conductores descansen. Marcos reclinó su asiento, yo me puse a cuatro patas en el mío y me lancé sobre su polla. Comencé a lamer su tronco y a pasar mis labios por el mástil de mi hijo de abajo a arriba lentamente hasta que no pude más y me metí su polla en la boca.

"Joder, que maravilla de polla, jamás me cansaré de este sabor"

Mientras empezaba con la mamada, mi hijo aprovechó que seguía con la falda arremangada en torno a la cintura para meterme un par de dedos en mi coño chorreante. Comencé a acelerar la mamada, prácticamente clavándome la polla de mi hijo en la garganta mientras Marcos me follaba con sus dedos y chorros de mis fluidos corrían por mis muslos. Al poco, mi hijo empezó a gemir más rápido y sentí los trallazos de semen en mi boca. Empecé a tragar todo lo que podía, aunque la descarga había sido brutal y parte se me escapaba por la comisura de los labios. Mientras, mi hijo seguía taladrándome el coño con sus dedos, saqué su polla de mi boca y grité mientras las piernas me temblaban presa del orgasmo. Terminé de limpiar la polla de mi hijo, nos colocamos bien la ropa y seguimos el camino a casa.

Al entrar en casa encontramos a Alberto, mi marido, en el sofá viendo la tele.

- Hola, papá. ¿Que tal todo? Te he echado de menos.

Me quedé de piedra al escuchar a Marcos. Charlando con él durante la vuelta a casa me había dado cuenta de como había cambiado mi hijo desde nuestras vacaciones. El tono de voz, la seguridad, su manera de comportarse. Todo aquello desapareció cuando entramos en casa. Para estar con su padre, había vuelto a adoptar su personalidad de pardillo previa a nuestros encuentros sexuales para que su padre siguiera pensando que era gay.

- Hola, Marcos. Pues todo igual viendo la tele.- Le dijo sin siquiera mirarlo a la cara.- ¿Porqué no vas a dejar tus cosas? En media hora vamos a cenar.

" Maldito cretino. LLevas tres meses sin ver a tu hijo y ni lo miras a la cara. Ni un abrazo, ni un beso. Ya le daré yo todo el amor que necesita"

Marcos me cogió la mano, indicándome que le acompañara. Subimos al piso de arriba, donde se encontraba su habitación, y al entrar cerró la puerta y se quitó la sudadera y la camiseta que llevaba debajo. Me quedé mirando aquel torso joven, esos abdominales marcados y mi coño vibró pidiendo guerra. Marcos me sujeto de las caderas y comenzó a comerme la boca con lujuria, me levantó, me sentó en su escritorio y metió las manos debajo de mi jersey para quitármelo.

- No, cielo. Ya te lo dije, vamos a tener que esperar a que tu padre se vaya al bar con los amigos o algo.

Marcos se separó de mi sin decir nada y se desnudó completamente. Sin dejar de mirarme empezó a masturbarse delante de mi. Yo no podía apartar los ojos de su polla brillante mientras me mordía ligeramente el labio de puro deseo.

- Mamá, o follamos ahora mismo o me mato a pajas de aquí hasta que me vaya y no volverás a ver esta polla.

" Buena la has hecho puta. Quizás en Tenerife tú controlaras la situación, pero ahora ya sabe que tiene el control. ¿A que esperas, zorra? Ofrécele tu coño, ya sabes que no vas a soportar tenerlo cerca sin tener la posibilidad de follártelo"

Sonreí a mi hijo mientras me sacaba el jersey y me quitaba el sujetador, dejando mis tetas al aire. Marcos aceleró su paja ante la vista de mis tetas y su polla alcanzó su máximo esplendor. Volví a arremangar mi falda en torno a mi cintura y empecé a introducirme dos dedos para preparar mi coño.

- ¿A qué esperas, cielo? Dale a mamá una buena follada.

Marcos se acercó a mi y comenzó a frotar su polla en la entrada de mi coño. Yo suspiraba mientras mi coño se iba mojando y mi hijo pasaba su otra mano por mis tetas. Puso sus manos en mi culo y me acomodó en el escritorio, volvió a coger su polla y me la metió de una sola embestida. Joder, el gemido de sorpresa que solté fue tremendo. Me tapé la boca con la mano mientras mi hijo me reventaba el coño. Desde luego las clases de Tenerife le habían enseñado a follarse a una mujer. Oía el sonido de sus huevos chocando contra mi culo, el chapoteo de mis fluidos cuando su polla entraba en mi una y otra vez. 

- Oh, joder, Marcos que bien, sigue así mi amor, fóllate a mamá como a ella le gusta.- Le susurraba.

Puse mis manos sobre sus pectorales mientras los gemidos escapaban de mi boca. Notar los músculos duros de mi hijo me ponía a mil. Marcos intensificó la follada y tuve que volver a llevarme las manos a la boca para no gritar cuando me sacudió el orgasmo. Todo mi cuerpo se tensó mientras mis ojos se ponían en blanco y hacía lo imposible por no gritar de placer. Mi hijo siguió follándome brutalmente un rato más hasta que sentí los chorros de semen inundar mi coño. Cuando sacó su polla de mi interior, escuché como parte de su corrida caía al suelo. Agarró mis tetas y volvió a comerme la boca con su polla apoyada en mi abdomen.

- Joder mamá, cuanto deseaba hacer esto.

- Yo también, cielo, pero tenemos que tener cuidado con tu padre.

- Parece que el maricón de su hijo le ha dado una buena follada a su mujer ¿no?.- Me dijo sonriéndome.

- Anda, no seas malo.- Le dije sin poder contener una sonrisa.- Vamos a bajar a cenar.

- Esta noche te estaré esperando.- Me dijo cuando se vistió, antes de salir por la puerta.

La cena transcurrió sin nivedades. Mi marido y mi hijo intercambiaron palabras corteses sobre el trabajo y los estudios. En un momento dado, Marcos nos contó que había conocido a un chico en el gimansio y se habían hecho muy amigos. Yo sabía que era mentira y la mirada que me echó su padre me confirmó que lo había hecho para darle a entender que se acostaba con aquel chico. Mi marido me empezaba a dar algo de pena, pero él se lo había buscado por homófobo. Nada de esto pasaría si hubiera tratado a mi hijo con cariño y respeto y nos hubiera acompañado a Tenerife.

Cuando todos nos fuimos a la cama, mi marido me buscó entre las sábanas. Le dije que estaba cansada y le hice una buena mamada. Me coloqué de espaldas a él para dormir pero no podía parar de pensar en la habitación de Marcos.

" Menuda puta eres, tienes un marido que te quiere y que te folla y tú sólo piensas en la polla de tu hijo"

" Yo amo a mi marido, me encanta follar con él, pero ¿porqué no puedo tener dos pollas? También amo a mi hijo"

Mientras acariciaba mi coño recreando la escena en el escritorio con mi hijo, esperé a que mi marido se durmiera. Poco después ya tenía la mano en el pomo de la puerta del dormitorio de Marcos.

Cuando entré, mi hijo estaba completamente desnudo mirando hacia mi. Cerré la puerta y me quité el pijama mientras Marcos observaba atentamente el cuerpo desnudo de su madre a la vez que se masajeaba la polla. Caminé hacia su cama, me tumbé a su lado y comenzamos a besarnos. Mi hijo me tumbó boca arriba mientras me comía la boca con pasión y su mano comenzó a acariciar mi cuerpo. Fue descendiendo mientras chupaba mi cuello, mis tetas y al llegar a mi coñito comenzó a lamerlo de arriba a abajo a la vez que introducía su lengua en mi interior. Mis pezones se pusieron como una piedra y alargué mi mano para sujetar la cabeza de mi hijo indicándole lo mucho que me gustaba. Al rato, Marcos me dio la vuelta y siguió comiéndome, esta vez alternaba entre mi coño y mi culo. Se irguió detras de mi y apoyó su polla en la entrada de mi culo.

- No sabes como he echado de menos este culo, mamá.- Me susurró.

- Pues ya lo tienes a punto, cielo. Destroza el culo de mamá.

Su polla comenzó a penetrarme lentamente, para luego empezar una buena follada anal. Los huevos de mi hijo chocaban contra mi culo con cada embestida mientras yo mordía su almohada para reprimir mis gemidos y rezaba para que la separación entre la habitación de mi hijo y la mía fuera suficiente.

- Joder, amor. Sigue así mi vida. Fóllate el culo de mamá. Dile a mamá que prefieres su culo al de Laura.

- A Laura no me la he follado por el culo, por ahora. Pero se que nada de lo que haga con ella superará follarte a ti.

Volví a morder la almohada mientras me corría. Deslicé mi mano para frotar mi coño durante mi orgasmo y notaba como mis fluidos caían en la cama. Marcos me soltó un azote potente en el culo y comenzó a llenármelo de leche mientras notaba su cuerpo tensarse. Cuando su polla salió de mi interior me dejé caer en la cama completamente satisfecha por esa noche. Nos quedamos un rato más abrazados y besándonos, nuestras manos no paraban quietas recorriendo nuestros cuerpos. Finalmente regresé con mi marido con una sonrisa en los labios segura de que gozaría mucho durante aquellas vacaciones.

Durante aquellos días, casi cada noche le hacía una visita a mi hijo. El resto del día, aprovechábamos cada salida de mi marido, para ir al bar con sus amigos o a trabajar, para que mi hijo llenara todos mis agujeros. De vez en cuando follaba también con mi marido, no podía dejarlo desatendido tanto tiempo.

La mañana de Navidad, llegué al salón después de dormir profundamente tras una genial follada a media noche por parte de mi hijo. Marcos y su padre estaban desayunando, sin hablarse para variar, y les dije que nos diéramos los regalos. Cuando abrí el regalo de Marcos, vi que era un iPad. Le besé en las mejillas para agradecérselo y me susurró al oido:

- Vete al baño y enciéndelo.

Me senté sobre el w.c. y encendí la máquina. Había una carpeta llamada "mamá". Nerviosa ante lo que podría contener, la abrí y vi un documento de texto y tres archivos de video. El texto se titulaba "1" y los videos iban del 2 al 4. Pulsé sobre el texto y leí:

"Mañana es el día de mi verdadero regalo mamá. Espero que recuerdes las instrucciones: Sin preguntas, sin protestas. He estado viendo mucho porno durante este tiempo lejos de ti y he descargado estos videos para que sepas de antemano lo que te espera. Mañana tú y yo nos iremos a la capital, tendrás que reservar una habitación de hotel. Debes pensar qué le dirás a papá para decirle que pasaremos el día juntos y que le contarás más tarde para decirle que no dormiremos en casa. Ahora bájate las bragas y masturbate con los videos. Recuerda verlos en orden, todos son fantasías que quiero cumplir contigo pero el último te dejo a tí decidir si quieres cumplirla o no, pero quiero que sepas que es mi favorita. Te amo, mamá."

Me quité el pantalón del pijama y las bragas y me acomodé en el retrete. Apoyé el iPad en la cesta de la ropa sucia y presioné el video "2" dejando el volumen bastante bajo mientras introducía dos dedos en mi coñito.

En el video aparecía una chica mamándole la polla a su pareja. Era una buena polla y la chica la mamaba muy bien pero no entendía la fantasía de mi hijo. Al menos no hasta que el tipo agarró la cabeza de la chica y comenzó a follarle la boca con violencia, le sujetó la cabeza con toda su considerable polla alojada en la garganta hasta que la chica no pudo más, y al liberarla le soltó un guantazo tremendo en la cara, volvió a cogerle la cabeza y a violarle la boca.

"Mañana vas a alcanzar un nuevo nivel como puta, cariño"

Cerré el video y pasé al siguiente mientras me masturbaba sin parar.

En el video aparecía un tipo follándose analmente a una chica con violencia, en un momento dado sacó la polla y la tiró al suelo boca arriba. El tipo acercó su polla y comenzó a orinar sobre la cara y las tetas de la mujer, para después seguir follándosela mientras ella pasaba sus manos por su cuerpo cubierto de meados y se las lamía.

"Joder con mi hijo. Espero que también quiera que yo me orine encima suya"

Cuando abrí el último video y ví su contenido, el asombro me hizo parar mi paja. ¿De verdad quería mi hijo que hiciéramos aquello?

"Puta, recuerda las reglas. Hazle este regalo a tu hijo y tendrás su polla durante el resto de tu vida"

Volví a masturbarme mientras observaba la escena. La verdad es que era muy morbosa y excitante e imaginarme hacer aquello con mi hijo me estaba poniendo muy cachonda. Antes de que el video terminara, me corrí entre espasmos, me limpié los fluidos de mis muslos y volví al salón. Sonreí a mi hijo a espaldas de mi marido y asentí. Mi hijo sonrió, se acercó a mi y me cogió de la mano para llevarme arriba mientras mi marido veía la tele y se fumaba uno de los puros que Marcos le había regalado .Yo caminaba junto a mi hijo observando la tremenda erección que se formaba en el pantalón de su pijama mientras me relamía.

Continuará...