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Mi sobrino, mi esclavo 2

en Amor filial

La mañana del sábado desperté y emepcé a rememorar el día anterior. Acaricié mi coñito para que se fuera mojando y fui a buscar a mi esclavo. Antes de dormir ya había pensado muchas cosas que quería hacer con él y esperaba que siguiera tan sumiso como la tarde anterior. Algunas cosas quizá le darían un poco de reparo así que había decidido darle un premio antes de empezar.

Me asomé al cuarto de invitados y allí estaba Pablo, dormido de lado mirando hacia la puerta. Su polla se veía gorda y grande a pesar de estar en reposo. Me masturbé en la puerta mientras lo observaba imaginando aquella polla atravesando mi coño. Entré, fui hacía él y puse mi pie en su pecho.

- Despierta, perro.

- Buenos días, tía.- Me respondió sonriéndome.

- Espero que hayas descansado para el día que te espera. Túmbate boca arriba.

Cuando lo hizo, agarré sus huevos apretándole. Mi sobrino soltó un gemido de dolor y se puso tenso.

- Vayas huevos gordos tiene mi perro, por eso sueltan tanta leche. ¿De quién son estos huevos, perro?

- Son tuyos, tía.- Me dijo con voz entrecortada.

- Buen chico.

Solté sus huevos y agarré su polla para empezar a pajearle. No podía apartar mi mirada de esa polla majestuosa mientras deslizaba mi mano por ella arriba y abajo. Mi sobrino echó la cabeza hacia atrás mientras jadeaba. Su polla alcanzó su máximo esplendor entre mis manos, me subí a la cama y me puse a cuatro patas enfrente suya. Agaché la cabeza y mis labios engulleron su polla. Aquel primer contacto con el miembro de mi sobrino fue delicioso, deslicé una mano hacia atrás y comencé a acariciar mi coño mientras ensalivaba bien su polla. Mi sobrino no paraba de gemir mientras yo trataba de tragarme su polla entera. La saqué de mi boca y escupí la saliva acumulada en mi boca por todo su tronco. Bajé mi cabeza y comencé a lamer sus huevos y a metérmelos en la boca mientras le pajeaba. Poco después volví a mamrle la polla. Esta vez se la mamaba con ansia, apretando mis labios alrededor y moviendo mi lengua para sacar de una vez mi premio.

- Ohhh, tía joder. Voy a correrme, tía.

Levanté la mirada buscando sus ojos. Estaba con los ojos abiertos de par en par, le sonreí con su polla dentro de mi boca y seguí con la mamada hasta que los chorros de semen caliente inundaron mi boca. Intentaba tragarlo todo, pero regueros de lefa se escapan por mis labios cayendo sobre los testículos de mi sobrino.

- Joder, vaya polla deliciosa. ¿te ha gustado, perro?- Le decía mientras recogía con mis dedos los restos de semen y los introducía en mi boca.

- Ha sido genial, tía. Ha sido una pasada.

- Ahora acompañame, que tengo ganas de orinar.

Me miró sorprendido, se levantó y comenzó a seguirme. Cuando llegamos al baño lo agarré y comencé a comerle la boca con pasión. Me encantaba como meneaba su lengua dentro de mi boca buscando el sabor de su polla.

- Metete en la bañera y tumbate.

Me obedeció al instante. En estos años yo hablaba mucho con él de sexo, de si veía porno y cosas así. Asi que sabía que veía porno y cualquiera que ve porno se encuentra con alguna escena de lluvia dorada. Él sabía lo que iba a hacer y que lo aceptara tan rápido me puso a mil. Me coloqué de pie sobre él a la altura de su pecho, comencé a acariciar mi coñito para estimularme y empecé a soltar un chorro de orina caliente que caía sobre el pecho de mi sobrino. Él sólo reaccionó subiendo un poco la cabeza para ver como su tía meaba sobre él. Coloqué dos dedos en mi coño para manejar el chorro e hice que cayera en su cara. Mi sobrino cerró los ojos y abrió la boca mientras se pasaba las manos por la cara. La orina se acumulaba en su boca y se derramaba por su barbilla. Fue una experiencia increible. Cuando terminé de mear, pasé mi mano por mi coño y me arrodillé poniendo mi raja en la boca de mi sobrino. Pronto noté como su lengua lamía mi coñito y me pellizqué los pezones. Estaba tan cachonda por la lluvia dorada que comencé a correrme casi de inmediato mientras frotaba mi coño salvajemente contra la boca y la cara de mi sobrino.

Nos duchamos juntos y al terminar le ordené que preparara el desayuno. Sonreí de satisfacción cuando vertió leche en un plato hondo y lo puso en el suelo al lado mia. Se puso a cuatro patas y empezó a lamer en el plato como un aunténtico perrito.

"Los milagros del porno. Este chico era un pringado sexual y con un poco de motivación ha sacado su lado más pervertido"

Giré mi silla y metí un pie en su plato de leche. Mi sobrino comenzó a lamer mi pie y chuparme los dedos sin inmutarse.

- ¿Lo estás pasando bien, sobrino?

- Lo estoy pasando genial, tía. Eres una buena ama.

- A ver si sigues pensando así cuando pasemos a la siguiente "actividad".

Di un pisotón en el borde del plato y éste se levantó derramando la leche por el suelo.

- Quédate aquí limpiando esto, perro.

Fui a mi habitación mientras mi sobrino se quedaba pasando su lengua por mi suelo. Cogí mi consolador negro. No era muy grande e iba a servir muy bien. Volví al salón escondiendo detrás de mi el aparato y me coloqué a cuatro patas detras de mi sobrino, quien seguía en esa misma postura lamiendo su desayuno. Puse sus manos en su culo, abriéndolo ligeramente y escupí en su agujero estrecho. Agaché la cabeza y comencé a pasar mi lengua por su ano mientras él levantaba la cabeza y comenzaba a gemir. Empecé a lamer de arriba a abajo aquel agujero mientras agarraba su polla por debajo y comenzaba a pajearlo lentamente. Seguí soltando babas sobre el agujero de mi sobrino y de repente comencé a meterle un dedo. Pareció aceptarlo bien, un pequeño gemido pero nada más. Empecé a follarlo con mi dedito mientras lamía sus pelotas para hacerlo disfrutar. Saqué mi dedo y coloqué la punta del consolador en su entrada. Mi sobrino se movió un poco y miró hacia atrás.

- No, tía. Yo.. esto no creo que...- Balbuceaba mientras se apartaba del consolador gateando.

Me puse de rodillas y comencé a darle fuertes guantazos en el culo. Sus nalgas se pusieron rojas mientras él sollozaba.

- Ven aquí ahora mismo, perro. Ven aquí y quédate quieto mientras tu tía te folla el culo. No seas ridículo, confía en mi y disfrutaras más del sexo el día que tengas pareja.

Volvió a inclinarse gimoteando de una manera muy patética. Volví a escupir en su agujero y comencé a introducir el consolador despacio. 

- Ay! Tía, me duele mucho, no me gusta.

- Cállate, sucio perro. Que sepas que esto es el entrenamiento. Esta tarde voy a ser yo la que te folle el culo. Y que sepas que a las mujeres nos encanta estimular analmente a nuestros machos, asi que dame las gracias ahora mismo.

Permaneció callado con una buena parte del consolador dentro de su culo. Dí un ligero empujó y mi sobrino gritó.

- Ayy!- Gritaba.

- Dame las gracias o será peor.

- Gracias, tía. Gracias por enseñarme.

- Buen chico.

Volví a escupir y metí lentamente el consolador hasta el fondo. Mi sobrino no paraba de sollozar, le agarré de la cara y se la giré para que me mirara. Vi sus lágrimas surcando sus mejillas.

- Te prometo que dentro de un momento estarás gimiendo de placer como el perro que eres.

Solté su cara y agarré sus huevos, comencé a bombear el consolador dentro de su culo, primero lentamente y depués más rápido cuando sentí su polla crecer. Solté sus huevos y agarré su cipote y comencé a pajearlo sin parar de sodomizarlo. Pronto escuché sus primeros gemidos. Solté su polla y volví a agarrar su cara.

- ¿Te gusta, verdad putita? Te prometí que tu tía iba a enseñarte el placer de verdad.

- Sii, me gusta, tía. Sigue por favor.

- Asi me gusta, perro.- Saqué el consolador y miré los restos de heces y sangre,- Túmbate boca arriba y abre las piernas.

Boca arriba y con las piernas abiertas, volví a introducirle el consolador mientras le pajeaba de una manera más eficaz de esta postura.

- Voy a hacer que te corras perro. Vas a correrte con una polla follando tu culo como la buena putita que eres. ¿Quieres correrte, perro?

- Siii, quiero correrme, tía. Sigue así por favor.

Le escupí en la cara y seguí pajeandolo y follándolo. Al rato, mi sobrino comenzó a bufar y vi los chorros de semen saliendo de su polla directos a su abdomen. Cuando terminó de eyacular, saqué el consolador de su culo y me incliné para lamer su semen. Me llené la boca de lefa caliente, me aproximé más a él y le escupí su corrida en su propia cara. Mi sobrino había llegado a la máxima humillación.

- Muy bien, perro. Lo has hecho muy bien. Ahora vete a tu cuarto y espera mis ordenes. Llévate el consolador y sigue practicando que la polla que te voy a meter luego es algo más grande. Y, por supuesto, ni se te ocurra correrte.

A media mañana me asomé a la habitación de mi sobrino y lo vi boca abajo mienras jugaba con el consolador en su culo. Fui a mi habitación y cogí un segundo consolador, este rosa y volví a la habitación. Cogí una silla y me senté frente a él bien abierta de piernas, mientras mi sobrino se quedaba mirándome.

- Sigue perrito, sigue jugando para tu tía.

Empecé a machar mi coño con el consolador rosa mientras observaba a mi sobrino follarse el culo. Eso era inaguantable, quería follarme su culo ya.

- Sobrino, para y túmbate boca arriba. Deja descansar tu culo un momento. Agarra tu polla y pajeate pero ten cuidado de no correrte.

Seguí masturbándote mientras lo observaba. Saboreando el control que ejercía sobre él. Me levanté y fui hacia la cama para que viera con detalles como su tía se masturbaba.

-¿Te gusta el coño de tu tía, perro?¿Te ha gustado tu desvirgamiento anal?

- Me encanta tu coño. tía. Este es el fin de semana de mi vida.

Me subí a la cama y agarré su polla. Me coloqué de espaldas a él con las rodillas a sus costados y coloqué su polla en la entrada de mi culo.

- Vas a follarte mi culo. Procura no correrte o te juro que te echaré de casa y no volverás a disfrutar de mi.

Empecé a bajar notando como cada centímetro de aquel pedazo de polla entraba en mi culito. Cuando la tuve dentro, suspiré y comencé a cabalgar.

- Joder, joder. Vaya pedazo de polla, perro. Dios, que gusto.

Volví a meter el consolador rosa en mi coño mientras le cabalgaba. Aceleré mis movimiento buscando el orgasmo. Aquella polla me estaba reventando y yo no paraba de jadear como una puta.

- Joder, voy a correrme. Me voy a correr. Me encanta tu polla, perro. Hoy voy a dejarte seco, cabrón.

Mis piernas empezarón a temblar y me dejé caer clavándome hasta el fondo la polla de mi sobrino. Comencé a gritar mientras meneaba el consolador rosa dentro de mi coño y el orgasmo me inundó. Cuando terminó saqué el consolador lleno de flujos de mi coño, me levanté y se lo introduje a mi sobrino en la boca.

- No te muevas de ahí.

Volví con mi arnés colocado, con una tremenda polla negra saliendo de mi coño. Desde luego, cuando compré el consolador rosa y el arnés para la visita de mi sobrino pensé que quizá era mucho gasto que tal vez no tuviera recompensa. Joder si lo estaba teniendo. Me aproximé a la cama, saqué el rosa de la boca de mi sobrino e introduje mi polla. Mi sobrino me mamaba la polla mientras yo acariciaba mis tetas. El placer de verlo sometido a mi voluntad volvió a mojar mi coño. Me subí a la cama y le abrí las piernas, colocando la punta de mi polla en la entrada de su agujero.

- Coloca la almohada debajo de tu cintura, así entrará mejor.

Comencé a juguetear con mi polla en la entrada de su culo mientras acariciaba su polla, que ya parecía a punto de reventar.

- Pídeme que te folle, perro. Pídeme ser mi putita.

- Fóllame, tía. Folla el culo de tu putita.

Le introduje mi polla de un empujón y mi sobrino soltó un tremendo aullido de dolor. Me incliné sobre él y le solté dos bofetones en pleno rostro. Sus lágrimas volvieron a aparecer en sus ojos. No había planeado esto, pero descubrí que verlo llorar de dolor, placer y humillación me ecitaba muchísimo.

- Eso es, puta. Llora mientras tu tía te folla el culo. No eres más que un perro llorón. Abre la boca.- Y le escupí dentro de su boca y una segunda vez en el rostro.

Volví a ponerme de rodillas y empecé a reventarle el culo a mi sobrino. Agrré su polla y comncé a pajearle mirando su cara llena de saliva y sus ojos llorosos. Pronto sus gemidos inundaron la habitación mientras disfrutaba de la estimulación anal.

- Tía, no puedo aguantar más, voy a correrme.

Solté su polla y le di dos buenas embestidas más. Saqué mi polla de su culo, bajé de la cama y me arrodillé para darle a mi sobrino un pequeño premio.

- Ven aquí, sobrino. Córrete sobre la cara de tu tía. Báñame de leche caliente.

Comenzó a masturbarse frente a mi cara y pronto noté el primer trallazo de lefa impactar sobre mi cara. Llegarón las siguientes raciones de esperma que empezaron a llenar mi cara, mi pelo y mis tetas. Después de horas de estar él mismo masturbándose la polla y el culo y después mi follada, la cantidad de esperma fue brutal. Tragué lo que había caido en mi boca y relamí mis labios.

- Chupa las tetas de tu tía. Límpiame tu semen y trágatelo.- Le ordené mientras me levantaba.

Mi sobrino se lanzó sobre mis tetas y comenzó a mamar de mis pezones. Pasaba su lengua por todo mi pecho saboreando su corrida y luego subió y comenzó a comerme la boca donde la lefa de nuestras bocas se mezclaron.

- Vamos a la ducha, cariño. Vamos a limpiarnos y a comer para reponer fuerzas. Y ve pensando que vas a decirle a tu madre para quedarte una noche más con tu querida tía.

Continuará...

Quiero agradeceros a todos y todas los mail con vuestros comentarios que me estaís mandando. Yo los respondo todos y me encanta conversar con vosotros. Quiero agradecérselo especiamente a Meredith y a José, muchas gracias chicos por ser tan divertidos, disfruto mucho chateando con vosotros. 

Para los demás, animaos. Mi correo es Elenasaga6@gmail.com. A los más tímidos os agradezco vuestros comentarios en la página. Besos.