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Mis queridos hijos 2

en Amor filial

Al dia siguiente me desperté confusa, aturdida. No podía creer lo que había hecho. Pensé que mi reacción al descubrir lo que hacían había sido demasiado liberal, o quizás demasiado débil. Al mostrarles que aceptaba como normal lo que hacían les di pie a que pensaran que si entre hermanos etaba bien, por qué no con su madre.

Me levanté de la cama y me puse un pantalón corto y una camiseta. Pase por delante de su habitación rápidamente y sin mirar por miedo a lo que pudiera encontrarme y me fui derecha a desayunar sola a la cocina. Después fui a la habitación donde tenemos la lavadora y la secadora para preparar la colada.

-¿Vas a lavar esto?

Di un respingo al escuchar a Javi detrás mia. Me giré y lo vi con mi camiseta y mis braguitas de la noche anterior y recordé que me fui a toda prisa de su habitación dejándome la ropa alli.

- Si, dame.

- Toma. Huelen muy bien.

Ya empezábamos de nuevo. Otra vez los cometarios insinuadores, su cuerpo medio desnudo delante de mi. Tenía que poner algún límite.

- Oye javi. Soy tu madre. Lo de ayer no debió pasar. Ya sé que le dije a tu hermano que me parecia bien lo que hacíais pero eso es entre vosotros. Tenemos que poner límites en la forma en que os dirigís a mi y lo que hacéis delante mia.

- Pero,¿ no te lo pasate bien anoche?

- Si que lo pasé bien, pero ese no es el tema Javi.

- Pues no lo entiendo, te lo pasate bien, te parece bien lo que hacemos Fran y yo...

- Bueno, mira...luego hablamos los tres mejor.

- Como quieras. Toma, lava esto también.

Volví a mirarle y lo vi desnudo, empalmado y con los calzoncillos en la mano. 

- ¿Ves? Esto es lo que no puede ser.- Le dije cogiendo su ropa interior.- Soy tu madre y esto me parece muy irrespetuoso.

Me volví enfadada y metí sus calzoncillos en la lavadora cuando escuché la puerta cerrarse. Me volví y vi a Javi mirándome fijamente y masturbándose.

- Pero Javier! ¿Es que no me escuchas o qué? Vete a tu cuarto o al baño o donde quieras pero déjame.

- Fran me contó lo que hicisteis. Si quieres dejar de divertirte con nosotros, al menos que acabemos todos igual.

- Joder Javi, mira que eres cabezón, que no...

- Mira como me tienes de mirar tu culito con esas braguitas tan bonitas.

Y cai. No pude evitarlo más y me quedé mirando un buen rato como se masturbaba. Miraba como hipnotizada la polla de mi hijo deslizándose por su mano y los pensamientos que no debería tener empezaron a asomarse en mi mente.

- Mira, pajeate si quieres. Eres imposible.

Y me di la vuelta y volví a mi colada. Mi cara comenzó a arder y empecé a excitarme con la situaciòn sin poder remediarlo. Escuchaba los sonidos de la polla de javi mientras se masturbaba y sólo pensaba en meter mis dedos en mi coño y masturbarme con él. Diciéndome a mi misma que era para que acabara lo antes posible, me incliné un poco sobre la lavadora para exhibir mejor mi culo ante mi hijo. Pronto mi intención oculta quedó satisfecha cuando mi hijo empezó a acariciarme el culo.

- Javier...

- No digas nada mamá, déjame. Joder, vaya culito que tienes.

Mi coño se iba mojando con las caricias de mi hijo hasta que noté la punta de su polla rozando la entrada por encima de mis bragas. Me quedé muy quieta. Por un lado quería parar aquello, tal vez dándome la vuelta y masturbándolo como a su hermano, pero por otro lado quería que apretara un poco su polla contra mi para que me estimulara ya que no quería empezar a masturbarme delante de él cuando le había dicho que este sería el final.

Pronto el roce de su polla contra mi braga pasó a unos empujones más serios y yo cerré los ojos y empecé a acompañar con pequeños movimientos de mi culo sus tímidas embestidas. Estábamos prácticamente follando y Javi debió pensar lo mismo porque de un tirón bajó mis bragas y colocó su mano en mi húmedo coño. No pude evitar el gemido, mitad sorpresa y mitad placer, y empecé a mover mis caderas para disfrutar del contacto de su mano. Mi hijo empezó a meter su dedo en mi coño mientras mi cuerpo me tensaba y poco después acomodó su cipote en la entrada de mi coño. En ese momento paré mis movimientos y él comenzó a frotar su polla por mis labios vaginales pajeándose con mi coño.

Poco después volvió a colocar su cipote en mi entrada, pero no se atrevía a metérmela, lo que yo ya deseaba alejando de mi mente los pensamientos de salir de allí. Empezó a subir sus manos por mi cuerpo y las metió por debajo de mi camiseta agarrándome las tetas hasta empezar a pellizcar mis pezones.

Ya no pude más y empujé mi cuerpo hacia atrás lentamente notando como la polla de Javi me iba atravesando y los dos gemíamos silenciosamente. Su polla entraba y salía de mi coño sin dificultad y pronto empecé a acelerar el ritmo. Javi me soltó las tetas y me agarró de las caderas y empezó a follarme con fuerza mientras yo dejaba caer mi cuerpo encima de la lavadora y abría las piernas todo lo que podía. Me corrí casi al instante con las embestidas de mi hijo ahogando mis gritos de placer y él comenzó a bufar poco antes de empezar a sentir su semen llenándo mi coño a la vez que me la metía hasta lo más profundo de mi ser. Cuando la sacó noté el reguero de lefa que resbalaba por el interior de mi muslo. Javi me dio un beso en la mejilla y se fue, dejándome de nuevo en una sensación entre el placer absoluto y la culpabilidad.

Puse la lavadora y salí de allí directa hacia la ducha. Mientras me limpiaba repasaba mentalmente lo que había pasado. Sólo esperaba que mis hijos fueran discretos aunque imaginaba que si eran discretos con lo suyo lo serían con lo mio. De nuevo empecé a tocarme, el pensar que lo que estaba pasando nunca saldría de puertas para afuera me provocaba a pensar en seguir esta aventura con mis hijos.

Al salir de la ducha vi que los dos habían salido. Fui en toalla a mi dormitorio y cogí el móvil. Tenía unos mensajes de mi amiga Patricia preguntándome si iba a estar en casa para hacerme una visita. Patricia es mi mejor amiga de toda la vida, la confidente, la mujer con la que juntas descubrimos nuestra sexualidad. Me mordía las uñas pensando en apremiarla a que viniera y contarle lo que estaba pasando. Ella es una mujer soltera, muy abierta al sexo y, desde luego, jamás me juzgaría aunque si era problable que me devolviera la cordura.

Poco después llegó Patricia a casa. Morena, bajita, un poco rellenita pero muy resultona, con un pedazo de escote para lucir con orgullo sus tetazas y unos vaqueros.

Entramos en casa y serví dos copas de vino y comenzamos a ponernos al día, después ya no aguanté más y empecé con cuidado.

- Te voy a contar lo que me pasó el otro dia nena, pero que no salga de aquí, por favor.

- Claro tonta, cuéntame

- Pues verás... pillé a los nenes masturbándose.

- Jajaja, pues vaya cosa, ¿con 17 años que creías que no lo hacían?

- Ya, pero... es que se estaban pajeando el uno al otro...

Casi se le cae la copa a Patricia mientras me miraba con ojos como platos.

- ¿Cómo? ¿Pero estás segura?

- Si, si. Los vi perfectamente.

- Bueno, yo se que hay muchos chicos que se hacen pajas juntos. Quizás entre hermanos tengan confianza para tocarse entre ellos, nose, no me parece tan malo ¿no?. Acuérdate de nosotras.

La miré a los ojos mientras nos recordaba con 14 años masturbándonos la una a la otra con una revista porno de su hermano y como acababábamos también masturbando la una a la otra.

- Ya, si no es eso. Es que...¡Que me quedé mirando y empecé a tocarme a escondidas!

Patricia empezó a reirse con ganas.

- Oye, que esto es muy serio.

- Tranquila Elena ajajja. Yo también me hubiera quedando mirando.

- ¿Cómo?

- Pues que tus nenes están muy buenos, que quieres que te diga...

- Serás zorra, jajaja.

Empecé a golpearla juguetonamente mientras ella no paraba de reirse. Seguí contándole como me masturbé en el coche y me guardé para mi el resto de lo que pasó desde entonces. La muy guarra no paraba de apretarse las tetas. Siempre ha sido así entre las dos, contándonos nuestras aventuras sexuales y excitándonos la una a la otra, aunque ya hacía mucho desde la última vez. Comencé a contarle con detalle como se pajeaban mis hijos, la forma de sus pollas y lo que yo hacía. Los últimos acontecimientos habían despertado en mi una lívido desconocida.

- Puta, me estás poniendo a mil.- Dijo Patricia acariciándose por encima del pantalón.

- ¿Vamos a mi habitación y te sigo contando como hacíamos antes?

"Madre mia el vino, nos hemos pasado"

- Jajaja, venga va, que hace mucho de la última vez.- Me respondió.

Se quitó los vaqueros en cuanto entramos en la habitación revelando un tanga que le quedaba perfecto en su culo gordo. A mi no me gustan las mujeres, lo que había hecho con ella en el pasado lo hicimos por el cariño y la confianza que nos tenemos. De repente, con este pensamiento empecé a comprender a mis hijos. Le di un azote en el culo mientras se subía en la cama y se sacaba la camiseta, tumbándose boca arriba mientras sus tetas, algo caidas, se le mecían con el movimiento. Cuando se quitó el tanga vi su coño mojado. Yo me desnudé y me subí a la cama frente a ella.

- Venga cuéntamelo bien.- Me dijo mientras empezaba a acariciarse el coño.

- Vale, pero te voy a contar lo que pasó cuando volví.- Decidí en ese momento.

- ¿Hay más?

Empecé a contarle como Fran y yo nos masturbamos en la cocina. Al principio la noté un poco escandalizada, pero yo seguía con mi historia mientras las dos nos masturbábamos. Cuando llegué a la parte en que Fran empezó a meterme los dedos, me incliné hacia Patricia y comencé a masturbarla yo misma.

- Mmm, joder Elena. Con lo bueno que está Fran. ¿Y lo hacía bien?

- Al principio un puco brusco.- Le contesté yo mientras la penetraba.- Luego fue mucho mejor, me folló con sus dos dedos como un campeón. Mira, fue algo asi.

Y me recosté a su lado y empecé a follarla más fuerte con mis dedos mientras ella se amasaba las tetas y se pellizcaba los pezones hasta que empezó a temblar y a correrse sobre mi mano.

- Joder, la verdad es que echaba de menos esto.- Me confesó.- A ver, una polla es una polla, y aparte de contigo no he tenido más expereincias con mujeres, pero joder.. me encanta volver a sentirme una adolescente contigo y que retomemos esto ajajaj

- Conservo mi toque jajaja.

- Ya lo creo...ufff... Bueno ahora te toca a ti, sigue contándome.

Me recosté en la cama y al momento noté los dedos de Patricia invadiéndome. Empecé a relatar como me puse detrás suya a masturbarle con la voz entrecortada con mis gemidos. Cuando la historia terminó, Patri siguió masturbándome hasta que empecé a gritar y me corrí yo también.

- Bueno ¿y qué hago?- Le pregunté mientras nos vestíamos.

- ¿Que qué haces? Pues o te los follas tú o lo hago yo.

- No seas puta, como me voy a follar a mis hijos.

"Un poco tarde, la verdad"

- A ver, ya has visto lo que hacen ellos, has pajeado a Fran...¿y se ha traumado? ¿Ha pasado algo? Si ellos quieren y a ti se ve que te atrae la idea no seas tonta. ¿Que hemos dicho siempre?

- "Si te puede dar un orgasmo, follátelo"

- Pues ya está. Mientras se quede entre vosotros. Tú déjate hacer, Que vaya saliendo de ellos.

- Bueno, al final ha sido peor hablar contigo jajaja. Estoy peor que antes.

- Anda que... con lo que tu has sido...

- Calla, calla. Venga vamos que tengo que preparar la comida.

Íbamos las dos riendo por el salón cuando vi a los nenes sentados en el sofá del salón, mirándonos y sonriendo.

- Hola tía Patri, cuánto tiempo.

- Hola nenes, que guapos estáis.

La vi allí sacando pecho, puse los ojos en blanco y la agarré del brazo para llevarla a la puerta.

- Me podrías dejar uno.- Me dijo con cara de inocente.

- Si, claro. Anda ya nos veremos.

Nos dimos un beso y se fue. Volví al salón y me cruce de brazos delante de mis hijos.

- Oye mamá, hemos pensado que...

- Cállate Javi. Venid los dos a mi dormitorio.

Continuará....