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Las pajas de mi hijo 8

en Amor filial

Habían pasado 4 días desde nuestra visita al club. Teresa y yo habíamos intercambiado los teléfonos porque, ya que ellos eran de allí, pensamos en quedar una vez más. Abrí los ojos aquella mañana y acaricié mis doloridas tetas. La noche anterior había recibido una follada brutal por parte de Mario. Miré hacia el lado preguntándome donde estaba mi hijo. Me levanté de la cama y admiré mi cuerpo desnudo en el espejo. Los días de playa le habían dado a mi piel un tono bronceado precioso. Llegué al salón y vi a mi hijo allí vestido y preparando una mochila.

- ¿Te vas?

- Si. Anoche me llamó José y ya está de camino para cobrar el alquiler.

- ¿Y vas a dejarme sola con él?

Avanzó hacia mi rápidamente mientras yo me encogía temerosa de lo que me pudiera hacer. Me cogió de la mandíbula y me retorció un pezón con fuerza.

- Si. Te vas a quedar con ese pringado a solas. Asi que se una buena puta, mamá. Más te vale que se quede encantado con el pago, que quiero volver a venir en cuanto podamos.

- Si, hijo. Seré una buena puta. Quedará muy complacido.

- Muy bien. Esta noche nos vemos.

Cuando me quedé sola volví a la habitación. Me puse un tanga blanco y una camiseta bastante ceñida. Me eché en la cama para esperar a José y cogí el móvil mirar unas fotos que Teresa me mandó unos dias atrás. Sólo ver sus tetazas bastó para que mi mano se deslizara hasta mi coñito. Cerré los ojos y rememoré la noche que pasamos juntas mientras mis deditos se movían en mi interior.

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Cerré la puerte y empujé a Teresa sobre la cama. Me subí encima de ella con las piernas abiertas, rozándo mi coñito con el suyo y le comí la boca. El sabor de su lengua era delicioso, la atrapa entre mis labios y la chupaba, lamía sus labios y enterraba mi lengua en su boca. Bajé por su cuello hasta sus grandes tetazas, sostuve con mis manos aquellas grandes masas de carne y comencé a mamar de sus pezones con ansia. Chupaba y mordía sus pezones mientras ella gemía y lamía sus enormes tetas dejándolas brillantes de saliva. Me senté sobre ella y miré desde arriba el efecto maravilloso de sus tetazas brillantes, su pelo revuelto y su carita sonrosada y jadeante. Alcé la mano y empecé a azotar sus tetas. Cada guantazo iba acompañado de un gemido por su parte.

- Veo que le estás cogiendo el gusto a ser una putita sumisa.

- Me encanta, amor. Recibir golpes en mis tetas me pone a mil.

- Ya lo estoy notando.- Le dije al bajar una mano hacia su húmedo coño mientras seguía azotándola.

Volví a dejarme caer sobre ella y bajé por su cuerpo pasando mi lengua hasta llegar a su coñito. Coloqué la nariz en su rajita notando la humedad de los flujos que habían empezado a salir y aspiré profundamente su embriagador olor a hembra. Mi coñito palpitó del placer de tan dulce aroma, saqué mi lengua y di un lametón recorriendo toda su raja mientras las piernas de Teresa temblaban. Coloqué mis manos alrededor y abrí su coño todo lo que pude y empecé a chupar y lamer su delicosa raja llena de flujos.

- Oh, joder Elena! Sigue así puta, sigue.

Enterré mi lengua en su coño y empecé a moverla saboreando todo lo que podía y rozando todo lo que podía mientras miraba a Teresa entre sus piernas. Seguí comiéndole el coño hasta que me cogió de la cabeza y me apretó contra su raja para empezar a correrse en mi boca entre jadeos. Yo seguía pasando mi lengua con la boca abierta para recibir todos su juguitos. Levanté mi cabeza y volví a subir por su cuerpo con mis labios y barbillas llenos de flujos y empecé a besarla. Teresa me sujetó la cabeza y lamió mi cara para limpiarme.

- Joder Elena, que buena eres comiendo coños.

- Pues es el segundo que me como jajaja.

- Pues yo me he comido unos cuantos más.

- ¿Ah, si? Pues vamos a comprobarlo, zorrita.

Me sujeté al respaldo de la cama y coloqué mi coño con las piernas bien abiertas en su cara de puta. Teresa me agarró del culo y noté su lengua empezar a entrar en mi coñito mientras yo soltaba un gemido. Solté el respaldo y me agarré las tetas con fuerza mientras movía mis caderas haciendo que mi coño se restregara arriba y abajo por la cara de Teresa que movía su lengua frenéticamente intentando volver a meterla en mi interior. Agarré su pelo y cumplí su deseo apretando su boca contra mi raja mientras gemía.

- Eso es zorra, sigue chupando. Voy a correrme en tu carita de puta.

Mis piernas empezaron a temblar mientras las uñas de Teresa se clavaban en mi culo y el orgasmo me llegaba. Notaba la lengua de Teresa recorriendo toda mi raja mientras mis flujos caían sobre su cara. Bajé de nuevo y empecé a lamer su bonito rostro y volvimos a besarnos gimiendo la una en la boca de la otra.

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Abrí los ojos después de correrme con tan bonito recuerdo. El tanga estaba chorreando, así que me levanté a ponerme uno nuevo. Me estaba poniendo unas braguitas negras cuando escuché un coche llegar y poco después el timbre de la puerta. Fui rápido a abrir mientras miraba hacia abajo para ver mis tetas meneándose dentro de mi camiseta y sonreí. Abrí la puerta y allí estaba José.

- Hola, José! Bienvenido.- Y le di un suave beso en los labios.

- Hola Elena. ¿Está Mario?

- No. Ha salido. Pero pasa y lo esperas conmigo.

- Emm, si, bueno.

Le seguí por el pasillo mientras pensaba como podía seguir tan cortado conmigo después de haber recibido cuatro pajas de mi propia mano. Soltó una bolsa de viaje y se sentó en el sofá. Yo me quedé de pie a su lado con mis manos a mi espalda y sacando pecho sonriéndole.

- ¿Quieres tomar algo, José?.- Le dije moviendo mi cuerpo a los lados para que mis tetas se mecieran ante sus ojos bajo mi camiseta.

- Emm, si claro. Un ron con cola estaría bien.

Fui al minibar, lo abrí y me agaché exageradamente para que José admirar mi culo bronceado mientras yo fingía que no veía la botella de ron. Cuando le puse la copa me senté a su lado.

- Muchas gracias por dejarnos la casa José. Eres un cielo.- Apoyé mi mano en su pierna y me incliné para darle un beso en la mejilla.

- No es nada, Elena.

- Claro que si. Eres un chico muy bueno y dulce. Me encanta que seas amigo de mi hijo. Y me gusta muchísimo cuando vienes a visitarnos a casa.

Subí mi mano por su pierna mientras le hablaba hasta que le agarré la polla por encima de su pantalón corto de pijo. José dio un respingo y se quedó mirándome.

- ¿Que pasa, cielo? ¿No es esto a lo que has venido? ¿A cobrar el alquiler?

- Bueno..yo, pensaba que... Mario me dijo...

- Tranquilo, José. Yo me encargaré de pagarte por ser tan buen amigo.

Metí mi mano por dentro de su pantalón y agarré su polla desnuda mientras me inclinaba hacia él y le metía la lengua en la boca. Raúl me devolvió el beso mientras forcejeaba para bajarse los pantalones. Poco después su polla adolescente quedó libre firmemente agarrada por mi mano. Empecé a pajearlo lentamente mirándole a los ojos, mirando su boca entreabierta de placer.

Solté su polla y me subí encima suya, rozando mi coñito cubierto por las braguitas por su dura polla.

- ¿Eso quieres como pago? ¿Vuelvo a masturbarte o quieres algo más de la puta calientapollas de la madre de tu amigo?

Sin decirme nada, metió las manos bajo mi camiseta y me la sacó por la cabeza. Se quedó mirando mis tetas mientras yo le sonreía. Cogí sus manos y las llevé a mis pechos y empezó a apretarlos y sobarlos. Yo gemía mientras movía mis caderas sobre su polla y José me pellizcaba los pezones. Le cogí la cara y le besé con pasión.

- Dime lo que quieres que haga José. Soy tu puta, amor. Cóbrate bien el alquiler de la casa.

- Quiero que me chupes la polla.- Me dijo tímidamente, sin siquiera mirarme.

Sonriéndole, me dejé caer por su cuerpo hasta quedar de rodillas frente a él. Agarré su polla pajeándole y acerqué mi boquita a su polla. Empecé a gemir cerca de su capullo para que mi aliento le rozara mientras veía la cara de José deseando que mis labios entraran en contacto con su carne. No le hice sufrir más y engullí su dura polla. Era algo más pequeña que la de mi hijo, por lo que podía tragármela hasta el fondo sin problemas. Empecé a subir y a bajar mi cabeza realizándole una buena mamada al amigo de mi hijo cuando empecé a notar chorros de semen caliente llenando mi boca y resbalando por mi garganta. Lo tragué todo y saqué la polla de mi boca mirando a José mientras le sonreía.

- Joder, perdón Elena. No he podido aguantar.

- No pidas perdón, amo. Mi cuerpo es tuyo para hacer lo que quieras hoy conmigo.

Me limpié la boca con el dorso de la mano y me senté a su lado acariciando sus huevos.

- ¿Nunca te habían comido la polla antes, José?

- No. Tampoco me habían hecho una paja antes. Ha sido genial, de verdad.

- ¿Asi que todo lo que has hecho con una mujer ha sido conmigo?

- Si.- Dijo José, bajando su cabeza avergonzado.

- No pasa nada, amor. Yo estoy encantada. Ven conmigo.

Le cogí la mano y lo llevé escaleras arriba. En cuanto entramos a la habitación le desnudé completamente y empecé a besarle mientras acariciaba su polla. Me puse de espaldas a él y me incliné para quitarme las bragas mientras mi culo golpeaba en su entrepierna. Me quedé un rato así rozandome y agarró mis caderas con dos manos mientras frotaba su polla, que ya estaba recuperando fuerzas, contra mi coñito y mi culo.

Me subí en la cama y me tumbé boca arriba con las piernas bien abiertas, agarrando mis tetas y sonriendo a José. El chico captó bien la indirecta y se subió, colocando su cabeza entre mis piernas y empecé a notar su lengua recorriendo mi coñito. Se notaba que era la primera vez que lo hacía. Me incliné y con una mano abrí mi coño y con la otra le agarré la cabeza y le fui guiando por las zonas que más placer me daban. Pronto su lengua empezó a hacerme gemir, solté su cabeza y volví a tumbarme mientras gozaba de la comida de coño.

- Chúpame más arriba, amor. Y méteme dos dedos mientras lo haces.

Poco después comencé a correrme en su boca adolescente. El chico lamió y chupó todo lo que salía como un profesional mientras mis piernas no paraban de temblar y mis gemidos se escuchaban por toda la casa.

- ¿Te ha gustado, cielo?

- Ha sido delicioso, Elena.

Le sonreí mientras le hacía subir a la cama, lo tumbé boca arriba y me subí encima de él besándole para saborear mi coño directamente de su boca. Me giré sobre su cuerpo y volví a colocar mi coño en su boca mientras agarraba su polla con mis labios en un delicioso 69. Cuando tuve aquella polla de nuevo dura y preparada, volví a girarme, me senté sobre sus caderas con las piernas bien abiertas y agarrando su polla empecé a bajar clavándome su miembro en mi coñito. José no paraba de gemir mientras yo lo cabalgaba con pasión. Agarré sus manos y las coloqué en mis tetas. El pobre chico estaba con la boca entreabierta y los ojos como platos gozando de una buena puta madura cabalgándole con experiencia. Poco después, empezó a bufar y sentí los chorros de lefa inundar mi coño. Seguí follándome a aquel joven sin compasión y, sonriendo, conseguí que su polla no decayera. Seguí clavándome en aquella polla dura y empecé a dejar caer saliva sobre mis tetas. José restregaba la saliva que iba cayendo con sus manos, dejándo mis tetas brillantes dandole un efecto espectacular sobre mi cuerpo moreno. Aceleré aún más la follada y José arqueó la espalda para volver a correrse dentro de mi para mezclar su lefa con mis flujos cuando yo me retorcí los pezones y empecé a gritar y a correrme con él. Me dejé caer en su pecho y besé sus labios, sacando su polla de mi interior y dejándome caer tumbada a su lado.

- ¿Qué tal José?

- Ha sido espectacular, Elena. Me va el corazón a mil.

Reí mientras volvía a besarle. Raúl se levantó y fue a coger su camiseta.

- ¿Te vas?

- Bueno..si...yo pensaba que...

- Cielo, si acabo de empezar a pagarte el alquiler. Vamos a comer algo y seguimos jugando.

Después de comer, estabamos en el sofá hablando distraidamente de la casa, de Cádiz y de otras cosas mientras José jugaba con mis tetas y yo veía como su polla comenzaba a endurecerse de nuevo. Volvimos a subir arriba para la segunda parte del pago. Me puse de rodillas enfrete suya cuando entramos en la habitación y empecé a mamarle la polla para ir preparándolo cuando sonó el timbre de la puerta.

- Que raro.- Dije sacando su polla de la boca.- Mario tiene las llaves. Túmbate en la cama que ahora vuelvo.

Bajé desnuda a la puerta y miré por la mira. Era Alba. Sonreí mientras la miraba y me acariciaba el coño. El pago del alquiler iba a ser inolvidable. Abrí la puerta completamente desnuda y la saludé.

- Hola Alba!- Le dije dándole dos besos.

- Vaya... Hola Elena.- Me dijo mirando mi cuerpo desnudo.- Estaba buscando a Mario.

- Pues ha salido, cielo. Pasa no te quedes ahí.

- No, da igual. Luego me paso en un rato.

- No seas tonta.- Le dije cogiéndola del brazo y metiéndola en casa.- Quédate con nosotros.

- ¿Nosotros?- Dijo Alba algo nerviosa.

- Si. Estoy con un amigo arriba. ¿No has venido buscando la polla de Mario? Pues ven conmigo que tengo una buena polla y no me importa compartir.

- No... Elena, yo...

- Venga no me engañes. Que llevo con él todo el día y me apetece un poco de coñito adolescente.

La sujeté de la nuca y pegué mis labios a los suyos. La pillé por sorpresa, pero pronto entreabió los labios dejando entrar a mi lengua empezamos a comernos la boca mientras sus manos agarraba mi culo desnudo.

- Venga, vamos arriba. Estoy con el dueño de la casa, agradeciéndole el alquiler. A ver si me ayudas a que nos la deje más a menudo y podamos venir a verte.

Cuando entramos a la habitación, vi a José masturbándose con su polla totalmente a punto. Rápidamente se tapó con una almohada mientras nos miraba con cara de susto y se puso completamente rojo.

- José, ella es Alba una amiga de Mario y mia.- Le dije a José mientras notaba la pequeña mano de Alba recorriendo mi culo.- Alba, él es José, el dueño de la casa. Estoy pagándole el alquiler.

Alba se rio mientras empezaba a desnudarse. Sonreí mientras la miraba recordando que unos dias atrás era ella la que se tapaba con la almohada cuando yo entré; y ahora José se tapaba mientras ella se desnudaba completamente sin ningún pudor. Cuando estuvo desnuda la besé en la boca mientras acariciaba su prieto culito adolescente, después bajé a lamer y chupar sus pequeñas tetas mientras miraba hacia la cama y vi a José pajeándose de nuevo después de apartar la almohada. Alba me dio un besito en los labios y empezó a andar hacia la cama. Se subió a cuatro patas y agarró la polla de José.

- Bueno José, tendré que pagar también mi parte por haber usado la casa ¿no?

José ni siquiera respondió cuando esa pequeña zorra bajó la cabeza y comenzó a mamarle la polla. Yo me quedé allí mirando mientras acariciaba mi raja cuando reaccioné y fui a colocarme tras Alba. Agarré su culito y lo abrí bien para deslizar mi lengua desde su culo hasta su coñito. Empecé a mamar su raja con ansia mientras escuchaba los sonidos de su garganta recibiendo la polla de José. Dejé su coño chorreando de flujos y saliva y me subí a la cama, colocándome de frente a Alba y poniendo mi coño sobre la boca de José, que no tardó en sacar su lengua para lamer bien mi ofrecimiento mientras yo pellizcaba mis pezones y miraba la mamada de Alba. Poco después, Alba se subió, clavándose la polla de José hasta el fondo de su coñito mientras se agarraba a mis tetas y botaba sobre él. Agarré su pelo rubio y acerqué mi boca a la suya para besarnos y me pusé a mil al notar nos gemidos de aquella niña preciosa en mi boca.

- Bueno putita, déjame un poco esa polla ¿no?- Le dije bajándome de la cara de José y poniéndome a cuatro patas a su lado.

Alba bajó de encima de José y se puso detrás mia a lamerme el coño mientras José se colocaba a su lado pajeándose mientras nos miraba. Miré hacia atrás al notar la lengua de Alba dejar de chuparme y v como cogía la polla de José y la dirigía hacia mi coño. Solté un gran gemido al notar el cipote de José atravesar mi coño húmedo y empezar a embestirme con fuerza. Escuchaba los huevos de José chocar contra mi culo y el sonido de Alba y José besándose. Alba se movió y se colocó frente a mi. Metió sus piernas bajo mi cuerpo y me agarró la cabeza para que chupara sus tetitas de pezones claros. José seguía embistiéndome con fuerza hasta que sacó su polla de mi y se la clavó a Alba en su coñito mientras yo le mordía los pezones. Estuvimos recibiendo llos pollazos de José en esa posición hasta que anunció que no aguantaba más.

- ¿Dónde quiere correrse mi casero? Los cuerpos de estas dos putitas están a tu disposición.

Sacó su polla de mi coño y la colocó a la altura de nuestras caras.

- Seguid besándoos.

Alba y yo nos comíamos la boca a lo bestia, con nuestras lenguas chupando nuestros labios de la manera más cerda que podíamos. Pronto recibí el primer chorro de semen caliente en un lado de mi cara. Alba seguía besándome mientras gemía cuando el segundo chorro de lefa cayó sobre sus labios y yo empecé a sacar la lengua para lamerlo todo mientras José seguía regándonos con su semen.

- Joder, esto ha sido la ostia.- Dijo José. La verdad es que no se me ocurría mejor forma de perder la virginidad.

- Bueno, casero. ¿Le dejarás tu casa de nuevo a mi amiga?- Dijo Alba lamiendo semen de mi boca.

- Bufff, por supuesto. Cuando ella quiera.

Metió la polla entre nuestras bocas y la lamimos y chupamos para dejársela bien limpia. Después nos duchamos los tres juntos y Alba le pidió a José si la podía acercar a casa. Yo bajé con ellos a la puerta, les besé a los dos y me fui al salón a esperar a mi hijo.

Abrí los ojos cuando escuché el sonido de la puerta. Vi por la ventana que estaba anocheciendo y me incorporé para esperarle.

- Mamá, ven aquí.

Me levanté de un salto y fui a su encuentro.

- Hola, cielo.

- He llamado a José para que me contara como te habías portado.- Me dijo mientras yo le sonreía.

- Ha quedado mu satisfecho, amor. Alba ha venido y...

La bofetada me alcanzó de pleno en el rostro. Me tambaleé y coloqué mi mano en mi mejilla dolorida. Miré a mi hijo con miedo.

- Esa por usar a mis putas a tu antojo. Baja la mano. Ya me ha contado José todo lo que habéis hecho, pero se le ha olvidado contarme como te ha follado el culo.

- Am no, él no me ha pedido foll...

Recibí la segunda y tercera bofetada. Una del derecho en la misma mejilla y otra del revés en la otra.

- ¿Porqué cojones no le has ofrecido tu culo, maldita puta? ¿ No te dije que quería que lo dejaras bien satisfecho?

- Pero, Mario...yo...me ha dicho que había quedado muy satisfecho...que le había gustado mucho...- Le dije con lágrimas en los ojos.

- ¿Porqué ostias me estás discutiendo?

Volvió a abofetearme y me agarró del pelo haciéndome caer al suelo de rodillas. Me quedé en la postura en que me dejó para no enfadarle más y empezó a escupirme en la cara repetidamente.

- Maldita puta. Sólo tenías que hacer una cosa. ¿Qué pasa que no te gusta de repente que te jodan por el culo o qué?

Se colocó detrás de mi y me empujó en la espalda con su pie haciéndome ponerme a cuatro patas. Empezó a pasar y meter los dedos de ese mismo pie por mi coño, mientras la humillación empezaba a hacer efecto en mi cuerpo. La cara me ardía y la notaba hinchada y llena de saliva, y los dedos del pie de mi hijo me estaban haciendo humedecer entera. Miré ahcia tarás mientras empezaba a jadear y vi a mi hijo desnudándose. Vi aparecer su polla dura como una piedra y sonreí de ver como el someter a su madre le ponía tan cachondo. Volví a mirar al frente mientras jadeaba y disfrutaba del pie de mi hijo y deseando interiormente que volviera a golpearme en mi cara de zorra. Pronto su pie se apartó de mi coño ye mpecé a recibir unos azotes salvajes en mis nalgas. Yo gritaba sin parar con cada doloroso golpe y mentalmente suplicaba por recibir uno más cada vez que la mano de mi hijo impactaba en mi culo.

- Se ve que no te he abierto bastante ese culo de zorra y tienes miedo de que te la metan. Voy a ponerle remedio a eso.

Colocó sus piernas a mis costados manteniéndose de pie y noté su cipote acomodarse en mi entrada. Solté un grito bestial cuando el muy hijo de puta me atarvesó el culo de golpe de una sóla embestida. El dolor de mi cara hinchada desapareció mientras apoyaba la cara en el suelo para tener libres las manos y abrirme el culo antes de que mi hijo me lo destrozara.

- Eso ni hablar, mamá. Tengo que abrirte bien el culo para que esto no vuelva a pasar.

Cogió mis dos manos con una de las suyas, más grande y más fuerte, y las colocó en mi cintura sujetándolas mientras seguía embistiéndome como una bestia. Las lágrimas recorrían mi cara mientras gritaba sin parar. Mi hijo siguió follándome salvajemente sin compasión hasta que escuchó mis gritos transformarse en gemidos. De nuevo mi maestro había conseguido que el dolor y la humillación se transformaran en placer y ya notaba mis flujos resbalando por mis piernas. Poco después noté mi culo llenarse de leche mientras mi hijo bufaba sin parar. Apenas acabó, sacó su polla de mi culo, me cogió del pelo y me hizo sentarme contra la pared. Acercó su polla a mi boca y yo la abrí sin pensármelo dos veces para que mi hijo me violara la boca a placer mientras yo me pajeaba el coño con mis dedos. En apenas unos minutos sacó su polla dejando caer un reguero de saliva sobre mis tetas y mi coño y empezó a pajearse delante de mi cara. Estaba claro que un día entero sin la puta de su madre lo tenía muy cachondo. Abrí la boca y saqué la lengua y empecé a correrme mientras seguía pajeándome. Mis piernas y mi coño seguían temblando cuando empecé a recibir la corrida de mi hijo en mi cara y en mi boca. No hacía ni diez minutos me había llenado el culo de lefa y la corrida en mi cara fue brutal.

- Espero que hayas aprendido la lección y de aquí en adelante sepas satisfacer a José. Quiero venir a esta casa siempre que me salga de la polla. Más te vale no haberlo estropeado.- Y volvió a abofetearme haciendo salpicar el semen caliente de mi cara.- Y ahora ve a prepararme la cena.- Y se fue al salón dejándome allí tirada.

Fui a la cocina andando despacio mientras mi cara goteaba semen por el suelo. Cada paso me provocaba un dolor inmenso en el culito. Abrí el frigorífico y metí dentro mi ardiente culo mientras suspiraba y agradecía, una vez más, un nuevo día en manos de mi hijo y sus amigos.

Continuará....