La película había quedado en el olvido. Mi mente estaba concentrada en la tentadora mujer que tenía entre mis brazos.
Lo toqué. Si alguien aparecía podía argumentar que estaba arreglando la ropa de la cama, pero enseguida me olvidé de todas esas consideraciones.
El pubis de Silvia se elevó para encontrarse con mi boca. Terminé de quitarle el bikini y hundí la cara en la olorosa intimidad. . . ¡El Paraíso!
--¿Me la vas a dar por atrás? --me pregunta. No digo nada, pero le meto el glande donde quiero.
Repitiendo un movimiento calculado, dejo caer como cada vez el jabón. Es nuestro ritual, el ademán que inicia siempre nuestro juego sagrado.
Jean Cocteau y dos escenas de su mítico Libro Blanco
¿Existe una literatura gay? Dos ensayos nos aportan algunas pistas.
Pablo le entraba desde atrás pero por delante. Yo, sin embargo, creí que se había cumplido mi vieja fantasía. El trasero de Leonor, entonces, continuaba rosado e invicto...
El muchacho la había abrazado por detrás, apoyando su cuerpo contra el de ella mientras le acariciaba el vientre y los pechos con movimientos lentos y suaves...
El escritor César Aira toma un taxi en Buenos Aires... pero, por favor, sólo lean...
Las memorias de Terenci Moix, revisitando la sala de un cine de Barcelona, a fines de los 50s.
Un fragmento insuperable de Elogio de la Madrastra de Mario Vargas Llosa.
Una inocente pregunta en una charla de café, puede cambiarnos la vida. . . según nos cuenta el rosarino Roberto Fontanarrosa.
No podía mirarla ni dejar de hacerlo. Estaba desnudando su alma más de lo que había desnudado su cuerpo cuando la tuve entre mis brazos.
El espectador es invitado a contemplar los lazos entre la poesía y el arte, a preguntarse porqué cada imagen fue elegida, y a considerar cómo las dos formas artísticas se entrelazan y resuenan.
¿Qué es coño? / Ah, ¿no lo sabes? ¡Coño! Eres tú ahí abajo; y lo que me das cuando estoy dentro de ti y en lo que tú sientes cuando yo estoy dentro; todo tal como es, todo ello.
Me ardía la mano. Pero había que golpear, lastimar, ensuciarte para olvidarme de aquella cosa...
John Cheever. La intimidad del escritor y la crónica de una sociedad que no parece haber cambiado en cuarenta años...
El chorro de papá fue el más potente; un vibrante arco ambarino que atravesó la calle de tierra y humedeció el paredón.
¿Zoé Valdés? Des-lum-bran-te. Gracias, Miguel, me has regalado una amiga...
Texto no erótico. "¿Qué otra cosa puede ser un ensayo más que una ofrenda de sostenida intimidad?" se pregunta el autor... Y gracias a él mis Caprichos regresan...
Texto no erótico. Un gran escritor y un inolvidable cineasta ¿me dejarán mensajes quienes también se han emocionado con la peli?...
"Cuando pedí los tres deseos (...) me topé con los ojos de Eulogio, su sonrisa y su guiño. Soplé para acabar con todo aquello."
Una chica, un chico, un encuentro fortuito... dedicado especialmente a los fieles lectores de esta serie en su 10ma. entrega, que han escrito alentándome a incorporar más textos.
"Cuando comencé a trabajar en esto, nunca imaginé las cosas que alguna vez me tocarían vivir." En este tercer capítulo, nuestra memoriosa amiga rememora a su vez a otra compañera.