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Noche de San Juan

en Jovencit@s

Estoy delante de mi ordenador, es la noche de San Juan, tengo la ventana abierta y a lo lejos oigo ladrar un perro… este sonido tan cotidiano unido a la magia de la noche, activa mis recuerdos y me hace volver a la niñez, cuando aún no debía tener ni diez años.

Era muy niña, muy inocente, la palabra sexo aún no formaba parte de mi vocabulario.

Mis padres tenían unos amigos. Ellos eran más mayores y sus cinco hijos estaban en la universidad. Como yo era la mayor de siete hermanos mi madre no me podía dedicar mucho tiempo, y a mi me encantaba pasar días en casa de Carmen, al estar sus hijos fuera me dedicaba todo su tiempo, me mimaba y me consentía.

Yo solía dormir en la habitación de los chicos, porque ellos no estaban.

Esa noche uno de sus hijos vino a casa, no se encontraba muy bien y no quiso salir de verbena, yo estaba acostada y un perro ladraba fuertemente cerca de la ventana, más que ladrar aullaba y yo estaba muy asustada.

El vino a mi cama y empezó a contarme que en la noche de San Juan algunos hombres se convertían en lobos y que entraban en las casas y se llevaban a las niñas que estaban solas, por eso el se quedaría en mi cama y así no me pasaría nada.

Me abrazo muy fuerte y me dijo que no me preocupara que el me defendería.

Yo estaba muy asustada y solo podía pensar en ese hombre lobo que quería llevarme, puso sus manos en el elástico de mis braguitas y dijo que me apretaban mucho, que me las quitaría para que pudiese dormir mejor, entonces empezó a tocarme y a bromear diciéndome que ya era una niña grande y que esperaba que no me hiciese pipi y lo mojase.

Se apretaba contra mi y yo notaba que algo duro me oprimía y me hacia daño, me explico que los hombres se ponían así cuando tenían miedo y que el también estaba asustado del hombre lobo, me hizo tocarle para que viese cuanto miedo tenía, y desde luego entonces pensé que debía estar muy asustado.

Seguía apretándome cuando yo me quejaba me tranquilizaba diciéndome que el me quería mucho y que así juntitos el hombre lobo no vendría, quería que mi mano estuviese tocándolo porque eso le quitaba el miedo y el jugueteaba con mi cosita bromeando…………..

Se movía y se restregaba entre mis muslos apretándose cada vez más fuerte, sentí que me mojaba y le dije que era un cochino que se había hecho pipi, me aseguro que había sido del miedo que ya se le había ido, se levantó y trajo una toalla y me secó con cuidado toda mi cosita y la cama, era muy tarde y ahora ya no se oía nada todo estaba en silencio, volvió a su cama y me hizo prometer que no se lo contaría nadie para que no supieran lo miedoso que era.

Creo que su madre lo supo, aunque nunca se comento nada………..en las sabanas debió quedar clara muestra de lo que había pasado y desde entonces siempre dormí en la habitación de su hija.

Nunca explique a nadie este episodio de mi vida, pero creo que marco mi vida sexual para siempre