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La calentorra prima de mi mujer (3)

en Amor filial

Este relato es la tercera parte de la trilogía "La calentorra prima de mi mujer". En si mismo es un relato completo, pero para comprenderlo totalmente es aconsejable leer la primera y segunda parte.

 

Acababan de cumplir el cuarto año de casados y hacía tiempo que deseaban conocer "Port Aventura" un parque temático en la provincia de Tarragona del que les habían hablado maravillas. Miraron en las agencias de viajes para saber que población costera era la mas cercana y les dijeron que Salou, pero que en el mes de Agosto (que era cuando ellos tenían las vacaciones) estaba siempre lleno, por lo que si deseaban asegurarse el alojamiento lo mejor era reservarlo ya.

Juan opinaba que era muy pronto para hacer las reservas, total estaban a principios de Mayo, se lo pensarían y volverían otra vez. Salieron a la calle, Carmen ya se había hecho ilusiones de irse a casa con las reservas y estaba disgustada con la actitud que había tenido su marido.

---Deberíamos reservarlo ya, no quiero quedarme sin viaje----

---Tenemos tiempo, ya lo haremos----

---Tiempo, tiempo, ¿No hemos decidido ir, pues a que esperamos?---

El se daba cuenta que en el fondo su mujer tenía razón, el año anterior ya habían tenido problemas al fallarles un viaje que quisieron contratar con una semana de antelación. Sí, decididamente tenía razón, y entraron nuevamente. Reservaron una habitación doble con vistas al mar desde el día 1 al 15 de Agosto.

Al salir hablando animadamente y contentos por las perspectivas del veraneo se encontraron con Julia. Ella era la prima de Carmen, una chica muy sensual, y Juan se moría por ella, hacía como seis meses, en la boda de Marta (la hermana de Carmen) tuvieron un apasionado encuentro, y follaron como locos en los servicios.

En repetidas ocasiones ella les había comentado que su ilusión era conocer "Tarragona, antigua capital del imperio romano", con su famoso anfiteatro, el foro romano, sus murallas, le encantaba la historia de los romanos, y en Tarragona quedaban suficientes restos para imaginar como habían sido hacía tantos miles de años.

Carmen ilusionada le enseñó las reservas, y la animó a que pidiera vacaciones y viajara con ellos, seguro que los tres juntos se divertirían mucho. Julia les dijo que era imposible, la fábrica donde trabajaba no hacía vacaciones hasta primeros de Octubre, y la verdad, a ella no le apetecía viajar sola.

Así quedó la cosa, pero el destino puede cambiarlo todo, y sucedió nuevamente: Julia trabajaba en una industria papelera, y el día 27 de Julio, a las 3,30 de la tarde, un empleado de mantenimiento, medio adormilado, estaba haciendo unas soldaduras en una puerta del almacén, con tan mala suerte que una chispa prendió en unas balas de papel ocasionando un incendio que los bomberos tardaron 6 horas en extinguir. El humo negro tapó toda la ciudad, y la fábrica quedó parcialmente destruida, se necesitaban muchos días para volver a ponerla en funcionamiento. Y como no hay mal que por bien no venga tuvieron que adelantar las vacaciones a todos los empleados.

Julia estaba eufórica, rápidamente se puso en contacto con ellos para que la ayudasen a encontrar alojamiento, y Juan se empleó a fondo, desde el día de la follada no se la podía quitar del pensamiento y soñaba con realizar otra de sus fantasías. Su mujer no se imaginaba lo que había entre ellos, pero Juan tenía la esperanza que en unos escenarios adecuados, relajados y felices por las vacaciones, sería el momento adecuado para ponerla en práctica.

Llamó a la agencia donde tenían las reservas, y no le dieron muchas esperanzas, en esas fechas ni un alfiler cabía en Salou. Desde luego ellos no tenían nada vacante, y era muy difícil que encontrasen en otras delegaciones. Juan no se resignó y llamó a todas las agencias, una por una, obteniendo los mismos resultados. Al fin una empleada, a título personal, le dio el teléfono de una pensión donde algunas veces se habían hospedado unos amigos.

Llamó, y efectivamente había una habitación que desalojaban justo el día 1 de Agosto. La reservó y muy ilusionados comenzaron a hacer planes. Solo faltaban tres días y querían que todo fuese perfecto.

El domingo día 1 Carmen y Juan se levantaron muy temprano, sabían que mucha gente empezarían sus vacaciones y no les apetecía nada encontrarse en medio de una caravana, además el viaje era muy largo, y tenían muchas horas de carretera por delante.

Llevaron el equipaje al coche, dos grandes maletas de ella y otra de él. Juan acomodó el equipaje quejándose de que más que unas vacaciones parecía que se estaban mudando con tanto equipaje. Julia ya los estaba esperando, vestía una camiseta de tirantes, tan corta que toda su barriguita quedaba al aire y una mini falda negra de tejido elástico que se pegaba a sus curvas como una segunda piel. A sus pies descansaban dos grandes bolsas de viaje, que Juan miró con recelo pensando como demonios las iba a acomodar si casi no cabían las suyas.

--- ¡No se para que lleváis tanta ropa, si después vais todo el día casi desnudas!----

---Para ponernos bien guapas. Quiero salir de noche a ligar, que ya empiezo a tener telarañas---dijo Julia riendo.

---Jajajaja, no será tanto, --- dijo Carmen --- que yo se que tienes una vida sexual muy activa----

---¡¡¡Que va!!! si desde la boda de Marta no "mojo"---

---¡¡Vaya!! ¿Ligaste en la boda?---

---Jajaja, algo así----

Juan se estaba poniendo nervioso, ufff, ni siquiera habían subido al coche, y la conversación ya tocaba limites peligrosos. Si a Julia se le escapaba algo y su mujer se lo tomaba mal era posible que pasara las vacaciones poniéndose bolsas de hielo en las pelotas. Pero lo bueno era que la conversación lo estaba poniendo a mil.

--- ¿Y con quien fue?...anda cuenta---

---Jajaja, ---reía Julia, y mirando de reojo a Juan le dijo--- que no, que no te lo puedo contar…

---Jajajaja, ¿a que te lo adivino?… antes de llegar a Tarragona lo adivino----

Subieron al coche, Julia se acomodó en el centro del asiento trasero, con una de las bolsas a su lado. Juan colocó el espejo retrovisor de forma que se veían sus piernas, estaba riquísima, cada día que pasaba le excitaba más. La falda elástica, se había enroscado en sus muslos, y por el espejo veía una sombra sospechosa entre ellos. Julia se dio cuenta que le miraba, y descarada abrió sus piernas para que el pudiese deleitarse con la visión.

Así realizaron parte del camino, ella moviendo sus piernas seductoramente, y él alucinado, sin quitar sus ojos del retrovisor, mientras Carmen parloteaba, haciendo planes para los días siguientes.

Tan entusiasmado estaba, que no se dio cuenta que llegaban a la caravana, y los coches de delante estaban parados.

---¡¡¡Paraaaaaaaaa!!! gritó Carmen----

Dio un rápido frenazo, y girando el volante a la derecha evitó empotrarse en el coche de delante. Su corazón se había acelerado hasta límites insospechados, aunque no estaba muy seguro, si había sido por el susto o por la excitación.

Decidió que no podía distraerse tanto, y colocó bien el espejo, continuando el viaje sin más incidentes. No habían tomado la autopista, pues como no tenían prisa Juan prefería ir parando en los pintorescos pueblos que encontraban en el camino. Unas veces para hacer fotografías, otras para comer, y algunas simplemente para estirar las piernas.

Carmen todo el viaje seguía insistiendo para averiguar quien fue el misterioso ligue de Julia.

---¡¡¡El fotógrafo!!! Seguro que fue el fotógrafo, yo vi como miraba tu escote, seguro que se volvió loco metiendo mano a tus tetas-----

---Jajajaja, frío, frío---

---El rubio que venía con la prima Charo, seguro que fue él, se le veía una cara de calenton tremenda----

---Jajaja, que no, que no te lo voy a decir----

---Al menos dame una pista… ¿Dónde lo hiciste?---

---En los servicios---

--- ¿Queeee? jajaja…descarada… ¿y estuvo bien?---

---Ummmmm, de fábula, sueño con repetirlo---

A Juan le estaban cogiendo sudores, sabía lo persuasiva que solía ser Carmen, y temía que Julia cayese en la tentación de contárselo. ¡Joder! A el le gustaba el riesgo, pero esto se estaba poniendo muy, pero que muy peligroso. Por el espejo miraba la cara de Julia, y se daba cuenta de lo mucho que disfrutaba la situación, era una malvada y le encantaba hacerlo sufrir.

Llegaron a Salou anocheciendo, y empezaron los problemas. Acompañaron a Julia a la pensión, y resulta que hubo un malentendido, la habitación estaba ocupada hasta el día uno, sí, pero "todo" el día uno, y por tanto no quedaba libre hasta el día siguiente a primera hora, así que esa noche Julia no tenía alojamiento. Pensaron recorrer todos los hoteles para ver si por una noche encontraban habitación. Pero Carmen dijo que lo mejor era que se quedase con ellos, una noche se pasaba de cualquier forma, pedirían una cama plegable en el hotel.

Dejaron las maletas en la habitación, y bajaron a recepción a solicitar la cama. El conserje no sabía nada, eso era cosa del director, y hasta las diez no pasaría por el hotel, cuando volviesen de cenar ya sabrían algo.

Salieron a recorrer el Paseo Marítimo, y cenaron en una terraza cerca de la playa desde donde se veía como las olas rompían en la arena, y el aire fresco les hacía llegar el agradable olor del mar.

Cenaron marisco, y se bebieron dos grandes jarras de sangría. Quizás no era la bebida mas adecuada, pero Juan sabía que a Carmen le encantaba, y muchas veces habían disfrutado juntos de los afrodisíacos efectos que producía en su organismo.

Animados por el alcohol, la conversación cada vez era más calentita. Carmen empeñada en saber quien era ese famoso "ligue", y Julia dándole detalles del famoso "polvo" pero sin decir quien era el personaje que según ella la había "follado hasta por las orejas".

---Jajaja, a ver si me lo presentas. Un semental así hay que aprovecharlo---

Juan estaba sudando. Ellas hablaban pasando totalmente de él. Como si se tratase de una conversación de mujeres cuando están a solas. Pero le excitaba saber que hablaban de él, y hacía rato que estaba totalmente empalmado. Carmen metió su mano bajo la mesa, y acarició el impresionante bulto que se había formado en la entrepierna de Juan.

---Ummmmm, mi amor si que es un buen semental. A él si que no lo olvidarías nunca---

---Jajajaja, ¿y cuando me dejaras comprobarlo?---

La conversación se calentaba por momentos, Carmen ya parecía haber olvidado al misterioso "follador" y se dedicaba a explicar las excelencias de las artes amatorias de su marido.

Juan empezaba a tener problemas, para mantener el miembro en una posición adecuada. A simple vista, su pantalón parecía una tienda de campaña.

Acabaron de cenar, y volvieron al hotel tranquilamente. Se les había pasado el tiempo volando, y ya pasaba de las 11 de la noche. Se acercaron a recepción, necesitaban saber si el problema de la cama estaba solucionado. Todo estaba saliendo mal. Se habían entretenido más de la cuenta, y el conserje y el director ya se habían marchado, el vigilante de noche les dijo que el no podía hacer nada.

---Bueno… dijo Carmen… pues tendremos que arreglárnoslas solos---

---Jajajaja, ---reía Julia--- haremos turnos, y dormiremos de dos en dos---

--- ¿Dormir?... ---dijo Juan--- ¿y quien podría dormir con vosotras en la habitación? anda, acostaos vosotras que yo saldré un rato a la terraza---

Carmen y Julia se desnudaron, eran primas y se habían visto muchas veces desnudas, pero esa noche, las circunstancias, la bebida, y el cachondeo de la cena, hacía que se miraran de otra forma.

--- ¿Te has hecho algo en los pechos?--- preguntó Carmen.

---¡¡¡Que va!!! Aquí todo es natural---

---Pues parece que te hayan aumentado---

---Debe ser por los ejercicios. Estoy acudiendo a un gimnasio---

---Pues tendré que ir yo también. Te has puesto "buenorra"---

---Jajaja, que estoy como siempre---

---A ver, déjame tocar---

Desde la terraza, con la puerta entreabierta, Juan no se perdía detalle. Desde allí no escuchaba la conversación. Pero en tanga, y toqueteándose los pechos, daban una imagen de lo más seductora, se moría por entrar y participar en el juego. Pero tampoco le iba tan mal observándolas, su imaginación calenturienta lo estaba poniendo como una moto.

---¡¡¡Juan!!! ---oyó a Carmen que gritaba--- entra un momento---

Nervioso y excitado entró en la habitación. Las dos estaban cara a cara, y las manos de Carmen acariciaban los pechos de Julia.

---Mira….Tenemos una pequeña discusión, y queremos que hagas de juez. Yo aseguro que en estos pechos hay silicona, y Julia dice que son naturales, ¿tu que opinas?---

---Hombre….. así, a primera vista parecen muy naturales, pero habría que tocarlos para opinar---

--- ¿Pues a que esperas? ---dijo Julia, cogiendo su mano--- queremos tu opinión---

---Ummmmm---

Las manos de Juan se deslizaban por los pechos de Julia, lo hacía muy suavemente bajo la atenta mirada de las dos mujeres, apretujaba los pezones que ya se habían endurecido, y volviéndose a Carmen hizo lo mismo con los suyos.

---Pues no sabría que decir, a mi me parecen iguales, pero hay una prueba que no falla—

---¡¡¡Venga pues, adelante!!!--- dijo Carmen.

Juan puso los labios en los pezones de su mujer, y chupó con ganas, hasta que se endurecieron. A ella se le escapó un gemido, él la besó en los labios y dijo----

---Ummmmm, estos si que son naturales---

Y dirigiéndose a Julia dijo:

--- ¿Puedo?---

---Claro, queremos tu veredicto---

Tomó el pezón derecho con la boca, mientras pellizcaba el otro con suavidad. Su pantalón abultaba exageradamente, y Carmen apretó con suavidad el "paquete", mientras Julia gemía una y otra vez.

---Estos también son auténticos. Seguro, mi varita no falla, si hubiesen sido falsas señalaría hacia el suelo.---

---Esto no vale, ---dijo Carmen, que no quería perder--- este veredicto no vale. Dentro del pantalón es imposible saber donde señala. Yo sigo opinando que son de silicona---

---Y yo digo que son auténticos, queremos ver esa famosa varita en acción---

Uffff. Juan alucinaba, empezaba a creer que se había dormido en la terraza, y todo era un sueño. Se pellizcaba para ver si conseguía despertarse, pero no, allí estaban ellas, las dos mujeres dueñas de sus fantasías, y ademas esperaban que el actuase. ¿Cómo las iba a defraudar?. Muy despacio bajó los pantalones y los calzoncillos, y efectivamente, su pene estaba totalmente erecto, ¡tieso como un palo!.

---Ya veis que es verdad---

---Creo que deberías probar otra vez los pechos de Julia, para ver si se baja----

Juan volvió a chupar los ricos pezones, pero era tal su calentura que sus manos ya no se podían estar quietas. Se deslizaron por el tanga, y se sorprendió al encontrarse unos suaves rizos donde el recordaba estaba depilado. Jugueteo con su sexo, mientras Carmen expectante quiso tomar parte en el juego, y tomando su pene en la boca lamía el capullo que ya hacía rato había empezado a soltar unas gotas de sus fluidos, y golosa se deleitaba con ellas.

Julia acariciaba los pechos de Carmen, y ambas gemían y se retorcían, excitadas como nunca lo habían estado. Abrazados se tiraron sobre la cama, Carmen estaba teniendo un orgasmo, y Juan se dedicó a ella penetrándola furiosamente, mientras con una mano masturbaba a Julia.

---Espera… ---dijo Julia saltando de la cama.

Juan continuaba bombeando a Carmen, que gritaba como una loca mientras tenía un orgasmo interminable, y sentía como la leche caliente de su marido inundaba su interior.

Julia volvió con un consolador de silicona, se tumbó sobre la cama, y arqueando las piernas lo introdujo totalmente en su rajita, mientras lo movía acompasadamente.

---Ummmm… ---dijo Carmen--- me parece que no estabas muy segura de tus dotes de seducción---

---Hay que estar prevenida, no siempre encuentras un buen aparato cuando te viene la calentura---

---Déjame a mí---

Carmen agarró el aparato y lo movía dentro de Julia… adentro, afuera, adentro, afuera…Ella estiraba las rodillas y arqueaba la pelvis, intentando una penetración mas intensa. Juan, después de la corrida se había quedado agotado, pero viendo la sensual escena sentía que su pene crecía a marchas forzadas, y ya le volvía a pedir guerra.

---Ahora me toca a mí…---dijo.

Carmen sacó el consolador de la vagina de Julia, que rápidamente fue invadida por el hinchado pene de Juan. Y mientras ellos follaban como locos ella, caliente, se introducía en su vagina el aparato todavía humedecido con los jugos de Julia.

Follaron toda la noche, y el consolador pasaba de una vagina a la otra mientras Juan se reponía de la agotadora experiencia. Le parecía estar en la gloria, sus mujeres eran insaciables, y él ni en sus mejores sueños había imaginado una noche igual.

Por la mañana, ojerosos pero satisfechos y felices, lo primero que hicieron fue anular la reserva de Julia. Perdió el dinero de la reserva, pero lo dio por bien empleado, imaginando las noches de sexo desenfrenado que les esperaban...