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Sometida (2)

en Dominación

RIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNNN NNNNNNNNNNNNNNGGGGGG GGGGGGGGGG

Se estiraba perezosamente, no sabia cuanto tiempo llevaba oyendo el dichoso despertador. Pero tuvo tiempo de rememorar todo lo acontecido desde su llegada a la capital.

Estiro el brazo y dándole un manotazo hizo callar el estridente ruido que amenazaba con perforar sus tímpanos.

---¡¡¡Clara!!! ---gritó su madre--- ¡Gerardo te está  esperando!---

--- ¿Como podía ser? ---se preguntaba--- ¿como tenía la desvergüenza de venir después de lo que había pasado?---

Se vistió rápidamente y bajó las escaleras de dos en dos. Al entrar en el comedor vio que Gerardo esta tomando café con su padre, riendo ambos de las anécdotas  y  comentarios que el hacía de la fiesta, explicando lo mucho que se habían divertido.

Al verla entrar se levantaron  y ambos le dieron un beso en las mejillas deseándole los buenos días. Ella alucinaba, ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Le sonreía  como siempre, como si lo sucedido en la fiesta no hubiese ocurrido.

Empezaba a pensar que lo había soñado. Su madre le puso el desayuno y le dijo que se apresurase, que  ya era tarde. Ella también tenía prisa estaba deseando que estuviesen a solas para pedirle explicaciones. Además no  le pasaba ni un bocado por la garganta, y tomando un poco de café dijo.

---yo ya estoy,  nos podemos ir ----

Cogió la bolsa de los libros y salió sin esperarlo. Al subir al coche le miraba de reojo para ver si descubría alguna mirada burlona, o algún síntoma revelador de lo que había sucedido la pasada noche. Pero Gerardo se comportaba como siempre, como si nada. hubiese pasado

Llegaron al colegio. Esperaba encontrar miraditas y risas disimuladas, pero no hubo nada sus amigos seguían como siempre y poco a poco  a medida que transcurría el día se fue relajando.

Pasó toda la semana tranquilamente, el seguía igual de cariñoso la recogía cada día, bromeaba con sus padres, estaban casi todo el día juntos y no se pasaba lo mas mínimo, llegando ella a pensar  que todo fue un sueño, una pesadilla, fruto de su desmedida imaginación.

Llegó el sábado y habían quedado con varios amigos para ir al cine. Mientras esperaban en una cafetería, Gerardo se adelantó a comprar las entradas. Al cabo de media hora volvió todo enfadado (o al menos eso creyó ella) diciendo que no quedaban localidades y había alquilado un par de películas para verlas en su casa.

A Clara le recorrió un escalofrió por la espalda, recordó lo que ella creía su sueño y sin querer se excitó mucho.

Los padres de Gerardo viajaban a menudo y no volverían  hasta pasados  quince días, por lo tanto tenían la casa para ellos solos. Directamente se dirigieron al salón, eran cuatro parejas y todos ellos se desenvolvían como si estuviesen acostumbrados  a reunirse allí. Rápidamente sacaron vasos, mezclaron refrescos con ginebra. Clara no advirtió como uno de los chicos, de espaldas a ella  diluía unas pastillas en la jarra. Repartieron los vasos y se acomodaron  todos delante del televisor.

La primera película, sin llegar a ser porno, era lo suficiente caliente para que entre las bebidas y lo que estaban viendo, el ambiente se caldeara en unos momentos. Clara miraba de reojo a sus amigas y veía como besaban y tocaban con sus parejas.

 Ella cada vez estaba mas excitada, por eso cuando Gerardo la besó no opuso resistencia y devolvió el beso abriendo la boca con un suspiro para recibir su lengua dentro de ella. Sintió como se movía en su interior hurgando en todos sus recovecos, mientras su mano se introducía bajo su camiseta y buscando sus pechos, acariciaba sus pezones tiernos frotándolos suavemente con las yemas de los dedos, pellizcando y apretando los botones carnosos endurecidos  por la excitación.

Notaba sus miembros flojos, como si flotara. Sentía un cosquilleo en su columna, estaba gozando, y no le importaba lo que pasara. Gerardo bajó sus braguitas y sus sabias manos se introdujeron en su conchita moviéndole  los labios para abrirse  paso hasta su interior, haciéndole gemir y gritar de placer al sentir como venía el primer orgasmo, tan intenso que casi le hizo perder la conciencia.

En su semiinconsciencia Clara sintió como entre varios la levantaban en brazos tumbándola  boca abajo sobre una cama. Golpearon sus nalgas repetidamente  para despejarla. Y la niña consentida que  habitaba en ella, esa que no había recibido nunca ni una palmada, se removía, insultaba y lloraba de rabia. Incluso mordiendo la mano de alguien que por un instante se apoyó en la cama quedando al alcance de su boca airada.

--- Gerardo  entonces les ordenó: --- ayudadme a atarla y dejadme a  solas con ella.---

La extendieron en aspa boca abajo, con  los brazos atados al cabecero y las piernas abiertas a las esquinas inferiores. Clara  lloraba, gritando insultos que ni  sabía que existían en su vocabulario. Le dieron dos cachetes  más fuertes  antes de atarle un pañuelo a su boca  para acallarla, y salieron  dóciles y silenciosos de la habitación.

Al quedarse solo Gerardo se sacó el cinturón y comenzó a azotarla lenta y concienzudamente, mientras decía.

---Eres mía, harás lo que yo te diga y gozaras con ello---

Al principio aún se revolvió e intentó escapar, pero el seguía golpeándola y ya tenía las nalgas al rojo vivo. Se  dio cuenta  por fin de que quejarse resultaba aún peor y se fue calmando lentamente mientras las lágrimas salían a borbotones silenciosos de sus ojos.

Gerardo dejó el cinturón a un lado y ella oyó como bajaba la cremallera de los pantalones. Notó de  pronto como su verga dura y caliente se frotaba entre  sus nalgas castigadas   Sintió como aquel miembro hinchado se movía alrededor de su ano, jugando y divirtiéndose  sin querer acertar aún en el cerrado agujero.

---Relájate y no te hará daño---

Ella  hipaba y no le salían las palabras, pero era consciente, que si no lo conseguía le haría un daño terrible, y se puso a pensar en otras cosas para conseguir aislarse y no sentir.

Notó la punta de la polla presionar en su ano y no consiguió ahogar un quejido, enojando a Gerardo que  de un golpe la metió hasta el fondo.

La folló salvajemente y cuando al fin se corrió dentro de ella,  sacó la polla de su culo escurriendo  semen mezclado con sangre.

---Te has portado bien, me has hecho gozar. Ahora tendrás tu premio---

Soltó sus manos besando las rojeces que habían dejado las ataduras, sacó el pañuelo de su boca y pasó la lengua por su cara lamiendo sus lágrimas y se introdujo entre sus labios  adueñándose de su aliento.

Clara estaba dolorida, pero las caricias aún sin quererlo agitaban su vientre y sentía que sus músculos se tensaban  propiciando la llegada de un orgasmo que ya notaba inminente.

Gerardo abandonó su boca  y deslizándose sobre ella  llegó hasta su calida cuevita, apoderándose de su clítoris. Lo mordisqueaba, lamía  sorbía sus jugos, su lengua se introducía  y hurgaba dentro de sus húmedas cavidades

---¡¡¡Goza putita, goza!!!---

Y Clara gozaba tanto que incapaz de contener el orgasmo se apretó contra la cama y lanzó un grito de placer...

Gerardo la miraba complacido, intuía que sería una fantástica compañera de juegos, pero aún le quedaba mucho por aprender. El próximo día introduciría nuevas variantes, soñaba con vaciarse en esa carnosa boca que le fascinaba.

Pero por hoy ya estaba bien, había que llevarla a casa a una hora prudencial y se estaba haciendo tarde.

Se levantó, sacó la cinta que se había estado grabando en la cámara y se la mostró.

---Si hablas, todos sabrán lo putita que eres y como disfrutas con esto----

---Pero si callas,  te enseñare todos mis secretos y disfrutaras como nunca soñaste---

Y Clara había disfrutado como una loca. Ya no recordaba los azotes, ni las ataduras, ni sus chillidos. El último orgasmo aún seguía aleteando en su interior y no deseaba que esa sensación desapareciera nunca.

Tampoco era tan grave lo que había pasado, reflexionaba en silencio Clara en el coche de vuelta a casa. Gerardo le gustaba era dulce y cariñoso, sus padres estaban encantados con el. Era cierto que se enfadaba si ella no se portaba bien., y solo entonces la castigaba. Pero ya no volvería a pasar porque a partir de ahora  ella se portaría muy bien. Si, muy bien……

En el próximo capitulo podréis seguir  las aventuras de Clara