LUCITA

¡Hola!, ¿Lucita?

-Hola, ¿quién habla?

Soy yo, ¿no reconoces mi voz?

-Ah, sí... ¡cómo está, señor?

Bien, muy bien, mi bella Lucita. Te llamo de nuevo calculando que hayas llegado del colegio y tus papás estén trabajando todavía, porque quiero platicar contigo en privado.

-Dígame...

Mamita: La vez anterior que conversamos por teléfono sentí que estabas muy nerviosa, y apenas respondías a mis preguntas. Eso me dejó preocupado porque yo quería que tú sintieras conmigo la confianza que siempre me has tenido. Yo te quiero mucho y esta nueva llamada que te hago podemos hablar tranquilamente.

-Yo también lo quiero mucho a usted... Ha sido muy lindo conmigo...

Soy así porque te quiero mucho, y nada me gustaría más que verte feliz y contenta.

-Estaré feliz cuando usted venga a verme...

Cuando estemos juntos nos vamos a querer mucho, ¿verdad? Sé que a tus añitos todavía no entiendes muy bien esto, sin embargo quiero pedirte que nos queramos mucho.

-Bueno...

Conmigo tendrás todo lo que desees, sólo tienes que pedírmelo y yo te lo daré porque te quiero tanto que realmente no sé cuánto.

-Quiero que cuando usted venga me traiga muchos regalitos.

Así lo haré, mi pequeñita. Desde que recibí tu primera fotografía me quedé sorprendido de lo linda que tú eres ahora, pero cuando me enviaste la segunda y las siguientes ya no me quedó ninguna duda de que eres una niña preciosa. Tengo la impresión de que en cada una procuras mostrarme todos tus encantos infantiles, y has cumplido tu propósito.

-Me alegro...

Por eso estoy deseoso de ir a verte, de tomarte entre mis brazos y besarte. ¿Me permitirás que lo haga? Sería muy triste para mí que después de tanto anhelarlo no pudiera estrecharte y decirte quedamente cuánto te quiero.

-¡Claro que sí! ¿Y cuándo va usted a venir?

Pronto; ardo en deseos de mirar cuánto has crecido a tus 12 añitos, y sentir el calor de tu cuerpito junto al mío, y oler tu aroma de niña, y besarte toda entera... ¿Lo permitirás?

-Sí, pero me besará toda entera cuando nadie esté cerca, ¿verdad?, porque pueden regañarme por eso, y a usted también...

Cuando yo vaya saldremos a pasear con tus papás y ésas serán oportunidades para que estemos tú y yo juntos. ¿Te gusta la idea?

-¡Sí!

Entonces podré besarte por todas partes, ¿verdad?

-¡Claro!

Y podré abrir tu blusita y besar los botoncitos de tu pecho, ¿sí?

-Sí...

Y levantar tu faldita y besar tu ombliguito, ¿podré?

-Ay, sí...

¿Y también besar tu panochita por encima del calzoncito?

-Mjú.

Pero para tocar tu panochita con mi lengua tendré que bajar tus pantaletitas.

-Está bien...

Y te acostaré para saborearte completamente, y tal vez, si tú quieres, abriré tus piernitas para comerme tu almejita, ¿me dejarás?

-No sssé...

Bueno, cuando llegue el momento ya veremos. Ahora has lo siguiente: toca con un dedo la entrada de tu vaginita y dime qué encuentras ahí.

-... ¡Está mojada!

Eso está muy bien, reina mía, ¡qué rico!, y así se mojará tu caminito del amor cuando pienses en todas las cosas lindas que podremos hacer cuando estemos solitos, y también te mojarás cuando por fin podamos cumplir nuestro sueño de estar juntos.

-Siento cosquillitas y ganas de tocarme ahí...

Pues tócate, muñequita, cuantas veces quieras, porque eres dueña de tu cuerpito y puedes hacer con él lo que desees, sobre todo para buscar el gusto que te da ahora escuchar lo que estoy diciéndote por teléfono. También puedes acariciarte el clítoris, que se encuentra en ese capuchoncito en la parte de arriba de tu rajita, y verás que él te dará otras sensaciones muy bellas...

-Así lo voy a hacer.

Y cuando estemos juntos yo mismo seré quien te produzca el placer de mis caricias, porque conozco las zonas de tu hermoso cuerpo donde te gustará más que te toque.

-(Suspiro) ¿Y cuándo vendrás? ¡Quiero que vengas pronto!

Pronto, muñequita, más pronto de lo que yo mismo había calculado...

-¡Qué bueno! Ya voy a colgar porque creo que llegó alguien a casa. Llámame de nuevo, cuando puedas, a esta misma hora.

Está bien; hasta muy pronto, mi amor.

-Hasta muy pronto, mi amor...