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Jessi

en Amor filial

JESSI

Hace varios meses, Pedro S. me mandó un mail donde me comentó que se estaba enamorando de su sobrinita de 18 años, a la que pretendía seducir. Su nombre es Jessi, y por entonces el cuerpecito de la chica empezaba a desarrollarse al punto de que comenzó a observarla con deseo. Agregó que la niña inició con él un especial acercamiento, pero que no sabía cómo interpretarlo, por eso solicitaba mi consejo.

Le respondí recomendándole que por lo menos esperase un año, que ella adquiriera mayoría de edad, para emprender cualquier estrategia al respecto. Pero que, en principio, descartara todo intento de acoso y aún más de violencia para tenerla; que renunciase de antemano a tomarla por la fuerza, el chantaje o el soborno.

"Es necesario -le dije- que busques la forma de conquistarla, de hacerle saber tu interés masculino en ella, más allá del cariño filial, y que dejes de pensar sólo en ti para ocuparte más por las cosas y los gustos de ella, para que su entrega sea voluntaria y un acto de felicidad para los dos."

Hice a Pedro la observación de que, dentro de poco tiempo, ella concedería mayor importancia a los asuntos de pareja y haría otras amistades con las que compartiría dudas, inquietudes y sueños.

Le sugerí que estuviera pendiente de esos cambios en la vida de su niña, mientras la llenaba de atenciones, regalos y apego. Ingrediente importante

-insistí- era interesarse por sus jóvenes preocupaciones, que para ella no eran pequeñas, resolviendo sus problemitas hasta hacerla sentir el centro del universo, lo cual le abriría el camino a su mundo y a las delicias que lo obsesionaban.

Que usara las palabras más tiernas, halagara su vanidad femenina diciéndole cuán bella era, actuara de tal modo que la afición y el amor de la criatura por él fueran creciendo sin ella notarlo. Su instinto femenino -profeticé- haría el resto. Yo sabía por qué.

Repetí: "Cuidado, nada de persecuciones, ímpetus desatinados ni tocamientos inoportunos. Espera con calma, ten paciencia y lograrás el premio que ansías. El que persevera, alcanza."

A vuelta de correo prometió seguir mis indicaciones, y perdí comunicación con él hasta ahora que me ha escrito de nuevo y me cuenta lo siguiente, que transcribo con su autorización:

"Llevé paso a paso la técnica que me recomendaste. Debí reprimir mi ensueño con paciencia e hice todo cuanto me dijiste."

"Confieso que fue verdaderamente angustiante ver cómo la suave anatomía de mi Jessi iba perfeccionando sus formitas de mujer mientras yo la cubría con palabras delicadas, objetos lindos y atenciones que no recibía de nadie de su familia."

"Un año esperé, durante el cual se fueron cumpliendo todas tus predicciones: la ayudaba y consolaba en todo, empezó a buscar constantemente mi compañía, nos hacíamos bromitas y reíamos juntos.

"En su fiestecita de 18 años se acercó a mí y me dijo, abrazándome, que era muy feliz en ese aniversario porque yo estaba con ella. Le respondí que también estaban sus papás, todos sus parientes y amigos. Pero lo mejor es que estás tú, replicó, que me quieres como nadie en esta casa: me haces regalos, me mimas, me dices cositas lindas... Me tratas mejor que si fueras mi novio."

"Pero soy tu tío, que te quiere muchísimo y haría por ti cualquier cosa que fuera necesaria para verte feliz, porque eres una niña preciosa, inteligente y dulce. Para mí eres lo primero en este mundo, y mi deleite es cuidarte, protegerte y amarte, aunque no sea tu novio."

"Se derritió, Gabi, y me dio un dulce beso en los labios aprovechando que estábamos en un rincón de la casa. Con locura contenida la abracé y besé sus labios almibarados al mismo tiempo que la estreché, enajenado."

"Aquí ya no pude seguir tus sugerencias, Gabrielita: la hice sentir en su ombliguito mi erección, y entonces me dijo cálidamente que había estado esperando este momento, que era mía, que quería ser mía, que le diera, como regalo especial de aniversario, su primera noche de amor."

"Pero, mamita -le recordé-, estamos en tu fiesta, rodeados de gente, no podemos..."

"Sí podemos, exclamó: Busca un lugar donde podamos estar solos y el lunes vas por mí a la salida del colegio; diré en casa que llegaré tarde a comer por alguna tarea, y así podremos estar juntos como queremos."

"Esa noche, a solas, mi virilidad pedía satisfacción inmediata, pero me contuve: quería estar en plenitud de facultades para mi niña en la fecha señalada."

"Acudí puntual a la cita, y allí estaba mi pequeña, buscando mi automóvil en el tráfico de esa hora; cuando lo vio miré un rayo de luz en su mirada y se dirigió presurosa hasta donde pude estacionarme. Le abrí la puerta y subió con su maletín escolar."

"Estaba encantadora, era literalmente un ángel mi niña adorada, con sus cabellos cayéndole sobre la frente, su breve faldita cubriendo a duras penas las extremidades adorables, y la sugestiva blusita..."

"Fuimos a donde el destino tenía una cita para los dos."

"Llegamos, y entonces idolatré los deditos de sus pies, la seductora redondez de sus piernas, la suave tersura de sus muslos, la concavidad perfecta de su ombliguito, la sedosa curvatura de su vientre, las sólidas florecitas de su pecho y la abundante carnosidad de su vulva, hasta donde llegué con mi boca sedienta para beber la miel virgen de los pétalos jugosos, secuestrar en mi boca el clítoris erecto y profanar con mi lengua el recinto sagrado."

"Cuando el primer orgasmo de su vida me anunció que el camino estaba dispuesto, mi lengua buscó la suya mientras mi pene ardiente mancillaba su estrecha hendidura en procuración del placer tanto tiempo aguardado."

"La hice mía lentamente, a medida que sus gemidos me lo permitían. Rompí la barrera de su castidad y, tras algunos empeños de ambos, mi sexo ardiente quedó por completo hospedado en aquel palacio de amor. A partir de entonces las quejas de la ninfa sólo sirvieron para incentivar las vehementes acometidas de mi salvaje naturaleza."

"En su adolescente locura me decía tío Pedro, Pedrito mío, amor, papito, papacito, cariño y otros nombres que no alcancé a entender, pero que expresaban el nivel de goce que estaba alcanzando en esos instantes febriles y alucinados."

"A la vez que tomaba aliento desesperadamente decía que esto era mejor de lo que había escuchado y de lo que había esperado..."

"La poseí como loco, y sólo después de arrojar el torrente de semen largamente contenido volví a la realidad, en la que encontré la carita sonriente y satisfecha de mi chiquilla."

"Nos dijimos ´te amo´ al unísono."

"Al fin Jessi fue mía, totalmente mía, y lo será para siempre, como yo de ella."

La carta termina agradeciendo mi colaboración en esta conquista.

Creo que exagera. Todo el mérito es de él, que supo tener entereza y se comportó como un enamorado que al final halló la recompensa a la prolongada espera, dándose con ternura a su nena encantadora.

Me alegro de haber participado positivamente en ese encuentro ardiente de un hombre apasionado y una niña que lo premió ofrendándole su tesoro más valioso en un acto de entrega sublime y gloriosa.