miprimita.com

Memoria: pajazo en el salón de clases

en MicroRelatos

MEMORIA: PAJAZO EN EL SALÓN DE CLASES

Ay ay ay loco... qué no habrías hecho por llamar la atención de otros... desde fumar papel hasta ser el sacolargo de una niña menor que tú... pasando incluso por llevar revistas porno en una excursión a provincias (y guardarlas en las ventanas de la habitación que compartíamos con un profesor, cosa que hasta ahora me da una mezcla de asco y risa) y pajearte en el salón de clases... esto último es lo que ahora describiré...

Empezaré diciendo que con tus muchas veces ridículos actos, tú mismo te convertías en el foco de atención... aunque eso te significara la humillación y ser el hazmerreír del 3º de secundaria... no sé si lo disfrutabas o no (y no es de mi interés saberlo), pero de que eras el foco de atención, nadie lo dude... Y es que cada día crecías, no solo en locura, sino también en repulsión, aunque eso nos hiciera gracia...

Y mientras el año avanzaba... logramos detectar tu punto débil... Ella... estaba en nuestro salón de clase... era una dulzura de mujer...morenita, de formas duras y armónicas, la más linda del salón (Ahora que lo recuerdo, ¿Había chicas lindas en ese salón?), en nuestras conciencias quedaría si la deseábamos cada quien por su cuenta o no... Pero tú te arriesgaste a quedar en ridículo... tus actos te delataron... y todos nos regocijábamos al saber que ella nunca te haría caso... y ese fue tema de burla por un buen tiempo.

Hasta que llegó el día en que todo límite de escarnio hacia ti fue superado por ti mismo... era un día cualquiera... como siempre, tratabas de molestarme en especial a mí, con quien mantenías un especie de "guerrita" (¿Es que viste en mí a una "presa fácil"?), tal vez porque pensabas que podrías desfogar alguna frustración en mí... o tal vez no, quién sabe... pero, regresando al recuerdo, estábamos en la clase de inglés; nada interesante y todo normal y rutinario, hasta cierto punto, mientras la profesora dictaba su clase... de pronto, sentí cómo una torturada voz me llamaba. Se trataba de ti, y esperaba recibir algún insulto o burla por parte tuya, pero algo querías mostrarme... algo que no era normal...

- ¡Hey!

- ¿Qué mierda quieres? No jod--

Volteé mi cabeza para responder... pero en menos de un segundo, pasé de no prestarte atención (como debí hacerlo, ahora que me doy cuenta de ello) a darme cuenta de cómo tu mano estaba dentro del cierre de tu pantalón. En pocos segundos, por esa postura tuya y por un "olorcito" característico, todos los hombres nos habíamos dado cuenta de la situación... Al principio fue un rumorcito leve, que fue aumentando:

- Oye, Loco se masturbó...

- ¿Ah sí?

- ¡Sí... ese para arrecho (entiéndase: excitado sexualmente) todo el tiempo!

- ¡Ese se arrecha de solo verla a ...!

- ¡Pajero de mierda!

Ignoro si con eso te convertiste en héroe de la masturbación sin complejos, o si eso potenció tu figura de enfermo (me inclino por lo segundo). Una vez que el recuerdo de tu "proeza" se consolidó, devino primero en un tema de conversación y referencia recurrente y motivo de burla malintencionada, hasta cuando te retiraste de nuestro colegio a fines de ese año... Hasta ese entonces, fuiste conocido por ser el alumno que se masturbó (y téngase en cuenta: no se dijo de él que "se la corrió", "se pajeó", "se jaló el trozo" como normalmente le decimos lo jóvenes a estas cosas, sino que "se masturbó"... ¿Una palabra formal para nosotros en ese entonces?) en el salón. Justamente por no tenerte más entre nosotros, fue que ese acto tuyo finalmente pasó al baúl de los recuerdos, y de allí, a diluirse en el olvido. No sé si fue algo valiente o estúpido, pero nuevamente, en esos tiempos, para bien o para mal, lograste llamar la atención de propios y extraños.

FIN