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Violación a mi prima

en Amor filial

VIOLACIÓN A MI PRIMA

<RELATO ILUSTRADO CON IMÁGENES HECHAS POR EL PROPIO AUTOR>

Ante todo, me presento como Daniel y les narraré una historia que empezó hace poco más de 12 años con mi queridísima prima Erika, la cual desde ese entonces me tenía ardiendo en deseo...

Desde pequeños fuimos muy unidos: A falta de hermanos, ella y yo jugábamos como si lo fuéramos. Sin embargo, a medida que íbamos creciendo, como es obvio, nos empezábamos a dar cuenta de que nuestros cuerpos iban cambiando. Al parecer, nuestros padres se dieron cuenta de ello (y lo digo sin temor a equivocarme) y fue por ello que trataban de que Erika y yo no pasáramos más tiempo juntos, tal vez porque suponían que "algo malo" podría ocurrir...

Pero yo diría que se equivocaron... Desde ese entonces, solo sentía ganas de verla, pues ella era una persona con la cual me había sentido en confianza durante largo tiempo. Me sentía despojado, prácticamente, de la hermana que nunca tuve...

Pero esas ansias se calmaron. En ese entonces yo tenía 14 años y ella 15. 4 años después de que nos separaran forzosamente. Ella y su madre vinieron de visita a mi casa por unos días, y fue un reencuentro muy esperado por mí. Ya en mi casa, en el jardín, conversamos de esos 4 años como si fuera toda una vida lo que nos había separado...

Hasta que, en la conversación, surge la pregunta clásica...

- ¿¿Y tú tienes enamorada??

- ¿Yo? No, todavía. ¿Y tú?

- Tenía, pero era un tonto, por eso lo dejé.

En eso, sentía cómo la conversación se nos escapaba a los dos... así, la charla iba orientándose hacia cosas un poco más íntimas (¿Algo trillado, verdad?), pero todo ello dentro de la más absoluta confianza...

- ¿Entonces aún no has besado ni tocado a ninguna chica, verdad?

- No... ¿Eso es malo?

- No, tonto... Pero quizás puedas aprender algún día, si tú quieres, claro... podría ayudarte, je, je...

¿Era yo o mi prima Erika me estaba provocando? No pude llegar a responderme, pues sentí cómo ella ponía su mano sobre mi pierna mientras me decía cosas claramente provocadoras:

- No tengas miedo, Daniel. ¿Sabes? Estamos en confianza, y yo puedo enseñarte mejor las cosas que allí afuera no aprenderías bien... ¿Me entiendes?

Me quedé helado y sin saber qué responder, pero cuando quise abrir la boca, oí la voz de mi tía (su madre) que nos llamaba para almorzar. Entramos a la casa y nos quedamos allí por el resto del día, casi como vigilados por las miradas de nuestras madres... Se les notaba el miedo de que dos chiquillos que pasaron gran parte de su niñez juntos, ahora, tiempo en que sus hormonas despertaban, pudieran hacer "juegos" menos inocentes...

Fueron algunos días en los que Erika me lanzaba miradas que parecían provocadoras. Lo sentía al saludarme: los besos eran más largos que lo normal, y siempre con un fuerte abrazo que parecía una caricia en la espalda, pero que buscaba algo más.

Fue entonces que una noche en la que Erika y yo nos quedamos solos en la casa, y entonces ella entró a mi habitación a buscar unas ropas suyas.

- Un ratito, voy a cambiarme ¿Sí?

Entró y no sé si fue adrede, pero dejó la puerta a medio cerrar. Supuse las intenciones de mi prima y me puse a espiarla verla a través de la puerta. Lo que vi me dejó marcado: Era preciosa, veía su cuerpo de espaldas, llamando a la provocación. Sus aún ligeras curvas me llamaban poderosamente la atención. Me quedé un largo tiempo viéndola allí, mientras se quitaba una prenda y se la cambiaba por otra lentamente, ofreciéndome un espectáculo que nunca me lo había pensado.

Y fue como un impulso, que me saqué mi pito y empecé a hacerme una paja en su honor. Una sensación única, pero rápidamente pensé que si tenía a mi primita desnuda en mi habitación, toda ella sola para mí, tendría que aprovechar la situación. Justo al instante que me atrevo a entrar, suena la puerta y una voz que dice "¡¡Ya vinimos, chicos, bajen!!" Eso me regresa a la realidad. Me escondo en el baño, mientras me guardo mi pito y me arreglo, de forma que parezca que nunca me estuve pajeando fuera de mi cuarto.

Al día siguiente, Erika y mi tía se iban de regreso a su ciudad. Iba a extrañar a mi prima, pues me había dejado un terrible deseo encendido...

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Han pasado 12 años. Estamos más crecidos, pero seguía sintiendo ese deseo enfermizo hacia Erika. Ni habiendo tenido sexo con casi todas las chicas que he conocido desde entonces, se me habían desaparecido las ganas de tirármela. Sentía que ella era la única que me faltaba, y que no descansaría hasta hacerla mía, así tenga que hacer una locura por lograrlo...

Pero fue allí cuando me enteré de que vendría a pasar un tiempo en la ciudad en donde vivo. Me alegró aún más saber que había elegido mi apartamento, en donde vivo solo, como su lugar para hospedarse. Cuando me avisó, me quedé petrificado. No me lo creí, pero era cierto: Erika se quedaría 5 días en mi apartamento. Según ella, era mejor estar con "alguien de confianza como mi primo Daniel que estar solita en una ciudad casi desconocida"...

No perdí más tiempo y empecé a pensar en que si esta era una oportunidad que nunca más se me presentaría en la vida. Intenté maquinar un plan. Recordé aquella vez de hace 12 años. Era obvio que en todo ese tiempo nos habíamos vuelto a ver, pero esta vez sería los dos solos, y esta vez, nada ni nadie echaría a perder mis intenciones. Por ello, quizás no era necesario planear nada, tal vez las cosas se darían solas y, sin que lo haya pensado previamente, ya me estaría echando un polvo de antología con Erika...

Finalmente, Erika llegó a mi apartamento. Fui a recibirla, y ¡Vaya mujer que se había vuelto!

No pude aguantarme una erección cuando la vi con aquel vestidito corto... ¿Qué pretendía? Tal vez pronto me lo daría a entender, pero no fue así... Su saludo no fue para nada provocador: Un beso simple en la mejilla y un abrazo corto, los cuales entendí como efectos del viaje que hizo, seguramente quería descansar.

- Ven Erika, por aquí está tu cuarto.

- Gracias, primo... ¡Tengo un sueño...!

Fue así hasta el día siguiente, en el cual finalmente despertó, muy animosa ella... Pero salió muy rápido: dijo que tenía que encontrarse con un tal Víctor, un tipo de su trabajo, y que había venido para eso...

Entonces me sentí frustrado... Y yo pensaba que ella venía por mí; en realidad venía para enrollarse con ese tal Víctor de su trabajo. Maldito miserable... Ahora mi prima iba a saber que no me podía tener de caliente por tanto tiempo... Debía sorprenderla, como sea, con algo contundente para enseñarle la lección, pero que no le haga daño como para que me rechace luego...

Ella llegó como a eso de las 5 de la tarde. Directamente se fue a dar un duchazo y de ahí, a su cuarto.

Esperé unos minutos hasta que se cambiara y a ver si salía o no. Tenía en mente lo que le iba a hacer. Solo presionarla contra una pared y, ya que estaba con ese Víctor, obviamente no iba a querer tener sexo conmigo, así que tendría que violármela. No me quedaba otra...

- Daniel, si quieres algo, me avisas, ¿Sí?

- Está bien...

Esperé un rato. Luego de ello, me acerqué a la puerta de su cuarto.

- Pasa, primo...

La vi mirando la calle desde la ventana de su cuarto. Ella de espaldas a mí, indefensa ante mi inminente ataque... Me acerqué lentamente, y sin que se diera cuenta, la agarré de la cintura y le di la vuelta, ella mirándome a la cara...

- ¿Qué haces, primo?

- Shhh... solo déjate hacer...

- Tranquilo ¿¿Qué te pasa??

Con desesperación, le arranqué de un tirón su vestidito, quedando solo en tanga frente a mí. Así como estábamos, la empujé hacia la cama y le aprisioné las muñecas con las manos.

- Maldita... ¿¿Pensaste que me ibas a tener de caliente todo este tiempo, verdad?? Vienes aquí a que te la meta el tal Víctor, pero en el fondo quieres que sea tu primo el que te meta, ¿¿verdad??

- ¡¡Suéltame, por favor!!

- Ahora sí, ¿no? ¿¿Y cuando me decías "primo yo te enseño" "primo confía en mi"?? ¡Trágatela ahora!

- ¡¡Déjame... ahhhhh!!

Ella tenía las de perder. Yo estaba encima de ella, aprisionándole los brazos, así que estaba sometida a mis bajos deseos...

Intentó liberarse de mí desesperadamente, pero el violento roce de su cuerpo, todo sudoroso con el mío, ardiente de deseo como un hierro, no hacía más que encender mi excitación a niveles nunca imaginados... Hasta que finalmente, sus contorsiones desesperadas cedieron y, luego de deshacerme de su tanga, me dispuse a penetrarla, a cumplir con mi enfermizo objetivo...

- ¡¡AAhhhhhhh!!

- ¡Vaya... no eras virgen! ¡No vengas aquí a hacerte la muy santa!

- ¡¡Primito, por favor, noooo!!

Estuve sordo a sus gemidos. No recuerdo bien qué me decía, pero se notaba la desesperación en su forma de quejarse, hasta que, pasado un tiempo, empezó a cambiar de tono...

- ¡Ohhhhh! ¡Aaahhhhh!

- ¡¡Venga!! ¡¡Ya ve cómo le gusta!!

- ¡¡Siiiiiiiii!!

- ¡Ufffff! ¡Qué caliente eres, prima!

Continué ensartándomela por un largo tiempo, mientras ya no parecía que hubiera sido una violación, al contrario, parecía que mi primita Erika lo disfrutaba y lo hacía solo para ponerme cada vez más caliente...

- ¡Ohhhhh! ¡Siiiiiii! ¡Daniel... Eres el mejor que he tenido!

- Eso no lo dudes, amor...

- ¡¡Siiiiiiiii!! ¡¡No doy más!! ¡¡Yaaaaaaaa!!

Terminamos y caímos rendidos sobre la cama manchada de semen y de los fluidos de ambos. Nos quedamos dormidos un buen rato, hasta que desperté y le pregunté quién era ese Víctor que tenía que ir a ver todos los días

- Ahhh ya... Víctor es un representante de la empresa aquí...

- ¿¿Él y tu... son novios, verdad??

- No tonto... Víctor es un señor ya viejo que ni con Viagra se le para... ¿De verdad creíste que venía para acostarme con él?

- Entonces... ¿Para qué viniste?

- Por ti, primito... me gustas mucho y desde esa vez, me quedé con ganas de ti... Si no fuera así ¿Por qué habría venido a tu apartamento?

- Lo sabía... pero...

- Shhh... No digas más...

Dicho esto, se colocó sobre mí y me dio una montada que duró lo suficiente como para dejarme completamente exhausto. Durante el tiempo que se quedó conmigo, hicimos el amor tantas veces que ya ni tengo la cuenta. Finalmente, la despedida nos dolió a ambos, pero como dicen, Internet acorta las distancias. Nos intercambiamos nuestras direcciones de correo, y cada que nos encontramos en línea, nos mandamos con unas ardientes sesiones de cibersexo a través de la cámara...

>>¿¿Estás dispuesto, primito??

>>Venga, mujer...

 

FIN