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Mi prima Brenda (Recopilación)

en Amor filial

ACLARACIÓN INICIAL:

Este relato no es mío. Necesariamente tengo que mencionar esto para que (por favor), algunos no me acusen de plagio.

Posiblemente, el autor original haya sido: nestorelegido

Si estás leyendo esto, discúlpame. Si no me equivoco, hace tiempo estuvo disponible en TODORELATOS (hasta donde recuerdo, hasta la mitad del 2004, presentado por un anónimo) y, personalmente, fue de mi especial agrado. En vista de que, actualmente, ya no está disponible y que, hasta la fecha, nadie (ni su autor original) lo ha relanzado, quise relanzarlo para este sitio, esperando satisfacer a quienes, al igual que yo, lo hayan leído antes y les haya gustado.

Esto es todo lo que tengo que decirles. Mi intención no ha sido ni es plagiar o apropiarme de ideas ajenas (Tengo relatos propios, sé que no son buenos pero al menos puedo decir que tengo "producción propia"). Si de algo les sirve, sepan que al menos he corregido los errores ortográficos y de puntuación originales.

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MI PRIMA BRENDA

Así fue como desvirgué a mi prima por todos sus agujeros en una sola mañana...

En muchas ocasiones, reuniones familiares, fiestas o encuentros casuales mi prima Brenda, una morocha de 17 años chiquitita 1.60 cms, con unos pechos hermosos medianos, con los pezones siempre erectos, unas piernas bellísimas delicadamente depiladas, que comenzaban en un terrible par de nalgas simplemente arrolladoras, paraditas, torneadas, redonditas, ligeramente separadas en su base, dejando ver ese espacio que deja su conchita. Lo que les describo ahora fue lo que descubrí luego de darme cuenta de que yo le gustaba a mi prima y lo caliente que la tenía; antes de eso jamás me había fijado ni en el tamaño de sus ojos, pero bueno, lo que me deparó la vida fue algo delicioso y aún lo es. Siempre intentaba estar junto a mí, me conversaba, me buscaba y le encantaba escuchar todas mis historias.

A veces me quedaba yo en la casa de mis abuelos que es donde ella vivía con sus padres y hermanos. El verano en cuestión, estaban mis tíos y abuelos en el cementerio, mis primos jugando fútbol, cosa que también iba yo a hacer, pero tuve que devolverme a mitad de camino ya que había olvidado mis vendas, ya que sufro de los tobillos.

Entré a la casa por la puerta de la cocina y me dirigí a la habitación, en eso me detengo de súbito, estaba escuchando unos gemidos que venían desde la habitación de mis primas, la puerta estaba entreabierta; cuando me asomé vi la escena más salvaje y menos pensada de mi vida: mi prima Brenda, la chiquitita de 17, estaba recostada cruzada en su cama, completamente desnuda, las piernas abiertas de par en par a todo lo que daban, dos dedos entraban y salían de su vagina totalmente empapada en jugos sexuales, que emanaban de ella, mientras con la otra mano se metía mis calzoncillos en su boca chupándolos con desesperación, entre sollozos y gemidos de excitación, mencionaba mi nombre, me moría de ganas de metérselo de inmediato. El solo escuchar como decía mi nombre me ponía al palo, mis 18 cms. estaban a su máxima expresión, ya no daba más, decidí entrar a ocuparme de ella, pero antes me asomé por la ventana por si acaso y justo, como un aviso divino, venía subiendo mi otra prima, así que me quedé empalmado y con las ganas, no podía hacerme una paja, porque me vería y sabría que había estado allí, me fui rápido y al salir hice ruido para que no la descubriera su hermana.

Desde ese momento, mi prima pasó a ser mi objetivo sexual principal. Ya sabía cómo era cada parte de su cuerpo, cuando la veía ahora recorría su extensa anatomía, fijándome en cada detalle, cómo caminaba, cómo movía ese delicioso culito, cómo bamboleaban sus pechos cuando corría, me fijaba y me excitaba cuando bebía y sus labios se mojaban con el liquido; toda ella era para mí un poema sexual, de hecho no me importaba si ella se daba cuenta cómo la miraba. Cierto día ella se acababa de levantar y estaba preparándose el desayuno y se puso a tras luz en la ventana y pude ver a través de su pijama la abertura de sus nalgas y como se le notaban los pendejos de su conchita, me volví loco y le dije, "Brenda mmmmmm que delicia ya falta poco para ........" y haciéndole un guiñe de ojo paré por que venia mi primo, ella volteó y me dijo "¿qué primito, no escuché bien?", "nada, -le dije, antes de que llegara mi primo- no me interesa que escuches, quiero que sientas", Me miró como extrañada pero no dije más nada.

Al día siguiente sabía que era domingo e iban al supermercado, una de ellas se quedaba a limpiar y justo ese día le tocaba a ella, mis abuelos salían a misa y mis primos a su deporte favorito al cual yo me reportaría enfermo.

Así que comencé mi plan maestro, en un momento en que ella estaba en su cuarto con su hermana, me puse un short sin nada abajo, mi pene colgaba, pensé un poco en ella y eso bastó para ponerlo semierecto, se veía increíble; me asomé a la pieza de ellas con la camiseta semi metida en la cabeza y le pedí ayuda a ella parándome directamente frente a su cabeza, ella sentada en la cama quedaba a la altura de mi cintura, yo veía de reojo; se quedó viendo pegada, embriagada, extasiada, el pedazo de carne que abultaba el short de manera descomunal. Se relamió, quiso agarrarlo, tomarlo con sus manitos, pero vio a su hermana al lado que estaba viendo la tele, me miró hacia arriba, luego volvió a mirar el bulto y se contuvo, se paró y me ayudó a bajar la camiseta; yo no dije nada, ni siquiera la miré, solo me di vuelta y me fui.

Solo atinó a mirarme y llevarse un dedo a los labios. La tarea ya estaba hecha, solo esperaría hasta mañana.

Me levanté, me bañé, me perfumé ligeramente y tomé un rico desayuno; le pedí a mi tía doble ración de leche, la necesitaría, mis tíos y prima chica se fueron, mis abuelos ya se habían ido antes, solo quedaban mis primos; pasó media hora y se fueron, justo cuando mi prima salía del baño recién bañadita, cubierta solo por su delgado mini camisón de dormir y la toalla en la cabeza, se fue al cuarto, yo estaba solo con los mismos short del día anterior, busqué mi camiseta, me la sobrepuse igual y sin avisar, entré al cuarto de ella, yo miraba de reojo con la camiseta en la cabeza y el pene al máximo; ella pensó seguro que yo no veía, se había alcanzado a poner solo su calzoncito blanco de algodón con florcitas verdes y rosas, se volteó tapándose los senos, me miró y me dijo "primo me estoy cambiando", "sí -le dije- lo sé, pero ayúdame con esto". Cuando ella intentó ayudarme a bajar la camiseta le dije "no, lo que quiero es sacarla", y de un tirón la saqué yo mismo, me dijo "pero..." y sin dejarla hablar la tomé de las manos y observé por un rato sus deliciosos pechos. Ella trato de zafarse sin mucha vocación y bajó la vista avergonzada, "primo por fa.........hahaha....no noooo ohooo".

Sin dejarle decir nada ya mi boca se había apoderado de un rico, rosado y duro pezón, chupándolo como un niño con hambre lo chupa, lo mordisqueé, chupaba esa tetita lo que más podía; luego la otra, dándoles una tremenda mamada a cada una, Brendita ya solo gemía y temblaba mientras sus jugos mojaban su infantil calzoncito. Así, abierta de brazos y chupándole las tetas, los dos parados, sentí su espasmo orgásmico, luego de esa sesión magnífica de mamada de tetas, como hacía tiempo no disfrutaba, la senté en la cama, la puse directo viendo a mi tranca, la miró y luego a mí, y me bajé sin decir nada el short, cuando saltó mi pene hacia afuera, sus ojos estaban desorbitados; no sabía que hacer, me miró con algo de inocencia y confusión...

- "No te preocupes cielo, solo sé tú. Aprovecha ahora por que te voy a hacer el amor como nadie te lo hará, te comeré tu cosita como nunca más te la comerán y luego té culiaré bien culiada, pero ahora, primita, tú me darás una chupada como nadie me ha chupado"

Diciendo esto, de la manera más tranquila tome su cabeza con mis manos y la dirigí directo al pedazo de carne que tenía ella al frente, sentí un poco de resistencia, me dijo "primo no por favor no...." no resistí mas y le dije "solo abre la boca y chupa, por que luego te quiero abierta como estabas el otro día, así que chupa, mi vida".

Dicho esto lo agarró y comenzó a chupar como condenada. Tan fuerte y desesperada lo hacía que me causaba dolor, así que de un empujón se la dejé hasta la garganta, quería zafarse, estaba atorada con tremendo pedazo de carne metido hasta el fondo. Así atragantada le dije "amor mío chupa sin que tus dientes rocen mi pene hazlo solo con labios y lengua", y la solté. Comenzó a darme una mamada muy rica, no espectacular, pero había que comprender su falta de experiencia, pero me volvía loco cuando chupaba mi glande con sus labios, y pasaba su lengua de arriba abajo, le dije "imagina que te comes un rico helado"; se lo metía hasta el fondo, lo sacaba, lo miraba lo chupaba con cariño y se lo volvía a tragar, cuando sentí que era la hora; la tiré en la cama y comencé a chuparle las tetas nuevamente... qué delicia, pezones rozados erectos, sus tetas duras se perdían en mis labios, las mamé mientras mis dedos se metían un poco dentro de la vagina de Brenda, sentí su segundo orgasmo llegar, comencé a bajar mientras chupaba cada parte de su estómago y ombligo, su cintura, luego le levanté las piernas y le saqué lentamente sus infantiles calzones.

Cuando vi su entrepierna quedé embobado: sus muslos fuertes y su hermoso culo dejaban ligeramente levantado el pubis y el Monte de Venus me mostraba un bello paisaje de pendejos, carne y líquidos, su concha nunca afeitada estaba poblada de intensos vellos negros que bordeaban toda su entrada, era una mata exquisita de pelos, al medio se veía, con notable contraste, una vulva roja con unos labios gruesos y deliciosos; se veía apretado. Mi boca se fue directamente a esos labios, los besé tiernamente mientras mi lengua buscaba su agujero, metí y saqué mi serpiente bucal, mientras mis dedos ya estaban incrustándose de a pocos en su apretada vagina. Metí uno, gemía como condenada al placer, luego metí el otro, con un mete y saca rápido, saqué mis dedos y me apresuré a lubricar su pequeño y nunca explorado ano, le abrí las piernas a lo máximo y dirigí sus manos a cada muslo para que las mantuviera así de abiertas, y comencé a darle una comida de zorra que la hacía gritar, delirar; trataba de agarrarme la cabeza para que parara, lloraba de gozo, mi lengua se hundía en su cueva, mis labios chupaban y chupaban sus labios uterinos, sus jugos vaginales corrían por mi boca, mientras mis dedos estaban horadando su ano.

Entre espasmos interminables y gritos, supe que había llegado no sé cuantas veces a uno y otro orgasmo; cuando ya sus ojos solo estaban entreabiertos y totalmente en blanco, sus labios solo balbuceaban mi nombre y atinaban solo a gemir y gemir; me erguí, le tomé los muslos y se los puse a la altura de sus hombros, dirigí mi pichula hacia la cascada de sabia fémina, que roja y abierta solo esperaba la estocada final. Posé la cabeza roja e hinchada en la entrada y automáticamente fue absorbida por los labios vaginales, Brenda abrió ligeramente los ojos, miró hacia su entrepierna y sin que tuviera reacción se lo mandé hasta adentro, abrió los ojos, me miró y cuando metí y saqué de nuevo, ella cerró sus ojitos y sus manos jalaban mis cabellos y me pedía que lo hiciera con suavidad. Cuando comencé a bombearla una y otra vez, la profundidad de la penetración era total por la posición; mi miembro se perdía en la untuosidad de su orgasmo y pequeñas salpicaduras de sangre virgen de su himen recién vulnerado, cuando sus movimientos de cadera se hacían más lentos y sus uñas se clavaban en mi espalda y sus gritos eran más profundos, entendí que su orgasmo por penetración estaba listo; mi pene seguía hirviendo y al palo tal como lo había planeado.

Ella, cuando creía que todo había terminado y se disponía a abrazarme y besarme, se sorprendió cuando mi boca volvió a comerse su conchita y mis dedos se metían lubricados por los jugos de su zorra en su ano, sus gemidos volvieron a la carga: ya eran dos los dedos en su culo. Cuando vi que el hoyo estaba con un cm. de diámetro, me incorporé, tomé mi sable, coloqué el glande ya súper rojo y gordo en ese hoyito echo por mí, y comencé despacio a metérselo, lo hice lento, quería saborear cada centímetro mientras lo metía; ella solo atinaba a pedirme por favor que lo sacara, entre sollozos y gemidos, cuando la tenia penetrada más de la mitad comencé a meterlo más fuerte hasta que se la incrusté totalmente; mi tallo se perdió en su ano, y así, culiándomela en posición patas al hombro, nuestras caras estaban frente a frente. Le decía que era mi mujer desde ese día y solo yo iba a tener derechos sobre esos agujeros, y ella me abrazaba más y solo aguantaba las embestidas que le hacía, lloraba pidiéndome suavidad, de a pocos, sus lágrimas pasaron a pequeños gemidos, mi pene estaba erecto al máximo y se lo metía y sacaba de una forma rápida y certera, el bombeo dentro de ese exquisito culo era salvaje.

Brendita ya solo gemía y gritaba que ya no daba mas, "primo te amo oh ohoh ohahah cielo mío" luego me dijo que no quería ninguna mujer más en mi vida, y de un empujón, golpeando sus glúteos con mi huevos hasta el fondo de su matriz y moviendo el pene dentro de ella para ambos lados, le dije que sí, que sería solo ella, así cuando estaba por eyacular ella me pedía que se lo metiera y aguantara mas, le dije no puedo y comencé a eyacular dentro de su ano; nos revolcamos, me abrazó con sus piernas y sus brazos, nos fundimos en un rico beso y me dijo luego por qué había hecho eso sin más ni más, le contesté que eso era lo que ella quería, me contestó "es verdad, pero ¿como lo supiste?", solo contesté, "leí tu mente mientras tú disfrutabas de mí, sin mí".

Nos reímos y así fue cómo desvirgue a mi prima por todos sus agujeros en una sola mañana.

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Recopilado por SPAZZ. Reitero mis disculpas al autor original (a quien felicito por este relato) y a quienes se sientan afectados.