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Sábado en la tarde...

en Erotismo y Amor

SÁBADO EN LA TARDE...

Sábado en la tarde... el fin de semana para mí era normalmente aburrido... sin muchos amigos (prácticamente ninguno) a los que visitar y pasar un buen ratito... A mis cortos 17 años, paso mucho tiempo encerrada en casa, mirando al techo y pensando en cada tontería que se me viene a la cabeza... Una chica diferente a todas las de mi edad... y ya me aburría. Para dar un poco más de "alegría" a mi joven vida, me decidí a salir los fines de semana por algún parque, aunque sea para relajar la mirada y despejar la mente.

Un día sábado fue el primero en el que me atreví a salir. Caminando algunas cuadras, llegué hasta un parque, en una zona tranquila, en donde se notaba cierta alegría entre los presentes. Niños jugando, parejas besándose y manoseándose, parados, sentados o echados, como si se les fuera la vida en ello, algunos otros, tal vez como yo, de paso por aquel lugar, tomándose un descanso de nuestras divergentes vidas...

Mientras veía a todos esos personajes que poblaban ese parque, fue uno de ellos quien llamó mi particular atención: era un joven de aspecto triste, sentado en una de las bancas, con la mirada perdida en el horizonte; la expresión en su rostro revelaba su preocupación... y me hizo recordar a mí, en cierta forma... Reconocí en él, a la persona solitaria que necesitaba a alguien con quien llevarse bien y estar en confianza...

Intenté iniciar una conversación con él, pero... ¿¿Cómo hacerlo?? ¿Pensará mal de mí si voy de frente y le digo "Hola, quiero conocerte"? ¿Creerá que soy una chica fácil por eso? Pues... preguntarle por la hora, no; tengo mi reloj puesto aquí y se nota... tal vez si le pido un encendedor... veo mi cajetilla de cigarrillos baratos en el bolsillo de mi casaca... sí, puede ser que pidiéndole un encendedor inicie una conversación con él... ¿Será como pienso que es? ¿O será hostil y me echará sin miedo? Saco fuerzas de no sé donde, y echándome a la espalda mis temores, voy, no muy decidida, y le hago la pregunta...

- Hola... ¿Disculpa, tienes encendedor?

Voltea y me lanza una mirada que podría asustar a cualquiera... tenía una expresión como de muerto-en-vida, la cual me despertó el miedo...

- No tengo... discúlpame...

- Ah... bueno... no importa...

Tal vez no tenía oportunidad... tendría que ser para otro día, si es que lo volvía a encontrar, o tal vez a él no le interesaba conocer a alguien... pero antes de poder rendirme...

- ¿Tú eres nueva por aquí?

- ¿Por qué lo preguntas...?

- Nunca te he visto por aquí... y además estás que me miras desde hace rato...

- Ah... sí, bueno... yo...

- ¿Te parezco raro?

¡Se había dado cuenta de que lo estaba mirando! ¡Qué horror... he quedado muy mal ante él, y por un momento me avergüenzo de ello!

- No, no es eso... es que te veía tan solo en medio de tanta gente...

- Ah bueno... no importa, estoy acostumbrado.

- Pues... ¿Qué te parece si nos conocemos? Yo soy Natalie, y tú eres...

- Soy Julio. Encantado...

Empezamos a conversar sobre nuestras vidas; a cada respuesta que nos dábamos, nos sorprendía nuestros parecidos entre nuestras formas de ver la vida... Terminamos llevándonos muy bien.

.

Regresa todos lo sábados a verlo.

De allí, todos los sábados en la tarde, nos volvíamos a encontrar y conversábamos sobre lo que hacíamos en la semana... Debo decir, que realmente, me agradaba su compañía. No podría describir con sencillez lo que sentía escuchando sus historias y sus ocurrencias. Realmente me di cuenta de que todos, aunque no lo queramos, tenemos algo que guardamos dentro de nosotros mismos y deseamos contar.

Pero no podía negarlo... Había algo que me atraía de él... No sabía por qué me empecé a sentir enamorada de Julio... el problema era que yo ya tenía mi pareja, Eric, un chico que conocí en mis clases y se portaba de maravilla conmigo desde que nos conocimos. Comparando a Julio y Eric, era imposible para mí no sentir más preferencia hacia Julio.

Volvimos a encontrarnos. Otro sábado, no importa cuál, pero fui decidida a descargarme esas emociones, aunque sea para sentirme un poco más liberada. Lo vi, y empezamos nuestras conversaciones, pero no era igual... Había como cierta tensión, que los dos sabíamos algo, pero no nos atrevíamos a decírnoslo...

- Pero tú ya estás con él... y lo quieres... ¿No?

- Sí, pero... es que contigo es diferente...

- ¿Diferente? ¿Qué pretendes?

- Con él paso lindos momentos, pero tu compañía me llena como no tienes idea... Me hace feliz estar aquí contigo...

- Entonces yo seré algo así como tu amante...

- No, no es eso...

Le tomé de las manos y le di un beso. Él no opuso resistencia... parece que lo deseaba tanto como yo, lo sentí poner una de sus manos sobre mi pierna...

- Me deseas, Julio...

- Yo...

- Tranquilo, no está mal... yo también te deseo...

- Entonces solo me quieres para...

- No, mira, espérate hasta que termine con él... va a ser dentro de poco, ¿Sí?

- Esperar...

- Vamos a mi casa... No hay nadie...

Aceleramos el paso hasta mi casa, agarrados de la mano como si fuéramos pareja. Llegados allí, estando solos, nos empezamos a besar, mientras que él, torpemente acariciaba mi cuerpo. Se le notaba que nunca había hecho eso, tal vez era la primera vez que estaba con una chica a solas.

- Julio, esta es tu primera vez, ¿Verdad?

- Sí... y tuya...

- La verdad no... Mi primero fue un amigo que se fue hace poco. Pero no te asustes... te enseñaré a hacerlo bien...

Después de estar un rato envueltos en caricias interminables, subimos a mi cuarto, en donde finalmente, nos despojamos de nuestras ropas, quedando al natural...

- Estás preciosa, Naty...

- Dime que estoy rica...

- Estás riquísima...

Me echó sobre mi cama y, a pesar de su inexperiencia, los lengüetazos que me aplicaba sobre mis partes íntimas me transportaban fuera del mundo, llenándome de un placer, que dejaba constancia de su existencia con unos gemidos que nunca había emitido en mi vida.

Siento su cuerpo sobre el mío, en directo contacto... sintiendo su calor envolviéndome con si cuerpo, aumentando mi excitación... Lo siento besando mis labios, bajando por mis pechos, mientras regresa a darme más lengüetazos allí en mis bajos...

Se reincorpora y me empieza a decir cosas dulces... En eso, siento cómo intenta penetrarme... A pesar de su inexperiencia, se le notaba que quería aprender, e iba bien, pero tuve que guiarlo para hacer que el momento sea inolvidable para ambos...

Consiguió penetrarme, y luego de ello hicimos el amor por un largo rato, en el cual nos sentimos realmente unidos, y en un momento en el cual descubrimos que nuestra relación era muy especial. No era la Natalie de siempre. Era otra. Una mujercita sedienta de deseo, a quien un joven le estaba haciendo ese favor...

Llegamos al final. Lo sentí terminarse dentro de mí, a la vez que caía vencido y hundía la cara entre mis senos, como buscando refugio entre ellos, pero a la vez, yo regresaba a mi realidad... Recordé a Eric y me entristecí... él no se merecía que le hiciera esto. Me armé de valor, y tuve que decirle a Julio algo terrible...

- Lo siento, pero...

- ¿Pero qué...?

- ...Pero no debí hacerlo... ¿Por qué hice esto?

- ¿Lo hiciste porque eso era lo que querías, no?... Creí que te gustó... Pero mira, si quieres podemos olvidarlo y ya... no pasó nada y cada quien con su vida, ¿Está bien?

- No es eso... Mira, no quiero volver a verte... ¿Entiendes? ¡No me busques ni nada más! ¡Vete de mi casa, por favor!

- Es por él, ¿Verdad?

- Por favor, vete...

Me miró asustado, como si creyera que le iría a hacer algo. Luego de vestirse, salió sin mirarme ni despedirse. Me puse mis ropas rápidamente y me quedé un largo rato, esperando a que salga de mi casa. Luego de ello, me desconocí y salí a la carrera, tratando de buscarme alguna explicación para lo que había pasado. Caminé muchas cuadras... se me fue toda la tarde y parte de la noche caminando por una avenida larga... ¿Por qué hice eso? Tenía que saberlo... ¿No era eso lo que quería? ¿No lo deseaba? Pero fue algo tonto... Si no dejaba que Eric me tocara y, sin embargo, había permitido que otro me hiciera el amor... y no niego que lo haya disfrutado. Sentí el placer como nunca otro chico me lo había hecho sentir, pero me sentía culpable... ¡Eso era! ¡Porque engañé al chico con el que estaba, sin que él se lo mereciera!

Las siguientes semanas fueron terribles. Trabajos en clase y más ocupaciones. Evaluaciones realmente pesadas se acercaban, y con las justas podía darme un respiro... Veía a Eric y me sentía triste... No me atrevía a mirarlo a los ojos, y al besarlo y dejar que me acaricie, me remordía el haberle engañado de esa forma. Pronto me dijeron algo, que Eric seguía a otras chicas a mis espaldas... Rumores o no, lo que importó es que me sirvió de pretexto para terminar con él y dejar de sentirme culpable.

Llegaron los días de evaluaciones... Fue más terrible aún... con tantas cosas en la cabeza, ni siquiera pude concentrarme y di más lástima que batalla. Tal vez para las evaluaciones finales me vaya mejor... Ahora que estaba con menos presión, sentía que debía ir donde Julio, para pedirle disculpas por todo lo que había pasado, por lo que le había dicho esa vez...

Un nuevo sábado en la tarde. Me arrepentía de haberle dicho que no quería verlo nunca más. Quise ir por él... reconstruir nuestra linda amistad, que sea como antes de ese día...

Llego al parque, las 4:15 y no está en su lugar. Espero 10, 15... 30 minutos... llevo ya una hora y no se aparece. Me preocupo y voy a su casa. Y me acerco... y veo gente, mucha gente, enfundados en ropas negras... a la distancia, veo a una mujer un poco mayor... sus lamentos, finalmente, me revelan algo que no quiero ver ni oír ni saber... Mis ojos se llenan de lágrimas, y no me queda nada más que voltear y dejarlo todo atrás...

No quiero saber ni cómo ni cuándo ni por qué fue... El hecho es que él se había ido para siempre, y lo peor de todo, una culpa que me perseguirá hasta el final, es que nunca pude disculparme con él...

Sábado en la tarde... el fin de semana para mí ha vuelto ha ser aburrido, desde su partida... Pero me parece verlo otra vez... Es la viva imagen de su recuerdo ¿Me acerco?

FIN