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Frustración: clase suspendida

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FRUSTRACION: CLASE SUSPENDIDA

Ya era tarde. La clase de Programación empezaba a las 6:00 p.m. y ya era las 5:20. Salí rápido de casa, con la esperanza de poder llegar antes que el profesor, el cual era muy molestoso con esto de la puntualidad. Ya nos lo había dicho en la primera clase...

- A las 6:15 cierro la puerta con seguro y el que se queda afuera, que espere allí hasta las 7:00...

En 5 minutos llegué al paradero. No viene ninguna unidad de alguna de las líneas que pasan por la universidad... 5:30 y nada... al fin, aparece una coaster (minibús con capacidad aproximada de 20-25 pasajeros) y ya... con este llegaré, pensaba...

¡¡Pero maldita sea, qué mierda de lentitud!! Si hasta un paralítico en silla de ruedas (con el debido respeto a los paralíticos en sillas de ruedas) andaba más rápido que esta ridiculez de vehículo. Pasan 2 minutos y dos coasters de otras líneas nos adelantan. ¡Cómo no lo van a adelantar, si cada 10 metros se detiene a recoger pasajeros! No es malo que lo haga, ¡¡Pero el problema es que nadie lo ha llamado para que recoja pasajeros!! ¡La avenida que debería recorrer en 4 minutos, se la ha recorrido en 10!

Pero recuerdo que estoy en la ciudad de Lima... y aquí, los choferes de transporte público son unos... animales al volante (no sé si en otras ciudades del mundo sea peor, pero eso es lo que veo a diario)... por esa razón, subirse a un vehículo de transporte público ya es de por sí, un reto a la muerte... y, como en este caso, un reto a los nervios y a la estabilidad y tranquilidad mental que todo ser humano merece, pero no tiene...

Distraigo mi mirada en las calcomanías pegadas en las paredes del vehículo, tratando de ignorar el inmundo reggaeton que el chofer ha puesto en la radio, no sé si porque le guste esa cosa que es considerada "música", o si lo hace para torturar con esos ritmos absurdos a los pasajeros... al fin me distraigo de esos enfermizos cánticos, y me doy cuenta de que, en la mayor muestra de burla a los pasajeros con la angustia de llegar con un mortífero retraso a nuestras obligaciones, rezan sentencias como:

- "SI SALIÓ TARDE, NO ES CULPA DEL CHOFER"

- "PASAJERO, NO EXIJA VELOCIDAD; EXIJA SEGURIDAD"

- "MÁS VALE PERDER UN MINUTO EN LA VIDA QUE LA VIDA EN UN MINUTO"

Y me dan ganas de responder a semejante insolencia... bueno, no es la culpa del chofer el que haya salido tarde, pero a nadie hace daño el ir un poquito más rápido... pero leo la del "minuto en la vida" y pienso "por ese minuto que pierdo, pierdo una parte de la clase, luego, no voy bien preparado a la evaluación, y por tanto, puedo jalar (reprobar) el curso; si eso ocurre, tengo que llevarlo (...y pagarlo) de nuevo y eso baja mi promedio y queda como una mancha en mi historia académica...". Ahora, imagínense qué pasaría con alguien que a causa de ese "minuto perdido" perdiera su trabajo, en un país en el cual nadie goza de estabilidad laboral... reduciría la frase a "PERDER UN MINUTO EN LA VIDA ES LO MISMO QUE PERDER LA VIDA EN UN MINUTO"... Mientras escribo esto, esta frase aún me deja qué pensar... ¿Es que los choferes hacen apología de la impuntualidad?

Pasan 20 minutos y nada... llegamos a una intersección. El semáforo está en verde, pero el carro no avanza porque el chofer cree que alguien se va a subir a su unidad... al fin avanza, solo para que el semáforo cambie a rojo... ¡Es decir, 5 minutos en un cruce...! Me quedo corto si digo que me daban ganas de secuestrar el carro y dirigirlo sin parar hasta mi destino... y 5 minutos después... otra vez ¡Lo volvió a hacer este hijo de su puta madre!

Pero ya estamos cerca... ¿Qué cerca? Con este carro, las 10 cuadras que me quedaban de viaje se hacían en horas... hasta que al fin... ¡40 minutos de viaje! (A esa hora el viaje se hace hasta en 25 minutos) Me bajé y corrí lo más que pude hacia el pabellón de la facultad en donde tenía mis clases.

Aula 205, ya llego... la puerta está abierta... ¡Sí, el profesor aún no ha llegado! A toda velocidad, llego a la puerta y me ubico en uno de los últimos asientos libres desde los que se puede apreciar la pantalla en la que se desarrolla la clase.

Pero ¡Ay, maldita sea!... pasa menos de un minuto, y entra un señor gordo (aparentemente, un administrativo) y algunos conserjes... ¿Qué sería?

- Alumnos, el profesor XXXXX ha llamado a último momento y ha dicho que no va a poder venir para la clase de hoy.

Al terminar la frase, cogió una tiza y escribió en la pizarra

CLASE SUSPENDIDA

RECUPERACIÓN: DÍA, HORA, LUGAR...

En ese momento... tanto disgusto y tanta mierda soportada en ese viajecito... esperando llegar a la clase... y todo eso... ¿¡EN VANO!? No pude soportar el haber ido y sufrido solo para estar allí menos de 10 minutos (Era la única clase a la que iba ese día). Realmente, ni en mis peores fantasías me esperaba eso... Bien dicen que la realidad supera a la ficción.

¿Y luego qué? No me quedaba más que regresar a casa... al menos eso lo hice en una unidad más rápida que la lata con ruedas que describí en este relato.

FIN.