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Frustración: primitos

en Amor filial

FRUSTRACION: PRIMITOS

Normalmente visito a mi prima Adriana, ya que es de mi edad (18) me llevo muy bien con ella y nos confiamos casi todas nuestras vivencias, pero desde hace un tiempo, la he empezado a ver de forma diferente y a desearla; y desde entonces, he pensado y repensado cómo hacer algo para terminar levantándomela. Solo recordar cómo me miraba... me invitaba a lo prohibido...

Leí muchos sitios de historias de incesto, entré en salas de chat donde se discutía el tema, y maquiné algunos planes para llevarme a mi prima a la cama, y, si fallaba, no me desesperaba: si no era para el día prometido, sería para otro. Sin embargo, su padre, que trabajaba en el extranjero, había decidido llevarse ya a toda su familia, y el lunes de la próxima semana ella salía de viaje, quizás para siempre, así que me decidí: ese mismo sábado era sí o sí.

Sábado por la mañana: estaba totalmente tranquilo y sabía que solo Adriana y su hermanita Carolina (ella es de 11) estarían solas en casa y allí la haría. Por Carolina no había problema: ella distraída y nosotros contentos. Me dirigí a su casa y me recibió, los saludos de costumbre y todo normal. Nos dirigimos a su cuarto, para conversar sobre nuestras vidas, que ella se iba y cómo las pasaría allá, que lo iría a disfrutar... mientras estábamos en ello, no perdía la vista de sus detalles: una carita que solo podría encontrar en sueños, con unos ojos grandes y brillosos como platos, una boca muy roja, que llamaba a ser besada con un muy fuerte deseo, sus pechos: sobresalientes para su cuerpo, y a los cuales no perdía de vista, y unas piernas que inspirarían a abrírselas y tomarlas como propias... todo ese cuerpo, envuelto en una blusita de tirantes y una minifalda, casi como para creer que habríamos acordado hacerlo ese día. Como quiera que sea, ese día era MI día, y no me lo perdería por nada....

De tantas cosas que hablamos sobre su viaje, le dije que era una lástima no verla nunca más y que deberíamos aprovechar el momento para decírnoslo todo. Nos miramos fijamente y no fue necesario decir nada: casi por instinto, nuestras bocas se acercaron y se mezclaron en un dulce beso...

Luego, empecé a acariciar su cuerpo con ternura mientras deshice el nudo de su blusa y al fin vi sus pechos... suaves y generosos...

A: Espera... vamos a la cama...

La tomé de las caderas y la llevé a la cama. Allí le quité su minifalda y la dejé sin nada de ropa y ella, al mismo tiempo, me desvistió con prisa... Al fin estábamos los dos, yo encima de ella...

S: He querido hacerte esto desde hace mucho.

A: Yo también, primo...

No me lo creía, pero así era: los dos lo queríamos. No perdí tiempo y besé sus generosos pechos con avidez, mientras ella gemía débilmente de placer. Con mis manos, recorría sus mil veces soñadas formas, mientras ella, con las suyas, me abrazaba tiernamente y no dejaba de decirme cuánto quería que sea yo quien la inicie... Otra vez, no creía lo que escuchaba: ¡¡Tremendo mujerón que tenía por prima... y virgen!! Un momento único, simplemente...

S: Hoy tendrás lo que quisiste, Adri... Solo déjate llevar.

Apunté mi pene hacia su entrada... ya no me creía lo que pasaría. Si era un sueño, que no me despierten. Si no lo era, que quede en mi por siempre, que ese momento dure...

Y efectivamente, ese momento quedará en mí, no por haber cumplido mi gran fantasía que tenía con mi prima, sino porque, justo antes de entrar en ella, escuchamos la voz de Carolina que llamaba a Adriana...

C: ¡¡ Adriana, te busca Carmen para hacer tu trabajo!!

A: ¡El trabajo! ¡Verdad, qué descuidada! Discúlpame, primo, pero tenía que ir a terminar un trabajo grupal para el colegio antes de irme. Tengo que irme ya... Cuídate mucho...

Apenas terminó de decirme eso, me dio un beso, se cambió de ropas tan rápido que pareció que nunca hicimos nada, cogió sus cuadernos y se fue rápidamente a hacer su trabajo, no sin antes darme un último beso "de despedida, con mucho amor". Yo me quedé, digámoslo así, con una cara de estúpido, con mi pene aún duro en la mano, sin aún convencerme de lo que acababa de ocurrir, mientras, entre dientes, masticaba mi frustración...

S: ¡¡MALDITO SEA TU TRABAJO DE GRUPO!!

Esa noche fui con mi familia para darles su despedida, pero no intentamos nada porque había mucha gente. Ella, su hermana y su madre se fueron el lunes, como estaba previsto, y antes de irse, me dejó una nota. En ella, pidió "muchas disculpas por lo ocurrido" y se lamentó por irse tan de prisa. Me dejó su nueva dirección y me prometió que, "si algún día vienes por aquí, podemos retomar lo que dejamos inconcluso ese día".

Hasta ahora espero tener una oportunidad para ir a su lado... Al paso que voy, me conformaré con haber tenido nuestros cuerpos en directo contacto.

FIN