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Te fuiste...

en Fantasías Eróticas

TE FUISTE...

Ha sido tiempo desde que te fuiste y me dejaste aquí sola, esperando tu regreso... Te fuiste, sin decir una sola palabra... Te largaste sin darme una sola explicación de por qué me dejabas...

Pensé que sería prudente esperarte, que tal vez regresarías para decirme tus motivos. Pero hasta ahora no lo has hecho... ¿Por qué? ¿Por qué no has regresado? ¿Te cuesta explicármelo?

Quise creer que me dejaste por otra. Sí, siempre te vi muy atento y pegado a tus amigas del trabajo, en especial a esa chica que no veías desde hace años... No sé cómo se llama ni quiero saberlo, pero sé que fue por ella... Si tuvieras siquiera una gota de sangre en la cara, me habrías dicho que te ibas por ella, en vez de dejarme preocupada aquí...

Pensando en que te fuiste por ella, traté de vengarme de ti, pero no pude... Hice de viejos amigos míos, ocasionales amantes de una sola noche para que sientas lo que yo cuando me imaginaba revolcándote con ella... Pero ninguno me ha dado tanto como tú lo hiciste... No ha sido lo mismo... Aquí y ahora, echada en esta cama medio vacía que tantas veces llenamos los dos, puedo visualizar tu figura entrando por la puerta, como cuando éramos felices aquí... ¿Recuerdas esos días? Esos días en los cuales abríamos esa cortina... ¿La puedes ver? No nos importaba que nos vieran... ¡¡¡Que todos supieran lo que pasaba entre nosotros!!! El mundo era nuestro, nuestra cama, un volcán de pasión y lujuria...

Te imagino como cuando esta cama estaba llena de nosotros dos y empiezo a sentir como si fuera ahora mismo. Primero lentamente, con sensualidad y encendiendo el ambiente. Te gusta hacerla larga. Tus caricias preparándome para lo inevitable, eso que ambos queríamos... Me echas lentamente y con delicadeza, besas mis labios y luego pasas por mi rostro, mientras me dices cosas dulces que tú sabes que me excitan...

Sientes que tenemos todo el tiempo del mundo para nuestro combate erótico. Sabes manejar el tiempo... Te tomas un largo instante para despojarme de mis ligeras ropas, mientras tú haces lo mismo. Desnudos ambos sobre nuestra cama, campo de numerosas batallas sexuales, en el cual ineludiblemente se desencadenará una nueva. Nos abrazamos tiernamente, nos besamos casi hasta sentirnos el uno parte del otro, mientras tus manos bajan lentamente, cómo no, por mis bien cuidadas formas, porque sé que te encantan esas curvaturas únicas de mi cuerpo, y llegas hasta mis piernas, las acomodas, las abres... Eso mismo es lo que quiero y ya, te pido que esta vez no la hagas larga... Que no se me quede la miel en los labios. Pero te encanta sentirte por encima del tiempo y no me das el gusto... Te deleitas, primero acariciando tiernamente y luego saboreando mis pechos, de esa forma que solo tú sabes hacer y que sabes que me encanta... Miles de sensaciones atraviesan mi cuerpo... Deseo, ansias, calor, el qué dirán todos los que nos ven por esa ventana abierta, tu calor, mi calor, el frío que se cuela por la ventana...

Has quedado extasiado con mis senos... Pero no te conformas: Ahora te dedicas a meter tu lengua en mi entrepierna... Me transportas a otro mundo, donde yo ya no soy yo, sino una fiera sexual incontrolable. Mis gemidos se oyen y resuenan en los pasillos. Ya no me importa el qué dirán los demás... Solo disfruto el momento... Solo quiero sentir tu carne dentro de mí... Siento que muero al tenerla tan cerca y tan lejos a la vez...

Retiras tu cabeza de mis bajos... Me dices que te gusta mi sabor, y que me he ganado mi premio... Lo he estado esperando. Me tomas delicadamente, mientras me dices más cosas lindas, de esas que me gusta escuchar... No soporto que me digan cochinadas ni insultos en la cama, me da asco... Mientras saboreo tus palabras, siento cómo tu mástil se abre paso en mí... Eso es... me encanta sentir que te abres paso por mis entrañas... Me acomodas, nos abrazamos y quedo en una posición que nos permitirá sacarnos el jugo en este encuentro... Empezamos nuestras movidas, mientras nos volvemos dos animales sexuales, jadeando de gozo y placer desmedido... ¿Nos verán desde el otro edificio? Que nos vean... Que lo sepan... No ocultamos nada...

Nuestra cama se ha vuelto ese volcán de pasión y lujuria del que disfrutamos sin freno... Estamos ardiendo en fuego... Hemos dejado de ser dos y nos hemos vuelto uno solo, unidos en el sexo y la pasión que los dos sabemos manejar... Nuevamente siento que muero en tus brazos, no por no tener tu carne dentro de mí, sino por tanto placer junto que me das... Nuestros fluidos sexuales discurren por mi vulva, sin control y como constancia de tan ardiente encuentro...

Caemos tumbados en la cama, mientras no dejas de decirme que he sido lo mejor que te ha sucedido, al tiempo que vuelves a acariciar mi cuerpo de esa forma que solo tú sabes hacer y que sabes que me encanta. Miro por la ventana, que nos ha estado exhibiendo morbosamente y sin pausa... En el edificio del frente: Un jovenzuelo todo avergonzado, sacando una de sus manos de sus pantalones, ha estado disfrutando de nosotros... Pero no nos importa, no nos hace daño que los demás sepan que nos amamos sin control...

Caigo agotada y duermo, pero me doy cuenta de que ahora no duermo, sino que me despierto... He estado soñando contigo y con tantas cosas que hicimos juntos, y ya despierta, juro que daría todo lo que fuera por tenerte nuevamente aquí conmigo y hacerme sentir todo ello... Pero no regresarás. No lo harás, maldita sea... ¿Por qué?

He cerrado la cortina desde ese día... Que nadie me vea sufrir sola. Que no se regocijen con mi tristeza... Solo la abriré cuando regreses... Te lo perdono todo... Todo, con tal de que me lleves a esa tierra de lujuria a la cual solo tú sabías cómo llevarme...

Y yo sigo aquí, echada en la cama que dejaste sin decir nada... Esperando que regreses... La cortina está cerrada, esperándote para abrirse y mostrarnos ante todos como siempre fue...

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FIN