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Elogio de las viejas putas

en MicroRelatos

ELOGIO A LAS VIEJAS PUTAS

La perdida de profesionalidad es un hecho incontestable en todos los ámbitos laborales pero en el sector de las trabajadoras del amor es mucho más evidente.

Fui putero en mi temprana juventud, lo fui empujado por una cuestión hormonal y porque en aquel tiempo era más fácil acabar una licenciatura que echar un polvo con la novia de turno. De modo, que la necesidad me llevó a conocer aquel apasionante mundo de los burdeles, los bares de putas y a algunas profesionales que se preciaban de serlo.

La entrañable calle de Robadors en el Raval barcelonés poseía el índice más alto de bares: uno en cada local excepto dos portales dedicados a la profilaxis ("gomas y lavajes"). La actividad, que comenzaba a media mañana y curiosamente cesaba antes de la medianoche tenía su apogeo a media tarde y de ello se podían haber extraído interesantes conclusiones sociológicas pero me temo que nadie se ocupó de ello.

Se alineaban las señoritas a lo largo de la pared contraria a la barra mientras los presuntos clientes iban pasando en una larga y serpenteante fila que entraba y salía de los bares de forma ininterrumpida. Vestían ellas con discreción, con poco maquillaje y analizando a los clientes con disimulada displicencia; de ese modo sabían con quien y con quien no debían subir a las habitaciones.

Tras muchas visitas como mirón y ya con mis doscientas treinta pesetas en el bolsillo(doscientas para ella, veinticinco para la habitación y un duro para la inevitable "palanganera") me encapriché de una potente morenaza mas cercana a los cuarenta que a los treinta. Ya en mi tercera pasada se dignó a hablarme:

-"Chico, si subes conmigo, te haré una mamada que no olvidarás en la vida"

-¿Cuánto?-farfullé sonrojado-

-Doscientas y la cama, ya sabes…

Contesté con un "vamos", inaudible excepto para ella, y la seguí a la calle para penetrar en el estrecho portal que conducía, escaleras arriba, hasta una puerta que decía: "Habitaciones La Portuguesa".

Viéndome neófito en la materia, la buena mujer me guió con extrema sensibilidad para conseguir la plena satisfacción de su cliente.

-Desnúdate y acércate a la palangana para que te lave- me dijo mientras se quitaba su falda y su camisa-

-La higiene es muy importante-prosiguió-por eso yo siempre me lavo y lavo a mis clientes, además, no creas que me voy con cualquiera…tu me has gustado.

Aquel parloteo suyo fue tranquilizándome y cuando comenzó a enjabonarme ya mi pene mostraba una franca erección.

-¡Uy!, que cosa tan grande, no creo que me quepa entera toda esa porra-exclamó entre risas-

Que gran poder de convicción tenía aquella mujer, durante años creí que tenía un falo enorme y solo internet me ha hecho ver que es…del montón.

Llegó el momento de la prometida mamada y juro por lo más sagrado que no solo no la he olvidado sino que es la mejor que he recibido en mi vida.

-"Sobretodo, cariño, no te corras en mi boca. Avísame y paro"

Cumplí, como un caballero, y ella tuvo la delicadeza de emitir unos extraños gemidos mientras yo me corría (cuestión de segundos) en mi primer coño.

Nos vestimos, sin prisa, mientras ella me contaba su azarosa vida sin la menor amargura y me despidió en el portal con un beso en la mejilla.

-Vuelve cuando quieras cariño, hemos pasado un buen rato,¿verdad?

No la volví a ver, quizá era cierto aquello de que estaba casada y trabajaba solo para sacar un dinerillo para los caprichos que su marido no le podía proporcionar. En cualquier caso ella no era una excepción pues siempre gocé del trato afable y humano que poseían aquellas putas de antes…de la transición.

Hace muchos años que no voy de putas y las pocas veces que he acompañado a algún amigo a esos nuevos "palacios del sexo" que jalonan nuestras carreteras, me he dado cuenta de que las cosas han cambiado; chicas casi desnudas sobando a los hombres y hablando mil lenguas ininteligibles, "cartas de servicios" con lo que antes era un "menú completo"y encima el temor de que, realmente, estén allí contra su voluntad y ser victima de una redada policial.

Y todavía peor lo sucedido a un amigo que tras pegarse el calentón con una fulana imponente, descubrió que era un transexual….¿ y que querias que hiciese?....¡Con lo caliente que iba yo!.