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La fantasia de Ana 2 (por Ana)

en Fantasías Eróticas

LA FANTASIA DE ANA & JOE (Primera parte)

Por Ana

Mi nombre es Ana, ¿edad? la suficiente para ser una madre con hijos ya mayorcitos. Casada con un hombre muy bueno que se ocupa de mi, y que hace que no me falte de nada. Pero a pesar de esto, mantengo una relación extramatrimonial con Joe. Aunque, más que amante, para mi Joe es un amigo. Con el significado que la palabra "amigo" tiene: es mi confidente (casi mi confesor), es la persona en la que confío mis pensamientos, mis ideas, mis temores; incluso es él quien soporta mi mal humor.

Creo que no me he descrito. Bueno, a mi edad la fuerza de la gravedad hace que mis pechos ya no se mantengan erguidos cuando los saco del sujetador, y mi trasero ha crecido un poco, esos sí, mantiene su redondez (a Joe le encanta mi culo). No soy alta y mi buen apetito hace que mis carnes... dejémoslo así.

Todo comenzó una velada en la que mi marido alquilo una película X, le gusta el cine X, y a mi mi me gusta ver las películas con él, ya que siempre acabamos haciendo el amor como adolescentes en celo. Él siempre trae películas, llamémosla "normales", pero aquella noche trajo una de un contenido un poco especial, se trataba de de una película de gangbang, pero no un gangbang cualquiera, se trataba de una chica que era poseída por más de treinta chicos de color, con unos cuerpos atléticos, y sobre todo con unos pene enormes.

Durante la visión de la película no dije nada, mi marido también permaneció todo el tiempo mudo, pero aquella película me calentó tanto, que mis bragas se mojaron como si me hubiera orinado. No sé cuanto vi de la película, ya que en un momento dado mi calentura era tal, que me abalancé sobre mi marido, y prácticamente abusé de él.

Momentáneamente mi marido consiguió apagar mi sed, pero aquella fue una noche larga. No conseguía quitarme de la cabeza todos esos chicos, sus cuerpos casi perfectos, sus penes grandes y erectos. Varias veces me tuve que levantar e ir al baño para masturbarme. Con todo y con eso, no conseguía quitarme de la cabeza la imagen de esos chicos.

Por fin conseguí conciliar el sueño. A la mañana siguiente me levanté como si hubiera bebido, me dolía la cabeza, así que le preparé el desayuno a mi marido y llamé a la oficina para comunicar que me iba a ausentar. Cuando mi marido se marchó me tumbé en la cama, cerré los ojos para intentar dormir un poco, pero a mi mente volvieron las imágenes de la película. Me levanté sobresaltada, estaba fuera de mí, y fui corriendo al salón para ver si mi marido se había llevado la película. Allí estaba, encima del reproductor de DVD. Nerviosa, puse la película, y volvía visionarla.

No sé como ocurrió, pero el caso es que cuando me di cuenta estaba desnuda con las piernas bien abiertas y un pepino entraba y salía de mi coño. Lo hacía al mismo ritmo que se follaban a la chica de la película. No sé cuantos orgasmos tuve, ya que tuve que parar porque el pepino no aguantó una de mis embestidas en mi culo y se partió. El trozo que se quedó dentro de mi culo lo dejé un rato dentro, mientras me relajaba. Cuando conseguí calmarme saqué el trozo que había quedado en mi culo, no tuve mucha dificultad, ya que mi culo estaba bien abierto.

Me di una ducha para terminar de relajarme y limpiarme, ya que mis flujos vaginales habían recorrido todo mi cuerpo, yo misma lo tomaba con mis manos y me lo extendía por el cuerpo, pensando que era semen. Por fin había conseguido calmarme un poco, he de confesar que nunca me había puesto así. Cogí el teléfono y llamé a Joe, le pedí que viniera a casa, tenía que contárselo todo.

Joe no tardó mucho en llegar a casa, le recibí con una bata corta semitransparente, que al no llevar puesta ropa interior debía de estar muy sugerente, y así me lo hizo saber Joe. Me agarró por la cintura y después de darme un suave beso en los labios me agarró más fuerte y comenzó a darme besos en el cuello a la vez que sus manos se abrían paso por mi bata y me empezaba a acariciar los pechos. Al principio me dejaba hacer, pero recuperé la compostura y en deshice de él, no sin las consiguientes protestas por su parte. Pero Joe es muy comprensivo y siempre accede a mis peticiones.

Una vez recuperados del frustrado encuentro inicial le invité a que se sentará en el salón mientras le preparaba un café.

  • Entonces Ana, ¿qué es lo que me querías contar?
  • Espera un momento Joe, tomando el café te lo explico.

Preparé el café como le gusta a Joe, largo y con poca leche y saqué unas pastas para acompañar.

  • No tenías que haberte molestado.
  • Sabes que me gusta complacerte. Bueno, ¿se puede saber qué es lo que te atormenta?
  • No sé cómo empezar...Mi marido trajo anoche una película X...
  • ¿Y dónde está el problema? No es la primera vez que veis una película de esas juntos...
  • No, si el problema no está en la película, está en mí.
  • ¿En ti? No entiendo
  • No consigo quitármela de la cabeza.
  • ¿De qué trata la película que te obsesiona tanto?
  • Es una película de gangbang...
  • ¿y...?
  • En la película, unos treinta chicos de color le hacen el amor a una chica.
  • Perdona mi incredulidad ¿y dónde está el problema?
  • Pues...que...yo...no sé como...
  • ¿Qué te ocurre Ana?

Al decirme esto último Joe me agarró de las manos. Sentir la fuerza de sus manos y el calor que desprende me hizo sentir bien y con el suficiente valor para desvelarle mi secreto.

  • Joe ... quiero ser como la chica de la película.
  • No entiendo, ¿qué quieres decir?
  • Quiero que me follen al menos veinte chicos de color.

Joe se quedó un momento pensativo, y por fin rompió su silencio.

  • ¿Tienen que ser de color?
  • Bueno...si no todos...al menos la mayoría.
  • Déjalo en mis manos.
  • ¿te vas a encargar de todo? ¿Me vas a conseguir veinte chicos?
  • Con una sola condición.
  • No será una condición, será una orden que yo obedeceré sin rechistar y con mucho gusto
  • Yo seré parte del grupo, y permitirás que saque fotos de todo.
  • No serás parte del grupo, serás el principal del grupo. Y en cuanto a las fotos...será un bonito recuerdo.

Joe se terminó el café y se despidió de mí con un dulce beso en mis labios.

Pasaron varios días y no tenía noticias de Joe, y me estaba empezando a poner algo nerviosa, yo confiaba en él, pero tenía miedo a que tuviera problemas para encontrara a tantos chicos, que fueran de confianza para que después de la sesión de sexo no fueran por ahí contándolo todo, y lo más importante que no me molestaran.

Una tarde por fin recibí una llamada de Joe.

  • ¿Ana?.
  • ¿Quién es?.
  • Soy Joe.
  • ¡Joe, cuánto tiempo!
  • ¿Mañana por la tarde puedes venir a mi casa?
  • ¿Mañana?
  • Si, ¿hay algún problema?
  • No, no...está bien. ¿A qué hora te viene bien?
  • ¿Sobre las siete te parece bien?
  • Allí estaré. Y dime, ¿ya lo has preparado todo?
  • Mañana ya lo veras.
  • Venga dame un adelanto, dime algo. ¿Ya tienes a los veinte chicos para follarme?
  • No te voy a adelantar nada, será una sorpresa...y muy agradable para ti.

El resto de la tarde la pasé muy nerviosa, lo mismo que el resto del día siguiente. Por suerte para mí no tuve problemas para justificarme ante mi marido en caso de que regresara tarde a casa.

Por fin llegó el gran día, el ansiado día de mi gran follada, iba a ser como la protagonista de aquella película. Para la ocasión me puse un vestido verde oscuro con una caída suave y que se mi ciñe al cuerpo como una segunda piel, me llega por encima de la rodilla sin llegar a ser corto, y por supuesto no me puse ropa interior.

De camino a casa de Joe fueron varios los chicos que me piropearon, cosa que me hizo ruborizar y empezar a calentar, ya que me sentía deseada.

Llegué al apartamento de Joe. Vive en un coqueto piso de las afueras de la ciudad, es una zona muy animada y popular. Fue el propio Joe quien me abrió la puerta. Me agarró sutilmente de la mano y me llevó al salón. Allí había cinco chicos, tres de color y dos hispanoamericanos. Yo al principio estaba cortada, allí estaba yo en medio de aquellos desconocidos, quienes me desnudaban con sus miradas. Joe se dio cuenta de mi incomodidad y me llevó a su dormitorio. Me sentó en la cama y él lo hizo a mi lado. Me agarró de las manos y me contó todo lo que había ideado.

  • Ana, estás tensa, ¿te encuentras bien?
  • Si...si...no te preocupes, enseguida se me pasa.
  • ¿No te gustan los chicos que te he traído?
  • Son muy guapos y parecen fuertes.
  • ¿Tienes miedo de que te hagan daño?
  • Yo confío en ti, y en tu criterio, pero, ¿y el resto? ¿vendrán después?
  • No, hoy sólo vendrán esos chicos. Ellos son los que nos van a ayudar a conseguir el resto del grupo hasta completar los diecinueve chicos para la gran follada.
  • Quedamos en que serían veinte...
  • Te recuerdo que yo seré el número veinte. Ahora ven conmigo, no hagamos esperar a los chicos.

Joe me agarró de la mano y me llevó al salón de nuevo. Antes con los nervios no me había percatado de nada, Joe ya lo tenía todo listo, había descorchados una botellas de cava con las que nos sirvió a todos y brindamos. Me presentó a sus invitados, que uno a uno me fue estampando un apasionado beso en los labios. Luego puso algo de música relajante y todos bailaron conmigo, si a esa manera de sobarme se le puede llamar bailar.

Yo estaba en una nube, rodeada de manos de besos, me cogía uno y me sobaba y besaba, hasta que otro ocupaba su lugar. No sé en qué momento mi vestido se separó de mi cuerpo y los chicos exhibieron también sus fornidos cuerpos. Ahora el roce era directo, sentía sus pollas en mis nalgas, en mi vientre, pude palpar con mis manos todas las pollas que me rodeaban.

Entonces Joe tuvo la feliz idea de descorchar una última botella de cava, pero en vez de servirla en copas, fui yo el recipiente del cava. Lentamente vertió el contenido de la botella sobre mis pechos y mi espalda. El frío y las burbujas produjeron e mi un cosquilleo muy agradable. Pero más agradable fue sentir las bocas de los chicos bebiendo de mi piel. Uno de ellos se puso en mi entrepierna y bebía directamente de mi coño, mientras que otro lo hacía de mi culo, el resto lo hacía por donde podían: mis muslos, mi vientre, mi espalda...

Caí de rodillas al suelo, cosa que aprovechó uno de los chicos y se metió debajo de mí, quedando mi coño a la altura de su boca y empezó a chupar con tanta pasión que apenas podía mantenerme derecha. De eso se encargaron dos chicos, que cada uno comenzaron a chuparme los pechos. Yo ya no estaba en mi cuerpo, estaba en pleno éxtasis, y cuando otro de los chicos me metió su polla en la boca no puede reprimir y comencé a chupar todas las pollas que tenía a mí alrededor.

En un momento dado en chico que me chupaba el coño, hábilmente se desplazó debajo de mí y con gran habilidad me metió su polla hasta el fondo de mi coño. No tuvo mucha dificultad ya que mi coño rezumaba flujos vaginales en tal cantidad, que otros de los chicos los utilizó para lubricarme el ano y así meterme la polla hasta el fondo, de un golpe, sin apenas resistencia por parte de mi organismo. Después de un pequeño receso comenzaron un lento pero acompasado mete y saca, cuando la polla del ciño entraba, salía la del culo, y cuando la del culo entraba, salía la del coño. El ritmo fue creciendo lentamente hasta llegar a un ritmo casi frenético. Notaba como sus pollas se clavaban en lo más hondo de mi ser, consiguiendo que uno a tras otro los orgasmos se sucedieron sin pausa.

Cambiaron varias veces de postura, y todos los chicos visitaron mi boca, mi culo y mi coño. Su mene inundaba mi cuerpo llenando mis entrañas de ese líquido caliente y amargo. Perdí el control de mi misma y de mi cuerpo, y en un momento dado estaba haciendo algo que antes nunca había hecho: tenía dos pollas alojadas en mi culo, quedando totalmente inmóvil.

No sé el tiempo que duró la follada, estaba medio desvanecida, escuchaba a lo lejos como Joe despedía a los chicos. Luego sentí como sus brazos me levantaban, yo me agarré a él como un gatito malherido, tenía el cuerpo lleno de semen y en mi boca aún quedaban también restos. Joe me introdujo en el baño y suavemente me fue lavando, puso especial delicadeza en mi dolorido culo. Me secó y con sumo cuidado me introdujo en su cama. Él se recostó a mi lado y yo me abracé a él. Quedé profundamente dormida.

 

CONTINUARA…………

Este relato se complementa con otro, escrito por Joe, es la historia relatada desde su punto de vista. Creemos que puede ser una buena idea y así se lo hacemos llegar, por supuesto nos gustaría que los valoraran y dejaran sus cometarios.

Tanto Joe como yo esperamos que les guste.

Un saludo

ANA & JOE