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Vivencias de Carolina

en Zoofilia

VIVENCIAS DE CAROLINA

POR  NEMESY

Hola amigos

No hace mucho tiempo conocí a una chica preciosa, tan bella que la verdad, me encandiló, quedé tan atado a su belleza que no podía dejar de mirarla, su cara es un sueño, una expresión de belleza donde el conjunto está totalmente equilibrado, sus labios amplios y muy carnosos donde un beso se convierte en una pasión desenfrenada, sus ojos muy brillantes de color azul muy suave y con una mirada firme, segura pero cálida e inocente, un rostro apasionante, muy sensual, sólo con mirarla quedas prendido y con un fuerte deseo de besarla. Su cuerpo es como una gran sinfonía, una partitura de curvas armónicas que te invita a ser tocado con mucha suavidad, con pasión, con tanto esmero que no puedes dejar ni un milímetro de piel sin acariciar o besar, con unos pechos firmes y rectos, que apuntan hacia el cielo retando a la gravedad, su culito es muy apretado, muy redondo y firme, su sexo es una obra de arte, totalmente rasurado, con unos labios inmensos por donde asoma un clítoris muy grande que te pide ser mordido con mucha dulzura, sus piernas son muy largas y esbeltas, siempre terminan con unos tacones muy altos lo que hace, que sean las piernas mas sexis que he visto en muchísimo tiempo.

Carolina, que así se llama esta preciosa mujer, es muy joven y su aspecto también es muy juvenil, un día me comentó que si quería relatar sus experiencias, yo al principio reí, pensé que una chica tan joven no tendría muchas experiencias, así que pensando que sería un relato muy corto, le presté toda mi atención.

Y así empezó “Joe, creo que no sabes mucho de mí, así que te contaré desde el principio. Tengo 23 años, como sabes estudio por las mañanas y trabajo en las tardes así que no tengo mucho tiempo para tener una pareja estable, lo que no sabes es que soy un poco lesbiana, bueno, digamos que los hombres me gustan pero tengo otras preferencias, también sabes que vivo sola con mi mascota Yago, que por cierto es quien me acompaña en mis días de triste soledad. Desde los 12 años tengo relaciones sexuales, mejor dicho, juego con el sexo y a los 17 me desvirgó mi papá, pero fue porque yo se lo pedí o más bien, le obligué a hacerlo. Desde muy niña estaba muy enamorada de él, con los años me gustaba tanto que me masturbaba cada noche pensando sólo en cómo me acariciaba y me penetraría con su gran polla. Después de la separación con mi mamá, lo pasó muy mal, yo me quedé con él para cuidarle. Un día que llegó a casa un poco bebido, mi sueño de juventud se realizó, se tambaleaba de un lado a otro, me daba besitos y me decía cuanto me quería, así que con la que traía encima, me pidió que le ayudara a acostarse, le quité la ropa y al bajarle los pantalones, me di cuenta que no tenia ropa interior así que en ese momento su polla saltó delante de mí media tiesa, bastante dura, retándome a que la tocara, no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo, yo la agarré, la acaricié con mucho cariño y ella se puso cada vez más dura y más gorda, así que seguí moviendo mi mano hasta que estuvo tan dura que parecía de hierro, ese gran pene estaba muy caliente y notaba como palpitaba entre mis manos, me acerque y olía a pis, ese olor rancio me hizo estremecer, pero al mismo tiempo me dieron muchas ganas de probarla, así que acerque mi lengua y se la pase varias veces por la punta, no podía saborearla, así que me la fui metiendo en la boca, no sin hacer un gran esfuerzo, abriendo mí boca como nunca para que me entrara. Cuando lo logré pude saborearla, era deliciosa, muy caliente, sólo con sentirla en la boca, mi sexo se mojó, noté como una satisfacción, una ilusión que por fin se realizaba.

El seguía medio dormido, al menos eso me parecía a mí, yo empecé a chupar aquella gran polla que cada vez estaba palpitando más. Mi sexo me ardía, mis jugos empezaban a escurrir por mis piernas, estaba tan mojada que me metí los dedos con tanta facilidad que casi me desvirgo con la mano. Era una sensación nueva, una gran polla en mi boca y mis dedos jugando en mi coño, pero quería mas, quería que esa polla que tanto deseaba entrara en mi sexo, que me penetrara tan profundamente que me hiciera llegar al cielo. Estaba yo tan concentrada en lo que hacía que no me di cuenta que mi papá me miraba muy fijamente, se estaba dando cuenta de lo que le estaba haciendo, así que, para que no reaccionara, de un salto, me coloque de rodillas en su cara, mi sexo todo mojado, escurriendo mis jugos, estaba ahora en la boca de mi papá, yo me apreté hacia él y le obligué a meter su boca en mi coño, que al recibir tan grata visita, me regaló lo que fue, mi primer gran orgasmo. Fue bestial, casi perdí el conocimiento, su lengua entraba en mí y jugaba con lo que encontraba, yo quería cerrar mis piernas pero su cabeza no me lo permitía, el placer que sentía era casi irresistible, luego se retiraba llena de mis jugos que mi papá tragaba y se repetía la acción, así una y otra vez hasta que ya casi llegué a la locura.

Mis orgasmos empezaron a sucederse uno tras otro, perdí la cuenta, bueno perdí todo, mi papá se movió un poco y sentí como su lengua ahora quería entrar en mi culito, que al sentir la presión de su lengua, se dilató un poco dejándole pasar tímidamente, pero mi papá, al sentir que entraba un poquito, empujó más fuerte y sujetándome por las caderas con sus grandes y fuertes manos, me metió su lengua en el culo, haciéndome gritar de placer y llevar mi cuerpecito entre fuertes convulsiones, a un nuevo orgasmo interminable.

No sé cuanto duro mi orgasmo, estaba agotada, perdida, no tenia noción de nada sólo era muy feliz, pero cuando reaccioné, vi a papá que estaba dando vueltas por la habitación, maldiciendo y casi gritando que esto no podía ser verdad, en que estaba pensando, que si me había vuelto loca, andaba de un sitio para otro, al estar desnudo su gran polla que permanecía muy dura, se movía también de un lado para otro, así que en una de las ocasiones en que su polla me pasó muy cerca, se la agarré, tiré muy fuerte de ella y al hacerlo, mi papá perdió el equilibrio y quedó encima de mí, le dije que o me desvirgaba él o que saldría a la calle para entregar mi virginidad al primer hombre que pasara cerca de casa. Mi papa no dijo nada, su cara quedó muy seria, quedó pensativo, dudando que hacer, me miraba a los ojos y sabía que era capaz de hacerlo, me besó en los labios mientras una de sus manos se desplazó hasta mi sexo para comprobar que estaba muy bien lubricado, agarró su enorme polla y la colocó en la entrada de mi vagina, mi cuerpo temblaba de la emoción o de los nervios, noté como mi sexo no paraba de soltar jugos sexuales, y mi cabeza me dacia que al fin esa gran polla de mí papá, con la que tanto había soñado, me iba a penetrar hasta partirme en dos.

Mi papá me empezó a besar, muy suavemente, su lengua buscó mi boca y su polla empieza a entrar en mi sexo, muy despacio, saboreando lo que me está haciendo y con delicadeza para no hacerme daño, su lengua jugaba con la mía, iba recorriendo cada rincón de mi boca, su polla me entraba muy despacio, la punta está dentro, mi coño se está abriendo como nunca para recibir a tan enorme invitado, su lengua entra casi hasta mi garganta, es muy larga y me acaricia toda la boca, su polla me está entrando con mucha delicadeza, muy despacio, de pronto una gran dolor muy fino, me deja casi sin respiración, me duele tanto mi sexo que me pongo a llorar, mi papá se detiene y me sigue besando susurrándome que el dolor se pasará muy pronto, su gran polla está quieta, muy dura, noto como palpita dentro de mí, el dolor poco a poco empieza a ser más flojo, en pocos segundos es casi placentero, me muevo un poco hacia papá haciendo que la polla entre un poco más dentro de mí, él me mira, sonríe y me da las gracias por darle tan lindo regalo, luego sigue entrando dentro de mi cuerpo muy despacio hasta que toda su enorme y cálida verga llena mi sexo.

Una vez entro completamente, me siento llena, empalada por una estaca que casi no me deja respirar y es en ese momento, cuando la polla de mi papa empezó a bombear dentro y fuera, cada vez que salía de mí, yo respiraba, me estremecía y un chorro de mis corridas salían con su pene, luego volvía a entrar, cada vez lo hacía más rápido y cuando llegaba hasta el fondo de mi coñito, me dejaba sin respiración, la notaba tan dentro que me sentía totalmente empalada, era tanta la presión de esa enorme polla, que no pude evitar orinarme mojando a papa cosa que le pareció muy bien, pero aquello no duro mucho, de repente noté como un gran chorro caliente inunda totalmente mi coño, es tan cálido y entra con tanta fuerza que me hace llegar a un increíble e interminable orgasmo, donde de nuevo pierdo la noción del tiempo y quedo a merced de los placeres de mi cuerpo y la polla de papá. Cuando reacciono estoy agotada, llena del semen de mi papá que está de pie frente a mí, su polla no es tan grande pero esta manchada de sangre, mi sangre. Lo que demostraba que ya no era virgen, mi amado papá me había desvirgado dándome al mismo tiempo la mejor follada que se le puede dar a una mujer. Después de recuperarnos un poco mi papá me abrazó y me besó con muchísimo cariño, sin decirnos nada, pero ya sabíamos que esa era la primera vez de una bonita historia de sexo desenfrenado y con multitud de fantasías, yo sólo le pude dar las gracias por ser tan buen papá y amante.

Pasó el tiempo y la verdad cada vez que salía con algún chico, era una comparación constante con mi papá, lo malo es que ninguno se le parecía, no había pasión en ellos, sólo unas ganas de follarme sin tener en cuenta lo que yo necesitara, sólo mi querido papá, me daba lo que realmente necesitaba, unos orgasmos deliciosos. Esto fue así hasta que un día por un motivo insignificante, mi amiga Clara se quedó a dormir en mi casa. Ella es muy parecida físicamente a mí, de hecho, siempre nos intercambiamos la ropa ya que usamos las mismas tallas en todo, después de cenar nos retiramos a mi habitación y a mí me apeteció darme una ducha, así que me fui al baño con esa intensión, Clara fue detrás de mí y entre risas acabamos las dos en la ducha y como es lógico nos empezamos a lavar las espaldas, cada vez que me tocaba era como si un cable con electricidad me rozara, una sensación muy extraña me recorría todo el cuerpo, ella se dio cuenta y me preguntó qué me ocurría, yo intenté disimular, pero creo que lo hice muy mal, cuando nos estábamos secando ella se acercó tanto a mi cara que nuestras bocas se rozaron, nos alejamos rápidamente pero después de mirarnos y al darnos cuenta que lo deseábamos, nos besamos con muchísima pasión. Su lengua entró en mi boca y sus movimientos eran como latigazos, cada roce con mi lengua me hacía estremecer nuestras salivas se mezclaron y nuestras bocas se hicieron una.

La pasión y el desenfreno se apoderaron de nosotras, corrimos a la cama, por el camino, nos tocábamos como si nunca hubiéramos visto el cuerpo de la otra, ella me metió su mano en mi coño, y sentí el calor de sus dedos en mi clítoris, las piernas se me aflojaron y casi me caigo. Al llegar a la cama y al estar  ya desnudas, rápidamente me dirigí a su sexo, estaba muy rosadito, olía muy bien y al palparlo noté como se empezaba a humedecer, así que no lo dudé, hundí mi boca en ese precioso sexo y mi lengua entró todo lo que pudo en él, la experiencia era nueva pero tan grata que mi coño estalló en un mar de jugos. Ella también comió mi sexo, con una fuerza que por un momento creí que me lo arrancaba, era tan brutal que me moría de placer y no tarde en regalarle una gran corrida que se tragó completamente. Después de ese comienzo, las cosas se fueron calmando, lo hacíamos más despacio y el placer que sentíamos sin la necesidad de un pene era asombroso, nuestras lenguas exploraban todo, mi culito se abrió para ella que no dudó en meterme su larga lengua y volverme loca de placer, me sentí tan bien como cuando lo hacía con papá sólo que en vez de meterme una gran polla, me entraba una muy juguetona lengua.

Después de esa ocasión con mi amiga, hubo muchas más, así que mi vida sexual se limitaba a mi papá que me llenaba con su gran polla y a mi amiga Clara que me hacía disfrutar con sus caricias. Un día se lo comenté a Clara y me contestó que tendría que mirar unos horizontes más grandes y variados, yo la verdad que no la entendí, hasta el día de mi 18 cumpleaños. Ese día mi papá y Clara, los dos a la vez me regalaron la noche más placentera que una puede soñar. Después de una pequeña fiesta con algunos amigos, nos quedamos solas Clara y yo retirando los restos de la fiesta, mi amiga que siempre está inventando cosas, tomó un poco de nata de la tarta y me la restregó por mi sexo que al no llevar tanga se quedó muy pringoso, luego se tumbó en el suelo y me hizo sentar en su cara, y poco a poco se fue comiendo los restos de tarta, mezclados ya con los resultados de mis corridas. Para agradecérselo me moví hacia adelante y le empecé a chupar su sexo, pero de repente, noté una gran presión en el agujerito de mi culo, intenté retirarme pero una fuertes manos me agarraron por las caderas y casi de un sólo empujón me entró una cosa extremadamente grande, protesté, grité pidiendo que me lo sacaran, lloré implorando que me lo sacaran, pero el resultado fue al contrario, de otro empujón, me metieron casi el doble de lo que ya tenía dentro, ya no podía mas, el dolor era extremo, aquello me estaba rompiendo por la mitad, me giré para ver lo que era y cuál fue mi sorpresa, mi papá me había metido su gorda polla por mi culito y en ese momento empezaba a bombear, sólo me dijo que el dolor se pasaría y así fue, mientras mi papa metía su polla hasta mis entrañas mi amiga se apresuraba a comerme el sexo como nunca lo había hecho, su recompensa fue formidable, todas mis corridas y la de mi papa se las bebió Clara, después de correrse papá me volvió a meter su verga en mi dolorido culito, pero esta vez noté como una inundación muy cálida llenaba mi estómago, papá me preguntó entonces si me gustaba su meada dentro de mí y que se lo hiciera a mi amiga, yo no lo dudé, tenía mi vejiga llena y la solté en la cara de Clara que sin dudarlo abrió su boca y empezó a tragar como si fuera un rico néctar, poco después, al sacar mi papa su pene, salió de mi culito su meada que ella se apresuró a tragar también, al terminar Clara tenía una cara de satisfacción como nunca le había visto. En la mañana me hicieron el otro regalo,  YAGO, un cachorro de pastor alemán de tan sólo dos meses. Con Yago mi vida cambió totalmente, con él ahora soy una mujer mucho más feliz.

Mis comienzos con Yago no fueron que digamos, muy buenos, yo no sabía nada de zoofilia, y fue él quien me dio la primera lección. Ocurrió al terminar un día duro de trabajo, llegué a casa y después de una buena ducha relajante, me tumbé en la cama, así desnuda y casi sin secarme, pasado un rato me quede un poco dormida, me desperté al sentir unas caricias en mis pezones, que de pronto se convertía en unos excitantes chupones, era Yago, con sólo tres meses, tenía ganas de comer y al parecer mis tetas o más bien mis pezones le parecieron familiares y empezó a chupar con la intención de saciar su apetito, está claro que no lo iba a lograr, ya que yo no tenía leche, pero fue su insistencia, sus chupetones tan fuertes, los que lograron que mi sexo se inundara con una soberbia corrida. Ese día como premio le di una buena cantidad de leche de la misma que yo tomo. Después de aquel día él aprendió cómo conseguir una buena cantidad de una de sus bebidas favoritas.

Pasado unos días, me empecé a informar de cómo adiestrar a mi mascota para lograr que me hiciera lo que me gustaba. Busque en la red, compre algunos libro sobre los cuidados y las enfermedades que les afectan, la verdad que aprendí mucho de los perros, sobretodo de lo leales que son. Con el tiempo Yago aprendió muchas cosas y yo también, cada día era más placentero, sus caricias, su lengua recorría cada centímetro de mi cuerpo y yo le chupaba su polla que iba creciendo y creciendo. Un día estaba tumbada debajo de él, como tantas veces, metí su polla en mi boca para hacerle una buena mamada, de pronto empezó a empujar contra mi cara, su polla entraba hasta mi garganta, él quería metérmela más adentro, así que me coloque mejor y deje que su polla me penetrara en la boca y desvirgara mi garganta, la metía muy adentro hasta que logró meterla entera. Noté como cada vez era más grande, estaba creciendo en mi boca, la quería sacar pero un liquido muy cálido me estaba bajando hasta mi estomago, no hacía falta que lo tragara, mi perro se estaba corriendo directamente en mi estomago, eso me puso tan caliente que esperé a que su polla terminara de llenarme y al mismo tiempo creció tanto en mi boca que casi no puede sacármela.

Yago tenía casi ocho meses, una tarde que hacía yo las tareas de casa, me agaché para sacar unas cosas, cuando él vio mi culito tan levantado, se montó encima de mí e intentó meterme su polla. La verdad que me sorprendió muy gratamente, así que di por terminadas mis tareas, nos dimos un buen baño, donde aprovechó para darme una buena lamida a mi sexo que acepte con mucho placer y lo preparé todo para que mi Yago metiera su tiesa polla en mi coño. Yo estaba bastante húmeda pero aun así y con la finalidad de facilitarle lo más posible la entrada en mi sexo, me unté muy bien con vaselina, me coloqué a cuatro patas y dejé que montara con todas sus ganas. Era tanto el ímpetu que tenía, era tantas las ganas, que no acertaba a meterla en ningún agujero de los que le estaba ofreciendo, se bajó, me olió y al hacerlo metió parte de su hocico en mi ya húmedo sexo, volvió a montarme, empujaba una y otra vez, su polla bien engrasada, rozaba mis muslos, entraba muy poco en mi culito, salía y entraba otra vez, luego se salía por debajo o por arriba hasta que se bajaba de nuevo. Así estuvimos un rato, yo no quería ayudarle, quería que me montara como él quisiera, quería ser su perra y que me montara como si de una perra se tratara, lo intentó una y otra vez hasta que se cansó.

Después de un rato, le empecé a acariciar como lo hacía otras veces, con la finalidad que se corriera en mi boca, pero en vez de eso, se giró y me empezó a lamer mi boca. Yo nunca lo había hecho, era muy placentero, su lengua forzaba mi boca para que la abriera y pasado unos minutos de una débil resistencia, la abrí, su lengua entro como una tromba marina, en segundos mi boca estaba llena con su lengua que entraba hasta mi garganta, me estaba dando tanto placer qué sin darme cuenta me coloque en cuatro patas otra vez, Yago en un rápido movimiento se puso detrás de mí, se montó encima y de un sólo empujón metió toda su polla dentro de mí, me llenó el coño de polla y noté como chocaba con mi útero, yo no pude hacer nada, sólo dar un grito que asustó al pobre Yago que rápidamente me la sacó y

Se alejó de mí. Fue una muy rápida visita, pero mi sexo estaba chorreando, estaba teniendo un tremendo orgasmo, sólo con meterla unos segundos, había logrado hacerme tener una corrida bestial.

Mi pobre Yago al oírme gritar y ver como convulsionaba, se asustó y se fue a un lado de la habitación donde se echó temeroso de haberme hecho algún daño, tuve que acercarme hasta el diciéndole palabras muy cariñosas y acariciándole para que se tranquilizara, después empezó a lamerme otra vez y yo no me hice de rogar, me coloqué y de nuevo le deje hacer, me rodeó varias veces hasta que se decidió a montarme otra vez y después de varios intentos, sujetándome fuertemente por mis caderas con sus patas delanteras, logró metérmela por el coño, esta vez no fue tan fuerte pero noté como me llegaba hasta el fondo, hasta lo más adentro que yo creía que no se podía entrar, pero que equivocada estaba, Yago empezó a bombear, esta vez no lo hacía con tanta fuerza, pero su polla entraba y salía de mi dejándome jadeando a cada embestida, de pronto noté que la polla es cada vez más larga y más gorda, su bulbo se estaba hinchando, pero ya no podía meterme más polla, estaba hasta el fondo, la punta de su polla tocaba con mi útero, y ahí estaba lo mejor, la punta de la polla de un perro es muy fina, lo suficiente para entrar un poco en el útero (eso aparte de experimentarlo, lo leí después) y eso fue lo que me ocurrió, al trabarse la polla de Yago dentro de mí, empujó lo suficiente para que la punta entrara en mi útero y así correrse tan adentro que su leche me llegó hasta donde nadie se había corrido, mi estómago se estaba llenando de la corrida de mi perro, notaba su calor tan adentro que podía sentir mis corridas haciéndose hueco entre la polla de mi Yago. No sé cuanto duro, se que él se tumbo en el suelo quedando culo con culo y su polla latiendo dentro de mí como un corazón después de un fuerte ejercicio y a cada latido un chorro de leche me llenaba las entrañas, haciéndome tener un orgasmo interminable.

Pasado un buen rato, la polla salió de mi, pensé que saldría un gran chorro pero no fue así, solo un poco y nada más, la corrida de Yago estaba dentro de mí y no quería salir. Después de una ducha y cuando preparaba algo de comer para los dos, noté como me escurría unas gotas por las piernas y así estuve durante varios días, pero sólo de pensar que tenía toda la corrida de mi perro dentro de mí, me ponía tan cachonda que durante esos días, mis orgasmos eran en cualquier sitio y a cualquier hora. Lo mejor fue cuando mi amiga Clara llegó a casa y al verme sin bragas me hizo sentar en su cara y me comió todo el sexo, luego me dijo que mis jugos estaban como más sabrosos, no se dio cuenta que aparte de mis jugos, se había bebido la corrida de mi perro Yago.

Poco después de esto te conocí a ti Joe, tú me enseñaste como ser mejor zoofilica, como disfrutar más y como hacer que mis estén perros estén mejor cuidados y hagan conmigo lo que quieran hasta llevarme a lo más alto del sexo. Por cierto Joe, me recomendaste que adoptase  otra mascota, así que te hice caso y adopte un Terrier gigante que se llama Drako y se lleva muy bien con mi querido Yago. Ya te contaré otro día las cosas que me hacen mis queridas macotas.”

Después de aquel relato, de contarme una historia tan íntima y tremendamente caliente, yo no pude hacer otra cosa, casi me vi en la obligación, estaba que no cabía en mí, así que rápidamente y sin ninguna pérdida de tiempo, agarre mi PC y me puse a escribir lo más rápido que pude, con la intención de que no se me olvidara ni el más mínimo detalle. Unos días más tarde, después de una cena, en mi casa, tomando unas copas, me siguió contando algunas anécdotas de su vida, sus vivencias, como Carolina quiere que las llame.

Dedicado  ti  Carolina, por ese momento de ilusión donde tantos sentimientos se mezclan para hacernos cada día un poco más feliz.

Con todo mi cariño.

Joe

Espero que este relato les guste y nos haría muy feliz, que nos pusieran sus comentarios, que buenos y no tan buenos, siempre son bien recibidos. Además de sus valoraciones.

Un saludo