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Domando a la bestia

en No Consentido

Ilsa despertó al cabo de poco, con algo de dolor en la cabeza. Estaba en una habitación fría, carente de muebles y ventanas. Alguien abrió la puerta y la arrastró fuera. Estaba atada con esposas de plata, por lo que no se atrevió a moverse ni resistirse. El cazador le dio un empujón, como divertido. Lo llevó ante Sasha, que estaba de pie ante una mesa de madera sencilla.

-Al fin. Ya creí que tendría que mandar a Duvall a buscarte. Y eso no hubiese sido de tu agrado.

Sonrió, y la escrutó con la mirada. Ilsa se sintió nerviosa bajo esa mirada fría.

-Vayamos al grano, lupum. Te voy a doblegar.

-Vete al infierno.

Sasha rió.

-Lamentarás haber nacido. Porque pienso doblegarte y hacer que mates a ese vampiro que tanto amas... ¿Cómo demonios se llamaba? -pareció pensárselo, si bien conocía ya su nombre-. ¡Ah, sí! Fylian...

Un cazador trajo algo alargado que resplandecía y un látigo.

-Quitadle las esposas -ordenó.

El cazador vaciló, pero se las quitó. Ilsa no intentó moverse, porque varios cazadores le apuntaban.

-Como bien habrás deducido, son balas de plata. Y te necesito con vida. Aunque siempre puedo matar con mis propias manos a ese vampiro repugnante, pero no sería emocionante verle morir a manos de su amada. Sujetadla.

Ambos cazadores la tomaron de los brazos e hicieron que apoyase el pecho en la mesa, doblándola así por la mitad.

-Bueno, comencemos por una orden sencilla. Transfórmate, lupum.

-Vete al infierno.

Sasha tomó el látigo y la azotó en la espalda varias veces. Ella reprimió el impulso de gritar y llorar. Los cazadores le agarraban bien los brazos, de manera que no podía moverse.

-¡Transfórmate!

Ella se volvió a negar. Sasha la volvió a azotar, con más insistencia que antes. Siguió así durante más de una hora, hasta que Sasha se hartó.

-¡Maldita zorra!Llevadla al cirujano maestro y... que le saque la bala de hierro. Pero que no se moleste en ponerle anestesia. Que le haga una vivisección. Quizá así aprenda.

Así se la llevaron a rastras, pues ella no tenía fuerza para moverse. La llevaron a otra sala en la que había una camilla e instrumental médico.

-Ponedla boca arriba, si hacéis el favor -dijo una voz entre las sombras.

Una vez que obedecieron, se apresuraron a atarle de pies y manos a la camilla.

-Sasha a dicho que no utilices anestesia -le ordenó el cazador, después ambos se fueron.

El hombre salió de las sombras. Llevaba una mascara negra y guantes.

-Me importa un comino lo que haya dicho, te pondré un poco. Pero no le digas nada, ¿eh?

Ilsa solo asintió. La espalda le ardía por los latigazos de Sasha. El hombre se presentó, diciendo que se llamaba Arzt. Le puso una inyección próxima al corazón y al cabo de poco cortó la carne y con unas pinzas sacó con la delicadeza de un maestro la bala de hierro. Después le hizo una pequeña costura y se fue, avisando a los hombres y murmurando, antes de que entrasen, una disculpa.

Ilsa pensó que aquel hombre quizá estaba retenido en contra de su voluntad. La llevaron otra vez a la habitación de antes. Y la colocaron en la misma postura con rudeza.

-Bueno, lupum, sigamos. Si te portas bien, quizá no te aplique la plata. ¡Transfórmate!

Ilsa se volvió a negar y Sasha la volvió a azotar. Paró un momento, notó que te subían la camisa y le ponían algo frío sobre la espalda. Plata. Ella se revolvió, pero los cazadores la tenían bien sujeta. Al cabo de un cuarto de hora, se la retiraron.

-Transfórmate, lupum. Haz lo que te ordeno.

Ilsa se volvió a negar. Esta vez, sin embargo, no notó los latigazos. Oyó que Sasha suspiraba.

-No me dejas otra -se puso delante suya y le mostró un objeto alargado y cilíndrico que se redondeaba en una punta y que tenía un color plateado.-Esto esta hecho puramente de plata. Lo mandé fundir para ti. Obedéceme y no te lo meteré allí donde sé que te dolerá. Y créeme, no podrás volver a jugar con tu amigito.

Ilsa miró con horror el objeto, sin embargo se volvió a negar.

Sasha se puso tras ella.

-Tú lo has querido.

Notó que le desabrochaba el pantalón y se lo bajaba. Ella cerró fuertemente los ojos mientras miraba hacia abajo. “Fylian... Por favor Fylian... Ven a buscarme... Por favor, por favor”, suplicó en silencio. Sin embargo, el vampiro no apareció. Sasha le bajó las braguitas. Ella se aferró con las manos a los bordes de la mesa hasta que los nudillos se le pusieron blancos.

Él metió un dedo en ella. Ilsa no emitió sonido alguno, sino que apretó los dientes.

-Habrá que humedecerlo antes de nada. Una pena. Me temo que tendré que follarte.

Oyó como se desabrochaba los pantalones. Al cabo de poco, notó el sexo de Sasha a la entrada del suyo. Moviéndolo y presionando levemente, de modo que entraba unos pocos centímetros.

-Para evitar esto, solo has de transformarte en un lobo, nada más.

-Jamás...

-Tu lo has deseado.

La penetró de una embestida. Ella no pudo evitar gritar de dolor. Sus embestidas eran brutales y era aún peor al no estar lubricada.

-Basta... ba...sta por favor... -suplicó.

-Transfórmate, entonces -dijo Sasha saliendo de ella.

Ilsa respiró ante el alivio que duró aquello.

-Púdrete en el Infierno.

Sasha soltó una carcajada y volvió a penetrarla con igual o mayor brutalidad. Ilsa gritó.

-Azotadla -ordenó.

El látigo cayó sobre su espalda. Sasha continuó penetrándola una y otra vez. Ilsa sintió un dolor agudo y postteriormente reconoció el olor de la sangre.

-¡Al fin te lubricas! Una pena que sea sangre -dijo Sasha con una carcajada.

Aumentó la velocidad, y se liberó en ella con una embestida. Ilsa notó su néctar fluir por ella y temió quedarse embarazada si sobrevivía.

-Bueno, yo diría que está bastante lubricado. Última oportunidad. ¿No? Tú misma.

Se hizo a un lado y le ordenó a Duvall que la penetrara sin piedad. Duvall, le dio una nalgada a Ilsa para después penetrarla de una embestida. Ella gritó y suplicó que se detuviese, sin embargo, Sasha negaba con la cabeza.

-Sólo tienes que transformarte, nada más, puta -masculló Duvall.

-No... jamás... -sollozó.

El látigo recayó de nuevo sobre su espalda. Al mismo tiempo, Duvall estaba a punto de llegar a la cumbre. Un cazador se puso ante Ilsa y le metió su verga en la boca.

-Como me muerdas o lastimes, te corto el cuello -le amenazó.

Duvall dejó que su fluido corriera por las entrañas de Tali, que no pudo descansar porque otro cazador la penetró. Su grito de angustia quedo ahogado por el falo del cazador, que se corrió en su boca.

-¡Trágatelo!

Sin embargo ella lo escupió.

-¡Maldita zorra!

Sasha rió.

-Eso solo te vale para sufrir más lupum. Solo tienes que transfomarte y acabar con esto.

-No... -gimió.

-Que testaruda eres.

El cazador que la penetraba no llegaba al final, y a Ilsa se le estaba haciendo eterno. Sus embestidas se volvían más crueles, desgarrándola por dentro.

-Basta, por favor... para...

La sangre se mezclaba con el semen de los cazadores, los gritos de ella quedaron callados de nuevo por otra verga. Sus nudillos estaban tan blancos como la nieve. Ambos cazadores se saciaron casi al mismo tiempo. Ilsa tosió y se lo tragó sin querer.

-Buena chica -le felicitó Sasha, con una nota de sarcasmo-. Y ahora, transfórmate de una puta vez.

-No... -susurró Ilsa.

-No me dejas opción.

Sasha se puso tras ella, un cazador le pasó el objeto. Algo frío que luego se tornó demasiado caliente y ardiente la penetró. Trató de no gritar, pero le fue imposible. La estaba quemando por dentro, como mil agujas. Metió el objeto hasta el fondo y jugó con el, metiéndolo y sacándolo. Ella gritó y Sasha sonrió. Lo dejó bien adentro y volvió a subirle la ropa interior y los pantalones.

-Te lo sacaré cuando obedezcas, lupum. Aunque tengo la impresión que eso será dentro de poco.

Poco después la volvió a llamar y los cazadores la volvieron a colocar en la misma portura. Sasha le bajó los pantalones y la ropa interior. Toqueteó en objeto y ella gimió de dolor. Sasha se lo quitó y ella sintió algo de alivio. Sin embargo, fue como una ilusión, porque Sasha la penetró sin miramientos. Ella gritó. Continuó penetrándola.

-Basta. ¡Por favor, para!

-Solo tiene que obedecer.

-Nunca.

Sasha, tras violentas embestidas, se liberó en ella. Se puso delante de ella, con el objeto en la mano. Dio la orden a otro cazador. Notó el látigo sobre su piel.

-Adelante -dijo Sasha, pero no era a ella.

Notó que algo la penetraba de nuevo, la desgarraba por dentro sin piedad y ella sangraba. La penetró una y otra vez sin piedad.

-Basta... basta... -suplicó.

Sasha no respondió sino que sonrió. El hombre se liberó en ella y le dio una nalgada con una risa. Cuando hubo acabado, le volvieron a poner la plata y la encerraron.


Sasha continuó con su tortura, Ilsa resistía, aunque cada vez menos, pues aquel objeto de plata dentro de ella la estaba destrozando y no aguantaría mucho más. Sasha se deleitaba de ella con roces en la entrepierna, haciendo que el objeto se moviese y le arrancase una mueca. Al cabo de poco, no aguantó más y gritó en su celda.


Cuando Sasha lo oyó sonrió. Ya casi estaba. Después de unos puñetazos, empujones en el objeto, latigazos, unas cuantas violaciones y felaciones, el lobo obedeció su orden y se transformó y volvió otra vez a humana.

-No fue difícil, ¿no? Oh, imagino que quieres que te lo saque. Con gustó.

Cuando le hubo quitado los pantalones y la ropa interior, trató de sacarlo, no sin antes disfrutar un poco más de su sufrimiento.

-Vas a matar al vampiro.

Ilsa gruñó a modo de respuesta.

Sasha sonrió. El arma estaba lista.