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Molly (I)

en Grandes Series

Molly se había subido a un coche negro, de aspecto caro, que había enviado Mr. O'Brian para buscarla y llevarla a

su casa. Ella estaba relajada, ya que no era la primera vez que trataba con esa clase de gente que buscaba algo más

que una taza de té. Se había puesto un vestido negro elegante, que le llegaba un poco más arriba de las rodillas;

tenía un escote discreto. Molly miró por la ventana cuando el vehículo se hubo detenido unos instantes mientras la

verja de la mansión en la que vivía Mr. O'Brian. Tras las puertas de hierro, había un esplendoroso jardín, con

numerosas flores de todas clases plantadas y cuidadas. El coche se detuvo de nuevo, y un sirviente le abrió la

puerta a Molly, que bajó con delicadeza. Un mayordomo le acompañó hasta la sala de visita nada más entrar en la

casa.

-El señor llegará en seguida, señorita Knight.

El mayordomo se retiro, cerrando la puerta sigilosamente tras de sí y Molly tomó asiento en uno de los sillones que

había en la estancia, decorada de manera que parecía ambientada en la época victoriana. Molly no  tuvo que

esperar mucho ya que un hombre alto, de cabello oscuro y ojos grises entró en la estancia, muy serio; hizo una

pequeña reverencia y Molly se levantó para estrecharle la mano.

-Lady Knight, es un placer tenerla aquí.

-¿Es usted Mister...?

-Oh, no. Yo soy su criado, Alex. Me ha mandado Mister O'Brian para que usted haga un pedido.

-¿Para él?

-No, para mí. Mister O'Brian exige que usted cumpla lo que yo le pida, menos sexo, hasta que logre correrme.

Molly no se sorprendió, ya que conocía los extravagantes gustos de Mr. O'Brian. Se quitó los tacones y esperó a

que Alex le dijera lo que deseaba de ella.

-Agachate y hazme una mamada, zorra -le ordenó.

Molly se arrodilló en el suelo, desabrochó los pantalones de Alex y sacó su verga. Comenzola a lamer en la punta,

despacio, como si fuera un helado. Despues fue bajando por el falo, pasando la lengua a lo largo y despues a lo

ancho. Se la metió un poco, lamiéndola, para despues sacarla y volver a bajar por ella con la lengua.

Alex ronroneo cerrando los ojos, acariciando ligeramente el cabello pelirrojo de Molly. Ella se la metió entera en la

boca, dejándola unos instantes, para después empezar a lamerla con la lengua. Con un gemido, empezó un lento

vaivén, pasando la lengua lentamente. Se detuvo un momento para lamerle la punta y volviéndosela a meter.

-Sigue asi, zorra... -gimió él.

Molly continuó lamiendo, volviéndose a detener, esta vez para lamerla cual piruleta, para después seguir, sin dejar

de gemir y suspirar, sin dejar de acariciar la verga con la lengua; mientras que una mano sostenia la verga, la otra

le acariciaba la pierna.

Alex gimió por lo bajo, sintiendose altamente excitado; Molly continuó lamiendo con mas ahínco, notando como

la verga de Alex se ponía cada vez más dura, sintiendo como la propia excitación la estaba calentando y

humedeciendo. Se quedó quieta con la verga todo lo dentro posible de su cavidad, para lamerla con la lengua

como podía, sin dejar de gemir.

Alex, con ciertra sutileza, empieza a marcar el ritmo de Molly empujando suavemente en el vaivén.

-Me encanta como me comes la polla, zorrita...

No tardó mucho en correrse en la boca de Molly y ésta, obedeciendo a Alex, se tragó su nectar. Alex se guardo la verga mientras trataba de recuperar el aliento; Molly se puso en pie.

-Mister O'Brian vendrá en seguida, mylady...

Y dicho aquello salió de la estancia, aun un poco jadeante y con las mejillas rojas. Molly volvió a calzarse y se sentó de nuevo mientras su respiración se normalizaba.