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Posesión (II)

en Erotismo y Amor

Mina se sentó en la cama, esperando a que su príncipe regresase. Su desesperación porque el la tocase, la mimase con esas manos llenas de ternura y amor era enorme. Se quitó el vestido y se echo boca arriba en la cama. Abriendo ligeramente las piernas, jugó con su clítoris, rememorando tan magnífico encuentro con Vlad en la sala de armas.

-¡Oh, mi príncipe!-Murmuró mordiéndose el labio inferior.

Cuando llegó al éxtasis gritó de puro placer. Su lascivia aumentaba a cada segundo y minuto que pasaba. Su respiración volvía a la normalidad. Mirando el techo pensó en Vlad y en dónde estaría. Cerró los ojos.

Una mano recorría su pecho mientras que la otra exploraba su flor.

-¿Me has añorado mucho, mi reina?-Le susurró Drácula

-Mucho, mi amor.

Los labios de Vlad se posaron sobre los de Mina, al tiempo que le acariciaba la flor. Pronto se humedeció más de lo que ya estaba.

-¡Oh, por favor, Vladimir, házmelo una vez más!-Le suplicó Mina

-Paciencia, mi vida.

Mina abrió los ojos para mirar a los de Vlad. Aquellos ojos oscuros que la habían conquistado desde el primer momento en el que se vieron. Mina le pasó un brazo por el cuello, al tiempo que con la otra le acariciaba el pecho.

Él lamió los pechos y ella gimió.

-Por favor, Vladimir, no aguantaré mucho tiempo más...-Le suplico de nuevo Mina.

Vlad rió ante la impaciencia de su gran amor. Le besó en el cuello y la oreja para posar sus labios en los de ella, al tiempo que la penetraba. Un gemido ahogado por la boca de Vlad brotó de la garganta de Mina.

Él la alzó y se abrazó a ella; Mina pasó los brazos en torno al cuello del vampiro.

-¡Oh, mi amor! Más fuerte...

Una de las manos de Vlad jugó brevemente con su clítoris.

-Para, me vas a volver loca...

Vlad se detuvo y la observó.

-¿Seguro que quieres que me detenga?-Le replicó pícaro, sonriendo.

-No... Sigue...

Vladimir apoyó la cabeza en el hombro de Mina y le susurró:

-Suplícamelo.

Mina se sonrojó levemente.

-Por favor, mi príncipe, no te detengas. Continúa, quiero que me hagas el amor hasta el fin de los tiempos, quiero sentir tu néctar fluir por mi interior. Por favor, Vlad...

El vampiro continuó penetrándola, atendiendo a las súplicas de Mina. Ella no podía soportar tanto placer, tenía la sensación que se iba a morir para luego renacer.

Vladimir aumentó la velocidad, señal inequívoca de que estaba apunto de correrse.

-Hazlo en mí, mi príncipe...

Vladimir, siempre atento a su dama, obedeció y Mina sintió aquel néctar en su interior con un grito de placer.