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Buscando chicos... tres amigas (parte 2 / final)

en Hetero: Primera vez

Buscando chicos… tres amigas (parte 2 / final)

  

5)  Eva en la habitación de Raúl

-Pasa y ponte cómoda. ¿Quieres tomar algo? –Raúl tiró las llaves sobre el escritorio y se quitó la sudadera quedándose con una camiseta de tirantes que resaltaba su pecho firme.

-Un poco de agua –dijo Eva.

-¿No te apetece una birra?

-Es que no puedo volver a casa apestando a cerveza –sonrió la morena.

-Está bien, ahora vuelvo.

El chico salió de la habitación y Eva se quedó unos minutos mirando a su alrededor. El cuarto estaba decorado con multitud de pósteres: algunos de motos enormes cabalgadas por tías muy buenas casi desnudas; otros del equipo de fútbol del que Raúl debía ser gran seguidor; y también recortes de revistas con mujeres visiblemente operadas en actitudes de lo más sexuales. Pocas fotos personales, pero una de ellas llamó su atención porque aparecía el propio Raúl en actitud muy cariñosa con una chica joven de apariencia bastante normal.

-Se llama Carol –oyó decir entonces a su espalda.

-Perdona... sólo estaba... mirando un poco, pero no quería...

-No pasa nada. Toma –le tendió el vaso de agua y se amorró al botellín de cerveza que llevaba en la mano.

-¿Es tu novia? –Eva le vio asentir con la cabeza-. ¿Desde hace mucho?

-Casi un año –dijo él pasándose la mano por los labios-. Pero con Carol no follo. Me tengo que buscar las castañas por ahí... ¿Te supone un problema que tenga pareja?

-No, yo sólo...

-Porque tú no has venido aquí buscando novio, ¿verdad?

Eva negó con la cabeza, miró el vaso de agua y decidió dejarlo sobre el escritorio; estiró la mano y le cogió la cerveza a Raúl antes de darle un buen trago.

-Masticaré un chicle de menta de camino a casa –sonrió la morena.

-Me parece bien.

Raúl avanzó y le separó con suavidad los brazos sin quitarle el botellín de la mano. Con dedos relajados empezó a desabrocharle la camisa.

-Tienes unas peras fantásticas... ¿Por qué siempre vistes como si no supieras lo buena que estás?

-Bueno, es que normalmente nadie me hace sentir como si estuviera buena.

-Pues lo estás, guapa, estás como un tren –le recorrió el contorno de las tetas por encima del sujetador, luego tiró de éste hacia abajo y se las desnudó; Eva tenía los pechos pequeños y firmes con dos pezones grandes y duros que apuntaban hacia el frente-. ¿Alguna vez te las han comido?

Ella negó con la cabeza y la levantó para beber otro trago y dejar espacio a Raúl. Pronto notó los labios del chaval apretando uno de sus pezones, le acarició el pelito corto mientras él se entretenía en degustarla. Estiró el brazo para dejar el botellín, se quitó la camisa y el propio Raúl aún amorrado a ella le desabrochó el sujetador y lo dejó caer al suelo. Eva se llevó las manos al trasero para bajar la cremallera de la falda; ésta resbaló por sus piernas, salió la chica de sus zapatos y llevó una mano de Raúl hasta su culo. Cuando le quitó la camiseta dejando sus fornidos pectorales al descubierto, el chaval se desentendió de sus tetas y comenzó a morrearla, sujetándole el culo ya con ambas manos.

Eva dio un saltito y se colgó de su cuello. Siempre había soñado con algo así, montar a un tío grande y fuerte como Raúl, enroscar las piernas a su cintura y notar toda la presión del paquete contra sus bragas húmedas. El chico la tenía cogida a pulso y avanzaba unos pasos hasta acabar tumbándose sobre ella en la cama sin que en ningún momento separasen sus lenguas. Ella se mantuvo con las piernas abiertas y él la embistió casi por inercia. A Eva le excitó mucho sentir la fuerza y la calidez de aquel cuerpo que calentaba sus tetas y su estómago. Le buscó la cintura de esos vaqueros con cremallera hecha de botones metálicos. Desbrochó el primero, encogió un poco el estómago antes del segundo, elevó ligeramente la pelvis con el tercero... el cuarto lo hizo saltar de un tirón, giró la mano, la introdujo despacio, sintió el leve espasmo de Raúl con el contacto...

Eva nunca había tenido una polla entre sus dedos; aquélla le pareció grande y tremendamente dura, inclinada hacia un lado, palpitando con su caricia. Raúl apoyó las rodillas en el colchón sin dejar de besarla ni un instante, se llevó las manos a la cintura y se bajó un poco el pantalón, lo justo para facilitar el acceso de Eva. Se dejo caer otra vez sobre ella que apartó la mano y cerró los ojos para percibirla mejor, carne dura restregándose contra la cara interna de su muslo. Se notó empapada por dentro... movió un poco las caderas para poder sentirla justo en el centro de sus bragas, allí donde su coño la recibió y saludó con agitación. Eva le tomó de las mejillas:

-Quiero chupártela... –susurró.

-¿En serio?, ¿una virgen que hace mamadas? –Raúl sonrió-. ¿Lo has hecho antes? –la vio negar con la cabeza-. Entonces deja que me ponga bocarriba.

Rodó hasta quedar con la espalda pegada al colchón, se quitó las zapatillas sin desabrochar los cordones y luego de deshizo de los vaqueros y el bóxer hasta quedar desnudo, con su verga tiesa caída hacia el lado. Tomó a Eva de la nuca y la morreó unos segundos antes de empujar suavemente su cabeza para marcarle el camino. La chica fue bajando por su pecho, por su estómago duro y marcado hasta pegar la nariz a la punta de aquel nardo que olía a limpio. Raúl movió la mano que no tenía acariciando el pelo de Eva y la llevó hasta la base de su rabo; lo elevó unos centímetros y lo desplazó hasta colocar el extremo entre los labios de la morena.

-Abre un poco la boca, princesa... –le dijo mientras se la colaba dentro-...y vigila con los dientes.

Eva sintió aquella bola de carne dándose contra su lengua y apretó los labios en torno a ella. Sonrió para sí misma porque al tener una polla metida en la boca por primera vez, se sintió casi tan zorra como Raquel.

6)  Sonia por delante y por detrás

Después del orgasmo que el exnovio de Raquel le había provocado con el arte de su lengua, Sonia pensaba que no podría vivir una experiencia mejor; pero se equivocaba.

Ahora se la seguía chupando a Alberto mientras notaba el pollón de Dani dándose contra su mejilla y reclamando su atención. Los dos la tenían agarrada de la melena rubia y le hacían sacarse una polla para meterse la otra, como si compitieran para ver quién de los dos conseguía mantener más tiempo el rabo dentro de su boca... Dani era algo brusco, marcaba mucho las embestidas y ya le había provocado un par de arcadas. En cambio Alberto se quedaba quieto y dejaba que fuera ella quien marcase el ritmo. Le parecía que los dos estaban muy bien dotados, aunque no tenía mucho con qué compararlos, sólo los dos hermanos que se estaban cepillando a Raquel.

La última vez que había mirado hacia el otro trío, su amiga estaba con las piernas abiertas e inclinada hacia adelante: Rubén se la follaba agarrándola de las caderas mientras ella le chupaba la polla al hermano pequeño. El tamaño del más joven no se podía comparar con las de Alberto y Dani, pero Rubén sí que le estaba metiendo algo muy gordo a su amiga cuando les miró. Cerró los ojos Sonia cuando el portero se volvió a adueñar de su boca. A fuerza de tenerle follándose sus labios, había empezado a manejarle y controlarle. Entonces notó que la verga de Alberto se escapaba de su mano y abrió los ojos para verle moviéndose hasta un banco de madera. Se sentó en él y les miró. La rubia no sabía qué hacer, pero Dani sí. Le sacó el miembro de la boca y le cogió la mano para ayudarla a levantar.

-¿Alguna vez te la han metido por detrás? –le preguntó sin contemplaciones.

Ni por detrás ni por delante, pensó ella, pero Sonia se había propuesto que no se dieran cuenta de que era virgen. Raquel le había dicho que si entraba en el vestuario tendría que hacerse pasar “por una zorra” si quería que aquellos tíos le hicieran caso. Y una zorra no puede tener escrúpulos, se dijo a sí misma.

-Por detrás nunca... ¿quieres ser el primero? –sonrió.

-Eso ni se pregunta, rubia... Te lo voy a hacer con cariño, para que veas que no soy tan imbécil como tu amiguita se cree.

Los dos miraron hacia Raquel y los hermanos. Habían cambiado de posición y ahora era el joven Jorge quien la penetraba mientras la pelirroja le hacía una buena mamada a su novio... Dani le soltó la mano en cuanto estuvieron frente a Alberto. Éste se había colocado con una pierna a cada lado del banco como si montara una moto, tenía un codo apoyado sobre la madera y con la mano libre se masturbaba mirando hacia la rubia y su amigo. Éste llegaba sonriente:

-¿Sabes qué, Albert?, esta belleza va a dejar que nos hagamos con ella un sándwich de cabello de ángel, ¿qué te parece?

-Nada mejor que una buena merienda después de entrenar, jaja... ¿Por qué no te sientas aquí, guapa? –el chaval agitó un poco su verga en dirección a ella.

Sonia lo pensó sólo un instante, que aquella iba a ser su primera penetración real, que tal vez le dolería... pero se notaba bien mojada y esa polla relucía aún por efecto de su saliva de modo que perdió el miedo mientras pasaba una pierna por encima del banco y del chaval. Sin llegar a acomodarse en su estómago, notó enseguida que Alberto conducía su sexo a la cavidad entre sus muslos. No creyó conveniente meterse la polla de una tacada como si fuera una folladora experta, de modo que buscó un modo de justificar su cautela. Encontró la manera, le pareció que aquello excusaría sus reticencias a cabalgarle como una amazona desbocada, y además le levantaría le ego al alabar sus dotes de semental:

-Tienes una polla enorme, chaval, así que me sentaré despacito para que no me partas en dos, ¿vale?

Sus palabras surtieron efecto: la cara de Alberto se iluminó como si le acabaran de llamar “súper dotado”. Soltó su porra en cuanto notó la mano de Sonia dirigiéndose a ella. La rubia tomó la punta y la colocó sobre su vulva, sonrió, vio las manos del semental agarrándose a sus tetas y empezó a recular un poco sintiendo que la verga le entraba más fácil de lo que nunca hubiera imaginado... Dani se estaba cubriendo la polla con una crema que había sacado de algún sitio, Sonia ni siquiera se había dado cuenta hasta que la vio cerca de su cara, pringada con aquella sustancia que hacía que los dedos del portero resbalaran por ella como si la recubriera una capa de aceite.

-Me alegra no haberte partido en dos –musitó Alberto mientras la miraba.

-Joder, tío... –suspiró Sonia dándose cuenta de que ya estaba completamente penetrada-. La noto pinchándome en las tripas... –sonrió e inició una cabalgadura lenta y sinuosa.

Dani levantó una pierna para ponerla al otro lado del banco y se quedó de pie a la espalda de Sonia, masajeándole los hombros. Se inclinó hacia ella:

-Ahora quiero que te eches para adelante y dejes que Alberto te dé unos besitos...

-Hazlo con cuidado, por favor –casi suplicó ella.

El portero empezó a empujarla con suavidad hasta que tuvo frente a él ese culazo de nalgas turgentes. La polla de Alberto estaba enterrada en su coño hasta lo más profundo, sólo se veían sus huevos colgando felices. Sonrió y se dio una última pasada en la polla con la mano llena de lubricante; la agarró desde la base y apuntó flexionando un poco las rodillas.  

7)  Eva cubierta de blanco

Raúl se encontraba con el culo apoyado en el borde del colchón; Eva seguía arrodillada entre sus piernas abiertas, haciéndole una mamada bastante rica para ser obra de una novata. Aquella morena la chupaba con arte, y sobretodo con muchas ganas... Después de que su polla quedara bien empapada, se incorporó para decirle que se pusiera en pie. Eva obedeció con cierta sumisión, pues era consciente de que tenía que aprender con humildad del maestro follador que la iba a desvirgar.

-Bájate las bragas y ven aquí –el chaval se arrastró hacia el centro de la cama mientras la observaba desnudándose, mostrando un coño depiladito y brillante de flujos.

Eva plantó las rodillas sobre el colchón y avanzó como una gatita hasta notar la verga tiesa contra su pubis. La buscó metiendo la mano entre sus piernas.

-Métetela despacio para que no te hagas daño –Raúl le retiró el pelo de la cara-. Luego ya te follaré como es debido...

La chica movió aquel glande cabezón contra el fluido de su excitación, como quien moja las galletas en la leche. Después se la fue introduciendo despacio dejando caer el culo hacia atrás. A medio camino tuvo que abrirse un poco la raja con ayuda de dos dedos para poder dar cabida a todo aquel mazacote de carne... Pronto sintió en sus nalgas el gracioso cosquilleo que le provocaba el contacto con los huevos de Raúl, y eso le hizo darse cuenta de que ya la tenía toda dentro... Al fin la habían desvirgado (mejor dicho, ella misma se había desvirgado con aquella verga pasiva pero palpitante); pensó en Raquel y en la razón que tenía cuando les decía que la primera vez no era para tanto. Había pasado muchos años pensando en el dolor, en la posibilidad de ser incapaz de romper sus barreras, y al final había resultado la mar de sencillo sentarse sobre aquel falo, incluso empezar a cabalgarlo con la misma soltura que si hubiera tenido siempre uno dentro de su coño...

-Buena chica –le acarició Raúl las tetas mientras sonreía y empezaba a elevar la pelvis y provocar con ello unas embestidas lentas pero profundas-. ¿Estás bien, ricura?

-Muy bien...

-¿Te apetece un poquito más de caña?

Eva asintió con la cabeza y Raúl la hizo caer sobre él, rodó hacia un lado sin que su polla se le saliera de dentro y acabó quedando bocabajo. Le dijo que rodeara su cintura con las piernas y la chica obedeció de nuevo, quedándose enroscada a él, apretando como si no tuviera suficiente verga metida en su interior... Entonces el semental apoyó las manos en el colchón y ya pudo permitirse follar como le gustaba hacerlo, dominando, controlando la situación. No hizo nada por silenciar los gemidos que ella empezó a proferir, desbocada, porque a Raúl no le importaba lo más mínimo que sus dos compañeros de piso (que jugaban a la Play en el salón cuando ellos habían llegado) escucharan cómo volvía locas a las chavalitas que tan a menudo se traía a casa.

Eva disfrutó del orgasmo sintiéndose la más perra, jadeó sin cohibirse para demostrarle a Raúl lo mucho que estaba gozando. Con la fuerza de las embestidas la había arrastrado hasta que su cabeza quedó colgando del colchón, tal era la contundencia de aquella follada que se agarraba a las sábanas y las estrujaba sin remedio... Entonces lo pensó, le veía muy animado y no quería problemas:

-Joder... tío... me matas... pero no... te corras... dentro... –le dijo en un balbuceo sin consistencia, con la agitación de quien está siendo centrifugada por una batidora a mil revoluciones.

-Vale, tía... ¿puedo hacerlo... en tus tetas...?

Ella accedió, en ese momento de orgasmo prolongado e infinito, hubiera aceptado cualquier cosa que Raúl pidiera. Aún se la estuvo follando unos minutos, cada vez más rápido, cada vez más duro, hasta que se salió de ella como si descorchara una botella de champán, se arrastró sobre las rodillas y masturbó su polla frenéticamente contra los pechos de Eva. La morena no estaba tan exhausta como para no poder levantar la cabeza y observar aquella corrida que era algo así como un regalo de agradecimiento. Se sentía mojada y sudorosa cuando el semen de Raúl salió disparado de su polla y le impactó en los labios entreabiertos... fue sólo un goterón propulsado, el primero que fluía... el resto de la leche salió como un caudal que regó sus tetas empapando uno de sus pezones y cubriéndola de blanco...

-Guau, nena... lo siento... –sonrió el chaval, jadeante y risueño, mientras daba pequeños golpecitos con su glande en el pezón encharcado-. Ha sido una gotita rebelde...

Eva se retiró algo de lefa con los dedos y después sacó la lengua y se chupó los labios con cierta aprensión. Seguramente no le gustó mucho el sabor, pero Raúl parecía emocionado:

-Oye, preciosa... que si no te da mucho asco... podrías limpiármela un poquito...

Todavía estaba la joven morena tan excitada que apenas era capaz de controlarse, y por eso no dijo nada cuando sintió que Raúl se arrastraba, cuando le vio mirándola desde lo alto, cuando el chico movió aquel vergajo por sus labios, cuando los entreabrió para acogerlo, para limpiarlo, para beber y saciarse de él... de su primer semental.

8)  La doble de Raquel

Se acababa de incorporar cuando escuchó los grititos ahogados; se giró hacia Sonia y la vio sobre el banco, encima de Alberto y debajo de Dani. “Joder con la puta muchachita virginal”, pensó con una sonrisa. A su izquierda estaba Jorge con cara de flipado; a su derecha Rubén, que la tenía cogida de la cintura y le hablaba al oído:

-Eso te da la razón cuando dices que a Dani le gusta mucho dar por culo, jaja...

-Parece que tu amiga sabe cómo montárselo, ¿no? –añadió Jorge, que era compañero de clase de ellas-. Y yo que siempre he pensado que tenía pinta de mosquita muerta...

-Por algo es mi amiga –se estiró para besar al pequeño de los hermanos-. ¿Os apetece que volvamos a intentar una doble?

-¿Aquí? –preguntó Rubén.

-Por qué no... El otro día, en vuestra casa, no nos salió tan mal.

-Pero estábamos en una cama.

-¿Tú qué dices? –Raquel miró a Jorge en busca de apoyo.

-Contigo lo que sea, pelirroja –y sin que Rubén la hubiera soltado, se arrimó a ella y le empezó a comer la boca.

El otro se alejó entonces para preparar el escenario: dobló una toalla y la colocó sobre el banco de madera que tenían más cerca, luego se tumbó sobre ella de modo que su pelvis quedó algo elevada. Raquel se acercó y le dio la espalda después de pasar una pierna por encima de él. Enseguida tuvo Rubén a su novia montada encima, con las rodillas flexionadas y la espalda arqueada hacia atrás para poder agarrarse al banco. Pasando una mano por encima del muslo de la pelirroja, se agarró los huevos y empujó hacia arriba para meterla bien adentro mientras miraba a Jorge:

-Tu turno, hermanito... –le dijo.

El chaval se metió entre las cuatro piernas, agarró su glande y lo apretó contra la polla de Rubén; éste soltó sus cojones para poder abrir bien la raja de Raquel. La chica apenas se podía mover por temor a caerse, pero confiaba en que ellos dos se manejarían bien para penetrarla a dúo... La otra vez lo habían hecho en la cama de Jorge, un fin de semana sin padres, después de unas cuantas cervezas compartidas. En esta ocasión, en cambio, sólo les movía la euforia de la excitación... Comenzó a sentir cómo la verga de Jorge se abría paso y se internaba junto a la de Rubén, las dos trepanando su pared vaginal, llevándola al límite, haciendo que le temblasen las piernas.

-Así, despacio... –le dijo Rubén a su hermano-. Acóplate bien...

Jorge siguió penetrando a Raquel hasta que notó que ya no podía entrar más. La otra vez también le tocó a él por delante, ya que la polla de Rubén era más larga y llegaba más lejos, mientras que la suya debía estar muy pegada al coño de la pelirroja si no quería arriesgarse a ser expulsado del Edén... Entonces se echó Jorge un poco hacia adelante y se dispuso a iniciar las embestidas, sólo movilizando suavemente su cadera, dando ligeros estoques que no alterasen el equilibrio de la doble penetración.

Raquel se entregó pronto a los jadeos, Rubén la sostuvo por la cintura a medida que hacía fuerza con sus glúteos y trataba de penetrarla al mismo ritmo que Jorge. A éste le tocaba la mejor parte, ya que inclinado sobre su cuñada podía besarla y abrir los ojos para mirar su hermano con cierto aire desafiante.

Fue así como se la follaron en fraternal comunión, mientras más allá Sonia había disfrutado de un segundo orgasmo y ya podía decir que había perdido casi a la vez las tres virginidades posibles: le habían entrado por los labios, por la entrepierna y por la retaguardia... todo en una misma tarde. Alberto se corrió sobre su propio pecho mientras Dani descargaba contra las nalgas de la rubia. Después gozaron los tres viendo cómo los hermanos demostraban una vez más su buena sintonía. Sin que Raquel se moviera de encima de Rubén, los dos chavales se corrieron muy pegados a ella, cubriéndole el sexo de esperma y aullando como dos lobos excitados.

FIN