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Private School: Especial Fede Vázquez (14/18)

en Gays

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14.1   Sembrando a Prado

Federico había perfeccionado su método con el paso del tiempo. Los besos y las caricias eran un peaje fundamental cuando pretendía desvirgar a alguien sin dañarle. Por eso a Nicolás le llenó los labios de afecto cuando le tuvo tumbado sobre él con las piernas abiertas, le acarició la mejilla y la espalda, le dijo “me gustas mucho, chaval”... “voy a hacer que lo disfrutes”... “la primera follada nunca se olvida”... y le siguió besando con ternura mientras Arturo volvía y se sentaba junto a ellos.

-¿Tres? –le preguntó Federico cuando vio los condones que traía en la mano.

-Es que yo también me lo quiero follar cuando hayas acabado tú –dijo inclinándose para besar a su amigo-. Me dejarás hacerlo ¿verdad, Nico? Después de lo que te va a meter Fede, no creo que la mía te vaya a hacer mucho daño –sonrió y se besaron de nuevo.

Entonces Federico le dijo a Arturo cómo iba a ayudarles: le pidió que se la chupara un poco hasta que su polla estuviera bien rígida, que después le colocara el condón y que apretara la punta del rabo contra el agujero de Nicolás.

-No dejes que se salga, ¿vale? Y tú, Nico, te irás echando para atrás a tu ritmo, cuando notes que te duele te paras e intentas relajar un poco el culo. Yo no voy a apretar ni empujar hasta que no estés cómodo con mi polla dentro, ¿de acuerdo?

-De acuerdo, profe –se inclinó risueño para mordisquearle el labio.

Federico notó enseguida la mamada de Arturo a su polla pero no tuvo que dedicarle muchas atenciones porque el de último grado estaba más que preparado para entrar en acción.

-Ahora encájala pegadita a su agujero... –le susurró a Verdejo bajo la atenta y algo temerosa mirada de Nicolás-. ¿Estás bien, coleguita?

-Sí, aunque un poco... ¡uy! –exclamó, provocando la sonrisa del mayor.

-Parece imposible, ¿verdad?

-Joder, es que se nota súper grande... ¿crees que me la podré meter entera?

-De momento intentemos que entre algo –elevó un poco la cabeza-. ¿Cómo lo llevas por ahí abajo?

-Bueno, es que el culito de éste la escupe todo el rato, jaja...

-Eso es porque está muy pringada con el lubricante. Prueba a apretar un poco hasta que entre el capullo... –miró a Nicolás-. ¿Estás listo?

-Listo.

Federico notó el pulgar de Arturo presionando su glande contra el ojete de Nicolás como el que pulsa el timbre de una casa; la puerta en este caso se resistía a abrirse pero al ver a Prado apretando los dientes y conteniendo la respiración intuyó que estaba a punto de ser invitado a entrar... Le cogió de la nuca y le besó para que no pensara en el dolor. Si tenía que sentirlo llegaría de todas formas pero al menos que le cogiera con la mente distraída.

-¡Agh!... Hostiaaaa... me está entrando, Fede... ahora sí... –musitó con la voz entrecortada al notar aquella bola de carne accediendo por su recto.

-Vale, Arturo, déjalo ahí... Aguanta con el dedo para que no se le salga la polla del culo pero no aprietes más –acarició la cabeza casi rapada de Nicolás-. Lo estás haciendo genial, pequeño... ahora te toca estar muy relajado para ir metiéndotela poco a poco. ¿Todo bien por ahora?

-Sí, pero joder... es una sensación súper extraña...

-Lo sé. Sientes como si tuvieras la tripa suelta y fueras incapaz de retener nada dentro. Piensas que te estás cagando encima y por eso aprietas el ojete por instinto. Es eso ¿verdad?

-Justo eso –Nicolás sonrió, empezaba a tener la frente y las mejillas transpiradas por la excitación y el esfuerzo; miraba a Federico con una fijeza desconcertante-. ¿A ti también te han follado alguna vez?

-Sólo una persona.

-¿Tu novio?

-¡Ojalá lo fuera! Pero no, no es mi novio...

-¿Es alguien del internado? –casi de un modo inconsciente, a medida que iban hablando, Nicolás se iba metiendo la estaca casi por milímetros cada vez más adentro.

-No, es un chico de Barcelona.

-¿Barcelona? Yo tengo un primo en Barcelona.

-Y yo también... –sonrió Federico, pensando en su idolatrado Ferran.

Entonces interrumpió la conversación la voz de Arturo:

-Guau, parece que esto va entrando, Nico... Este cabrón te está sembrando a base de bien, jaja... Ya tienes más de la mitad de su polla dentro.

-¿En serio? –miró a Federico con los ojos muy abiertos-. Más de la mitad...

-Llega la hora de hacer un último esfuerzo, colega, de apretar los dientes y clavarte a tope, ¿qué me dices?

-Que me vas a partir en dos... porque tienes una polla de toro, jaja...

-Y tú tienes un culito que es una delicia, venga ¡siéntate! –le palmeó una nalga mientras Nicolás apoyaba las manos en el colchón y poco a poco se incorporaba.

Las caras que fue poniendo el crío eran una oda al sacrificio del gozo. Se le abría la boca con cada gemido, se le tensaba el cuello con cada centímetro de carne que sentía entrar en su retaguardia, se le agarrotaban los dedos alrededor de la sábana y sólo en algunos momentos cerraba los ojos y suspiraba... Federico vio alejarse aquel rostro transformado de niño a hombrecito, las facciones se le fueron relajando mientras se erguía sobre su poste.

La ingenuidad de su mirada dio paso en ese mismo instante a un entendimiento completo del placer.

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14.2   El frasco N.P.

Nicolás quedó sentado sobre su regazo, ya penetrado por completo; tenía la cara iluminada del que ha conseguido escalar a la cima y no espera más que el reconocimiento de su hazaña. Pronto asomó Arturo por su hombro, rodeándole la cintura con ambos brazos:

-Lo has hecho, tío... –lo acompañó de un beso en su cuello.

-Síii... me acaban de follar por primera vez...

-Yo no diría tanto –acotó Federico acariciándole los muslos tensionados por la presión de aquella postura-. Lo que se dice follar, aún no te he follado... de momento sólo te has metido mi polla por el culo. Follar es otra cosa.

-¿Es algo como esto? –Nicolás se elevó unos centímetros y volvió a descender.

-Si, algo así...

A los pocos segundos y después de agacharse para robarle otro beso a Federico, el joven Nicolás inició una cabalgadura singular sobre la verga del mayor, no cabalgaba como un jinete experto pero se movía dando pequeños saltitos que el colchón amortiguaba... y así fue como acabó perdiendo la virginidad, culeando sobre una polla que ahora se deslizaba dentro de él con bastante facilidad, abrazado por su mejor amigo que le colmaba de atenciones y de besos, admirado desde abajo por el único “primero” que iba a haber en su vida.

Federico no tardó en correrse; las últimas embestidas las había propinado desde la excitación y el consentimiento de un Nicolás que también estaba perdiendo los papeles. El crío cayó sobre su follador después de que éste acometiera la clavada más profunda y más certera, sintiendo un calor profundo en sus entrañas... le abrazó y le besó mientras se jadeaban el uno al otro palabras que eran gruñidos, suspiros que eran halagos... hasta que la calma los invadió y quedaron extenuados, sonrientes, satisfechos.

-no… no me lo quites...–le dijo a Arturo el mayor, casi sin voz-…ven, túmbate aquí… con nosotros…

Arturo obedeció, se dejó caer una vez más sobre su brazo acogedor, se fijó en cómo tenían ambos el rostro perlado de sudor. Se besaron de nuevo los tres, acoplados a la perfección, hasta que Federico notó la inevitable desidia post eyaculatoria. Entonces decidió dejarles disfrutar de un momento a solas; se fue retirando con discreción hasta quedar ladeado y dándoles la espalda. Se quitó el condón con cuidado de no derramar nada, lo observó unos segundos mientras sentía el alboroto detrás de él, y al final le hizo los dos nudos de rigor antes de ponerse en pie.

-Enseguida vuelvo –dijo mirando hacia abajo; pero ninguno respondió porque los dos chavalitos parecían estar bastante entretenidos sin necesidad de su ayuda.

Nicolás se había volcado sobre Arturo y se besaban con tanta pasión como si se hubiera abierto para ellos la caja de Pandora; parecía que hubieran hecho aquello durante toda su corta vida... Vázquez caminó hasta el cuarto de baño y esta vez no le importó encender la luz. Observó toda la ropa tirada en el suelo de cualquier manera y rebuscó en el bolsillo de su pantalón de chándal hasta dar con los dos frascos de muestra de perfume vacíos; cogió el que tenía escritas en la etiqueta las iniciales N.P., y el otro lo dejó sobre la repisa del lavabo. Metió dentro el preservativo con el que había desvirgado a Nico y volvió a enroscar el tapón.

“Siete”, se dijo a sí mismo mientras sonreía frente al espejo. Observó su cuerpo transpirado, miró hacia el reflejo de su polla a medio erguir, lamentando que el condón con el que se iba a follar a Arturo no llegaría a albergar tanto semen como el que se translucía por el cristal que sujetaba entre sus dedos. “Aun así, serán ocho”, se animó antes de dejar el frasquito junto al otro y darse la vuelta para mear. A los pocos segundos de haber concluido y tras echarse un último repaso en el espejo, se sintió en condiciones de salir a cumplir con la segunda ronda de la tarde.

Apagó la luz y les miró desde la puerta; la imagen le perturbó casi tanto como lo que le excitó: estaba Nicolás tumbado boca arriba con las piernas muy separadas, estaba Arturo tumbado boca abajo embistiéndole sin rubor ni contemplaciones... Avanzó un par de pasos hacia ellos mientras les veía estirar el cuello para mirarle.

-Me lo estoy follando, Fede... –dijo Arturo con ojos que irradiaban euforia-. También estoy sembrando a Prado, jaja...

-Ya lo veo, capullo. Anda que has tardado tú mucho en metérsela...  

-Le he dicho yo... que lo hiciera... –sonrió Nicolás, siempre risueño y emocionado.

Federico llegó hasta el colchón y se colocó junto a ellos apoyando un codo para poder mirarles de cerca; después de la abundante meada, y viendo el panorama que le ofrecían los dos muchachitos, se notó más que listo para volver a empalmarse. Llevó la mano hasta la espalda del delegado, la bajó para acompañar las embestidas descontroladas e inexpertas:

-¿Qué te está pareciendo la experiencia, semental?

-¡Mola mucho!

-Follar es guay, ¿a que sí?

-Es la hostia...

-Lo sé –Federico miró a Nicolás, tenía toda la cara humedecida por gotitas de sudor; se inclinó para besarle los labios-. ¿Estás bien, enano?

-Estoy genial... ¿y tú?

-Yo también, Nico –cogió la mano que Nicolás tenía sujetando la cadera de Arturo y la movió hasta plantarla sobre su rabo a medio levantar-. Hazme una paja hasta que se me ponga bien dura.

-¡guaaaau!... con esto me has dejado... el culo muy abierto...

-Sí, tío...–añadió Arturo-...mi pollita le ha entrado a la primera, jaja...

-Ahora le toca a él, ¿no?... –preguntó el joven Prado ahogando un gemido.

Federico miró a Verdejo para atisbar cómo reaccionaba a la pregunta de su amigo. El chaval sonrió mirando hacia abajo; besó a Nico:

-No quieres ser el único marica... al que le petan el culo, ¿verdad?

-si lo digo por ti... que lo vas a flipar...

Se rieron los tres, mientras Federico se incorporaba sobre sus rodillas y gateaba por encima del colchón. En su mano llevaba el bote de lubricante.

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14.3   La extensión de su rabo

Le había indicado a Nicolás cómo podía poner las piernas sobre los hombros de Arturo para que la enculada fuese más profunda. Le había aconsejado a Arturo que sacase la polla casi entera y la metiese despacio, que repitiera la acción igual de lenta unas cuantas veces para aumentar el disfrute de los dos, y que sobretodo no dejasen de mirarse a los ojos:

-No hace falta que se lo digas con palabras, pero Nico tiene que saber lo agradecido que estás por dejar que te lo folles... –le susurró en el oído; ya le había metido el segundo dedo por el culo y Verdejo apenas había protestado.

-¿A que parece un profe? –sonrió Nicolás, sudado y feliz.

-Nuestro profe de sexo... –le hacía caso Arturo y entraba en su amigo con lentitud, sólo cuando ya no le podía meter más verga dentro apretaba con fuerza como si también pensara introducirle los huevos; entonces los dos lanzaban un gemido ahogado y se besaban con las bocas muy abiertas para acallar el sonido de su placer.

Federico rasgó el envoltorio del preservativo y lo desenrolló sin prisa por todo el largo de su tronco. Pellizcó la punta y se masturbó unos segundos mientras rodeaba las piernas de Arturo apoyadas en el colchón y se colocaba entre ellas. El delegado se incorporó agarrando los tobillos de Nicolás y sintiendo el abrazo que el mayor le daba por debajo del pecho:

-Ojalá tuviera dos pollas –bromeó Federico besándole el hombro y estirando la mano para pajear la picha medio olvidada de Nicolás.

-Ojalá tuviera yo dos agujeros... no te digo... –se rio éste.

Entonces el mayor preparó la siguiente postura: le dijo a Prado que se pusiera una almohada bajo el coxis y que bajara las piernas, y a Arturo que volviera a follárselo como al principio, completamente tumbado sobre él. De ese modo tuvo su culo más accesible.

-¿Me lo vas a hacer... mientras? –preguntó Arturo.

-Sí, tú marcarás el ritmo al principio, pero después será como si os estuviera follando a los dos a la vez.

Las nalgas de Verdejo eran menos anchas y macizas que las de Prado por lo que resultaba más sencillo separarlas con su glande para adentrarse entre ellas. Lo hizo con delicadeza, aprisionando las caderas del chaval cuando hubo colocado la punta de su rabo justo en la entrada.

-Ahora quédate dentro de Nico... espera ahí mientras te la meto un poco... –le indicó-. Luego empiezas a salir de él... y yo me iré metiendo en ti... –se clavó un poco, lo justo para allanar el camino-. Aprieta los dientes y coge aire...

Arturo escondió la cabeza en el hombro de Nicolás y Federico pudo ver la enorme sonrisa que éste le dedicaba. Le hablaba a su amigo en susurros:

-Vas a creer que te estás cagando, pero no te preocupes... Fede sabe cómo hacerlo... te la mete muy despacio, ¿verdad?

-jodeeer... parece que me voy... a rompeeer...

-Aguanta... bésame... no lo pienses...

Nicolás le tomó de las mejillas y le metió la lengua en la boca como distracción. Federico siguió apuntalando su cueva virgen con los cimientos de una polla que expandía el contorno de aquel agujero mientras seguía avanzando como una tuneladora dentro de él. Se detuvo a medio camino, le acarició la espalda:

-Te toca a ti –le dijo.

Y Arturo empezó a salir de Nico despacio, él mismo se fue metiendo la ancha y durísima verga de Federico dentro, se la fue clavando igual de despacio, arañando la sábana, gimiendo sobre la barbilla de Prado, deseando llegar al final, a aquel pubis que serviría como barrera de contención... No tardó en sentir la caricia de aquellos pelos que cosquilleaban sus nalgas, supo que lo estaba logrando, que casi se la había metido entera... levantó la cabeza, se mordió el labio inferior, miró a los ojos de su amigo...

-creo que ya... –musitó.

-Eres un campeón, colega –le halagó Federico-. Un puto campeón...

-…ya no soy virgen…

-Lo sé.

Durante unos pocos minutos Vázquez aguantó aquella postura dejando que fuera el propio Arturo quien marcase el ritmo; cuando entraba en Nico él controlaba únicamente que su polla no se saliera del todo, y cuando salía se quedaba estático sintiendo cómo se apretujaba la carne alrededor de su tronco... cada vez más rápido, con mejor ritmo... hasta que llegó el momento de tomar la iniciativa y mostrarse más activo. Entonces fue Federico quien empezó a volcarse sobre Arturo y le embestía desde la cadera, con los puños apoyados en el colchón, con su lengua chupándole la nuca...

A Nicolás le divertía notarles encima de él; ya ni siquiera podía sentir su propio culo de tan dilatado como lo tenía. Arturo era el que más jadeaba; notaba vibrar su polla cada vez que la de Fede se le clavaba, y la notaba vibrar también cuando penetraba a Nico. Y desde la cúpula Fede tenía el control de la situación; se follaba a Verdejo sintiendo que el rabo del delegado era una extensión del suyo propio: empalando a uno, los empalaba a los dos...

Federico aumentó el ritmo de las estocadas, ya ni siquiera movía algo que no fuera el culo, empujaba y salía, empujaba y salía, empujaba y salía... con tanta potencia les daba que la cabeza de Nicolás colgaba del colchón, los gemidos entrecortados de Arturo se ahogaban en el cuello de su amigo, le decía que se iba a correr, y eso encendía aún más al mayor que entonces le daba más caña... quería correrse también, chorrear el condón, regalarle a aquel desvirgo la misma cantidad de semen que al de Nico...

-Joder, cabrón... nos vas a matar... –decía uno.

-Cómo... mola... –jadeaba el otro, con la cabeza tocando suelo.

-Córrete, colega... córrete conmigo...

El culo de Arturo se empezó a contraer por los espasmos, la polla de Fede sintió aquellos brotes de tensión como dedos que le agarrotaban a ráfagas y le exprimían hasta dejarle seco... se descargó en tres profundas arremetidas, hincó su garfio hasta el límite y notó brotar su esperma, su semilla sembrando a Verdejo después de haber sembrado a Prado... lo bautizó sin mojarle, le dio la bendición de sus besos, lo abrazó como si quisiera vivir para siempre agarrado a su espalda...

Federico notó las piernas de Nicolás enroscándose en su espalda, vio las manos con las que el muchacho acariciaba la cabeza de Arturo; entonces estiró sus propios brazos y se dejó caer a peso mientras le secaba a Nico el sudor de la frente con los dedos. Verdejo parecía desfallecido. No tardó mucho el mayor en dejarse caer a un lado, sujetando el condón desde la base de su polla para que no se le saliera. Arturo cayó del otro lado sin miramientos hacia la goma, que quedó colgando del culo de Nicolás y perdió la esencia resbalando ésta por el látex hasta mojar la sábana, blanco espeso sobre algodón blanco.

Nicolás plantó los pies sobre el colchón, su respiración era el jadeo de un cachorro satisfecho. Arturo, también boca arriba, ladeó la cabeza mientras se acariciaba la picha enrojecida. Federico, de costado dándoles la espalda, se quitó el condón y lo anudó antes de dejarlo en el suelo. Cuando se giró hacia ellos, vio que los dos chavales se estaban tocando el sexo: Arturo como si quisiera practicarse unas curas, Nicolás masturbándose. Le miró con el ceño algo fruncido.

-¿Qué pasa? Yo también quiero correrme... –susurró Prado a modo de risueña protesta.

Sus dos folladores consideraron que el chaval merecía un final algo más digno que esa paja casi forzada, así que se ofrecieron a ayudarle sin palabras a pesar del agotamiento que ambos sentían: Arturo le hizo apartar la mano y le pajeó del mejor modo que sabía, y Fede simplemente chupó su dedo corazón y le buscó la próstata para concederle el primer “mejor orgasmo” de su corta vida.

Nico se lo agradeció a los dos mojándoles las manos con un liquidillo blanquecino, y a la vez emitiendo jadeos que eran como aullidos de cachorro de lobo clamando a la luna...

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¡¡ PRÓXIMAMENTE más !!

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PEQUEÑO PARÓN: después de publicar ocho partes casi del tirón (de la 7 a la 14), la serie “Especial Fede Vázquez” encara su recta final (hasta 18), que llegará a finales de mes. Algunos clamaréis: ¿Por qué esperar 3 semanas? Pues bien, cada una de ellas tiene su razón:

_1-Para poder oxigenarme un poco, lo necesito si no quiero caer en lo rutinario, pecar de arrogancia y vivir de las rentas (olvidando el nivel de auto exigencia que me he impuesto hasta ahora);

_2-para dar descanso a los 3.000 seguidores que no habéis dejado de interesaros por las historias de Fede y Nacho, también para captar nuevos adeptos que quieran unirse a “nuestra” causa;

_3-para poder pulir y perfeccionar (razón principal) las cuatro aventuras que quedan antes de que los chicos del internado St.Mikael’s se vayan a casa por Navidad.

Quiero aclarar también que el final de la serie no implicará el final de PRIVATE SCHOOL, porque mientras siga adorando a estos personajes como lo hago ahora, y mientras haya “una sola persona” que tenga ganas de leer más sobre ellos, seguiré buscándoles de vez en cuando para que nos cuenten qué tal les va.

Muchas gracias a todos, ya sabéis, a los muchos lectores y sobretodo comentaristas que me animáis a seguir aquí. En breve lanzaré una especie de resumen de los mejores momentos de la saga para iniciar un foro de intercambio de opiniones, y que la espera se nos haga menos larga. También publicaré otros relatos, pero sin olvidar que mi mente está puesta al 90% en Fede Vázquez y en Nacho Lapresta. Un saludo afectuoso, compañeros del morbo, espero que nos leamos en próximas fantasías...

Con respetuoso cariño, jonascrespo