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Cuenta la leyenda...

en Fantasías Eróticas

Ocurrió en la edad medieval en un poblado cercano al bosque de Urso, todos los años la primera noche de Luna llena del año, las jovencitas regresaban pronto a sus casas contaban una leyenda de que aquella que quedara en la calle entrada la noche sería raptada por un extraño ser que vivía en las profundidades del bosque. Era 6 de Enero y era el primer día de luna llena, las muchachas a la orilla del río mientras lavaban comentaban entre ellas. Sofía era una joven inquieta, pelirroja de ojos verdes y piel blanca, fue la primera en sacar el tema.

- ¿De verdad creéis que ese monstruo se llevará alguna muchacha consigo? - Sofía pregunto algo angustiada.

- Si estamos en casa pronto no podrá. - Dijo muy segura Penélope. Su cabellera era rizada, negra azabache, sus ojos eran negros y su piel blanca pero no tanto como Sofía.

- Yo no creo que exista, eso nos lo dicen para que tengamos miedo y no estemos hasta tarde en plena calle - Dijo Helena sus ojos eran azules, su cabellera rubia de cabellos lisos.

- Pues yo no creo que el Padre Eugenio mienta. - Mencionó refiriéndose al cura de la Iglesia del poblado Raquel una joven de cabellos castaños, ojos color avellana y piel morena.

...

Paso el día, era tarde, como estaba mandado no había absolutamente ninguna joven por la calle, se encontraban la mayoría de familias en sus casas. Un ruido muy desagradable en el establo de Guillermo (Padre de Penélope) Hizo que él y sus dos hijos Jacobo y Alonso, salieran de la casa como alma que lleva el diablo, al llegar al establo encontraron a una de sus reses degollada y un charco de sangre del animal en el suelo de establo. 

Guillermo maldició al bandolero que había hecho semejante atrocidad y volvió a casa con ambos hijos, al entrar encontraron a Catalina su esposa tendida en el suelo llorando...

- Guillermo se la ha llevado, se ha llevado a Penélope. - Sollozaba y lloraba a garganta abierta llena de impotencia.

La familia de Penélope y las gentes del pueblo buscaron a la muchacha desesperadamente, sin hallar ninguna respuesta, ni rastro de la joven...

- ¿Quién se la llevo? ¿Le viste? - Preguntaba Guillermo angustiado a su esposa.

- No, tenía el rostro cubierto y una capa le cubría. - Decía Catalina sin parar de llorar - Me tiró al suelo y cuando me levante ya no estaba, ni Penélope tampoco.

Al amanecer encontraron a la joven Penélope en la plaza, frente a la Iglesia sentada en el banco de piedra. 

- Penélope... Penélope... - La voz de su madre fue lo primero que escuchó.

- ¿Qué a pasado cariño? ¿Te encuentras bien? ¿Te ha hecho algo pequeña? - La madre estaba angustiada pero más aliviada por tener a su hija con vida.

- Estoy bien me sacó de casa, hemos estado toda la noche vagando por el bosque, me ha dejado aquí, no se lo que quería pero estoy bien creo que se dio cuenta que se confundió.

- Debes de guiarnos hasta donde te llevo - Le dijo su hermano Jacobo.

- No lo vi era de noche, solo se que debía conocerse el bosque como la palma de su mano, porque debido a la oscuridad no vi nada.

Durante todo el día su familia estuvo encima de Penélope y por la noche su padre dormía al lado de su cama sentado sobre una silla con arma en mano. Así paso el tiempo desde el incidente y la tensión de las gentes del poblado se calmo...

Después de mucho tiempo la joven Penélope con carboncillo y papel en mano a solas en su alcoba comenzó a retratar lo verdaderamente ocurrido aquella noche... 

Me agarró con fuerza y me subió sobre su cuerpo, cuando quise darme cuenta, nos encontrábamos en las profundidades del bosque, no pude verle, me llevaba cargada en su hombro y notaba las ramas de los árboles en mis brazos. Su veloz carrera cesó cuando llegamos a un riachuelo, llegamos hasta un pasadizo cercano y nos trasladamos a otra parte del bosque, que no había visto nunca antes. La oscuridad no me dejo apreciar bien el lugar, hasta que llegamos a una casa de madera, fuimos hasta lo que era la alcoba de aquel misterioso hombre al entrar había una chimenea encendida.

Me extendió sobre la cama, se quitó la capa que le cubría e inmediatamente ató mis manos al cabezal de la cama. Le suplique que me dejará ir, le dije que no diría a nadie nada, pero me ignoró.

Se quitó el embozo que cubría su rostro y el pañuelo que cubría su cabeza entonces pude apreciarle a la luz del fuego. Su rostro era rudo, varonil, sus ojos grandes eran verdes, un verde esmeralda que en la máxima oscuridad se pueden apreciar con claridad, su nariz al igual que sus labios perfilada. 

Desnudó su torso, tenía un gran pecho, su vientre marcado, sus brazos fuertes... Ese hombre además de corpulento era muy alto.

Me despojó de mi ropa dejándome por completo desnuda ante él, estaba avergonzada era la primera vez que un hombre me veía desnuda y ni si quiera podría cubrirme con mis manos, ni si quiera lo conocía. Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, acarició mi cara, después mi cuello, mis pechos y comenzó a tocar mis pezones, rompí a llorar pero él llevo su boca a mis pechos, entre sus dientes agarró mi pezón y con su lengua lo lamía y succionaba, mientras con la otra mano me acariciaba el otro.

¿Qué me estaba ocurriendo? Sentía un cosquilleo por todo mi cuerpo, mi pezones estaban duros. Así se mantuvo un rato más, cambiando de pecho. Llevo su boca a mi intimidad, abrió mis piernas y empezó a lamerme, no quería que ese hombre me tocará, pero mi cuerpo le pedía más, mi parte más íntima estaba muy mojada sabia que no era su saliva porque antes de que comenzara ya estaba húmeda, cuando mi cuerpo se estremeció entero y no pude evitar gritar, ¿Qué era eso? Mis gritos eran de placer, mi zona estaba empapada y mi respiración agitada.

Siguió manoseando todo mi cuerpo e introdujo un dedo dentro de mi, me hizo daño sus dedos eran muy largos. 

'' Me haces daño'' Le dije llorando, saco su dedo de mi interior y hundió su cara en mi cuello y sus brazos me rodearon abrazando mi cuerpo. Se desnudo por completo, se arrodillo sobre la cama y abrió mis piernas, pude ver su parte íntima, se notaban venas marcadas en ella y a mi me pareció muy grande y gruesa. 

Puso la punta pegado a mi sexo y lo rozó varias veces, eso hacía que mi piel se arizará y notaba como el líquido se escurría por mis muslos, entonces noté como presionaba contra mi cuerpo.

'' No lo hagas, no ¡Aaaaaaaa!'' Grité sentí como una parte de aquella carne entró en mi interior, volvió a empujar e introdujo más, esta vez sentí mucho dolor y grité con más fuerza mientras me movía por el dolor, él aprovechó, iba despacio pero no se detuvo, cuando vi su cuerpo pegado al mio, mis piernas temblaban por encima de las suyas, estaba dentro de mi y la sentía, su cuerpo y el mio estaban mojados por el sudor, sus manos me acariciaban el cuerpo y comenzó a moverse si sacarla de mi interior, daba movimientos.

La sacó de mi interior, pude ver que estaba cubierta por sangre la limpió con un trozo de tela negra y la volvió a meter de nuevo, continuo así despacio pero sin parar, sacándola y metiendo en mi cuerpo. La sensación no era tan dolorosa como al principio pero dolía, me sentía extraña dolía lo que estaba haciéndome pero no quería que parara, ese hombre me daba miedo y a la misma vez me sentía segura con él, sabia que no me golpearía, sus movimientos se hicieron mas rápidos, soltó mis brazos de la cama, le agarre y arañe su espalda fue sin querer, no controlaba los impulsos de mi cuerpo pero a él no le importó y siguió acariciando mi rostro y mi pecho con sus manos mientras, metía y sacaba su carne de mi interior, nuestras bocas se encontraron, su lengua entró en mi boca y se mezcló con la mía.

El ritmo de su cuerpo se aceleró muchísimo, me aferraba a su cuerpo y pude sentir como su cuerpo cambiaba por instantes su estómago estaba endurecido como vas tenso, en breve sentí en mi interior una sensación rara, cuando sacó su carne de mi mezclado con mi sangre vi un líquido blanco espeso.

Me abrazo y estuvimos abrazados sobre la cama cuando los cánticos de los pájaros comenzaban a sonar me trajo hasta el pueblo de vuelta...

Esta fue la nota que relato la joven Penélope, después de recordar aquella noche que esperaba que nadie se diera cuenta jamás, pero como bien es sabido es mejor callar y no decirlo nunca, si no quieres que algo se sepa...