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El Director 2

en Hetero: Infidelidad

El Director 2

Este relato está escrito en forma conjunta con mi gran amigo, el escritor Gus Becker, autor original de la historia y es la continuación de El Director, el cual sugerimos leer para una mejor comprensión.

 

http://www.todorelatos.com/relato/65591/

Como les había contado en el anterior relato, dado que a el director no le gusta usar preservativos, mi mujer solicitó turno con el ginecólogo para que le vuelva a implantar el D.I.U., pidiéndome que la acompañe a la consulta.

 

Luego de la entrevista, el galeno le indicó a Claudia que se desnude de cintura para abajo y se ubicara en la silla ginecológica apoyando los pies en los estribos. La excitación de ver a mi esposa desnudarse en presencia de otro hombre, me provocó una erección imposible de disimular, a pesar de mis múltiples intentos. El facultativo al percatarse de ello, sonrió y me expresó que era normal, que no me afligiera:

-        Gustavo, guarde el levantamiento para una vez que el dispositivo intrauterino esté colocado jeje, ya falta poco para que termine la obra.

 

A lo cual entre risas Claudia, mirándome fijamente a los ojos, respondió:

 

-        Antes de aprovechar la obra, vas a tener que esperar a que la inauguren… acúrdate que esta concesionada jijiji

El médico, inmediatamente al escuchar las palabras de mi esposa, retiró su cabeza de entre las piernas de Claudia y nos miró extrañamente, por suerte no emitió comentario.

Fue un momento muy humillante para mí y que a ella cada vez más seguido le gustaba generar.

A la salida del médico, pasamos a buscar a nuestro hijo Gastón por el colegio. Por desgracia para mí, antes de encontrarlo, hallamos al director, quien tras saludar muy afectuosamente a Claudia, la invitó a la dirección para “charlar” sobre temas curriculares.

-     Amor, vos andá buscar al nene, que yo voy a dirección.

Me dijo escuetamente guiñándome un ojo.

Realicé la búsqueda lo más rápido que pude para evitar que ella pase el menor tiempo posible con el apropiador de mujeres ajenas, pero el destino jugó a favor del director, porque advirtiendo mi presencia el profesor de matemáticas de mi hijo, me llamó para hablar sobre su último examen que fue desastroso. Intenté explicarle que tal vez fue porque la prueba fue un día antes del partido de fútbol que disputó por la clasificación a la zonal del intercolegial, que le tenga un poco de contemplación (sólo faltó que le mintiera diciéndole que se sacrificó por el colegio, pero lo cierto es que la única tabla de multiplicar que sabe de memoria es la de ascensos y descensos de los equipos de fútbol de primera división…).

Luego de veinte minutos pude convencerlo de que le tenga algo de piedad y que sus notas iban a mejorar. Tras librarme del pesado profesor, sujetando de la mano a mi hijito nos encaminamos a la dirección al encuentro de su madre.

Cuando llegamos a la puerta, mi incertidumbre y excitación me dejaron en la duda de entrar o no, pues no sabía con la escena que me iba a encontrar.Tomando coraje abrí y asomándome me extrañó ver al director solo en la oficina, sentado detrás de su escritorio.

Entré con mi hijo para preguntarle sobre el paradero de mi esposa; llegando a su escritorio un ahogado gemido heló mi sangre.

-        Uggg, shuip, schuip, mmmm…

Agudizando la vista, noté apenas la cabecita de Claudia bajo el escritorio subiendo y bajando sobre la poronga del tipo. La desgraciada se la estaba mamando.

Me paralicé como un bobo, quería quedarme a mirar pero el miedo a que mi hijo se diera cuenta pudo más y cuando nos retirábamos él me llamó.

-        No se retiren, por favor, tomen asiento, su mujer Gustavo fue al sanitario, pero vendrá a la brevedad para seguir hablando sobre las bajas calificaciones de Gastón. Él es un buen chico y mejor deportista pero las notas de su boletín están en baja y es nuestro deber hacer todo lo posible para que estas estén enhiestas…

Dijo el turro; enhiestas como la verga de él y debo admitir que la situación morbosa también puso la mía en el mismo estado.

Desde mi asiento veía los labios del tipo moverse pero sinceramente no sé que decían, estaba concentrado en su expresión facial de placer y en si se observaba la cabeza de Claudia, que por suerte no.  Por ser un escritorio grande y cerrado había suficiente espacio para que ella se escondiera y atendiera a su macho. La ventana abierta que daba a la calle disimulaban los escasos sonidos que provocaba la boca de mi amada chupándole el falo al docente.

Nunca viví un morbo como ese, saber que la mujer con la cual me casé y madre de mi hijo estuviera a pocos centímetros mamando un miembro viril que no fuera el mio, ¡Y sin importarle que su familia estuviese presente!

Durante la charla o mejor dicho monólogo, porque yo no emitía palabra, a él se le cayó (intencionalmente) el bolígrafo de su escritorio, sin levantarse de su sillón se reclinó para recogerlo tardando bastante; reapareciendo a su posición inicial prosiguió conferenciando, pero noté que sus labios tenían un brillo especial y rastros del rouge de Claudia, clara evidencia de haberse besado.

Yo sentía rabia, celos, odio, excitación, euforia, ganas de trompearlos y hacerle salvajemente el amor a ella sobre el escritorio. Demasiadas emociones coexistidas al mismo momento, mi cerebro no sabía como procesarlas.

Reclinándose hacia atrás sobre su sillón, acomodó una de sus manos bajo el escritorio y por sus movimientos y el sonido a arcada, estaba forzando a Claudia a una mamada más profunda.

En un rapto de lucidez, ordené a Gastoncito a que nos espere en el auto.

Al abandonar la oficina, su madre ya no se contuvo y asomando la mitad de su cuerpo de abajo del escritorio, le realizó un sexo oral como nunca he recibido.

-        ¿Nena no tenés respeto por tu familia? ¿Cómo vas a chupar una poronga estando ellos presente?

Le preguntó sarcásticamente el director.

-     ¡Sos un hijo de puta! ¡Como me calentaaaaas!

Fue lo único que dijo y prosiguió engullendo el pedazo de carne con devoción.

-        Gustavo esta puta será su esposa pero no le quepa la menor duda que es mi mujer JAJAJAJA

Mirándome fijamente a los ojos me manifestó él.

-        ¡Siii! Sos mi hombre, él es mi marido, pero vos mi macho.

Exclamó Claudia sosteniendo con la mano de nuestra alianza, la pija venosa del director, impregnada de su saliva. Y mirándome por primera vez desde que entré a esa oficina, sin soltar la verga con cara de ternura me dijo:

-        Te amo como a nada en este mundo, junto a Gastón son mi cielo, pero esto no tiene nada que ver con el amor, esto es carne, es sólo sexo, y lo que siento con él nunca lo sentí con vos ni con nadie, espero que lo comprendas por favor, no quiero hacerte daño.

Y dicho esto continuó mamándosela hasta hacerlo acabar y tragarse toda su leche.

Era como ser el protagonista de una película surrealista de Federico Fellini o el más erótico film de Tinto Brass, del cual no lograba escapar.

Claudia limpiaba la verga de todo rastro de guasca con la lengua y con besitos tiernos similares a los que le brindaba a los piecitos de Gastón cuando era bebé, le cubrió todo el enorme glande antes que él guardase su instrumento en los calzoncillos.

-        Desde ahora en adelante Claudia será la esposa ejemplar y madre abnegada, pero también será mi mujer, y como tal estará dispuesta a satisfacer todas mis necesidades sexuales y caprichos y espero contar con la ayuda de usted Gustavo, que como buen cornudo consentidor, goza sabiendo que su esposa disfruta de otro hombre. Bueno, ahora retírense que se hace tarde, a la noche los llamo para arreglar el bautismo de ella…

Dijo enigmáticamente.

Como un zombi dejé que Claudia me tome del brazo y me lleve hasta el automóvil, dándome un suave beso en los labios dejándolos salados, como con gusto a semen.

¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo no puedo reaccionar y poner punto final a todo esto? Me preguntaba mientras conducía de regreso a casa. La respuesta estaba en la erección descomunal que poseía, tan parada que me causaba dolor.

Por la noche, pasadas las 23:00 hs., estando ya acostados con mi “esposa” y con el niño durmiendo en su cuarto, sonó el celular de Claudia, ella lo atendió y estuvo hablando melosamente por varios minutos hasta que me dijo:

-        Quiere hablar con vos.

Atendí y con la vos apagada lo salude, él me devolvió el saludo y me manifestó:

-        Gustavo espero no importunarlo, pero quiero que sepa que este sábado no voy a estar presente en el torneo de fútbol de la escuela, ya que voy a estar en la cama en la que usted se encuentra en este momento, estrenando la concha de Claudia, quien por fin va poder sentirme la pija sin goma mediante. Le recomiendo no volver antes de las 18 hs.

Sin más el desgraciado cortó la comunicación.

Al devolverle el celular a mi esposa pude percibir en sus ojos un brillo de emoción contenida, estaba feliz y no lo ocultaba. Ella se percató de mi erección y luego de darme un pico, me masturbaba con una de sus manos y me confortaba diciéndome:

-        Después que él me coja a pelo y bautice con su leche mi D.I.U., podremos volver a estar juntos…

Y sin llegar a hacerme acabar se dio media vuelta y se dispuso a dormir sin darle importancia a mi placer. La cínica me dejó caliente a más no poder, para descargarme fui al baño y tomando la tanga recién lavada que estaba colgando de la ducha, acabé almidonándola (venganza de cornudo apaleado).

El sábado por la mañana al despertar, mi esposa estaba maquillándose en nuestro baño en suite, el cabello mojado denotaba haberse duchado. Lucía un body tanga blanco de encaje algo transparente, medias haciendo juego y sandalias de tacón alto de igual color. Tendido en la cama, a mi lado se hallaba el vestido de novia que usó en nuestro casamiento.

-        ¿Claudia qué significa esto?

Pregunté señalando el vestido de tul y sin dejar de maquillarse me respondió:

-        Es que hoy cuando deposite su semen en mi vagina oficialmente voy a ser su mujer, desde que nos casamos tú leche fue la única que albergué en mis entrañas. Ese vestido simboliza la unión de una mujer a su hombre, a su macho y eso mismo va a pasar dentro de algunas horas.

Yo no dejaba de asombrarme día a día. Reconozco que desde que el director abrió la puerta a mis cuernos, descubrí un inframundo de placer, morbo y sensaciones nunca vividas, pero la respuesta de mi muje… de quien fuera mi mujer,  me causó un profundo pesar y tiñó mi alma de miedo, miedo a perderla, a que se enamore de él, cada palabra fue un manto de incertidumbre sobre el futuro de mi familia.

Tragando mi aparente valentía, le hice saber mis miedos y sentimientos.

-        ¡Tontito!, ¿Creo que ya lo hablamos esto, o no? A vos te amo, a él lo deseo, nunca te voy a dejar, esta relación no resta, suma. Alexandre Dumas [Hijo] escribió que las cadenas del matrimonio son tan pesadas que, a veces, se necesitan tres para llevarlas y ese es precisamente nuestro caso. Vamos, no pierdas tiempo y vestite que tenés que prepararle el desayuno a Gastoncito y llevarlo a Fútbol.

Con más dudas que certezas le hice caso.

No bajó a despedirnos para que nuestro hijo no la viera vestida de novia, tan solo escuchamos un “chau, que se diviertan” a lo lejos.

Conduje el vehículo deprisa con rumbo al predio de deportes del colegio, con la esperanza oculta de encontrar al director sentado en una de las gradas como siempre, pero no fue el caso.

Antes de que empiece uno de los partidos Claudia me mando un mensaje de texto a mi celular diciéndome que él ya estaba en casa. Mi exasperación obligó que fuera a caminar por el predio para calmarme. El tiempo no corría, los segundos parecían minutos, los minutos horas y las horas días, fue un suplicio. Me consumía la angustia de saber que mientras nosotros estábamos acá, ella estaría siendo penetrada por una verga que no era la mía. Al tiempo que mis ojos veían a la distancia a Gastón dominar el balón, mi mente imaginaba al director acostado de espaldas en nuestra cama matrimonial, la misma en la cual concebimos a nuestro hijo, con su poronga bien parada y a mi esposa cabalgándolo con el vestido de novia puesto y las tetas al aire.  

Tomé conciencia del final de la jornada futbolística, cuando mi hijo, tomándome de la mano dijo:

-        ¿Vamos a casa, papi?

Miré el reloj y las manecillas burlonamente marcaban las 14:30 hs ¡Recién!...

Para hacer tiempo, llevé al nene al local de comidas rápidas que tanto le gusta, lugar en donde comió una hamburguesa más grande que su boca, esa imagen me disparó la fantasía de su madre saboreando la verga del macho que la emputecía cada vez más.

-        ¿Te pasá algo pá? Te ves mal.

-        Estoy así por la derrota hijo…

-        Pero si ganamos por goleada, viejo.

-        ¡¿Eh!? Siiii, siiii… ya sé…, hablo de la derrota del otro equipo… pobres chicos, que mal se deben sentir, es horrible saber que algo que creías muy cerca, está en realidad muy lejos, en unas manos que no son las tuyas, tanto esfuerzo para nada, para que se vaya con el primero que se le cruce…

 

-        ¿De qué hablas?

-        Ddddde la victoria hijo, es algo efímera, no dura para siempre y la derrota es algo muy humillante…

Después de comer fuimos al cine a ver dos películas. Esa jornada se me hizo larguísima.

Eran las 20:45 hs cuando llamé por teléfono para avisarle que estábamos en la puerta del cine saliendo para casa. Ella contestó con voz agitada

-        Vení despacio así me das tiempo a prepararme, se bueno.

¿Qué le dé tiempo a prepararse? El trato era a las 18 hs y ya eran casi las 21 hs. ¿Despacio dijo? La rabia me llevó a esforzar el motor y a no respetar semáforo alguno. Tan solo Fangio podría haberme superado y no tan fácilmente.

 Cuando entramos, todo estaba en silencio y la sala se veía ordenada. Respiré aliviado y le dije a mi nene que fuera a su habitación a cambiarse para poder hablar a solas con su madre.

De improvisto escucho una voz infantil diciendo:

-        ¿Qué hace en casa? ¡Papááááááááá está el Director!

 

-       ¿Qué hago en esta casa? Vine a felicitar en persona y a darle un fuerte abrazo y beso, al mejor jugador de mi colegio, pero como no estaba, se la di a su madre… mis felicitaciones.

Claudia apareció detrás de mí susurrándome:

-        Te dije que me dieras tiempo…

Y en voz alta comentó:

-        ¿Ya que estamos todos, por qué no cenamos en familia?

 

-        ¿En familia? -pregunté-

-        Bueno… es que nuestro hijo pasa tanto tiempo en el colegio, con el director, que ya es como un tío para el nene.

Presenciaba todo esto como si estuviese dentro de un Fiat 600 rodando por la carretera sin control, luego de ser embestido por un camión. La situación me desbordó, perdí el control de todo.

En un lapsus de conciencia, observé que mi esposa estaba en bata, descalza, luciendo en su cuello un gran chupón y más abajo en el nacimiento de sus tetas manchas de semen seco. Él en cambio, estaba bien vestido, con un traje negro, camisa blanca abierta y zapatos abotinados obscuros. Parece que llegamos cuando el tipo se estaba por ir y Claudia a bañar.

De mal modo le pedí a Gastoncito que fuera a su cuarto a cambiarse para no hacer esperar al director. En realidad no quería que viera a su madre en esas fachas.

Cuando no estuvo presente el niño, Claudia expresó:

-        Estoy muy feliz, no imaginaba en este día tan especial, que las dos personitas que más amo, mi hijo y esposo, estén junto al macho que me tomó por su mujer y poder celebrarlo todos juntos.

El director se acercó a mi mujer y le desató la bata.

-        Putita, mostrale al cornudo como te quedó la concha.

Y dejando caer la bata, advertí la vagina muy colorada y abultada, con los labios ligeramente abiertos y todavía manando de ellos liquido seminal.

Lo único que se me ocurrió decir fue:

-          Será mejor que te vistas Claudia.

-      Tenés razón Gus, mientras me baño y más tarde pongo la mesa, andá al restaurant de la esquina y compra algo rico. Antes de salir no te olvides de disimular tu erección… y servirle una copa a mi dueño para que no se aburra.

Dijo esto último guiñándome un ojo.

No voy fastidiar contando los pormenores de la nefasta cena, en la cual bebí demasiado vino para sobrellevar mi bronca y la morbosa excitación que todo esto me generaba.

Debido al cansancio de la andanza, Gastón se quedó dormido en la mesa, lo llevé en brazos a su habitación y lo acosté, a mi regreso, ellos se estaban comiendo la boca, con el correr de los minutos los besos y caricias fueron subiendo de intensidad, él se bajó la cremallera del pantalón y sacando su gruesa verga bien parada le insinuó que se la mame.

Ella clavó sus ojos en los míos y sin consultar largó:

-        Se queda a pasar la noche con nosotros, estoy demasiada caliente para que vos puedas calmarme, necesito un hombre de verdad, mirale la pija, me estuvo garchando todo el día y sigue parada y dura. Si querés y lo aguantas, podés ver como me va a coger.

Y sujetándolo de la poronga lampiña se lo llevó nuestra habitación.

Era demasiada excitante la invitación para dejarla pasar.

Entré detrás de ellos y cerré la puerta, él sentado en la cama le sacó las tetas por el escote del vestido ligero que llevaba y se puso a jugar con ellas, las sobaba fuerte, mordía y chuponeaba sin importarle dejarle marca. Ella con las dos manos se las ofrecía para que se las mame, más gustosamente que a nuestro hijo cuando era bebé. Cada vez que él aprisionaba un pezón entre sus dientes y lo tironeaba le arrancaba un gemido de placer.

-        Dame tiempo y vas a ver como te voy a rellenar las gomas de leche putita mía.

 

-        Mmm… ¡Haz conmigo lo que quieras, pero nunca dejes de darme placer!

 

Era la primera vez que veía a mi mujer meterme los cuernos y el morbo vivido era como el mejor orgasmo de mi vida multiplicado a la enésima potencia; me senté en uno de los sillones del cuarto y arrojando mis pantalones y calzoncillos me hice una paja lenta, apenas tocándome, por miedo a irme en seco, quería alargar este placer hasta el final de mis días.

Ellos actuaban como si yo no existiera.

Él le hacía rebotar los pechos y ella se quejaba de lo moreteados que estaban.

Le quitó el vestido dejándola desnuda completamente, a pesar del corto vestido no usó bombacha, sin pensar que su hijo podría haberla visto.

Ella lo puso a él en igualdad de condiciones, dejando a mi vista el cuerpo fornido del director.

Se arrodillo ante él y tomando su gran miembro por la base, se golpeó las tetas y con una gran sonrisa se llevó el glande a su boca, lo lamia mirándolo a los ojos como la mejor de las putas, le recorría todo su tronco con la boca y volvía a chupar esa cabeza de verga en forma de hongo; asía el miembro con sus dos manos y sobraba pito. Le mamaba la verga como si fuese un helado, le circundaba el glande con la lengua y luego lo besaba por la parte inferior hasta llegar a sus huevos, se llenaba los pulmones con el olor de sus testículos.

-        Mmmmm… huele a macho en celo por mí…

Introducía ese glande en la boca y hacía vacío en esa cavidad aspirándolo, por tal motivo cada vez que se escapaba ese hongo se escuchaba un “PLOP”; la mamada aumentaba a un ritmo enérgico, la mano que sujetaba el miembro, lo masturbaba. Introducía la punta de la lengua juguetonamente en el agujero de la uretra, al meter alternadamente cada huevo en su boca se agachó un poco más parando ese culo divino que tiene y que desde mi ángulo se veía muy tentador.

Él movía su pelvis hacia delante y atrás como si las fauces de mi esposa se tratasen de una vagina.

Con la mano libre ella misma se pellizcaba los pezones.

Al retirar la verga de su boca, recorría con la punta de la lengua cada milímetro de verga y huevos.

Siempre mirándolo a los ojos.

-        Ya no aguanto, me vas a vaciar los huevos y quiero cogerte.

Cambiaron de posiciones, ella se sentó en la punta de la cama con sus piernas abiertas y él se arrodillo para practicarle un cunnilingus. Hábilmente puso el dedo anular y medio en “V” con cada yema abrió sus labios vaginales e introdujo su lengua viboreante en ese cálido y húmedo túnel.

Ella inclinando su espalda hacia atrás, con el brazo izquierdo se sujetaba de la cama y con el otro continuaba pellizcándose las tetas.

Con Claudia estábamos enfrentados, entre gemidos ella me observaba, sonreía y se pasaba la lengua por sus labios. Le daba más morbo mi presencia y se notaba.

El tipo jugaba con el clítoris arrancándole sonoros quejidos. Le recordé que en la habitación de al lado estaba su hijo y le pedí que baje el tono porque lo iba a despertar.

Esto provocó que él se incorporara y acomodándola en posición de perrito, la penetró.

Claudia inclinaba su torso para verlo, él se agarraba con una de sus manos de la cadera de ella y con la otra le apretaba una teta.

No podía creer que entrara esa ponga hasta los huevos, parecía un acto de magia.

Para que la penetración sea más profunda, Clau bajó una de sus piernas y la otra la dejó arriba de la cama, la posición que adoptó era como de subir una escalera.

La habitación se llenó del característico PLAF PLAF PLAF producido por el choque del hermoso culo de ella con la pelvis de él y sus huevos.

Para mí todo esto era como ver una película porno tridimensional, podía ver, escuchar y oler la contienda sexual.

-        ¡Ohhh! Garchame así hijo de puta, métemela máááás, rompé lo poco que me queda de concha. Siiiii, te la siento hasta mi útero.

Las embestidas de él eran fuertes y hacían bambolear las tetas.

-        ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! Mmmmm, pará, parááá, quiero sentírtela toda adentro mio hasta que me duela la concha. Sentate vos en la cama amor y déjame que te cabalgue ese vergón.

El tipo se acostó en la cama, con las piernas colgando de ésta y Claudia dándole la espalda a él y de cara a mí, se sentó con toda la poronga adentro.

La cabalgata de Claudia era larga y violenta, por momentos saltaba y por otros momentos movía su cadera en círculos.

-        Cornudo mirá que macho tengo, aprendé a cogerme asííííííí, ahhhhh, mirá como su pija abre toda mi argolla ohhhhhhhhh

Honestamente he de confesar que nunca logré que ella se comporte así de perra. Yo iba por mi segunda acabada y el desgraciado del director aguantaba estoicamente.

Así estuvieron hasta que él le pidió que se dé vuelta para chuparle las tetas.

Los pezones los tenía como frutillas de tanto ser chupados y pellizcados.

De mi posición no solamente se veía bien abierto su tajo, también su culo, el muy hijo de puta no le había dejado ningún orificio sano, aprovechó muy bien todo el día con mi esposa.

Ya cansados y sudorosos las penetraciones eran lentas pero no menos profundas.

-        Muéstrale al cornudo como me llenas la concha de leche, quiero que me vea bien la vagina enchastrada de tu semen papi. ¿Siiiii?

-        Lo que pidas mi reina. Aprendé cornudo de mierda como se coge una puta como tu esposa, desde el primer día en que te vi supe que ella te queda grande, es mucha mujer para vos. La perdiste, una vez que las minas prueban una verga como la mía, nunca la dejan. Confórmate con la paja.

 

Claudia clavándole sus uñas en el pecho, se introdujo la verga hasta el tope y quedó quieta. Él con movimientos espasmódicos acabo copiosamente en su interior.

-        ¡Agggggggggggggggggggggh!

 

Un instante después, ella se desmontó de él y acercó su concha a pocos centímetros de mi cara, con sus dedos abrió bien sus labios mayores y menores mostrándome su agujero para que no pierda detalle de la guasca vertida en su interior que estaba goteando el suelo. Un olor agrio inundaba mi nariz.

Su vulva estaba muy abierta e inflamada, una mano de ella acariciaba mi cabeza, como queriendo que se la chupe. No me animé.

Me besó y me manifestó:

-        Ya no hay vuelta atrás Gus, vos disfrutá de tus cuernos que yo lo voy hacer siempre de mi macho.

Regresó junto al director y le limpió la verga chupando hasta el último grumo de semen.

Se ducharon juntos y tras vestir a su nueva pareja, lo acompañó hasta la puerta de salida, ya eran las 5:38 hs del domingo.

Cuando mi esposa volvió a la habitación, nos acostamos abrazados, haciendo cucharita y nos dormimos sin hablar.

Pasaron los días y los encuentros entre ellos se desarrollaban cada vez más frecuentemente, pero lamentablemente no era invitado a presenciar los mismos. Si bien Claudia a su regreso me contaba todo con lujo de detalles, la excitación no era la misma.

Un viernes mi esposa me llamó a la oficina al mediodía para informarme que salía con él y que no regresaría hasta la noche, que me ocupara de Gastón, y a la tarde el director me mando un mensajito al móvil diciendo “Se la mando con una sorpresita”, demás está decir que los nervios me carcomían, me tenía muy inquieto eso de la sorpresita, a pesar de mis múltiples llamados telefónicas para pedirles explicación, ninguno de ellos respondió. ¿Cuál sería la sorpresa?

Lo más difícil fue disimular mi nerviosismo ante mi hijo, quien preguntaba a cada rato dónde estaba su madre y a qué hora regresaría… si el nene supiera la verdad…

Pasadas las once de la noche, retornó a casa muy desarreglada y bastante alcoholizada, al verla en ese estado, le pedí por favor que subiera a la habitación, si bien el nene estaba durmiendo, no quería arriesgarme que baje para algo y la observara así.

Como le costaba subir la escalera, le ayudé y esta cercanía me permitió sentir el olor a sexo que emanaba estimulando mí desesperación, la llevé en brazos a nuestro dormitorio para no perder tiempo, lugar en donde comencé a desvestirla casi arrancando su blusa y corpiño.

A modo de juego, ella aún con los jeans puestos, se encerró en el baño a ducharse. Dejándome como un león hambriento que pierde a su presa.

Ya no aguantaba más, me puse en bolas y me tiré en la cama a pajearme oliendo su blusa.

Rato después apareció desnuda envuelta en una toalla que dejó caer mientras se acercaba, se subió en la cama y contándome como el director la había poseído, apoyó su pie izquierdo en mi pecho, diciendo.

-        Te gusta?

La imagen me hizo acabar copiosamente manchando todo a mí alrededor, sin lograr esperar a que ella terminara la historia.

Su tobillo izquierdo tenía tatuada una cadena que lo rodeaba, terminando en la parte externa en un corazón conteniendo los símbolos entrelazados Hombre Mujer Hombre (♂♀♂) con los colores rojo, verde y blanco respectivamente, siendo una de las insignias masculinas más grande, la de color rojo.

-        ¿Cómo te dejaste tatuar eso Clau?

 

-        Él me lo pidió y a mi me gustó. Así como vos y yo llevamos un anillo que simboliza nuestro casamiento, este tatuaje representa nuestra actual pareja, al amor que siento por ustedes dos…

 

-        ¿Amor? -interrumpí-

 

-        ¡Si, amor! Como lo indica el tatuaje, un amor puro que es el que siento por vos, representado por el símbolo blanco y el otro un amor pasional, por eso el color rojo, que es el que siento por mi macho.

 

-        ¿Pero no te das cuenta que eso lo puede ver todo el mundo?

 

-        Para saber de que se trata se tienen que acercar mucho y la gente no anda por la calle agachada mirándome el tobillo izquierdo y menos cuando uso medias.

 

-        ¿Pero y si lo ve Gastoncito?

 

-        Para él va a ser un dibujito más, es muy chico para entender.

 

-        ¿Y cuando sea más grande?

 

-        Ya veremos…

Quedé pensativo por un momento, recordando eso de los colores, que cada uno representaba algo:

-        ¿Por qué tu símbolo es verde y no blanco como el mio, un amor puro? ¿Qué significa ese color verde?

 

-        El verde significa fertilidad…

 

-        ¡¿Cómo?!

 

-        Siiii, ¿Acaso no soy madre?

-       

Su respuesta no me gustó, como el tatuaje tampoco, pero cada vez que lo veía me saltaba una erección como con un resorte. Temía por el que dirán, por mi imagen, pero me excitaba terriblemente, y eso quedaba reflejado cada vez que hacíamos el amor, pues mientras la penetraba, se lo besaba y lamia sin poder contenerme.

Para ir terminando les recuerdo que el director está casado y tiene cuatro hijos. Su esposa de nombre Gladis, es un par de años mayor y posee tanto dinero como kilos, no tiene ni punto de comparación con la belleza de Claudia.

Muy alta es la calentura entre mi esposa y él, como si cada uno fuera adicto al cuerpo del otro, produciendo que los encuentros fueran muy frecuentes, casi diarios y a toda hora.

La esposa del tipo comenzó a sospechar de su cornamenta, dado las largas ausencias y creo también, la falta de sexo con ella, puesto que mi esposa le exprimía hasta la última gota de leche. Tras una discusión entre Gladis y su marido, la señora lo echó del hogar.

A Claudia no se le ocurrió mejor idea que traerlo a casa sin previo aviso, hasta que se apacigüen las aguas y pueda volver junto a su esposa. Ver que el director ocupe el cuarto de huéspedes para Gastoncito fue como que el colegio se mudara a su casa, no le agradó nada.

-        ¿Má y ahora dónde van a dormir los abuelos cuando vengan a visitarnos?

 

-        Hijo esto es provisorio, a más tardar un par de semanas.

 

-        ¿Entonces, hasta que se vaya no pueden venir los abu? 

 

-        No dije eso, tus abuelos siempre son bien recibidos, si vienen, nos acomodaremos, la casa es grande.

 

-        Pero… pero… ¡UFA!

 

-        ¡Hijo! Compórtate como todo un hombrecito y no hagas berrinches. Con tu padre te enseñamos a brindar ayudar a quien lo necesita.

Y Claudia necesitaba esa verga, cruzó por mi mente ese pensamiento al escucharlos.

A ustedes no les puedo mentir, la idea de tener a ese tipo y a mi esposa bajo el mismo techo me daba un shock de adrenalina, desea verlos coger de nuevo, el deseo era incontrolable. Imponiendo mi autoridad saliendo en respaldo de su madre, dije:

-        Gastón, no quiero escucharte protestar más. ¿Te quedó claro? Sé inteligente y aprovecha la estadía de tu director para levantar las notas que tenés por el piso. Ya varios de tus compañeros quisieran tenerlo en su casa para zafar de los números rojos, él puede ayudarte con el profe de matemáticas…

Mis palabras le recordaron cuanto odiaba al de matemáticas y le dibujaron una sonrisa, aunque no tan grande como la mía.

Todas las habitaciones están en planta superior, con vista a la calle están la de mi hijo y la nuestra, cruzando un vestíbulo con un baño a la derecha y a la izquierda la escalera a la planta baja, llegamos al cuarto de invitados con vista al jardín y a su lado la escalera que conduce al altillo.

La habitación de invitados cuenta con cama matrimonial, pues habitualmente es usada por mis padres que viven en otra provincia.

El domingo llegó el director y a los pocos minutos de instalado, ya aprovechaba cualquier encuentro con Clau para sobarla a voluntad y meterle mano.

Al tiempo que jugábamos con mi hijo en el jardín a la pelota, desde el balcón del cuarto de huéspedes a modo de tribuna improvisada, estaban ellos presenciando el partido, primero tomados de la mano, luego él se acomodó atrás de ella y sujetándola de la cintura, la obligó a reclinarse hacia adelante, apoyando sus codos en la baranda, dejando el pomposo culo bien paradito y sin retirarle las manos de la cintura, acomodó su pito entre las nalgas de ella. Mientras la madre alentaba a su hijo en cada jugada, él le restregaba la pija por todo el orto sin ningún miramiento.

Busqué un pretexto para que el nene juegue con el balcón a su espalda. El no tener los ojos de Gastón sobre ellos, soltó más al tipo, que levantándole la parte de atrás del vestido y bajando el cierre de su bragueta, la penetró. Claudia entre gritos de aliento disimulaba sus gemidos.

-        ¡Asííí!, así Gastón siiiiiiiiiiiiii, más fuerteeeeee, patea más fuerte hijooooooooh.  

Escuchar los alaridos de mi esposa calentó más al tipo y le siguió el juego con su doble sentido.

-        Escucha a tu madre Gastón, está pidiendo más fuerteeee… que patees, hay que darle duro y sin contemplación… al balóóóón

 

-        Hijo me dueleeee… ver como trabaaaas.

 

-        Gustavo como lo están humillando, haga algo jajajajajaja

 

-        Mi marido no puede hacer nada, si ya ya ya estáááááá adennntro… ¡Gooool!... mmmm que lindoooh

-        Otra vez se la metieron Gustavo y le entró hastaaa el fonnnndoooooo

 

-        Por favooor amor no te detengas, seguiiiii, seguiiii jugando asiiiiiiii. ¡¡¡Siiiiiiii!!! Como me haces gozaaaar con tus movimientos… hijo.

 

-        Miré como lo tiene roto… es una maravilla como de tantas metidas cada vez lo tiene más abiertooo. Parece el arcooooooo del trinnnnfo de tan abierto que estaaaaaaaaa

 

-        Esta muy duuuuuro y paradooo Gustavo, aprovechate hijoo

 

-        No parés, no pareeeeeeees y apretá más que la siento venirrrr, ya viene, ya viene, ya vieneeeeeeeeeee ¡Gggooooooooool!

 

En su inocencia el nene pensaba que todo ese entusiasmo era por él, y se acercó al balcón para saludarlos en el instante en que el toro de su madre le estaba inundando la concha con su guasca.

Gracias al cielo, la parte de adelante del vestido de ella tapaba la visión al niño de lo que pasaba.

Al observar el director a mi hijo abajo del balcón, fingiendo un saludo, llevó todo el peso de su cuerpo hacia adelante, aplastando el estomago de mi esposa contra la baranda y quedando el torso de ella hacia abajo colgando del balcón, con la poronga incrustada hasta los huevos, sintió las descargas de leche martillando directamente en su útero, pues todo el peso muerto del tipo estaba enterrado en la zanja de ella.

El hijo de puta mirando a mi hijo, en claro mensaje a su madre, preguntaba:

-        ¿Querés la leche?

Al escuchar Claudia la voz infantil diciendo “Si”, contestó.

-        La tengo toooooda adentro, es mucha y esta calentiiiita mmmmmm, pasá a la cocina hijo y espérame que bajo y te la sirvo…

 

Al entrar en la casa el niño, el director la desmontó dejándola bajar y guiñándome un ojo, el cínico me preguntaba si lo había disfrutado.

Fui el último en entrar a la cocina, ya que no me quedó otra que pajearme a un costado del jardín para bajar la erección que era imposible de disimular. Gastón estaba merendando en la barra del desayunador diario con su mirada perdida Cartoon Network, el director en el lavado y con mi esposa estábamos del otro lado de la barra, atrás del niño. En ausencia momentánea del intruso, mi esposa tomó mi mano y depositándola bajo su vestido mojó mis dedos con los líquidos que correaba su vulva.

-         ¿Aprecias como me llenó la “chuchi”? Ese tipo es todo un semental… -me dijo susurrando-

Saliendo del baño de la planta baja y subiendo las escaleras, él dijo

-       Voy a dormir un rato para estar descansado en la noche jejejeje, despiértenme por favor cuando ya esté servida la comida.

Ya se sentía el amo y señor de mi hogar, impartía órdenes como si fuera su casa, en tan sólo un par de horas, se cogió a mi mujer delante de todos, marcando territorio y humillándome.

Claudia, notó mi enfado y justo cuando iba a mandarlo a la mierda, en un beso selló mis labios con los suyos, imposibilitándome emitir sonido. Sugirió en tono cómplice, que nosotros también marchemos a dormir una siestita reponedora de energía.

Esa noche al preparar la cena…

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