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Mamá Y Su Vida

en Amor filial

 


Hace algunos años fui partícipe involuntario de un hecho que marcaría mi vida por siempre, justo en el momento que creí que mi vida mejoraría fue todo lo contrario.

 

 

 

Mis padres se divorciaron y con el dinero que obtuvo mi madre de la división de bienes, compró una bonita casa de dos plantas pero pequeña, en la periferia de una reducida ciudad de provincia bastante tranquila, en una comunidad de personas amantes de la naturaleza, que elegía la serenidad y seguridad como opción de vida, un buen lugar para vivir con calles arboladas, sol con cantos de pájaros, noches con luciérnagas y mucho parque alrededor de cada casa. Los habitantes en su mayoría eran familias, por lo general matrimonios jóvenes con hijos de mi edad, pocos solteros, mamá creo que era la única mujer sin marido en ese lugar.

 

 

 

Llegamos en verano y la primera persona que se acercó a saludarnos fue Verónica, la vecina de la casa de al lado, con quien mamá se hizo muy amiga y con quien pasaba su tiempo libre, ya que Antonio, el marido de ella trabajaba todo el día, salía por la mañana y regresaba entrada la noche.

 

 

 

Nuestras casas estaban separadas por un cerco bajo, cuando ellas se encontraban en el patio, en el mercado o en la calle siempre charlaban y a la hora del té se juntaban en su casa o en la nuestra y nunca se les acababan los temas de conversación. La vecina tiene tres hijos varones, el mayor de mi edad y el menor de un año, pero a excepción del bebé, a ninguno de ellos le caía bien, cuando jugaban en el jardín o con otros chicos nunca me invitaban, tampoco supe hacerme de otros amigos, por eso me la pasaba encerrado en mi habitación de la planta alta mirando por mi ventana como jugaban en la plaza con infinitos árboles y plantas que estaba frente a casa, nunca me queje pues en tenía televisión y desde mi cuarto escuchaba las tonteras que hablaban en la cocina o en la sala de la planta baja.

 

 

 

La vida transcurría sin grandes emociones y por lo general las personas salían de sus casas a caminar por las tardes, lo que se llama dar la vuelta al perro, para evitar el calor y tomar algo de aire fresco, una tarde en particular regresábamos del supermercado, mamá, Verónica y yo, pasamos por la la plaza cuando advertimos a un hombre de cincuenta y tantos años limpiando y recogiendo la basura, alto, flaco, sucio, con cara de malo y una boca con dientes faltantes y los pocos que le quedaban tenían un color amarronado. La vecina al verlo, giró la cara y le susurró a mamá:

 

 

 

Ese tipo es Pedro, vive frente a lo de nosotros, cruzando la plaza, en la fea casa vieja de rejas grandes, la junta de vecinos le paga para hacer el aseo a la plaza, pintar o podar los terrenos comunitarios; Desde que quedó viudo se ha convertido en un ermitaño, un inadaptado social, una persona con la cual no vale la pena hablar, te aconsejo que cuando te cruces con él lo evites, para lo único que sirve es para crear problemas, emborracharse y decirle cosas elevadas de tono a las mujeres.

 

 

 

Al escuchar las palabras de Verónica sentí tenía un desprecio manifiesto por ese hombre, al pasar por al lado de él, caminamos a un paso más veloz y ellas ignorándolo, cambiaron el tema de la charla por uno más trivial.

 

 

 

El verano transcurría y con mamá nos acomodábamos a la vida tranquila del lugar. Para que no estuviera encerrado en casa, ella me obligaba a salir a la plaza a llenar mis pulmones con un poco de aire fresco, me acompañaba y hasta jugábamos a la mancha, la escondidas y cosas por el estilo.

 

 

 

Un día en particular estando nosotros en la plaza, vimos Pedro y al pasar por su lado este saludó a mamá y ella educadamente le devolvió el saludo con su buen humor en general. Encontrarnos con él se hizo costumbre y el hombre siempre piropeaba a mami o cortaba una flor y se la regalaba, poco a poco de tenerle miedo pasó a entablar un diálogo social y ameno con el tipo.

 

 

 

Con los días calurosos, los encuentros de mamá y Verónica se hacían en la plaza, preparaban té frío en un termo y se sentaban en un banco bajo la sombra de un árbol para conversar, y como era frecuente Pedro se acercó para saludar a mamá, cuando se retiró el tipo para continuar con sus obligaciones laborales, la vecina le dijo:

 

 

 

Te dije que no lo saludes, él es viudo y vos estás divorciada con un hijo, ambos están solos y la gente es mala y comenta, no es bueno que los vean hablando, pueden pensar mal… ese mugriento es de mala calaña, no está a nuestra altura, no existe…

 

 

 

Ay Vero, por favor, estás exagerando, fue un saludo de cortesía nada más.

 

 

 

Esa tarde, al tiempo que los hijos de la vecina corrían por la plaza, yo permanecí cerca de ellas tratando de encontrar algo con qué entretenerme y observé a Pedro detrás de un árbol, casi escondido, mirando en dirección a ellas, masajeando su abultada entrepiernas por sobre el mameluco.

 

 

 

Al día siguiente mi madre me llevó otra vez a la plaza, como no tenía amigos me entretenía con un perro callejero, le convidaba mis galletas y jugábamos, mientras ella leía un libro sentada en un banco de madera. Se pasó el tiempo y como estaba por anochecer, fui hasta el banco pero solo encontré su libro, ella no estaba, la busqué con la mirada y la vi sentada más lejos, en la parte más obscura de la plaza y Pedro estaba muy cerca de ella, sujetándole una mano con la suya, le hacía palpar su gorda ingle y creo que miraban, yo disimulé continuando mis juegos con el perrito mientras los observaba de reojo, la cara de mamá era una mezcla de sorpresa y susto, pero con el correr de los minutos no retiraba la mano de donde se encontraba, él con su otra mano le sobaba el busto y hasta se animó a besarla.

 

 

 

Juntando valor, corrí hacia ellos como un caballero que quiere rescatar a la princesa de las garras de un villano, al verme mamá se paró y vino a mi encuentro, sin decir nada regresamos a casa, la cena transcurrió normal pero estaba intranquila, después de comer, me mandó a dormir y antes de acostarme, vi por la ventana y lo encontré al hombre parado detrás de una arboleda, como las dos habitaciones estaban pegadas y las ventanas daban a la plaza, supuse que estaría mirando en dirección al cuarto de ella.

 

 

 

A la mañana siguiente, mamá me informó que iba a salir con el auto a buscar a mi tía Paty y por tal motivo me llevó a la casa de Verónica, me dio un beso y dijo que a la noche regresaría. No sé si fue porque llovía y los hijos de la vecina no podían salir a juntarse con los otros chicos o por otra cosa, pero jugamos toda la tarde, a la noche me dio de cenar y después me mencionó que mi madre le telefoneó pidiéndole que me acueste en casa que ella estaba por llegar.

 

 

 

Esa noche no dormí y esperé el regreso de mamá y tía mirando por la ventana de mi cuarto, afuera estaba obscuro y solo las luces de las farolas de la plaza alumbraban apenas la cuadra y la entrada de casa, había parado de llover y todo estaba en calma, pero una sombra que cruzó la calle me asustó, pensé que venía a casa pero se encaminó a la de la vecina y al rato Verónica salió a su encuentro de esa figura que había traspasado la reja y estaba al lado de un árbol, cerca de la tapia que separa nuestras casas, bajé para ver mejor por la ventana de la cocina, la vecina se estaba besando apasionadamente con un hombre y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que ese hombre que le tocaba las tetas no era su marido, sino Pedro.

 

 

 

Mis ojos se adaptaron a la penumbra permitiéndome ver mejor como él le levantaba la falda y le amasaba el culo sin que opusiera resistencia o le moleste. A pesar que ella siempre hablaba de mala manera de ese tipo, tenía sus brazos rodeando el cuello de él y este la besaba como tratando de tragarse a esa mujer, yo había visto personas dando besos pero nada como esto, sus bocas eran como dos perros peleando, movían constantemente sus caras y él chupaba la lengua de ella.

 

Verónica en ese tiempo era una mujer de casi cuarenta años, gordita de muy buen ver, gringa descendiente de alemanes, alta como Pedro, rubia, de ojos claros, muy tetona y con unas nalgas prominentes.

 

 

 

Desde la seguridad de mi escondite escuché:

 

 

 

Dale putita vení a mi casa que tengo los huevos cargados de leche calentita para vos.

 

 

 

No puedo, mi marido está por llegar y mis hijos están durmiendo.

 

 

 

Entonces dejame entrar…

 

 

 

¿Sos loco? Si te encuentran los nenes o mi marido se arma un quilombo de bárbaro…

 

 

 

Entonces te la pongo acá mismo… no me voy hasta cogerte.

 

 

 

Él le subió el vestido y pude ver la tanga negra contrastando con la blancura de la piel de su culo robusto, las rudimentarias manos apretaban con desesperación los glúteos y sin dejar de besarla le bajó la bombacha y luego le introdujo varias veces un dedo en la peluda vagina. La vecina abrió el cierre del mameluco liberando una tremenda verga muy gorda y larga como el brazo del bebé de ella, la cual agarró firme y masturbó enérgicamente, aumentando su firmeza. Pedro le sacó el vestido y estrujando los gordos pechos de pezones rosados, chupó con hambre, ella se dejaba hacer, indefensa, le entregaba su cuerpo para que ese asqueroso hombre hiciera lo que quisiera.

 

 

 

La vecina tenía la cabeza hacia atrás mirando al cielo, dejaba escapar de su boca abierta fuertes quejidos al sentir como él le chuponeaba las tetas como un loco y aumentaba la cantidad de dedos que colaba en su concha, creo que esto último excitó más a esa mujer ya que separó las piernas y sin importarle que sus hijos despierten, emitía altos sonidos guturales de placer.

 

 

 

Pedro la forzó para que se agache y mientras ella se arrodillaba sus tetas se movían como las gordas campanas de la Iglesia llamando a misa. Quedé absorto al presenciar con que facilidad ella mamó esa enorme tranca e introdujo más de la mitad en su garganta, me hizo acordar al mago que papá contrato para festejar mi último cumpleaños y en uno de sus trucos tragaba un importante sable curvado.

 

 

 

Por como se lo metió en la boca, revelaba tener mucha práctica domando semejante bestia, no era el primer encuentro sexual entre ellos. A Pedro sin importarle nada le agarraba fuerte la cabeza con una mano moviéndola adelante y atrás, el cuerpo de él permanecía inmóvil, era ella quien tragaba casi toda la pija en cada empujón. No supe cuantas veces sacó parte del pene de su boca y lo volvió a introducir pero no perdí detalle en como creció la verga con la brutal mamada, costándole a ella cada vez más engullirla, tratando de recuperar el aliento como podía, teniendo la mandíbula abierta al máximo, escurriendo baba de las comisuras de sus labios, la cara roja como de agotada pero con ojos desorbitados de lujuria mirando como la asfixiaba esa pija al palo de aquel hombre.

 

 

 

Habrá transcurrido como quince minutos cuando él sosteniéndola de los pelos la levantó, escapando de esos labios de mujer la brillosa verga mojada de saliva. La acomodó de cara contra el árbol y ella mirándolo por sobre su hombro supo lo que vendría, separó sus piernas y empinó el culo, Pedro se paró detrás de ella y con una mano acomodó su pesada poronga entre los muslos, Verónica al sentir como entraba ese falo de descomunal grosor en su gruta húmeda, se aferró con sus brazos al tronco para recibir mejor las embestidas que no tardaron en llegar. Ella reaccionó a los pijazos escondiendo la cabeza entre sus brazos, logrando de esta manera bajar su espalda y elevar la cadera, quedando su torso a cuarenta y cinco grados y facilitando la penetración.

 

 

 

Las piernas de esa mujer parecían estacas clavadas al piso y mordía su labio inferior tratando de no dejar salir de su boca gemido alguno al tiempo que él castigaba con vehemencia la vulnerable concha. Las carnes de la vecina temblaban como un flan al recibir las puñaladas de verga.

 

 

 

Pedro no se detenía, la cogía incansablemente, tomándola por la cintura, respirando fuerte y a esta altura los gemidos de la vecina eran gritos.

 

 

 

Siiiiiiiii… hijo de puta metemela… mmmm… me estás matando… como me gusta tu vergaah… AHHHHH…

 

 

 

Si yo los escuchaba seguramente los hijos de ella también, pero el gozo dominaba a la razón. Mientras mi corazón latía muy fuerte, ellos giraron, él sin desclavarla apoyó su espalda contra el árbol, permitiéndome observar la cara de Verónica, que sin ser una mujer preciosa, se veía más bella que nunca, con sus ojos abiertos y la expresión que parecía entre entregada y llena de placer.

 

 

 

Pedro arremetía con más fuerza y ya no se sujetaba de la cintura de ella, ahora sus manos manoseaban las grandes ubres de verónica quien ya sin fuerzas soportaba como podía las fuertes estocadas.

 

 

 

En esa posición continuaron hasta que él emitió una especie de gruñido fuerte, se quedaron quietos por un momento tratando de recuperar el aliento y luego sacó de la vagina el pene algo flácido pero de todas formas temible, puedo ver a pesar de la poca luz caer de la peluda concha algo de líquido al piso. Ella le sacudió la pija un par de veces y llevándosela a la boca absorbió los restos de semen que quedaban.

 

 

 

Se vistieron rápido y como si todo estuviera cronológicamente medido, al rato aparece el auto de Antonio, la vecina algo ya respuesta le da el último beso de lengua a su amante antes de entrar a la casa. Pedro esperó a que el cornudo guardara el auto en el garaje para salir de su escondite corriendo en dirección a su hogar, mirando con cuidado de no ser visto.

 

 

 

Sin poder comprender muy bien lo que había presenciado subí a mi habitación con el corazón a punto de escaparse de mi cuerpo, tardé un tiempo en notar que una sustancia viscosa había mojado la entrepierna de mi pijama, como pude la limpié y sin saber muy bien que hacer con mi pito erecto, me quedé en la ventana esperando hasta que luego de una hora llegó mamá y tía. Luego de los efusivos saludos y de explicarme que llegaron tarde porque pincharon un neumático, corrí a mi cama para dormir por lo que queda de noche.

 

 

 

Antes de proseguir les describiré a mi mamá, 32 años, 1,68 de altura, pelo ondulado color castaño de largo hasta la mitad de la espalda, tez clara, ojos marones, delgada, muy linda de cara y físico, busto mediano, cola redonda y firme, piernas torneadas, nariz recta y boca sensual. Mi tía Paty tiene 19 años, un cuerpo parecido al de mamá pero los senos más pequeños y erguidos, cintura más estrecha, nalgona igual que su hermana, ojos claros y cabellera con corte carré, muy simpática.

 

 

 

A la mañana por suerte era sábado y pude hasta pasada las diez, al despertar, escuché a mamá en la cocina y al bajar la encontré con su sonrisa de siempre decirme “Buenos días dormilón” y colmó la cara de besos. Mientras me preparaba el desayuno vi que estaba vestida con calzas, una remera vieja de Los Ramones color negra que dejaba su ombligo al aire y zapatillas. Mi mente cargada de malos pensamientos por todo lo que fui testigo la noche anterior hizo que recabe que las calzas se le pegaban como una segunda piel y remarcaba el pequeño triangulito de su tanga perdiéndose entre los muy bien formados glúteos, y además en el movimiento de sus tetas bajo su remera ya que no solía usar sostén de entrecasa.

 

 

 

Al notar mi rostro turbado me preguntó:

 

 

 

¿Dormiste bien corazón? ¿Pudiste conciliar bien el sueño? Te noto raro…

 

 

 

Si, algo… será por la emoción de ver a tía…

 

 

 

Paty se va a quedar con nosotros un tiempo, te va a malcriar durante todo el verano jijiji… Sé buenito y andá a mi cuarto a despertarla y decirle que baje a desayunar.

 

 

 

Al entrar la encontré durmiendo de lado, despatarrada abrazando a la sábana y gracias a esto me dejó ver un culo perfecto con una minúscula tanga rosa y una musculosa color verde agua ajustada a sus pechitos. Con suavidad la desperté y ella entreabrió de apoco los ojos con clara señal que le molestaba la luz, pero ni bien me vio, me abrazó subiéndome a la cama y me dio un montón de besos. Me agradó pero me sentí incomodo porque otra vez mi pitio se paró, por suerte ella no lo notó.

 

 

 

Después de tomar el desayuno Paty me preguntó si quería ir a jugar al parque, yo le dije que si, mientras mi cabeza tenia las imágenes de Pedro con la tetuda Verónica enterrándole la descomunal pija bien adentro. A la tarde ayudé a tía a instalar sus cosas en la buhardilla, improvisando una habitación para ella. Como a eso de las seis de la tarde Paty salió a caminar para conocer el lugar y ya entrada la tarde, estaba mirando tv en mi cuarto cuando mami entró y me dijo que iba a salir a buscar as su hermana porque estaba por anochecer y tenía miedo a que se pierda.

 

 

 

Cuando terminó las caricaturas, miré por la ventana de mi habitación y encontré a mamá nuevamente en la parte más solitaria y obscura de la plaza, hablando con el degenerado de Pedro, quien apreciaba con lujuria su cara bonita y cuerpo atractivo. Tras un momento de sonrisas y gestos cómplices que me causaron celos, él llevando su mano a la cabellera de ella la besó, mamá le respondía abriendo su boca, abrazándolo a la cintura y acariciándolo con la mano que aun llevaba el anillo matrimonial a pesar de meses de separada legalmente, el tipo le apretó fuerte el culo atrayéndola contra su cuerpo haciéndole sentir la dureza de su bragueta.

 

 

 

Bajé corriendo rombo a la plaza para separarlos, cuando me paré frente a ellos Pedro me vio y ni se inmutó, continuó besándola pero esta vez hurgando con su asquerosa lengua la boca de ella y descaradamente le introdujo por dentro de la calza una mano para jugar con el clítoris.

 

 

 

Ahhhhhh… mmmm… siiiiii… que ricooo… uffff…

 

 

 

Gemía ella parándose en punta de pie al sentir la aspereza de esos dedos acariciarle el montes de venus y los labios vaginales.

 

 

 

De la cintura de él tomé la mano de mi madre apartándola de su lado, tardó ella unos segundos en darse cuenta de mi presencia, se sorprendió al verme como si yo fuera el mismísimo demonio.

 

 

 

¡¿Ehh?! ¿Qué hacés acá?.. ¿Hace mucho que estás?

 

 

 

En cambio Pedro me saludó como si nada acariciándome la cabeza con la misma mano que hasta hace un rato estaba en la concha y retomó sus labores.

 

 

 

Vamos a casa YA…

 

 

 

Y sin más me llevó a casa ofendida y enojada conmigo como si fuera yo quien hizo algo que no debía.

 

 

 

Cuando nos íbamos el desgraciado le clavó la vista en el culo y no perdió detalle del movimientos de sus nalgas al caminar. Tras decirme que me fuera a mi cuarto sin cenar, ella se quedó hablando con mi tía.

 

 

 

Al día siguiente, al levantarme me encontré con Paty usando un pantalón de tenis viejo que encontró de mi papá y que a ella le quedaba como un hot pant, no alcanzándole a cubrir la parte inferir de los cachetes de la cola. Ella estaba limpiando la casa junto con a mi madre, al terminar prepararon el almuerzo y luego de comer, subimos con mi tía nuestros cuartos, ella a dormir la siesta y yo a jugar con la play.

 

 

 

Instantes más tarde, escucho a mamá despedirse de mi tía desde la escalera que lleva a la buhardilla diciéndole que tiene que salir por una urgencia en su trabajo, que me cuide, y la veo pasar dejando la estala de su perfume por el pasillo, vistiendo una pollera negra ajustada algo más baja que una minifalda, tacos altos y una musculosa rosa de tirantes de gran escote, el pelo suelto y muy maquillada, a los pocos segundos oigo el ruido de la puerta cerrarse. Enseguida subo a ver a Paty la cual dormía.

 

 

 

Salgo sin hacer ruido para ir tras los pasos de mi madre, la veo cruzar la plaza caminando sensual, hasta llegar a la gran reja oxidada de la casa de ese tipo, la abre y pasa sin llamar, como a esa hora todos duermen siesta religiosamente creo que ningún vecino la vio entrar. Me quedé un rato en la puerta esperando juntar coraje, entré acercándome con sigilo a la destruida casa, a mi paso encontré un ventanal con la cortina corrida, miré con cuidado tratando de no ser visto observando el interior de la casa que es pequeña descubro una cocina comedor, un pequeño baño sin puerta y una pieza chica con una cama. Pude distinguir a mi mamá con un vaso de vino en la mano y apoyando su trasero en la mesa y a Pedro descalzo, con el torso denudo y un bóxer agujereado bebiendo y hablando cariñosamente muy cerquita de ella.

 

 

 

Me acomodé mejor y me dí cuenta que el escote de ella enseñaba muy sexy los bordes de las tetas, que a pesar de no ser grandes son de tamaño más que interesantes, en un momento vi al hombre pararse frente a ella, dejar el vaso en la mesa y besarla, mi mamá no lo evita y de buena gana deja al viejo pijudo meter su lengua dentro de su boca, no podía creer lo que veía, mi madre entrelazaba sus bonitas piernas sin medias en la cadera de él al tiempo que este daba pequeños chupones en el cuello hasta llegar a los senos, que estruja y muerde.

 

 

 

Con rabia, pena, miedo, dolor y excitación presencio como le quita la musculosa y pellizca los erectos pezones que desafían con su dureza el maltrato otorgado por los dedos sádicos de él. Ella ríe nerviosa y coquetea con él moviendo sus tetas.

 

 

 

El vencido elástico de sus calzoncillos no logra contener la gorda cabeza de la verga que asoma como buscando la húmeda entrepierna de mi madre.

 

 

 

El tipo se deja caer sobre la mesa, aplastando con su cuerpo el de ella, sobando fuerte con cada mano sus lolas, besándola como un poseso; Entrelazando sus lenguas ella le araña la espalda causándole un leve escozor y él le devuelve el trato mordiendo un pezón para luego meter en su boca lo que puede de esa teta, con sus ojos ve las facciones de ella expresando dolor y gozo.

 

Los pechos de la mujer que me parió son mucho mejor que las de la vecina y él lo sabe, no creo que en su vida ese asqueroso haya tenido una mujer tan esplendida. Mamá con los ojos semi cerrados observaba a ese animal deleitarse con las tetas que alguna vez me alimentaron. Pedro con un movimiento rápido tira al suelo la tanga y a lo bruto hace los mismo con su falda sin que mi madre muestre algún signo de resistencia.

 

 

 

El cuerpo de ella yacía desnudo sobre la polvorienta mesa, unicamente seguía manteniendo los zapatos de taco aguja que la hacían ver muy puta. El tipo descendió su cabeza por el vientre plano hasta la entrepiernas lampiña de mamá dejando un surco de saliva y con su lengua en punta lamió la abertura vaginal a lo que ella respondía con sus finos dedos enredados en los grasientos cabellos de él, gimiendo mucho más fuerte de lo que escuché a Verónica cuando este maldito la tomo la noche anterior.

 

 

 

Con sus brazos esqueléticos estirados continuaba tironeando los carnosos pezones y apretando la tetas con grandes moretones causados por los fuertes chupones que le propinó.

 

 

 

La lengua masculina que se movía dentro de la concha ya causaba efecto en ella, mordiéndose el labio inferior cerraba las piernas pero sin fuerzas para evitar que le siga recorriendo las paredes vaginales, un liquido transparente escurría de esa cerrada gruta rosada. Pedro se puso de pie y abriéndole las piernas frotó con la cabeza de su monstruosa verga toda la raja, ella lo observaba con miedo sabiendo lo que vendría le suplicó que la metiera despacio, por el tono en su voz entendía que a él el ruego le importaba poco.

 

 

 

El jaló a mi madre un poco hasta dejarle parte de su divino trasero fuera de la mesa como colgando y sin ninguna intención de evitar su sacrificio mamá sujetó el glande situándolo en la puerta de la vagina y llevó su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos, Pedro al sentir el contacto con los labios mojados, la penetró de un golpe hasta el fondo, de una manera muy violenta, ya dentro de ella toda, lanzó un quejido ahogado.

 

 

 

¡¡¡AAAAAAAAAAAAYYYYYY!!! Hijo de putaaaaaaa… uhhhhh… me cagó en vos… me dueleeeeeeee… la tenés muy grande no me la podes clavar así… me rompiste toda… ayyyyyy...

 

 

 

Sin importarle la agonía, la bombeaba furioso y ella retorcía su cuerpo de dolor buscando con sus manos los bordes de la mesa para agarrarse y no caerse, las tetas con sus pezones erguidos apuntando al techo se movían al ritmo de los bestiales embates, el bruto no deja de enterrarle la pija hasta golpearle el útero, mientras respira agitado, gozando al máximo el cuerpo de mi mamá sin que oponga alguna resistencia.

 

 

 

Eso no tenía nada que ver con amor, era una violación, me dí cuenta que ese ser misógino disfrutaba forzando a las mujeres, algo me decía que debía buscar la forma de entrar a esa casa y ayudarla pero él estaba tan fuera de si que me daba terror.

 

 

 

Proseguía el castigo cada vez a mayor velocidad, a ambos les faltaba el aire, ella estaba aguantando los pijazos con los ojos en blanco, la masacre duró como media hora y luego que la embistiera con un golpe muy atroz que hizo que la mesa se moviera de lugar, de repente se detuvo sin sacar su descomunal verga, la levantó mojándole el cuerpo con su sudor y la llevó a la cama, dejándose caer sobre ella, mamá extendió sus débiles brazos para evitar que la aplastara, ya que era más grande que ella. Cambie de venta para no perderme detalle y desde mi nuevo lugar advertí que la verga era de tal porte que volvía estrecha la vagina, y sin que eso fuera un impedimento, mamá reaccionaba ante su agresor rodeándolo con sus piernas y apoyando los pies con los zapatos puestos sobre las nalgas de él.

 

 

 

Se dijeron cosas que no alcancé a escuchar, ella estaba con la mirada lánguida, y él inició un nuevo ataque contra el desbastado cuerpo de mamá mientras se besan, permanecí por lago rato contemplando la grotesca escena, hasta que el tipo soltó un quejido y se desplomó sobre ella con todo su peso, rodaron hasta caerse de la cama, permaneciendo inmóviles en el suelo un momento.

 

 

 

Mamá se levantó visiblemente exhausta, respiraba agitadamente con la boca abierta, su delicado cuerpo maltrecho trataba de recuperar fuerzas, los pezones los tenía muy crecidos y con horror vi que los labios vaginales los tenía muy hinchados y rojizos con un descomunal agujero del cual caía chorros de semen al piso, separó algo sus piernas y se pasó una mano por la concha para percibir el daño que ese hijo de puta le había hecho, se miró la mano empapada de esperma un momento y luego dirigió su vista a Pedro viéndolo con una cara muy distinta a la que siempre conocí, con el pelo revuelto, sin decir nada ella se arrodilló agarró la pija y le dio besos suaves como a un bebé por todo el inflamado glande, le lamió las peludas bolas y más tarde se lo metió lo más que pudo dentro de la boca, después le guiño un ojo usó su lengua como si ese terrible falo fuera un delicioso helado.

 

Él se enloquece, con sus dos manos la la agarra de los pelos, la obliga a tragársela y moviendo su pelvis enérgicamente le hace un mete saca bestial en la boca como hace un rato lo hizo con su concha, hasta que tomándola de la nuca atrajo la cabeza contra su cuerpo hasta que la nariz perfecta de ella se apoyó contra los pendejos, pasó como dos minutos y no la soltaba, ella temblando daba manotazos al aire, no podía respirar, su cara estaba violeta.

 

 

 

¡¡¡Puta tragala!!!… Ahhhh… te estoy llenando la garganta de leche… mamita tragala toda que te gusta… no quiero ver ni una gota de semen porque te juro que te cojo delante de tu hijo… mmm… y vos sabes que lo hago… conmigo no se juega...

 

 

 

Mi madre trata de tragar pero está al borde del desmayo, Pedro la suelta y le saca la chota con pequeños grumos blancos, ella en el suelo daba bocanadas de aire profundas, inhumanamente él le abrió la boca para constatar y en las fauces no existía rastro alguno de esperma.

 

 

 

Sabia que los ibas hacer… sos una ramera de primera… y a mí me fascinas las putas… ahhh... y más si tienen hijos… me encanta que esas señoronas que fingen ser esposas ejemplares y madre de familia en realidad lo único que les importa es tener mi verga dentro de ellas...

 

 

 

Mamá intentó pararse pero pero los tacos altos se lo impedían, era como ver un potrillo recién nacido intentar erguirse, se descalzó y como pudo se levantó y fue al baño.

 

 

 

Su cuerpo bello estaba muy lastimado, después de hacer pis se asustó al ver su reflejo en el espejo, se duchó y mientras intentaba recomponerse, él entro a mear y al tiempo que vaciaba su vejiga le decía cosas vulgares y le introdujo un dejo en el culo, luego sin apretar el botón del inodoro salió cagándose de risa y se tiró de espaldas en la cama. Un rato después mami sale con el cuerpo mojado igual que el pelo y cuando intentó recoger sus prendas para vestirse, él sujetándola de una muñeca la arrojó sobre la cama e inmediatamente no dejó recoveco sin manosear y la besó con prepotencia, con las manos quería forzarla a que lo masturbe.

 

 

 

Nooooo… Pedro dejame, es tarde… ya obtuviste lo que quisiste… mi hijo me espera… me quiero ir...

 

 

 

Él la atrapó con su cuerpo y le mamó las doloridas tetas por un rato más, ella estaba disgustada y quería zafar. Cuando volví al ventanal para tener una visión más amplia del lugar, ellos están sentados en la cama hablando no sé que, mi madre volvió a pararse, juntó su ropa y se vistió baja la atenta mirada de él.

 

 

 

Era momento de irme, salí si hacer ruido y cruce la plaza corriendo, al regresar a casa por suerte mi tía seguía durmiendo, caminé hasta mi cuarto y me recuesto boca a bajo para tapar mi erección, no pasó ni dos minutos y escuché a mamá entrar, cuando subía a su recamara se encontró con su hermana y se quedaron en el pasillo charlando, gracias al cielo no preguntó por mí ni entró a mi habitación o me hubiera encontrado con la cara descompuesta y mis ojos como plato.

 

 

 

Cuando cayó la noche y ya más tranquilo, pasé por el cuarto de mami vi que ella estaba durmiendo con un camisón blanco corto y muy liviano para evitar el calor, bajé y Paty estaba preparando la cena, cuando la comida estuvo lista, tía le avisó a su hermana y ella bajó sin deshabillé, solo con el mismo camisón con el cual se acostó pero era ultra corto, como mucho dos dedos por debajo de la cola de largo, hábilmente se arregló el pelo para que le tape las marcas del cuello y de los senos.

 

 

 

Nos sentamos a la mesa, me estaba acomodando el pene porque de tan erecto me dolía, cuando me atoré al escuchar la dulce voz de mamá preguntarme:

 

 

 

¿Qué tal tu día hijo?

 

 

 

Coff, Coff… bbbien má...

 

 

 

Te notó desmejorado, me parece que te estás por enfermar, va a ser mejor que te acuestes y mañana si seguís igual te quedas en casa haciendo reposo.

 

 

 

Acepté sin chistar y me metí en la cama, mi mente no alcanzaba a procesar lo ocurriendo entre ese hijo de puta y mi madre, una cosa era verlo abusar de la vecina y muy distinto de mamá, ya no sabía si me agradaba o me disgustaba, me dolía el estómago y tenía ganas de vomitar. Por más que intenté no logré conciliar el sueño ni quitarme la imagen del cuerpo mancillado de mamá de mi cabeza.

 

 

 

Desde mi cuarto escuché que mami miraba tele en su habitación y hacía un rato que Paty me había dado las buenas noches. No sé si pude dormir algo o si mi cabeza se desconectó de la realidad, era de madrugada cuando me levanté para ir por un vaso de agua la casa estaba a obscuras y vislumbré que por debajo de la puerta cerrada de la pieza de mamá se filtraba luz clara, me acerque y al ver por la cerradura quedé petrificado, ella estaba en la cama agachada en cuclillas completamente desnuda y con las manos apoyadas en las rodillas, cabalgando la infernal verga de Pedro, dándole la espalda subía hasta antes que glande saliera y se dejaba caer, dando fuertes y repetidos sentones, él para ayudarla la tenía agarrada fuertemente por la cintura, ella intentaba ahogar los gemidos como lo hizo Verónica, mientras ese macho bravío la cogía pero esta vez le entraba la pija mucho más fácil. A pesar del encuentro que mantuvieron por la tarde, el castigo era de similar vehemencia y agresividad, el rechinar de la cama y el PLAF PLAF PLAF que producían los dos cuerpos al chocar aumentaban los decibles segundo a segundo, en cada estocada que mi madre soportaba ponía cara de puta en celo, de mujer completamente entregada al placer.

 

 

 

Solo el ruido de la habitación de mi tía al abrir la puerta me desconcentró de mi espectáculo, con mucho miedo y mi corazón latiendo a mil revoluciones por hora me escondí en mi cuarto, como un alma que lo lleva el diablo trataba de escuchar lo mejor que podía pero solamente oía el tambor de mi corazón, pasó un tiempo y cuando estaba por regresar a pararme frente a la pieza de mi madre, vi a Paty con su fina bata blanca pasar, al asomarme la observé apoyando una oreja en la puerta y para mi sorpresa, luego se agachó para espiar por la cerradura, se mordía los labios y con una mano apretaba uno de sus pechos mientas que con la otra se tocaba por arriba de la bombachita, estaba perdida viendo por la perilla a mamá y Pedro follar como animales, sin notar mi presencia se saca la bata y el camisón quedando solamente con una diminuta tanguita, tenía pezones mucho más grande que su hermana, eran como grandes fresas rojas maduras, moría por llevármelos a la boca, para mi gozo se los apretaba con los dedos y tironeaba y estos respondían a las caricias engordando. Desde el marco de mi habitación escuchaba la respiración entrecortada de tía y de fondo los gemidos de mamá que se mezclaban con los de Paty quien ya casi sin poder controlar sus actos se bajó la tanga mostrándome una una vagina con labios gruesos y una mata de pelos obscuros y largos, se notaba que todo esto la ponía loca su entrepierna tenia un hilo de liquido blanco transparente que ella recogió con sus dedos, los probó e introdujo dentro de su conchita dos dedos, moviéndolos y con el pulgar se estimulaba el clítoris mientas sin pestañar no perdia detalle de todo lo que pasaba dentro de la habitación de mamá, escuchando como perdía los estribo con la verga de ese casi vagabundo rompiéndole la concha, mientras soltaba gemidos y gritos sin importarle quien los escuchara, de las piernas de mi tía escurría un manantial de flujos cristalinos, Paty también gemía pero de una forma más callada, ella continuó espiando hasta que un fuerte orgasmo la dobló casi desplomándola sobre la puerta, le hubiera vendido mi alma al diablo para que eso sucediera.

 

 

 

Por miedo regresó a la buhardilla dejando un charco en el lugar donde había estado parada, que me tiré a beber como un gatito la leche, era de gusto salado pero exquisito.

 

 

 

Al asomarme nuevamente por la mirilla Pedro la tenía ensartada en cuatro patas y le pegaba sonoras cachetadas en el culo, mamá tenía el pecho apoyado en la cama y las nalgas bien levantadas y entre medio de las piernas asomaba la mano derecha con la que se daba pequeños golpecitos en el clítoris.

 

 

 

Ahhh… la tengo muy abierta… oiiiiii seeeee… asíííííí nooooo que me partís…

 

 

 

Los bombeos disminuían en ritmo pero aumentaban en intensidad, cada embate era un golpe macizo que le clavaba de un duro empujón toda la pija hasta el fondo, desde la gorda cabeza hasta que los huevos chocaran con el monte de venus, sacudiéndole con fiereza todo el cuerpo, ella cerraba los puños estrujando la sábana y abría la boca sensualmente. En un momento él se desplomó sobre ella y los dos en posición horizontal continuaron abotonados, Pedro movía su cadera arriba y abajo, ayudado con el peso de su cuerpo el que dejaba caer en cada penetración, lograba que el glande martillara el útero, enloqueciéndola, ella con las uñas pintadas de sus pies rasguñaba la cama.

 

 

 

Él le susurraba en el oído y le mordía el lóbulo de la oreja, de la apretada concha escurrían hilos de semen que mojaban la sábana, estaba eyaculando pero no le bajaba la dureza, mi madre lloraba y él le pasaba la lengua por la cara para recogerle las lágrimas, tras un par de minutos los quejidos cesaron y el mástil salió, dejando un reguero de leche en la cama.

 

 

 

Desde el dormitorio de ella ya no salían más ruidos, volví a mi cama por miedo a ser descubierto y poco después siento a mamá entrando muy despacio en mi cuarto con las luces apagadas para cerciorarse que dormía, se paró a mi lado y me dio un beso húmedo en la frente, su cuerpo olía a raro, Pedro fue al baño y al encender la luz me permitió vislumbrar con mis ojos entrecerrados el cuerpo desnudo de mi madre, con su vagina irritada y abierta, aun segregando semen a unos centímetros de mi nariz.

 

 

 

-Por favor apagá esa luz... ¿No te das cuenta que estoy en la habitación de mi hijo?

 

 

 

Le dijo ella susurrando. Él camino hacia nosotros con su enorme miembro moviéndose como un péndulo y le dijo:

 

 

 

Pero si está dormido.

 

 

 

Pero se puede despertar…

 

 

 

Si no se despertó hasta ahora dudo que lo haga jajaja.

 

 

 

Le contestó apoyando su verga que cabeceaba intentando volver a pararse entre los cachetes de su bien formado culo, le besó el cuello y le sobo una teta.

 

 

 

Mejor volvamos al cuarto, no quiero correr riesgo.

 

 

 

Con voz ahogada le dijo mamá y agarrándolo de la pija lo llevó a su dormitorio.

 

Por más que cerrara los ojos continuaba viendo las facciones que tenia ella después de entregarle su cuerpo a ese sádico.

 

 

 

Las visitas de Pedro continuaron a escondidas por las noches durante casi un año, no sé si mamá le contó a Paty sobre su amante pero por más que el verano terminó nunca se fue de casa, vi varias veces a mi tía espiar a mamá por el ojo de la cerradura llevando algún objeto para introducir entre sus piernas mientras presenciaba las escenas de sexo de su hermana. Durante todo ese tiempo yo fui el testigo principal de esas tres mujeres que se entregaron al placer, pero nada de eso dura para siempre, mi vecina Verónica descubrió lo que pasaba entre Pedro y mamá y sin pensarlo armó un lío tremendo, fue una pelea muy fuerte con gritos y golpes, mi tia Paty tratando de separar a esas mujeres, al final el marido de Verónica se enteró que era cornudo y que sus hijos no eran de él, sino de Pedro, mamá quedó destruida por la noticia, nunca más habló o se juntó con él, como recuerdo de esa relación, mamá tuvo que abortar dado que no tenia como explicarlo a la familia ni evitar los comentarios de los vecinos de la villa por tal motivo nos tuvimos que mudar de ciudad, hasta el dí a que murió mamá no volvió tener relaciones con otro hombre.

 

 

 

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Autores: Gus Becker & Kaos ®

 

Ayuda espiritual: Marcel Milord

 

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