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Nuevo Barrio.... Nueva Vida para Mamá

en Voyerismo

La vida conyugal de mis padres estaba llegando a su fin...hasta que llegó.

 

Papá, tipo amante del dinero. Para él la vida era ganar plata o perderla. Ganaba muy bien y también la gastaba muy bien en el juego.

 

Creo que eyaculaba si ganaba plata en el casino, pero con mamá....no eyaculaba.

 

Ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que los escuché tener relaciones, pero si acuerdo de las peleas, gritos que tenían a diario, hasta que mamá dijo basta.

 

Un día, caliente porque papá le pidió austeridad en los gastos luego de haber perdido en el casino, mamá lo echó.

 

Seguimos viviendo en el departamento del barrio céntrico con mamá, hasta que salió el divorcio.

 

Papá, sin importarle si yo comía, estudiaba, nada, y con una treta legal vendió el departamento.

 

Por lo menos arregló pasarme una cuota por alimentos, que cumpliría cuando se le antojara. Mi mamá (Mariela de nombre), recibió su parte más una plata que milagrosamente permanecía en el banco y decidió que nos teníamos que ir a un departamento más chico y en un barrio mas humilde.

 

Ella sufrió hasta que volvió a asegurarse que tendríamos una vida medianamente digna, nunca decayó su físico a pesar de un principio de depresión por lo vivido, a sus 36 años era llamativa, mide 1,70 sin tacos, su cabello es rubio claro, pasando los hombros cortado en degradeé con unos pelos que le caen sobre la frente, ojos grandes verdes oscuros, pechos grandes y muy firmes, fina cintura y una cola espectacular, bien parada y redonda, bien firme, bien provocativa, hermosas piernas firmes sin rastros de la más mínima celulitis, o sea una hermosa mujer.

 

A pesar de ser introvertida le gusta mostrar su silueta lo justo para no pasar inadvertida. Le gustan las polleras cortas sin ser súper minifaldas, usa calzas bien apretadas, pantalones bien justos, y en verano hace las compras y sale con amigas en short. Tiene dos short, uno gris y el otro negro que los bordes de abajo se levantan dejando ver el comienzo de los cachetes de la cola.

 

Nos mudamos a un departamento de 3 ambientes, en un segundo piso, en un barrio semi tranquilo. La advertencia era evitar estar en la calle muy de noche.

 

Por todo el desastre del divorcio, perdí mi año de estudios y mamá tenía que buscar nuevo trabajo, por eso, por unos meses estábamos sin hacer nada. A mamá la ayudaban económicamente sus 3 hermanos.

 

Uno de los shorts de mamá, el negro, fue el causante del comienzo de la historia. Una tarde, serían las 19 y 30 hs. cuando mamá descubre que no alcanzaba la carne para la cena y faltaban otros productos y decidió que fueramos al súpermercado que está a tres cuadras.

 

Tenía puesto el short negro y una remerita rosa que le marcaban sus grandes pechos, que como era cerca, decidió no cambiarse.

 

Salimos y a mitad de camino había 3 pibes sentados en un umbral. Con pibe me refiero que andaban por los 21 o 22 años.

 

Miraron cuando nos acercábamos, estaban fumando y tomando cerveza; uno de ellos, que seguramente era el líder, estaba sentado en el medio, era muy morocho y parecía alto, el pelo lo tenía largo, enrulado y de color negro, le caía en los hombros.

 

Pasamos delante de ellos y el líder (por ahora lo voy a llamar así), después que pasamos dijo:

 

  • Ay mamita, que hermosa cola, bajate el shorcito, que se te vean las nalgas.

 

Mamá no respondió nada.

 

Compramos y a la vuelta el flaco estaba parado apoyado contra la pared, era alto en serio, mucho mas que mamá.

 

  • Pagaría por ser tu short, para rozarte el ojete y oler a tu conchita...

     

 

Dijo cagándose de risa.

 

Mamá guardó silencio y eso me puso muy mal.

 

Mamá se había echo amiga de Doña Irma, la vecina de piso que vivía sola desde hacía muchos años, desde antes de enviudar.

 

Esa noche vino a tomar mate y se quedaron hablando mientras yo estaba en mi habitación, de ahí escuché que mamá le comentó sobre el pibe del umbral y ella le dijo:

 

  • Mariela, hija, cuidado con ese chico, es peligroso, viven tomando y molestando. Se comenta que roban pero nunca se les pudo demostrar nada. Por lo que me contaste, el que te dijo esas groserías, es el jefe y ese es el más peligroso.

  • Tiene chicas jóvenes para molestar, no una mujer grande con un nene de la mano.

  • A ese hijo de puta no le importa el nene, me enteré por una mujer que vivía en el cuarto piso, casada, que tanto la jodió y amenazó, que un día que el marido fue al interior por trabajo, se acostó obligada con el “Rata”, así le dicen y le va perfecto. La tuvo encamada los 3 días que el marido estuvo afuera. Me contaba que nunca había imaginado que alguien poseyera un “bicho” tan grande, ni un tipo tan depravado asqueroso, ese guacho no tiene límites., la pobre mujer quedó destruida. Estuvo días sin salir hasta que se mudaron.

  • ¿Y el marido?

  • Si se enteró no hizo nada, todos le temen a él y sus amigotes.

 

Se fue la vieja y mamá quedó rara. ¿Qué le pasaba?. Pronto me iba a enterar.

 

Al otro día, a la mañana mamá fue a despedir a la vieja que se iba un mes a la casa de un hijo en la costa y seguía rara, en silencio.

 

A las 19 hs. y cuando pensé que mami comenzaría a preparar la cena, se cambió.

 

Se puso un vestido solero blanco, que le queda muy holgado y bastante corto, me agarró de la mano y me dijo que íbamos al súper. Me agarró miedo.

 

Mamá estaba nerviosa, y para colmo de males, cuando pasamos frente a ellos (había dos, el Rata sucio ese y otro más) el viento le levanta el vestido dejando ver la tanga blanca metida en la raya.

 

Enseguida mamá se lo bajó, pero ya era tarde…

 

La Rata se paró como un resorte, caminando muy rápido nos pasó, se paró adelante nuestro obligándonos a parar y le dijo a mamá mirándola fijo a los ojos:

  • ¿Lo haces a propósito mami?, ¿Querés joda?

  • Salí pendejo, correte.

  • Pendejo es el que tengo entre las piernas para vos mamita

  • Seee, me imagino…

  • Vení un ratito así hablamos

  • ¿No ves que estoy con mi hijo?

 

Miró al amigote y le dijo:

 

  • Vení Tuli, quedate un rato cuidando al nene.

 

El amigo se acercó, mamá me miró y me dijo:

 

  • Quedate con el chico un rato, no tengas miedo, ya vengo.

 

El amigo, riéndose me agarró la mano y ellos caminaron unos pocos metros y la Rata la sujetó del brazo y la metió en la entrada amplia de un edificio viejo.

 

El amigo, caliente, me dijo que fuéramos al lado de donde estaban ellos, para espiar y escuchar. Me dijo al oído:

 

  • Quedate calladito que vamos a ver como se la aprieta a mami.

 

Ahí vimos que mamá se puso de espalda contra la pared y la Rata apoyó una mano al costado de la cabeza de ella, estaban casi pegados frente a frente.

 

Mamá dijo:

 

  • ¿Y?, ¿Acá estamos, que te pasa?

  • Mirame el bulto y vas a ver que me pasa.

  • Nene, estas muy nervioso

  • Síííí, muy... después de verte el orto me puse muy nervioso

  • Tranqui

 

La Rata se inclinó, apoyó su boca sobre la de mamá, sacó la lengua y se la pasó por los labios de ella. Mamá primero quiso separarlo con las manos, pero enseguida las volvió a bajar.

 

Él volvió a hacerlo y ahora ella sacó su lengua; la tomó de la cintura, mami colocó sus manos en los hombros de él y se besaron.

 

Él se separó un poco, con las manos en la cintura de ella comenzó a bajar una, la apoyó en su culo, la siguió bajando, le levantó el vestido y le acarició el orto por encima de la tanga.

 

Ella cerró los ojos y enseguida le dijo:

 

  • Paremos acá, ¿No?

  • Te la quiero meter.

  • Ya sé

  • Tocame un segundo el bulto mamita

 

Le tomó la mano y la pasó por el contorno de un enorme bulto, mamá lanzó un suspiro y con los ojos cerrados le dijo:

 

  • ¡Ahh…! Es enorme, en serio

  • ¿La imaginas toda adentro de tu culo?

  • Realmente va a ser una guerra muy jodida.

  • ¿Pero te la vas a aguantar?

  • Espero

  • Esta noche estoy en tu casa

  • ¿Qué hago con mi hijo? No tengo donde ni con quien dejarlo

  • Mamita, no vamos a tener una encamada y listo, vamos a estar muchos días en guerra y muy sucia. Que se acostumbre a verme ahí, que me tome como su nuevo papito... aunque muy chancho, jajaja

  • ...mmm… está bien

  • Esta noche a las 11y30, voy a llevar ropa

  • Dale

  • ¿Qué piso era?

  • 2° B

  • Esperame

 

El amigo me corrió unos metros, él también estaba con el bulto parado.

 

Mamá me agarró de la mano, sin ir al súper, ¡¡¡O sea que era una excusa!!!

 

No era esa mi mamá, o por lo menos la que conocía. Caminamos en absoluto silencio.

 

Cuando llegamos, me dijo visiblemente excitada y sin rodeos:

 

  • Esta noche va a venir ese pibe acá y se va a quedar varios días, no te voy a mentir, va a ser como cuando estábamos con tu papi. Él va a dormir conmigo y vamos a hacer cosas por si escuchás, no te asustes, mamá va a estar bien.

  • Tengo miedo má…

  • No hijo, tranquilo, como te dije, es como si estuviera papi. Con papá hacíamos cosas, vos has escuchado más de una vez, esto es igual. La diferencia para mí es “algo” muy grande pero todo estará bien, vos quedate en tu pieza cuando te diga. Esta noche acostate y pone la tele hasta dormirte, si queda prendida no importa.

  • Bueno mamá.

 

Mamá me dió la cena y ella se fué a duchar.

Sentí algo raro cuando la vi, una sensación extraña, se puso un vestido que es como una remera larga, unos centímetros por debajo de la cola. En un momento se inclinó para agarrar el encendedor que se le había caído y vi que estaba desnuda, sin bombacha y por como se le marcaban los pezones por la remera también sin corpiño.

Ella me pescó mirándola, y me dijo cariñosamente:

 

  • Picarón, no tenes que mirar a mamá así

  • Perdón

 

Me dió un beso, sonriendo.

 

Ella cenó un poco de fiambre y yo apenas probé bocado.

 

Después de comer, la vi que del baño llevó a su dormitorio el pote grande de vaselina líquida, ese que me da para beber cuando seco de vientre, y una crema antiinflamatoria.

 

A las 11 y 15 hs. mamá vio que yo todavía estaba dando vueltas inquieto y me dijo:

 

  • Calmate mi amor, pronto todo será normal. Andá a tu cuarto y acostate a mirar tele, ya te va a venir el sueñito.

 

Fui sin chistar. Al rato sonó el portero eléctrico, ella contestó y lo esperó con la puerta abierta.

 

Desde mi habitación, no escuchaba nada hasta que oí que mamá le dijo que iba al baño.

 

Ni bien cerró la puerta, sentí que el Rata entraba al dormitorio de mamá, y luego apareció en mi pieza.

 

La Rata hija de puta entró desnudo, solo llevaba puesto una remera cortita, con una botella de cerveza en una mano y un cigarrillo en la otra.

 

Se cagaba de risa cuando vio que miraba su enorme vibora colgando semi erecta. Gruesa, pero muy gruesa, y muy larga, con una gran cabeza. En resumen, una boa constrictor.

 

Me dijo siempre cagándose de risa:

 

  • ¿Qué pasa pendejo, te da miedo? jajaja. A la que le tiene que dar miedo es a mami que se la va a comer toda jajajaja

 

Escuchó que mamá salía del baño y se fue.

 

Enseguida apareció mamá, ya no tenía el vestido, sino una bata muy cortita, que le dejaba ver medio culo.

 

Me acomodó la sábana, me dijo que me pusiera los auriculares para la tele (era para que yo no escuchara nada de lo que pasara fuera de mi habitación), me dió un beso manchándome la frente con su rouge y me dijo cariñosamente:

 

  • Descansá mi amor, todo va a estar bien.

 

La vi cuando se iba, con el culo casi al aire, apagó la luz y cerró mi puerta.

 

Yo estaba en edad de excitarme, de echo me pasó varias veces sin motivos aparentes, fue por eso que no aguanté.

 

Primero me levanté y puse mi oído en la pared pero no escuchaba, solo ruidos. Entonces probé por otro lado.

 

El dormitorio de mamá y el mío tienen un balcón en común, ambos con salida al mismo.

 

Abrí con cuidado el ventanal porque a veces chirriaba, me asomé y vi que la persiana del dormitorio de mamá estaba baja, pero no totalmente cerrada; caminé y observé que había una hendija para mirar en la persiana y como la puerta del ventanal estaba abierta, de allí veía y escuchaba perfecto sin ser visto.

 

La Rata la tenía a mamá contra una pared, ambos estaban desnudos y se besaban frenéticamente, desesperados.

 

El se agachó y comenzó a chuparle las tetas mientras mamá bajó una mano y le agarró la pija que ya estaba a punto de estallar. Apenas le entraba en la mano, no la podía rodear toda.

 

Mamá, fuera de si, con una voz rara le dijo:

 

  • Ahhh... padrillo hijo de mil putas, ahora entiendo porque las pendejas no te aguantan… es terrible esta verga... es mortal.

  • Y las viejitas tampoco la aguantan... ¿Sabés que a la vieja del 4°, no pude terminar de hacerle el culo porque se cagó encima? jajaja… ¿La vas a aguantar vos?

  • Va a ser difícil soportar esto, pero igual la quiero.

 

Después que él le chupó fuerte las tetas, marcándoselas (hasta parecían inflamados los pezones), mamá se arrodilló y comenzó a lamer la pijaza.

 

Cuando intentó metérsela en la boca, la primera vez no entraba.

 

Fueron a la cama, él se acostó de espalda, ella se acomodó bien, agarró la boa y con esfuerzo se la metió en la boca.

 

Se la mamó un rato largo, chupaba, se la sacaba para descansar, gemía y volvía a tragarla. Luego, pasó él a chuparle la vagina y el ano a mamá.

 

Mamá gritaba de placer hasta que llegó el plato fuerte.

 

Ella se acomodó de espalda, abrió bien las piernas y él se untó la pija con vaselina, se puso en posición, le dió un beso en la boca, acomodó la descomunal verga y comenzó a romperle la vagina.

 

Mamá, abriendo los ojos que parecía que se le salían de las órbitas, le agarró con las dos manos la cabeza apretándosela y le gritó:

 

  • ¡¡¡Ayyyy!!!... animal hijo de puta, despacio la puta que te parió

 

Por supuesto no le hizo caso, siguió enterrándole la pija mientras le escupía la cara y le gritaba:

 

  • Tragá hija de puta… ¡Tragá!

 

Mamá se relamía los labios tragando las escupidas, mientras su concha, a punto de explotar, seguía recibiendo a la bestia.

 

Él agarró las nalgas de mamá, las levantó un poco y comenzó a bombearla sin piedad. Ella gritaba y gemía.

 

La poronga ya bien lubricada, hacía su destrozo sin tropiezos y bombeaba sin pausa.

 

Mamá le rasguñaba la espalda mientras gritaba, eso lo ponía peor. La puteaba y la bombeaba más fuerte.

 

Cuando notó que iba a acabar, la sacó, sujetó la cabeza de ella y le dijo que la tragara. Mamá abrió la boca y recibió un torrente de leche.

 

El guacho le hizo beber todo su semen, hasta el que cayó afuera.

 

Ahí me volví a mi pieza. Al rato mamá se asomó y como me vio supuestamente durmiendo se fue.

 

Me levanté como a las 10 de la mañana del otro día.

 

En el comedor estaban los dos, él con un slip de elástico vencido y mami en bombacha y remera. Ya no le interesaba como la viera.

 

De ahí en más, mamá me trataba como si todo fuera lo más natural.

En un momento ella se levantó y él le preguntó donde iba:

 

  • Al baño

  • Voy con vos

  • Asqueroso… ¿Qué sabés que voy a hacer?

  • No importa

 

Mamá me miró y me dijo:

 

  • Quedate acá un rato cariño

 

Fueron al baño, pero la puerta quedó entreabierta.

 

Me asomé y puede escucharle a él decir:

 

  • Dame todo, yegua

 

El Rata estaba acostado en la bañera boca arriba y mamá estaba en cuclillas con la concha en su boca, meándole.

 

Se tragó todo el pis.

 

Todo ya me resultaba repugnante, ver a mi madre así, me daba bronca.

 

Esa noche no todo salió bien, intentó hacerle el culo, pero fue imposible, a duras penas entró la cabeza, pero como mamá tiene el culo muy fruncido, no la aguantó.

 

Se la cogió por la concha dos veces y se durmieron.

 

A la mañana siguiente, ambos estaban cansados, como dije, a mamá ya no le importaba que la viera casi en bolas.

 

Estaba con una ajustada musculosa beige y una tanga que casi no existía, el fino hilo por atrás era comido en su totalidad por los cachetes del culo y adelante a duras penas le cubría algo de la vagina, en cambio él seguía con el mismo calzoncillo.

 

Me senté en el sofá y cuando escuché sus planes me horroricé.

 

Él dijo:

 

  • Bueno putita, vamos a hacer lo que hablamos anoche, le voy a decir al Tuli que venga, él tiene una pija fina, larga pero fina y va abrirte bien el culo, así después te voy a poder enterrar sin problemas la mía.

  • Pero mirá que nunca estuve con dos tipos, no sé si los voy a aguantar

  • Vas a acabar toda la noche. Y cuando te entremos los dos juntos vas a volar de calentura

  • Y bueno… después de tu pija creo que trago lo que venga. Andá a buscarlo pero vengan a la noche, quiero descansar algo, dormir una buena siesta… Ah, Rata acordarte de traer más vaselina o lubricante, pero bastante, no te olvides

  • Dale mamita

 

Ni bien él se fue, ella se sentó a mi lado, acariciándome la cabeza y la cara me preguntó con una dulce voz:

 

  • ¿Oíste todo, verdad?

  • Si mamá... tengo mucho miedo, por vos

  • Yo también tengo un poco de miedo, hay cosa que ahora no entendés, pero cuando crezcas las vas a entender. Mami está enferma por así decirlo... no me puedo controlar, perdoname hijo…

  • Está bien mamá… ¿Pero si estás enferma no sería mejor que vieras a un médico?

  • No hijo, esto que siento no puede curarlo ningún doctor con remedios, sólo el Rata con su herramienta lo puede calmar… con el tiempo lo vas a comprender… todo va a estar bien, quedate tranquilo que a vos nunca te va a faltar nada. Ahora seguí mirando la tele.

 

Al mediodía almorzamos, luego ella se fue a dormir y mi cabeza volaba.

 

Se levantó alrededor de las 18 hs. y antes que entrara a bañarse sonó el celular, era el Rata que avisaba que a las 22 hs. venían.

 

Mamá se bañó por un largo rato, a las 20 cenamos, ella liviano.

 

Todo era en silencio, la notaba muy preocupada y ansiosa, nerviosa.

 

Se fue a cambiar y apareció tan sólo con un camisón blanco transparente que terminaba apenas por debajo del ombligo con volados de encaje rosa y zapatos plateados de taco aguja. El camisón exhibía sus tetas y era muy corto, a mamá no le importaba que yo la observara así, porque estaba desnuda, sin bombacha y le veía los escasos pelos de la concha y el culo.

 

Yo seguía ahí, congelado, sin saber que hacer.

 

Sonó el portero y ella mirándome tiernamente pero con lujuria en los ojos, me dijo que fuera a mi habitación.

 

Obedecí, pero no cerré totalmente la puerta.

 

Ellos entraron y al verla tan putona se la comían con la mirada; el Tuli era otro tipo desagradable, también alto, tenía el cabello muy ondulado, negro, su piel morocha tipo chocolate, su cara era fea, con nariz ganchuda y un proyecto de bigote.

 

Se sentaron los tres en el sofá, se notaba a la legua que estaban “fumados”.

 

El Rata fue a la heladera y agarró botellas de cerveza, mamá no bebía.

 

No escuchaba lo que decían porque hablaban bajo, pero podía ver como los hombres se reían y a mi mamá preocupada y nerviosa.

 

Después que se bajaron casi dos botellas cada uno y se fumaron un par de “cigarrillos”, empezó a subir el tono.

 

El tuli, mirando las piernas de mamá, le puso una mano en el hombro, el Rata, que ya tenía los ojos colorados, dejó la botella que tenía en la mano.

 

Hablando ya fuerte, el Tuli le dijo mirándola a los ojos:

 

  • A ver mamita que tenemos acá

 

Metiendo la otra mano en la concha mientras comenzaba a besarla apasionadamente.

 

El Rata se paró, se sacó los pantalones, la remera y el slip, el tripazo estaba en posición de batalla.

 

Ya mamá y el Tuli se besaban salvajemente, él se ensalivó un dedo y se lo metió en el culo, ella gimió ahogadamente y pegó un respingo.

 

El dedo estaba todo adentro, lo sacó y se lo hizo chupar a ella.

 

El Tuli, sacado le decia:

 

  • Regalame ese culo mamita linda, dámelo todo

 

El Rata se paró y ordenó que fueran a la habitación.

 

Ella fue al baño, pasó por mi pieza para asegurarse que yo durmiera.

 

Yo fingía estar dormido profundamente, me dió un beso mojado en la mejilla, acomodó mis sábanas y se fue cerrando la puerta.

 

Cuando escuche que el taconear de sus zapatos se alejaban y que cerró la puerta de su habitación, me levanté volando y fui al balcón.

 

El Rata estaba acostado y el Tuli de pie desnudo, su pija era más fina que la de su amigo, pero muy larga y cabezona. Mamá entró, se sacó el camisón, revoleó sus zapatos y lo abrazó.

 

Mientras se besaban, el Tuli le apretaba las nalgas y el Rata se tocaba la pija.

 

La llevaron a la cama y mamá quedó en el medio. La chuparon toda y le mordieron con ferocidad las tetas, ella les mamó las pijas.

 

La pusieron de costado quedando enfrentada al Rata que no perdía tiempo y la besaba, mientras el Tuli abría el envase de vaselina.

 

El Rata puso la pierna que estaba arriba de mamá sobre su cuerpo para inmovilizarla, quedando el culo al descubierto y presto para ser roto.

 

El Tuli con el dedo metía vaselina dentro del orto de mamá que comenzó a gemir fuertemente.

 

Se embadurnó bien la pija y mirando el carnoso y redondo culo como hipnotizado, le dijo al Rata:

 

  • Boludo, tenela fuerte

  • Dale sin piedad que ésta mamita se va a portar bien… no vas a poder creer lo trola de mierda que es

 

El Rata le agarró con la mano que tenía libre (la otra estaba bajo ella) el brazo a mamá. Su amigo apestoso se acomodó atrás de ella y enfiló la cabeza de la chota al agujero tan deseado, diciendo:

 

  • Comete mi verga putita linda… quedate blandita para que entre mi poronga en ese terrible ojete

 

Agarró el tronco con la mano y empujó.

 

La cabeza entró encontrando resistencia en el agujero que no quería entregarse.

 

Mamá se contorsionó y gritó.

 

El Rata, apretándola fuerte le dijo:

 

  • Bueno mami, bueno... quietita

 

El Tuli le gritó al Rata gimiendo:

 

  • Fuerte Rata, tenela fuerte... no me dijiste que estaba tan cerrado... me va a romper la chota este orto hermoso

 

El Rata apretó a mamá contra él.

 

Ella gritaba que le dolía mucho y sus puteadas retumbaban en las cuatro paredes.

 

La pija seguí entrando, hasta que se escondió toda adentro, dejando ver solamente esos peludos huevos. Sin pausa comenzó a bombearla a todo ritmo.

 

El Rata la apretaba con dificultad porque ella quería safar de ese desastre.

 

El Tuli gimiendo le daba sin asco, en cada empujón gritaba:

 

  • Aflojate nena, aflojate

 

El culo de mamá comenzó a aceptar al intruso y el Rata el ver que ella gemía y se retorcía de gusto, aflojó la presión y se acomodó debajo de ella

 

Mamá pegó un grito encarnizado cuando sintió la descomunal chota de el Rata penetrándole la concha.

 

Ahora eran dos pijas perforando los agujeros de mamá.

 

Los dos bombeaban, ella estaba inerte, parecía desmayada, pero no, al tiempo, comenzó nuevamente a gemir y a besar de lengua al Rata que tenia frente suyo.

Ahora cambiaron de posición, la giraron y ella quedó frente al Tuli que enseguida le embocó la pija en la concha.

 

Cuando el Rata metió la suya en el culo, ella gritó. Era mucho más gorda que la otra, pero el culo, ya abierto la recibió bien.

 

De vuelta doble bombeo, doble dolor, y doble placer.

 

Ya mamá se movía como podía y comenzó a gritar:

 

  • Sííí… asíííí… ¡Que placer!... síííí… machos míos metamenla todaaa… me muero...

Paso mucho tiempo hasta que el Rata le acabó en el culo y enseguida el Tuli le llenó la concha de leche.

 

Quedaron abrazados los tres y yo volví a mi pieza.

 

Se me cayeron las lágrimas de imaginar como sería la vida de ahora en más.

 

Pasaban los días y cogían a la mañana y a la noche.

 

No me quedó otra que acostumbrarme a mis dos nuevos “papás”.

 

 

Marcel Milord & Gus Becker ®

RECUERDEN COMENTAR CADA RELATO de esta forma sabemos que valoran nuestro trabajo y nos motivan a seguir escribiendo. Creemos en la comunión Escritor - Lector, ambos somos uno, y uno sin el otro está solo.