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Madre Vedette

en Voyerismo

Empezaban los ochenta y en ese tiempo era pequeño, mi nombre es Víctor y el de mi madre es Sofía, ella era bailarina y trabajaba de segunda vedette en uno de los teatros de revista de la calle Corrientes (Buenos Aires, Argentina). Miguel, mi papá, es ingeniero agrónomo, y trabajaba para una empresa productora y distribuidora de insumos para el sector agropecuario, obligado laboralmente a viajar mucho al interior del país, en busca de nuevas rutas de ventas, provocando que lo veamos más en fotos que en persona.
Mi padre es 3 años mayor que mami, nació en la provincia de Chubut y mi madre en Córdoba, ellos se conocieron y se casaron en Capital Federal, ciudad en la cual vivimos.
A papá no le hacía mucha gracia el trabajo de mamá y eran frecuentes las discusiones por tal motivo, pero necesitaban el dinero para comprar una casa, pues el departamento en donde residíamos era alquilado.
Por ese tiempo mamá tenía 24 años, muy delgada y facciones finas, nariz respingada y una boca preciosa, 1.75 mts. de altura, tez clara, pelo castaño, largo casi rizado y con un cuerpo atractivo, de cintura chica, busto pequeño, piernas sexys y con unas pompis bien formadas y redondas que piropean los hombres cuando pasan a su lado, sin excepción. Ella trabajaba todas las noches de martes a domingo en el teatro y los fines de semana tenía doble función.
Una vez por mes se acostumbraba hacer un ensayo general con todo el elenco de vedettes y bailarinas; en las pocas oportunidades que mamá me llevó con ella, pude conocer a sus hermosas compañeras, quienes me mimaban todo el tiempo y al Sr. Juan, el dueño del teatro y productor del espectáculo, un viejo cincuentón que asustaba con cara de pocos amigos, moreno, muy robusto tirando a gordo, pasaba el metro noventa de altura, calvo prominente, con poco pelo morocho y bastantes canas, y usaba un bigote muy prolijo que me pinchaba cada vez que me saludaba con un beso.
Las noches que mamá trabajaba me quedaba al cuidado de papá, salvo que estuviera de viaje, entonces se quedaba en nuestro departamento velando mi sueño Doña Elena, una mujer muy agradable de casi ochenta años, que vivía a tan solo unas cuadras.
Pero siempre el diablo mete la cola y en una oportunidad que papá estaba en otra provincia, Doña Elena se enfermó y a mamá no le quedó otra que llevarme con ella al teatro.
Al entrar al teatro, bajamos unas escaleras muy empinadas y pasamos por unos camerinos donde pude observar varias señoritas cambiándose y otras casi desnudas vistiendo plumas caminando muy deprisa por el lugar, continuamos por un pasillo estrecho y llegamos a la oficina de Sr. Juan, que al verme se puso de muy mal humor preguntándole casi a gritos por mi presencia:
 
-        ¿Sofía que hace él, acá?
-     Disculpe Juan, pero la niñera se enfermó a última hora y no encontré a nadie con quien dejarlo.
-     Y que mierda me importa, ni loca lo vas a dejar acá. Si alguien lo encuentra me pueden clausurar el teatro. ¿Cómo lo vas a traer, te volviste loca?
-       Nadie se va a enterar. Además “Vichy” (así me llamaba mamá) es muy tranquilo, le preparo la cama en su sofá y va a dormir toda la noche, él no está acostumbrado a estar despierto a estas horas… ¡Por favor Sr. Juan! Se lo voy agradecer.
-     ¿Me lo vas agradecer?... ya lo creo que si… ok, pero por sólo esta vez. Después vos y yo vamos a hablar…
-        ¡Gracias Juan!
Entramos a una amplia oficina y mamá me preparó una camita improvisada en un sofá grande que tenía ese tipo, a un costado del escritorio.
 
-        ¿Mami, me vas a dejar con él? No quierooooooooo…
-        No me queda otra amor. No te preocupes, a pesar de su cara no es tan malo. El sofá es muy cómodo, vas a dormir bien y cuando despiertes ya vamos a estar en casa.
 
Me puso el pijama, me acostó y me arropó en esa cama improvisada. Antes de irse me besó en la cabeza y me aseguró que iba a estar bien, que duerma y no me levante por nada en el mundo.
Al ella marchase quedé acostado y el hombre ese sentado al escritorio, metido entre sus papeles. Por lo incómoda de la situación me costaba pegar un ojo.
Como a los veinte minutos, volvió aparecer mi madre para ver cómo me encontraba, pero ya cambiada para salir a escena, estaba impactante, nunca la había visto así, en los ensayos a los que asistí, ella al igual que las otras mujeres, usaban pantalones de lycra y remera, pero ahora al entrar estaba casi desnuda, solo llevaba sandalias plateadas de taco aguja, braga hilo dental negra muy chiquita con strass en las tiritas de las caderas y pezoneras negras con una piedrita de strass colgando de cada una (paradójicamente eran más grandes las piedritas que las pezoneras); todo su cuerpo estaba cubierto de una fina purpurina plateada, su cabellera revuelta como la melena de un león, maquillada con colores muy fuertes, sobresaliendo el rojo pasión de sus labios, que combinaba con el rojo de sus largas uñas postizas.
Ella se paró frente a mí y se agachó apoyando sus glúteos sobre sus talones para ponerse a mi altura, entreabriendo algo sus piernas, con mi cabeza apoyada en el sofá pude observar como esa minúscula tela de su hilo dental, revelaba más de lo que cubría, dejando al descubierto parcialmente sus labios mayores.
Su presencia me conmocionó, me dejó sin habla, no podía apartar mis ojos de su cuerpo y me incomodaba mucho que ese tal Juan la viera así. Por primera vez en mi vida observaba a mi madre como mujer y desaparecía la figura maternal y pura, bajo la mezcla de emociones experimentadas en ese momento, la creciente excitación que me causaba ese cuerpo femenino se contraponía con la culpa, el miedo a lo prohibido con la tentación de querer ver más.
Detrás de ella estaba Juan con sus ojos clavados en mamá, testigo de cómo la finita tira del hilo dental que asomaba en lo bajo de la cadera se ahogaba entre los abultados cachetes de la cola, a medida que descendía.
La cara libidinosa del tipo hizo que no escuchara las palabras de mi madre, quien tras besarme y marcarme una mejilla con su rouge, se paró y salió de esa oficina.
Luego de un largo silencio, el hombre habló:
 
-   Noté tu sorpresa al ver a tu mamá, fue como si nunca la hubieras conocido y te la presentaran por primera vez… ¿Te gustó?
-        Mi mamá es muy linda.
-      Ya lo sé… y mucho más cuando está en bolas jajaja… Pero te preguntaba si te gustó verla así.
No supe cómo responder a esa pregunta.
-        No hace falta que respondas, tu cara delata que sí. 
 
Al escucharlo un calor como fiebre de 40° me asaltó y me sonrojé.
 
-    ¡Ey! Que no te dé vergüenza muchachito, es normal que a los hombres nos gusten las mujeres y tu mamá como bien dijiste, es una muy linda. Eso demuestra que te estás volviendo un hombre.
-        Mamá siempre me dice que soy un hombrecito.
-        Así parece. Y dime ¿Te gustaría verla en el escenario?
-        ¡¡¡Eh!!! ¿Puedo?
-        Si prometes no contarle a nadie.
Manifestó al tiempo que sonreía maléficamente, provocándome miedo responder, pero la tentación fue mayor…
-        ¡SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ! Lo prometo.
 
Luego de unos minutos realmente incómodos de espera, Juan salió al pasillo y tras cerciorarse de no correr riesgos, haciéndome un ademán de no hacer ruido, tomó mi mano y caminando rápido casi arrastrándome me ocultó entre unas espesas cortinas que colgaban a un lado y detrás del escenario, quedando él por fuera.
Entreabrí sutilmente la cortina para no ser visto y ante mis ojos aparecieron un grupo de bailarinas moviéndose eróticamente al ritmo de una música suave de fondo, los espectadores en su mayoría hombres, estaban embobados observándolas, no me costó trabajo identificar a mamá entre todas esas mujeres, porque era la más bonita de todas.
La bailarina principal estaba vestida como hombre y el resto, entre las cuales estaba mi madre, se abalanzaron sobre ella arrancándole las prendas, una vez conseguido el objetivo de dejarla totalmente desnuda, entraron a escena varios bailarines fornidos para sobarla. Las manos masculinas recorrían todo su cuerpo, especialmente los pechos, el trasero y la depilada vagina.
Las bailarinas como celosas del trato que le brindaban a la figura principal, trataban de seducir a esos hombres, refregándoles sus cuerpos. En la coreografía, algunos sucumbían a estos encantos, como fue el caso de mamá. Uno de los bailarines la besaba mientras ella se perdía entre los musculosos brazos que la acariciaban. La boca del hombre bajó hasta sus pechos y con los dientes le desprendió las pezoneras, liberando unos pezones gordos y largos, de color rosado. La varonil boca volvió a subir para besarle el rostro al tiempo que sus cuerpos fingían movimientos de copulación.
A pesar de la bronca y vergüenza que me producía ver a mamá en semejante escena, no quería perderme ningún detalle, me subyugaba aquella coreografía.
Antes que terminara el cuadro, Juan me sacó del escenario del mismo modo que me llevó, a los empujones.
De regreso a su oficina, me acostó y me dijo:
 
-     Estas muy sonrojado jajaja, pero te portaste muy bien, te felicito. Recuerda que no debes contarle a nadie ¿Estamos?
-        Sí. Pero quería seguir viendo…
-    Es que te tenía que sacar antes que terminara, no sea cosa que Sofía te vea. ¿Si querías seguir viendo es porque la has pasado bien, verdad?
-       ¡Sí!
-       Miren al chiquilín… ¿Y no te molestó verla desnuda y en brazos de otro hombre que no es tu papá?
-       Se veía más hermosa que de costumbre y eso me gustó mucho… me dio celos y odio, al dejar mamá que ese hombre la tocara y no pensara en papá… pero también placer.. ¿Está mal?... Cuando la miraba me daba como un calorcito y en mi estómago sentía mariposas, como cuando corro mucho…
-       Lo que sentías es excitación y no tenés que ponerte mal por eso, que te gusten las mujeres es normal…
-       ¡Pero no es una mujer es mamá!
-       Tu madre es una mujer, que digo mujer, una hembra que calienta a los hombres ya sea su hijo jajajajajaja.
-       ¿A usted también le gusta?
-       Cada vez que pienso en el culo de esa atorranta, mira cómo se me pone…
Dijo esto último haciendo referencia a su bragueta que se apreciaba muy abultada.
 
-        ¡Mi mamá no es eso! Ella es buena…
-        Tu mami no es ninguna santa y ya es hora que te enteres.
 
Con mucho enfado intenté golpear a ese hombre gritándole:
-        ¡Noooooo!, ¡Está mintiendo!
 
Zamarreándome me ordenó que me calmara y me dijo:
-     Ya te lo demostraré jajajajaja, lo vas a ver con tus propios ojitos jajajajajaja. Ahora   acuéstate en el sofá tu madre no debe tardar en llegar.
 
Apenas tuve tiempo en acostarme y taparme con una manta, antes que mamá entrara, pero esta vez vestida y le preguntara a Juan si ocasioné algún problema.
 
-        No para nada Sofía, no molestó en lo absoluto.
-        Veo que Vichy está desvelado, espero que no se haya aburrido, pobrecito.
-        Quédate tranquila Sofía que tu hijo disfrutó mucho…
-        ¿Qué cosa?
-        De las historias que le conté para que se durmiera, le gustaron tanto que no pudo dormir  jajajajajaja
-        Le agradezco mucho señor.
-        No tenés nada que agradecer, el placer fue nuestro jeje… y ya te dije varias veces que nada de señor, que podes tutearme.
 
Destapándome suavemente y con besos en la frente, mamá se dirigió a mí:
-        Corazoncito levántate que ya nos vamos…
 
Ya preparados y listos para regresar a casa, Juan ofreció llevarnos en su auto, alegando que era muy tarde para que una mujer viaje sola con un niño en un taxi.
Me acomodaron en el asiento trasero del vehículo para que durmiera y desde mi perspectiva observaba como en cada semáforo rojo y hablando de trivialidades, él apoyaba su mano derecha en la rodilla izquierda de ella, quien sutilmente la apartaba.
Durante el trayecto, el hombre hábilmente cambió el matiz de la conversación y le preguntaba por temas privados. Mamá le confesó que sufría mucho las ausencias de papá, que le gustaría que estuviera más presente, no solamente en casa, sino también en mi crianza, dado que le costaba hacer de madre y padre al mismo tiempo, y a pesar del trabajo de ambos, apenas podían hacerle frente a las cuentas.
 
-        Sofía si necesitas dinero, puedo ayudarte, no me gustaría que te veas obligada a dejar el teatro en busca de otro empleo mejor pagado. Sos muy hermosa y posees un cuerpo despampanante volviendo locos a los hombres… Creo que podría agregarte otro cuadro, aumentando tu participación y caché.
-        ¿De verdad? ¿Podría hacer eso por mí? -respondió ella emocionada-.
-        Por vos, eso y más…
 
Estaba atónito, nunca se me había cruzado por la cabeza que el matrimonio de mis padres no marchase bien y la idea que se separen me daba miedo, al igual que las palabras de él ahora en tono meloso. Intuía que algo tendría en mente.
Pero lo que más me molestaba era que mami ya no hacía nada para sacarse de encima esa mano que acariciaba su rodilla y subía algo por sus muslos. Por suerte la llegada a nuestro hogar cortó el avance de esa mano.
Con el correr de las semanas, mamá fue actuando raro, incluso en los pocos días que papá estuvo en casa, ella estaba más reservada, cuando llamaban por teléfono no me dejaba atender y ella hablaba casi con monosílabos, realmente se comportaba algo extraña.
Un lunes por la noche, día franco de mamá y papá de viaje de negocios por alguna provincia como siempre, estaba durmiendo en mi cuarto cuando los fuertes truenos de una tormenta eléctrica me despertaron, asustado me levanté de mi cama y fui hasta la habitación de mis padres para dormir abrazado a mi mamá, pero al entrar, la cama estaba vacía.
Pensando que tal vez papá había regresado muerto de hambre y estuviese comiendo en compañía de mamá, caminé hasta el comedor pero también estaba vacío y con las luces apagadas, permanecía todo el departamento en completo silencio, siendo llamativo porque mi padre es de hablar en tono alto.
Desbordado en mi curiosidad, me dirigí hasta la cocina sin encender las luces, cuando estaba por entrar, escuché quejidos que salían del otro lado de la puerta, la abrí apenas sin hacer ruido y los sonidos de lamento aumentaron en volumen y nitidez, resolví asomarme para ver que sucedía allí dentro, el lugar estaba a oscuras, la luz de luna entrante desde la ventana alumbraba tenuemente a dos cuerpos: uno era el de mi madre que estaba sentada en la mesada con sus piernas abiertas de par en par y su camisolín a la altura de la cintura, el otro cuerpo era el de un hombre parado frente a ella y situado entre sus piernas, con los pantalones a la altura de los tobillos, y que por su contextura física no era mi padre… ¡Era Juan!
Observé desde el marco de la puerta con mis hormonas alborotadas, a mi madre siendo follada, con la cara tensa y la redondez de su boca abierta, gimiendo. Este encanto nunca visto por mí, provocó la adicción de verla coger, que perdura hasta hoy en día.
Tenía ganas de golpearlos a los dos, de salir gritando, pero estaba congelado y la adrenalina que me producía espiarlos, hacía que mi corazón latiera a mil revoluciones por minuto, realmente me gustaba ver a mami así. Es como cuando uno posee algo y por el desgaste de verlo todos los días y sentirlo tan propio, le resta importancia, pero cuando lo pierde o lo ve en manos de otra persona, aprecia su real valor. Algo parecido me pasaba a mí, antes de este hecho sentía a mi madre muy mía, pero luego de verla en los brazos de alguien extraño, hizo que me diera cuenta de su sensualidad, que además de ser mi madre era una mujer tentadora.
Juan la penetraba violentamente como queriendo desfondarla, bufando con cada estocada y manoseándole las tetas.
Entre tantas sorpresas, el jefe de mamá dijo:
 
-        Besame de lengua Sofía que me calienta.
 
Ella cumplió la orden y trenzaron sus lenguas intercambiando salivas en un extenso beso. Observar la larga y fina lengua de mamá entrelazarse con babosa lengua de él, me excitaba más que el coito.
 
-        Putita estoohhhooooy por acabar ufffffff
-        ¡Adentro nooooooo! No estoy tomando la pastillaaaaaah.
-   Mierda commmo apretaaaaas, no aguantooo más ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH! Sssssiiiiiiiiiii, Ohhhhhhhhhhggggggg Ohhhhhhhhhh
 
Dijo Juan sacando la pija de la concha y apoyándosela en el pubis, eyaculando copiosamente, manchándole con sus chorros de semen todo el abdomen y parte del pecho, mientras mamá le lamía las tetillas.
 
-        Juan mira cómo me dejaste…
-        Te bañé en leche como a Cleopatra jajajaja
-        Juan, voy a fijarme si despertó Vichy.
-        Antes putita, límpiamela con la boquita como sabes hacer muy bien.
 
Mamá bajó de la mesada, se arrodilló y comenzó a besar suavemente el meato y el resto del glande, luego con la punta de su lengua recogió los restos de semen.
Aproveché ese momento para volver a la habitación, pero con tanta mala suerte que tropecé no sé con qué y caí ruidosamente al piso de boca.
 
-        ¡¡¡VÍCTOR!!!
 
Gritó mamá al descubrirme y su instinto maternal hizo que se olvide que estaba chupando una pija y fuera rápido a ayudarme a levantarme.
Juan encendió la luz de la cocina y observé los pezones de mamá a escasos centímetros de mi cara bien gordos y erectos, el camisolín colgando de la cadera, el vientre salpicado de semen al igual que la base de sus senos y las comisuras de su boca, desprendiendo un fuerte olor a sexo. Cuando me levanté mi cara quedó frente a su vagina y vi en primer plano como esa gruesísima verga le dejó bien abierta la concha, con los labios vaginales menores separados e irritados.
La más bella imagen de mi vida, quedará grabada a fuego para siempre.
 
-        ¿Hijo qué estabas haciendo, te lastimaste?
-        Eehhh, este… yo…. -balbuceaba sin encontrar justificación-.
-        Espiando como garchamos, es obvio Sofía…
 
Respondió sarcásticamente el tipo con la enorme pija venosa, colgando en estado de semierección, goteando líquido seminal y escuchando las palabras del tipo, haciendo que mi madre tomara conciencia del estado en que se encontraba, levantándose el camisolín y buscando algo para cubrirse, exclamando:
 
-        ¡Ay!, ¡Vestite rápido Juan te lo pido por favor! Tapate con algo…
-        ¿Cuál es la prisa si nos vio cogiendo y se quedó, no se va a asustar por vernos desnudos dos segundos más, no?
 
Mamá se colocó delante de él para que no lo siga viendo desnudo. Al tiempo que mamá me regañaba Juan ya con los pantalones puestos y con una sonrisa irónica, le ordenaba el camisolín, debido a que ella continuaba con el abdomen mojado por la acabada del tipo y esto hacia que la prenda se le pegara al cuerpo; desde atrás de ella, él con sus manos le acomodaba los senos dentro de la prenda, volviendo mucho más morbosa la escena.
 
-        Vichy esto es una locura, por lo que más quieras no se lo cuentes a papá… Te compro lo que quieras amorcito pero no le digas nada, te lo suplico… Sé que debes estar muy enojado conmigo, te prometo que no va a volver a suceder…
 
Con lágrimas en los ojos me rogaba mamá, pero lejos de conmoverme, observaba que el camisolín no llegaba a cubrir esa maravillosa vagina y a ese hombre asqueroso con sus manos en sus tetas y me excitaba.
Cuando ella le retiró las manos, perdí completamente la razón, sin poder contenerme me abracé a una de sus piernas y le di un suave beso en su pubis. Con mis labios pude comprobar su humedad y mis fosas nasales se embriagaron aspirando el olor a hembra recién cogida.
Mamá me apartó de su cuerpo de un cachetazo en mi rostro provocando mi llanto a moco tendido.
La situación a ella la desbordaba por completo, mirándome fijamente quedó paralizada llevando sus manos a su rostro, para segundos después con un hilo de voz ahogado preguntarme:
 
-        ¿Víctor que hiciste? ¿Te volviste loco? ¡Soy tu madre, carajo!
-        Sofía calmate, estas muy nerviosa, él no hizo nada malo, está copiando lo que vio.  En un comportamiento natural, él presenció como yo te daba placer y por miedo a sentirse desplazado quiso él ocupar mi lugar…
 
Mamá recapacitó al escuchar las palabras con fundamento y el tono calmado con que las dijo; se arrodilló, me abrazó y me colmó de besos pidiéndome disculpas por sus errores.
Con todas sus ropas puestas, Juan se acercó hacia nosotros diciendo:
 
-        Campeón para olvidar las penas mañana te llevamos al Italpark (un parque de diversiones) ¿Qué te parece?
-        Es un disparate, con todo lo que pasó esta noche es mejor no vernos más…
 
Se interpuso ella sin dejarme contestar; él conduciéndola a un lugar más apartado, separándola de mí y con un tono bastante bajo pero dominante le manifestó:
 
-        Sofía todavía nos falta solucionar un problema, lo mejor para que tu hijo no divulgue nada de lo que observó, no es retándolo ni simplemente comprarle regalos, sino haciéndolo cómplice de nuestro secreto para que sea también el suyo, en lugar de un secreto de dos, un secreto de tres… ¿Entendés? Hacerlo ingresar a nuestro círculo de confianza, para que no crea que lo dejamos marginado, que sepa que nadie viene a robarle el amor de su madre, todo lo contrario… Transformarle la culpa, el miedo o lo que sea de lo vivido en diversión, que nos vea como dos compañeros de juegos con los cuales se entretiene mucho, para que sienta que si comenta algo se queda sin nada, pierda toda la recreación, el jolgorio. Sumarlo a la pandilla para que no traicione a sus compañeros… Que haga lo que no le deja hacer el papá. A propósito de eso ¿Sabes cuándo regresa tu marido?
-        El martes que viene, creo… ¿Por?
-        Bueno, tenemos casi una semana para lograr que tu hijo se divierta con nosotros lo que no se divirtió en años con el padre. Vamos a llevarlo a los parques, al cine, teatro, a los juegos, comer afuera… Y comenzamos mañana mismo yendo al Italpark.
 
Y sin esperar respuesta, se fue el desgraciado saludándome de lejos y dándole un pico en la puerta a mamá.
Los días subsiguientes parecieron de vacaciones, fuimos al Italpark, al zoológico, a Sacoa (un enorme local de juegos electrónicos), al cine, a pasear por el centro, a la Ciudad de los Niños (una Disneylandia argentina, un enorme parque con juegos y edificios hechos en miniatura, a la estatura de los infantes), cada día parecía mí cumpleaños, comimos muchas tortas y hasta fuimos a montar a caballo.
Esa semana el inescrupuloso de Juan le permitió ausentarse al teatro para que mami se quede conmigo todas las noches y hasta me dejó faltar al colegio, lo que nunca me dejaron hacer.
El sábado el tipo me llevó a la juguetería más importante y me dijo que elija todo lo que quisiera; no me daban las manos para elegir juguetes, entre los cuales estaba una pista grande de scalextric de cuatro carriles simulando ser el circuito de Zolder, un par de walkie-talkies y un muñeco a pilas Cyclon de Galáctica. Luego de cargar todos los juguetes comprados en el auto de él, nos llevó a mamá y a mí a cenar mi comida favorita, pizza.
Durante la cena Juan me preguntó si la estaba pasando bien y de verdad que esa semana fue genial, nos divertimos mucho los tres, él consintió todos mis caprichos y mamá no estuvo triste, se la veía radiante.
Después de la cena, él nos llevó a su casa, una vivienda muy linda y grande en la zona residencial de San Isidro.
Ni bien entramos, nos llevó a un dormitorio amueblado, muy bonito y dijo:
 
-        Víctor este cuarto es para guardes los juguetes.
-        Nooooooo, yo me los quiero llevar a mi casa, son miooooooos.
-       Son todos tuyos, pero no es conveniente que lo lleves a tu casa, ¿Qué diría tu papá al verlos? Son muchos juguetes ¿Cómo explicaría tu mamá la compra? Piensa, si ella dijera que los compró no podría justificar de dónde sacó tanto dinero y si indicara que yo te los compré, tu padre se enojaría mucho con vos y sobre todo con tu madre. Haría muchas preguntas y si se entera de todo los que hicimos los tres en esta semana se pondría mal.
-        ¿Entonces no puedo quedarme con ellos?
-        Ya te dije que son tuyos y podrás jugar con ellos las veces que quieras, solo tienes que pedirle a tu madre que te traiga… Para que veas que digo la verdad en este momento y adelante tuyo le entrego a tu madre unas copias de las llaves de la casa.
-        ¿Mami me vas a traer si te lo pido? ¿Ehhhh? ¿Podemos venir má? Daleeeeeee, decí que siiiiii.
 
Pregunté aferrado a la caja de scalextric. A ella se le notaba en la cara que no sabía que contestar. Mirándolo a Juan asentir con su cabeza y ante mi requisitorio contestó que sí.
 
-       Recuerda Víctor que a tu papá no le tienes que contar nada. Y cuando él esté de viaje podrás llevarte a tu departamento el o los juguetes que quieras, pero cuando él se encuentre acá, le tendrás que pedirte a tu mamá que te traiga. Esta será tu casa de juegos y lo mejor es que cuando termines de jugar no tendrás que recogerlos, porque acá el que “re-coge” soy yo, con tu mami vamos a “re-coger todo” jejejejeje.
 
Dijo sarcásticamente, sin entender yo en ese momento el real significado de sus palabras, e ingenuamente contesté:
 
-        ¡Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiien! ¿Y también vamos a poder salir cuando no esté papi?
-        Sí, claro, no veo por qué no, si los tres la pasamos muy bien, somos como una pandilla jajajaja, pero recuerda que si le contás a tu papá de mí, él no va a dejar que juegues con tus juguetes y tal vez eche a tu madre de casa, solamente vas a poder jugar con él, y no vamos a poder salir más los tres juntos a todos lados.
-        No me quiero quedar solito, yo quiero estar con mami… ¿Por qué papa va a echar a mamá?
-        Porque él es muy celoso, no le gusta prestar sus cosas… no es tan generoso como yo; ya ves los chiches que te obsequié para que juegues y a todos los lugares que fuimos los tres juntos.
-        Es lo mejor para todos -mencionó mamá con voz apagada y mirando el piso-.
-        Está bien, prometo no decir nada.
Dije a regañadientes abrazado a mis juguetes.
 
Ahora comprendo bien lo que antes por mi edad no podía, la telaraña del tipo tenía atrapada a mi madre como una mosca sin escapatoria, si ella no colaboraba con su jefe en esa especie de seducción para comprar mi silencio, correría el riesgo de quedar fuera del teatro y que yo le confesara todo lo visto a papá, quien se divorciaría de ella y se quedaría con mi tenencia, dejándola a mamá sin nada, sin marido, sin hijo y sin trabajo; Teniendo todo para perder, el mal menor era ayudar a Juan, a pesar que eso significaba seguir teniéndolo de amante y no poder cortar esa relación.
La noche continuó con ellos ayudándome a desembalar mis regalos y armando la pista con la cual jugamos organizando carreras hasta que me quedé dormido. Al despertar en el medio de la noche estaba durmiendo abrazado a mi mamá en una de las habitaciones de esa mansión.
El domingo por la mañana me despertaron para desayunar y el día siguió su curso entre juegos y paseos.
Juan ya mostraba sus dientes, se mostraba como si fuese el novio de mamá, a todos lados la llevaba de la mano y la besaba cuando quería.
Mi rostro evidenciaría mi enfado, porque Juan sin rodeos me preguntó:
 
-        ¿Por qué esa cara con el ceño tan fruncido?
-        No me gusta que beses a mi mami, sus besos son míos y de papá.
-        Jajajaja. Ya te he dicho que en esta sociedad hay que compartir. Hagamos un trato, por cada beso que me prestes de tu mamá, te pago (x) dinero para que te compres todos los caramelos que quieras ¿Te parece?
-        ¡¿Y figuritas del Chapulín Colorado también puedo comprarme?!
-         Si te alcanza el dinero porque las figuritas son caras, le voy a tener que dar a tu mamá muchos besos… pero claro, eso a vos te molesta.
-        Nooooooooo; te dejo besarla si me alcanza para figuritas.
 
Ingenuamente le estaba dando un permiso tácito para que le coma la boca a mi madre, cosa que llevo a cabo, primero con simples picos se presionan los labios fuertemente con la boca cerrada como poniendo a prueba mis reacciones y viendo que no ponía objeción, depositaba sobre los labios de ella miles de besos muy pequeños, recorriendo toda la boca y las comisuras, inclinando sus cabezas permitían un mejor contacto de sus labios y una honda penetración de la lengua masculina, luego esos besos pasaron a ser mordiscos juguetones, más provocadores que eróticos, hasta llegar a fuertes apretones de los dientes al labio inferior de ella, dejando en la piel labial una intensa marca como punto rojo y alrededor un rastro de muchas filas de pronunciadas impresiones dentales, muy cerca las unas de las otras, que al verlas, producían en mí una fuerte reacción emocional, letárgica pero al mismo tiempo mi corazón bombeaba grandes cantidades de sangre haciéndome sentir vivo, los ruidos que escapaban de sus bocas llegaban a mis oídos como dagas calientes que hervían mi cuerpo, transportándome al séptimo cielo.
Esos besos empezaron como roces inesperados hasta alcanzar una fusión de dos cuerpos por medio de sus labios, que se unían directamente y se lamían como si de una fruta madura se tratase. En un beso reposado y largo los labios se chupaban, se mordisqueaban y se acariciaban levemente con la lengua, expresando una fuerte pasión, que a mí me excitaba.
Él tomando la iniciativa, sobaba una teta de mamá, quien pasivamente se limitaba a responder abriendo más su boca.
Ser testigo de tanto frenesí me producía un placer mayor que cualquier dulce o figurita.
Cuando dejaron de besarse, ella depositó su cabeza en el pecho de él, con marcas violáceas muy evidentes en sus inflamados labios rojizos, dando muestras que donde hay pasión hay dolor.
Juan con cara sobradora sacó un billete de gran valor y me lo entregó.
 
-        Un trato es un trato, Vic guarda el billete, sé que es mucho, pero créeme, al final del día te estaré debiendo plata jejejeje
 
Mis ojos estaban clavados en los atormentados labios de mamá, quién culposamente miraba al piso evitando el contacto visual conmigo.
Terminando el día y luego de la cena, nos sentamos en un largo sofá con forma de “L” frente a un gran televisor, Juan con un brazo sobre los hombros de mamá y yo al lado de ella tomándola de la mano. Sinceramente no recuerdo que estaban danto en la TV, pero sí que la mano que colgaba del hombro derecho de ella, en forma lenta fue bajando hasta alcanzar su busto y descansar sobre él, más tarde suavemente fue apretándolo sobre la fina blusa de ella en forma pausada, buscando con las yemas de sus dedos el pezón, el cual encontró fácilmente dado que no llevaba corpiño, y lo acarició en círculos.
Los manoseos aumentaron audiblemente la frecuencia respiratoria de mamá, disimuladamente la mano de él fue entrando por la abertura del escote de ella. Bajo la lisa blusa sobresalían las ondulaciones de la mano masculina apresando el carnoso pezón que era tironeado vigorosamente.
Los movimientos bajo la prenda provocaron que dos botones cedieran y se entreabriera más el escote, mejorando mi visión. Mamá apretaba con más fuerza mi mano sin apartar la vista del televisor.
Inesperadamente él, con un prominente bulto bajo los pantalones, se levantó del sofá para alcanzar una manta que se hallaba en uno de los sillones cerca de la ventana, permitiéndome observar el puntiagudo pezón que despuntaba como fresa por dentro de la camisa. Al volver Juan, cubrió con la manta las piernas de ellos y sujetándola por un hombro la inclinó más hacia su cuerpo, de esta manera, la mano derecha de él tenía acceso a ambos pechos. A pesar que la distancia que me separaba de mamá aumentó, ella nunca me soltó la mano.
La sala era alumbrada solamente por la luz de la pantalla del TV.
Se escuchó repentinamente ruido a cremallera, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta que bajo la manta, Juan estaba liberando su miembro y mientras magreaba las tetas con su mano derecha, con la zurda bajo la manta obligaba a mamá a pajearlo.
Los movimientos de esos dos cuerpos llegaban hasta mí.
Mami respiraba por la boca acaloradamente y largaba ahogados gemidos.
Sacando su mano izquierda de la manta, el tipo la sujetaba del mentón para besarla, a esta altura, ella lo masturbaba sin ser obligada, subiendo y bajando fuertemente su fina mano sobre el durísimo pene.
Bramando como un animal herido Juan acabó bajo la manta.
 
-        Putita, te espero en mi habitación, acostá al nene y venite.
 
Le dijo a ella en el oído y guardando su miembro en el pantalón, se marchó a su cuarto sin despedirse, dejando caer la manta al piso, lo que me permitió ver la mano derecha de mamá con la alianza matrimonial, cubierta de un pegajoso semen que chorreaba de sus delicados dedos.
Para no incomodar a mamá y porque no sabía cómo actuar, fingí estar concentrado en el programa de tv. No sé si pasaron minutos o segundos hasta que ella recuperó la calma y se limpió el semen de la mano con la manta del piso.
 
-        Vichy, vamos a dormir que es tarde…
 
Me expresó levantándose y estirando creo que inconscientemente su mano derecha para llevarme al dormitorio que usamos la noche anterior. Obviamente no acepté que me conduzca con esa mano y mamá debió darse cuenta del motivo del rechazo porque cambió la mano ofrecida, ocultando la sucia tras su muslo.
Ya en la planta superior y al tiempo que me preparaba para dormir, ella pasó por el baño a higienizarse y a su regreso me arropó.
 
-        ¿Mami no te vas a acostar conmigo?
-        Ehhh… no… tengo que hablar algo con Juan. Pero vos dormite que en cuanto termine me acuesto a tu lado.
-         ¿Vas a tardar mucho?
-        Bastante para que me esperes despierto, él es de aguante largo…
-        ¿Qué quiere decir eso?
-        Me refiero amor, a que él es de aguantar mucho tiempo hablando… sin cansarse… a eso...
-        ¿Y vos no te cansas?
Pregunté con malicia, para ponerla incomoda, queriendo hacerla pagar por dejarme sólo.
 
-        A veces…
-        ¿Y tanto te gusta “hablar” con él?
-        Me guste o no, de todas formas lo tengo que hacer para no agravar las cosas… Bueno, basta de charla y a dormir que es tarde, ya te dije que cuando me desocupe vengo. Te dejo la radio encendida para que no escuches nada que te quite el sueño y si oís algo, no te asustes que no pasa nada malo.
 
Tenía ganas de preguntarle si se volvería a repetir la misma escena de la vez que los encontré juntos en la cocina, pero sería importunarla, sabía que ella tenía que acceder por el bien de su matrimonio y para no perder el empleo que tanta falta hacía para pagar las cuentas. Mamá en lo profundo de su ser soñaba con ser una vedette famosa, encabezar una obra de teatro de la calle Corrientes o poder trabajar en televisión y ganar mucho dinero, y todos estos sueños quedarían truncados si Juan decidiera despedirla; se sabe que si un empresario teatral le hacía la cruz a una de sus figuras, los otros empresarios tampoco le brindarían oportunidades, porque actúan en cofradía.
Dejándome encendida la luz del velador de la meza de noche, mamá se retiró de la habitación cerrando la puerta.
Intenté dormir sin obtener éxito, una voz interior trataba de convencerme para que los espíe. La belleza del cuerpo desnudo de mi madre siendo mancillado sexualmente por esa horrible bestia era una tentación muy difícil de resistir.
Saltando de la cama más rápido que en el día de Reyes, cruzando un vestíbulo largo a tientas por la oscuridad, fui hasta la habitación de él, pero la puerta estaba cerrada y no lograba escuchar casi nada.
Recordé que el dormitorio de Juan tiene dos entradas, una es la mencionada puerta principal y la otra es por el vestidor.

Dicho vestidor es de forma acodada y tiene dos puertas, una que da al lobby y la otra al baño en suite de él, que por suerte estaba sin el cerrojo puesto. Envuelto en la lobreguez, accedí sin hacer ruido, por suerte la puerta corrediza del baño en suite estaba abierta del todo.

La habitación estaba iluminada, desde mi lugar los observaba a los dos desnudos en la cama, él boca arriba acostado con su falo apuntando el techo y ella arrodillada a su lado, lamiéndole esas dos bolas negras de billar, peludas que tenía por testículos, en tanto que miraba desafiante a ese pene inflamado.
Por primera vez pude apreciar en toda su majestuosidad ese miembro eréctil, largo, extremadamente gordo, aumentando su grosor a medida que llegaba a la base peneana lugar donde empezaba una nervadura venosa muy marcada que terminaba a la altura del prepucio, el glande era muy cabezón, como un tapón con forma de hongo. La mano de mamá no alcanzaba a cubrir el diámetro de la verga, dejando escapar varios centímetros, pero lo que más me llamaba la atención era el relieve venoso de ese pito, similar a las raíces de un árbol.
De pronto, sonó la voz de Juan:
 
-        Chupame bien la poronga y ensalívala toda, así no me cuesta tanto metértela.
-        Mi conchita es muy chiquita para esa verga…
-        Ya te vas a acostumbrar.
 
Ella comenzó a engullir ese mástil con notable esfuerzo y él, sujetándola de la cabeza la forzaba a meterse mayor cantidad de carne en la boca, atragantándola; los mocos le caían por la nariz, producto de esas arcadas. Le hacía señas para que se la saque y lo golpeaba en el pecho.
Estuve a segundos de entrar para pedirle a ese miserable que deje a mami. Juan la soltó y ella liberó su boca, sacando un choto lleno de babas.
 
-        No perdamos tiempo, móntame nena que quiero sentirte.
 
Se paró en la cama y de espaldas a él, fue bajando sus grupas despacio, cuando tenía menos de la mitad de la verga adentro, su jefe levantando las caderas forzó una penetración mayor. La queja de ella no se hizo esperar.
 
-        ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!, ¡Bruto hijo de puta, despacio que no puedo!
-        Vas a ver que sí guachita…
 
Dijo sujetándola de la cintura y haciendo fuerza hacia abajo, le enterró tres cuartos de esa barra de carne.
Mamá estaba con los ojos llorosos y con sus brazos rectos apoyados en las rodillas de la porquería esa de hombre, hacía fuerza para no descender más.
 
-        Te la voy a clavar hasta los huevos.
-        Nooooh por favoooooooooooooor…
 
Con cada penetración, él lograba introducir un cachito más, se movía a gran ritmo metiendo y sacando su pija, destrozado la vagina que me parió.
Para intentar zafarse, ella se volteó de lado, pero fue peor porque quedó boca abajo y con las ancas paradas, siendo fácilmente montada en posición de perrito, esta vez.
A pesar de los gritos y las suplicas, Juan la garchaba bien profundo y rápido, ella entre sus puños acogía un trozo de sábana que se llevaba a la boca para morder.
Más de media hora de aguantar ese bombeo, la desgastó, estaba como ida, con la mirada perdida y apenas emitía un quejido en cada pijazo.
Cuando Juan todo transpirado la desclavó, mamá seguía inerte, no se movía; como si se tratase de un maniquí la volteó de espalda y la acomodó para cogerla en posición de misionero. Guiando su instrumento con una mano, apoyó la punta de su glande en la mojada entrada de la vagina y dejando caer todo el peso de su cuerpo, la penetró.
Ella volvió en sí y largó un frágil gemido:
 
-        Uuuuuuuuuuuggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhh
 
La cara de ella parecía de dolor pero sus gemidos eran de placer. Mami mostrándose entregada, entrelazó sus piernas a la cintura de él, aceptando y acompañando cada envestida. Los blancos pies de ella con sus uñas esmaltadas de rojo contrastaban con la piel oscura del abusador que no paraba de darle verga y verga.
 
-        ¿Estas gozannndo, ehhhhh putitaaaaaahhh?
-    Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, enterramela hasta el fondooooooooooo, tu verga golpea mi útero, me matás hijo de putaaaaaaaaaaaaghhhhh
-      A tu argolla le faltaba uso, te la vooooooy abrir tannnto que te la van a tener que coser, trolaaaaaah
-    Me agrandaste el coño desgraciadoooo… ¡Mmmmmmmmmmmmm!... siento mi concha abrirse como cuando parí a mi hijo uuuuuuuuuuuuuggggghhh
-    Sos demasiada mujer para el pitocorto de tu maridoooo… a ese boludo lo voy hacer el mmmmás cornudo entre los corrrnudooooooooooos seeeeeeeeeee
-Es immmposible aguantarla dentro miiiioooooogh, pero me gustaaaaaaaah… sssssssiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… cógeme más despacio negro de mierda, así la siento mejoooooor,  máááááááááááshhhhhhh despacitooooooooooohhhh
-    Tu concha es un infiernooooooo… que caliente que estááááááááá… sos mía y lo vas a seguir siendo… Sofía sos la mejor puta que me he cogidoooooh siiiiiii
-     Más, más… máááás lento que me partís con tu poronga aaahhh mmmm… ufffffffffffffff, dessspacito que estoy toda rotaaaaaa
 
Las embestidas eran desgarradoras, saturaba el ambiente de excitación el ruidoso “PLAFF-PLAFF-PLAFF” que provocaba el enorme y pesado cuerpo de Juan chocando contra el delicado y pequeño cuerpo de ella. El moreno se aferraba de las tetas y no dejaba de chuparlas y besárselas.
 
-        Ayyyyyyyyyyy, siiiiiiiiiii que placeeer, me estás haciendo tener un orgasmo detrás de otro… mmmmmmm… que me perdone mi marido pero no puedo controlarme con vos… oooooooouuuughh, me corro, meee coooorrroooo, me coooooooooorrrrrroooooooooo
 
Ella no paraba de correrse, encadenando un orgasmo tras de otro, casi tan pronto como terminaba uno empezaba el otro y esto estimulaba más a Juan, que taladraba con rabia y sin misericordia haciendo despatarrar a mamá.
 
-      Atorranta te voy a meter tanto semen en los ovarios que vas a vomitar leche hasta mañana… ohhhhhhhhhh me estás haciendo acabaaaaaaaarrr, no aguntooooooooooo ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGG!!! TOMÁ, TOMÁÁÁÁ…
-          NNNOOOOOOOOOOO, la reputa que te pariiiiiiiiiió me estas acabando adentrooo… como me queman tu chorros mmmmmmmmmmmmm… pero adentro nooooooooooo…
 
Con fuertes sacudidas él se apretó contra ella, permanecieron quietos unos minutos y la volvió a bombear un par de veces e irguiéndose se la quitó despacio, al salir el gordo glande de la magullada vagina, escurrieron grumosos manantiales de semen empapando las sabanas.
Juan hundió dos de sus dedos en la abierta concha y llenándolos de su propia guasca se los dio a beber a mamá, quien los paladeó lentamente.
Permanecieron varios minutos tendidos en la cama prodigándose besos y caricias mutuamente. Los dedos de él seguían sacando su simiente desde las profundidades vaginales para esparcirlos por el abdomen y tetas de mamá como si se tratase de una crema humectante.
Desde mi lugar la concha a mami se le veía inflamada y con los labios separados.
Sin darme tiempo a salir, él se levantó y llevó a ella al baño, por suerte yo estaba en el vestidor cuando entraron; ellos ingresaron en la amplia ducha estilo escocesa y pude ocultarme entre unos trajes.
Mami fue fregada por todo su hermoso cuerpo, no quedando recoveco sin limpiar, él le apoyó el duchador de mano con su potente chorro en la entrada de su vulva separándole bien los labios, haciéndola delirar de placer, al punto que se tuvo que sostener de su amante para no caerse.
Obligándola a inclinar su torso hacia abajo, Juan le enjabonó el orificio anal con mucha dedicación, y no se privó de meterle varios de sus rollizos dedos ignorando las protestas de ella.
Diciéndole:
-        Ahora te toca a vos bañarme y no te olvides de limpiarme bien la pija.
 
Se relajó apoyándose contra la pared sintiendo las manos de mamá yendo y viniendo por su choto, cuando lo tenía bien empinado, cerró los grifos y con un esponjoso toallón se secaron.
 
-        Sofí espérame en la camita que ya voy.
 
Esperó a que ella saliera del baño, corriendo casi del todo la puerta, Juan prendió las luces del vestidor, se plantó frente a mí y mostrando su verdadera cara de perversidad, dijo:
 
-        ¿Pendejo pensaste que no te vi? Jajajajajaja, ¿Te gustó?... Claro que sí, esa cara de pajerito lo dice todo.
 
Tomándose con una mano el erecto pito desde la base, lo sacudió a pocos centímetros de mí, pudiendo sentir el vientito desplazado por ese mazacote de carne en mi rostro.
 
-        Mirá bien lo que se comió tu mami. No sabes como me costó metérsela en la conchita, aprieta tanto ese agujerito que parecía que me ordeñaba jajaja...
 
Tener esa poronga parada frente a mis ojos me asustó, su grosor era terrible, mucho más grande que mis bracitos y el glande era una bola morada por tanta sangre acumulada. Esa cosa que tanto daño y placer causó a mi progenitora era dura como el acero, con una superficie llena de elevaciones venosas que a simple vista parecían latir.
 
-        Acomódate bien que ahora viene lo mejor, le voy a romper bien el culito… eso si que va a ser bravo porque lo tiene cerradito, pero como sea le va a entrar… A tu mamá la cogí varias veces pero nunca pude hacerle el orto, es lo único que tiene virgen y voy a ser yo quien se la entierre hasta los huevos ya que el mojigato de tu papá nunca quiso hacérselo, hay que ser boludo tener ese flor de culo todos los días a tu disposición y no perforarlo. Lo voy a destrozar tanto que los soretes se le van a caer juajajaja… Si la escuchas gritar o la ves cagarse encima, quédate mosca, que es al principio, después se le va a pasar y ella misma me va a pedir que la encule… No me molesta que espíes, desvirgar a esta culona hierve mi sangre y me calienta mucho saber que vos no te estás perdiendo detalle.

Apagó la luz del vestidor y se marchó dejando abierta la puerta del baño.

Se tiró en la cama al lado de ella y le chupó las tetas como queriendo arrancárselas del cuerpo. Mirando hacia donde yo estaba, con cara de perversidad lamía esos gordos pezones, los pellizcaba, los mordía lascivamente, aleteaba su asquerosa lengua contra ellos, al tiempo que una de sus manos estimulaba el clítoris.
Mamá gemía y enredaba sus dedos en los cabellos de él.
Estuvieron así por alrededor de una hora, en la cual perdí la cuenta de las veces que mamá acabó, eyaculando sus fluidos mojando todo a su alrededor.
Juan estirando un brazo, tomó un pote de vaselina del interior de su mesa de luz y expresó:
 
-        Bueno mi amor, date vuelta y relájate que voy a culearte.
-        ¿Qué, estás loco? No me gusta por ahí.
-        ¿Y qué sabes si nunca te la pusieron?
-        Miguel dice que no es normal eso…
-     Tu marido es un pelotudo que no puede romper el orto porque sos tan culona que con su pitito no llega, ni siquiera a hacerte cosquillas entre tus cachetes.
-        ¡Pero tu pija es monstruosa!
-        Fue hecha a medida para tu culo.
-        Me vas a reventar…
-    Lo mismo decías antes de que te cogiera y bien que te la tragas toda ahora. Prometo cuidarte, vas a delirar, pero primero te tenés que acostumbrar y para eso debes estar relajadita. Vamos, ponete en cuatro, aflójate y apoyá las tetitas en la cama para no irte para adelante.

Creí que mami saldría corriendo y pediría auxilio a la policía, pero para mi sorpresa, se puso sin decir nada boca abajo, agarrándose con las dos manos de los barrotes de la cama, elevó su cola, separó sus torneadas piernas y esperó resignada.

Él acomodó varias almohadas debajo del vientre de ella, se untó vaselina en la garcha, le separó los cachetes y envaselinó su ojete; de a poco fue introduciéndole un dedo a la vez con movimientos circulares.
Pasaron varios minutos hasta que le cupieron cuatro dedos, entonces recién ahí, el tipo se ubicó con la poronga apuntando al esfínter anal y empezó a empujar. Ella sintiendo que la cabezona verga empezaba a romperle el orificio queriendo entrar, gritó con todas sus fuerzas, sin importarle que yo pudiera escucharla:
 
-        ¡NNNNOOOOOOOOOOOOO! ¡PARÁ QUE NO ENTRA, LA PUTA QUE TE PARIÓ!
 
Pateaba y se retorcía haciendo que la cama se moviera y golpeara contra la pared, sin que el tipo le diera bola, se la encajó toda y se detuvo recién cuando sintió sus huevos chocar contra el culo.
 
-   ¡Sácamela la concha de tu madre, degenerado de mierda! ¡Turro hijo de puta! ES MUUUUUUUUUUUUUUUY GRANDE Y DUELE…
 
Vociferaba llorando y tirando manotazos al aire, sintiendo entrar esa tremenda pija curvada hacia arriba y desgarrar todo su recto.
Juan cruzó su pierna derecha hacia adelante y con su pie sujetó la muñeca de mamá para evitar que se siga moviendo. Él permanecía quieto esperando que ella deje de convulsionarse. Y para demostrarle quien mandaba, empujó un poco más su pelvis, enterrando al máximo su poronga.
Cuando mi madre comenzaba a serenarse, la basura inmunda empezó a bombear, provocando nuevas reacciones de violencia por parte de ella.
La destructiva pija era como un tren colina abajo sin frenos, no se detenía ante nada. Ella con su mano libre intentó tirar una trompada hacia atrás, pero cayó de bruces contra el colchón, aprovechando Juan para penetrarla con más intensidad, a lo bruto se la sacaba hasta el cuello del glande y se la hundía toda empujando su cuerpo hacia delante sin compasión.
Mamá con su mejilla izquierda pegada a la cama y apoyada en sus rodillas, elevaba sus piernas dejando sus pies en el aire.
Del culo de ella brotaban algunas gotas de sangre.
El golpetear de los huevos contra la concha de ella era frenético.
Transcurrido más de una hora, tras mucha resistencia y ver las estrellas de dolor, los gritos de ella se sosegaron, transformándose en quejidos de placer; el aguante del viejo era increíble, seguía taladrando ese ojete como en el minuto uno y mamita trataba de acompasar sus movimientos con los de él.
Las manos del tipo se perdían entre las tetas y la vagina.
Las embestidas eran bestiales y los gemidos de ambos se acrecentaban, indicando que el clímax era inminente.
 
-        ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!! Te relleno el culo de leche… Uhhhhhhhhh… culoncita hermosa por fin te rompí ese culo… siiiiiiii
-     ¡OOOHHHHHHHHHHH!, Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhgggggg… Asíííííí papiiitooooooo… lléname de lecheeee, siento en mis tripas tu lechita caliente mi amor… mmmmmmmmm
-       Desde ahora sos toda mía… Uuummmmmmmm… prométeme que no le vas a entregar ese orto a nadie…
-     Mi culo te pertenece, todos mis agrandados agujeros son de tuyos… Ufffffff… ¡Que pija tenés!...
 
Ronroneaba ella moviendo en círculos su ojete aún con la verga adentro.
Si mamá no sentía culpa, yo tampoco debería de sentirla por el placer que me daba verla poseída.
Al desclavarse, un río de semen oscuro con mezcla de materia fecal y sangre, emergió disparado de su ano. Mami llevando sus manos a su cola, corrió a baño.
Mientras cagaba, su jefe se paró delante, diciéndole:
 
-        Me dejaste la garompa hecha un asco, límpiamela putita.
 
Sin hacerle asco, la llevó a su boca y la chupó hasta dejarle reluciente.
Volvieron a ducharse y utilicé ese momento para regresar a mi cuarto.
A pesar de haber disfrutado, lloré culposamente tapándome con la almohada y las mantas hasta quedarme dormido.
Me despertó el cuerpo de mi madre al acostarse a mi lado y abrazarme. Con el abrazo sentí sus pezones en punta clavarse en mi espalda, seguramente ella seguiría caliente después de la cogida que le pegaron. Disimulé estar dormido y pegué más mi espalda contra su cuerpo, el percibir esos botones de carne apretar mi dorso, incitó la primera erección de mi vida que guardaré para siempre.
En un mismo día mamá perdió su virgo anal y yo me hice hombrecito.
A pesar de mi pijama y su camisón, pude sentir el calor que emanaba su cuerpo.
Cansado de tantas emociones fuertes dormí hasta pasado el mediodía.
Después de almorzar, Juan nos llevó de regreso a nuestro departamento. En un momento que quedé a solas con él, me dijo:
 
-        Espero que hayas disfrutado lo mismo que yo. Tu mamá es una mujer de fuego y lo único que puede apagar ese incendio es la leche mi pija. Pendejo, por tu bien no quiero que te interpongas entre ella y yo, porque podrías salir muy lastimado… Si sos buenito, te portas bien y me ayudas a seguirme cogiendo a mami, voy ayudarte a que nos sigas viendo. Es un acuerdo “win-win” que significa que ganamos todos, vos seguís gozando viendo como se cogen tu madre y yo gozando con su cuerpo y nadie va a enterarse… es más tal vez a ella le guste que seas su cómplice de coartada jajajajajaja.
 
Esto último no lo entendí y me dejó pensativo.
Mi padre adelantó su llegada y el lunes por la mañana estuvo con nosotros. Ni mamá ni yo dijimos nada, actuamos como siempre. El martes ella se reincorporó al teatro, quedándome yo con papi.
La semana pasó normal, sin ninguna noticia de Juan, pero el saber que mami todas las noches al ir al teatro se vería con él me enfermaba de celos.
Un viernes mamá telefoneó a papá para avisarle que llegaría mucho más tarde de su trabajo, alegando que por demanda del público iban hacer doble función y le pidió a papá que se quede conmigo, que no era necesario que la pase a buscar ya que una amiga la llevaría con su auto.
Mamá llegó a la madrugada, papá estaba durmiendo y para no despertarlo y vea el reloj, ella se acostó en mi habitación.
 
-        ¡Hola mami!
-        ¡Hola mi principito! -dijo besándome en la frente-.
-        Te esperábamos más temprano.
-        Lo sé, pero me quedé con Juan charlando… si papá te pregunta mañana a qué hora llegué dile que no te acordás y que me pediste que duerma con vos ¿Puedo confiar en vos mi amorcito?
Me pidió metiéndose en mi cama en bombacha y corpiño ya que su camisón estaba en su cuarto matrimonial.
-        Quédate tranquila mami… Má tenés olor raro en la boca…
-        Eeees que comí algo cuando venía para acá… eso… tomé un yogurt y me olvidé cepillarme la boca… ahora duérmete que es muy tarde.
 
El miércoles a media tarde, sonó el teléfono y atendí yo:
-        Hable
-        ¿Vic?
-        Sí, ¿Quién habla?
-        Juan
-       
-        ¿Tu papá está en casa?
-       
-        Ok, si te pregunta decile que estás hablando con un amiguito tuyo. Escúchame finge que para hacer tus deberes escolares tienes que ir a la biblioteca y solicítale a mami que te lleve, antes de salir escógele la ropa interior más pequeña que tenga y entrégasela. Pídele que venga en tacos altos y minifalda, dile que era yo el del teléfono y te exigí todo eso, mi auto con el chofer los van a estar esperando en la esquina. Si haces todo lo que te pedí, te aguarda en mi casa una mesa de metegol.
-        Iiiupiiiiiiii….
 
Latiéndome el corazón a mil pulsaciones por minuto, cumplí con todas su peticiones.
Lo que más me gustó fue elegirle la ropa interior a mi madre.
 
-        ¿Esto querés que me ponga? ¿No podías haber elegido algo menos impúdico?
Me expresó ella al entregarle un sensual tanga hilo dental rosa y un sujetador de media copa de encaje, del mismo color, que dejaba expuestos sus regordetes pezones.
 
-        Él dijo los más chiquitos y además que lleves tacones altos y minifalda.
-        Mientras me cambio, ve a buscar un cuaderno así tu padre no sospecha.
Con un:
-        Cariño, llevó al niño a la biblioteca.
Se despidió de mi padre.
 
Me extrañó verla con una pollera larga hasta los tobillos.
Salimos de casa y ni bien nos sentamos en el asiento trasero del auto de su jefe, mami se sacó la pollera y abajo tenía una minifalda de infarto que no alcanzaba a cubrir sus glúteos.
 
-        Me la tuve que tapar con la pollera porque si no tu papá me mata -dijo guiñándome un ojo-.
 
Al arribar a la casa de Juan, me encontré con la sorpresa que no estaba sólo, otro señor lo acompañaba, bastante canoso y de la misma edad aproximadamente de él.
 
-        Amor, que suerte que llegaron pronto. El señor es un socio de una sala teatral de Mar del Plata, su nombre es Gerardo. Ella es Sofía de la que tanto te hable y su hijo Víctor.
-      Encantado pequeño y va a ser un placer Sofía -dijo von su voz ronca, al saludarnos Gerardo-.
-      Hola, no esperaba que tuvieras acompañado Juan… Uy y yo con estas fachas ¿Qué pensará tu amigo?
-   Pienso que eres exquisita. Con Juan estábamos haciendo los arreglos para una obra picaresca en la temporada teatral de verano en Mar del Plata y me sugirió tu nombre para unos de los papeles principales, me habló tan bien de ti que quise conocerte de inmediato.
-     ¿Víctor por qué no vas a jugar a tu habitación con el metegol que te compré? Nosotros tenemos que hablar -mencionó Juan-
-        Nooo, me quiero quedar con mi mamá -respondí-.
 
Bajo ningún punto quería dejarla sola con esos dos hombres, y menos estando con tan poca ropa.
Pasamos a una gran sala y los adultos se acomodaron en unos sillones en torno a una mesa ratona de cristal, el mayordomo sirvió café.
Como no había lugar para mí me senté en el apoya codo del sillón de ella.
Los tipos me miraban con cara de odio. Todos estábamos incomodos.
 
-        ¿Estarías interesada en la oferta Sofía? -preguntó Gerardo-.
-        Me encantaría, sería un gran progreso para mí.
-        Pero surge un pequeño problemita, la obra es bastante picaresca y el libreto exige que estés en la mayoría de los cuadros con poca ropa… ¿Sería un inconveniente para vos?
-        No para nada Gerardo, soy vedette, estoy acostumbrada.
-    No lo tomes a mal pero, antes de firmar cualquier contrato, tendría que verte en ropa interior para saber si tenés los dotes necesarios para el papel.
-        Está bien ¿Cuándo sería el casting?
-        Ahora mismo, es que mañana tengo que viajar.
-        ¡Ufff! Me pone en un compromiso, porque no traje la ropa adecuada…
-        ¿No tenés ropa interior?
-        Tengo Gerardo, pero es que… es muy chiquita…
-        ¡Mejor todavía! Así sé que no tenés ninguna marca ni nada que empañe el papel…
-         ¿Amorcito, por qué no vas a jugar a la habitación? -me preguntó mamá-.
-        ¡No quiero!
Juan sólo sonreía en forma sarcástica.
 
-        Si a usted no le molesta que esté su hijo, a nosotros tampoco, se trata de ropa interior, nada que no se vea en cualquier playa... No quiero ponerme pesado, pero mañana tengo que viajar y no sé cuando regresaría…
-       Puede tutearme Gerardo. Parece que no va haber otro remedio…
Expresó mamá con resignación.
 
Poco a poco fue sacándose la ropa, primero la minifalda dejando al aire su gran culo y luego lentamente y con vergüenza la blusa.
Los hombres al ver los pezones turgentes libres del brasier, quedaron boquiabiertos.
 
-        Por favor amor, si podes da una vueltitas -dijo Juan-.
-        Ok -respondió ella-.
 
Montada en sus sandalias de tacón aguja, que le paraba más ese culo hermoso, ella giró para ellos. El hilo dental atrás se perdía entre sus generosos cachetes de la cola y por delante la vagina parecía que se estaba comiendo la escasa tela.
 
-        Tenías razón Juan, ella es magnífica. Muero por probar lo que sabe hacer…
-        ¿A qué se refiere? -Pregunto ella-
-      A que ahora viene la pruebita de actuación, toma acá tenés un pequeño libreto, para que digas la letra.  Ups, veo que solo hay un libreto y si te lo doy no voy a poder seguirlo… ¿Te molestaría sentarte a mi lado para que lo leamos juntos?
Dijo Gerardo, señalando su sillón.
 
Mamá haciendo ruido con sus tacos fue hasta él y se sentó en su apoya brazos.
 
-     No querida, si te pones ahí vas a estar muy alta y es incomodó para leer, mejor sentate acá…
Mencionó Gerardo señalando sus piernas.
 
Mamá dudó, me miró a mí y luego a Juan quien afirmó con su cabeza dándole la aceptación tácita.
Ella se sentó finalmente en sus rodillas, orientando su perfil zurdo frente a él y de espaldas a donde yo estaba.
Al tiempo que pasaban la letra, Gerardo muy sutilmente fue apoyando su mano derecha en la cadera de ella, atrayéndola en dirección a su pecho. Al rato mamá pasó de estar sentada sobre las rodillas a estar sobre la bragueta, con sus pezones muy cerca de la boca de él.
Se notaba que algo la estaba inquietando, porque se acomodaba continuamente.
Cambiando disimuladamente mi posición, pude percatarme que la bragueta de Gerardo estaba muy abultada, encerrando a un pene erecto que pugnaba por situarse entre los cachetes de ella.
Mamá estaba con el libreto en mano y mientras decía la letra Gerardo le besaba el pezón izquierdo, distrayéndola. Los dedos de la mano izquierda le hurgaban la vagina.
Juan tomándome fuerte de un hombro, me dijo en un oído:
 
-        Andá a la habitación a jugar o si querés quédate espiando donde ella no te vea, pero rajá de acá que la distraes y está por empezar la joda.
 
Exclamé:
-        Má me aburro acá, mejor voy a jugar a la habitación.
-        Bi… bien corazón, tte aviso cuando terrrminemos para volvver a casa.
Me respondió con la voz entrecortada y simulando concentración en el libreto.
 
Salí de la sala pero volví a entrar a los pocos segundos a hurtadillas y me escondí detrás del bar.
El libreto estaba en el piso y el pito de Gerardo ya estaba fuera de la bragueta y con la mano derecha lo golpeaba contra los glúteos de ella. Sus blancos dientes mordían alternadamente los gordos pezones estirándolos.
Mamá gemía pesadamente inclinando su cabeza hacia atrás, la cual fue apresada por la de Juan, comiéndose las bocas con un encendido beso de lengua.
Gerardo hizo a un lado el hilo dental y le metió su pija. El pene de él era de un tamaño normal pero tenía la particularidad que estaba circuncidado. Con sus manos en la cintura de mami, la obligó a subir y bajar las caderas, penetrándose ella misma cuando descendía y sacándose la mitad del choto cuando ascendía.
Los dos tipos le chupaban las tetas, hasta que Juan le pidió a ella que le mame la poronga, teniendo ella que estirar su torso hacia adelante para poder hacerlo. Estuvieron así hasta que la garompa de Juan alcanzó su máximo levantamiento.
 
-       Che Gerard, la mía es más grande que la tuya, déjame sentar a mí en el sillón así ella se acomoda arriba mío y me la cojo por la concha y vos de atrás te la enculas. No vas a tener ninguna dificultad porque le revené el ojete los otros días, es más, apretale las cachas porque te va a bailar jajajajajaja
 
Mamá acataba lo que ellos disponían.
Juan se sentó con su tremendo obelisco apuntando al cielo y mamá se lo clavó, se notaba que en días pasados habrían estado cogiendo bastante, ella con más práctica se deslizaba sin inconvenientes.  Gerardo se situó a espaldas de mamá y le pidió que se abra bien la cola para enterrarle su pito en el ojete.
Juan marcaba el ritmo y ella gozaba como loca, gritando, gimiendo, mordiéndole el hombro a su jefe. Los pezones los tenía tan erectos y colorados que parecían frutillas.
Gerardo bombeaba sin descanso y para enardecerla más le pellizcaba las tetas desde atrás.
 Ver esas dos lanzas de carne abrir sin tregua los agujeros de mami era un espectáculo deslumbrante.
Como castigo a una niña mala, Juan le cacheteaba el culo con sus pesadas manos, enrojeciéndole la piel.
Mamá ayudándose con sus piernas hacia fuerza para subir lo más que podía y se dejaba caer pesadamente para profundizar las penetraciones de Juan. No terminaba un orgasmo y empezaba otro.
Vaya con mi madre, ninfómana y multiorgásmica.
No eran personas haciendo el amor, eran bestias saciando su sed de sexo.
Juan se puso de pie y sin sacársela de la concha, dobló sus rodillas un poco para que el culo de ella siga quedando a la altura de Gerardo, y ambos la siguieron cogiendo pero con más violencia.
Sus pijas salían hasta el glande y se la enterraban hasta los huevos a un ritmo acelerado.
El aroma a sexo y los gemidos aumentaban mi morbo.
Gerardo fuera de sus cabales le daba enérgicos chupones en la espalda y a los costados de las tetas, dejándole severos cardenales que no sé como se los justificaría a papá. Ese estado de locura acabó cuando se deslechó dentro de mi mami.
Esta vez los chorros de semen que caían del culo de ella y seguían bajando por sus piernas eran blancuzcos, indicando que no hubo rotura anal.
Gerardo le desprendió el hilo dental rompiéndolo, usándolo como trapo para limpiarse el pito.
Diez o quince minutos más tarde, Juan a los apurones le vacío la concha y haciéndola arrodillar le eyaculó copiosamente en la cara, pringando su bello rostro. Los hilos de guasca colgaban de su barbilla y nariz. Estaba putísimamente hermosa.
El moreno se higienizó la pija con las tetas, depositando en ella las últimas pizcas de semen.
Mamá estaba hecha un desastre, tenía la cara, culo, tetas, y piernas manchadas de semen y la concha empapada con sus squirts.
 
-        Felicitaciones putita, estás contratada para este verano.
Le mencionó Gerardo y sin dejarla ir a higienizarse, le di el contrato para que lo firme.
 
-        Para ser una vedette bien putona, vas a necesitar un par de gomas nuevas. Sos divina pero te falta pecho. Para ser la reina meretriz entre todas las vedettes, tenés que ser tetona. ¿Te imaginas Gerardo a Sofí con esas piernas cinceladas a mano, ese orto gigante y gomas grandes? -dijo Juan-.
-        Sofía tus pezones son desproporcionados con tus actuales globos, pero con unas tetas bien grandes… Ufffff… de sólo pensarlo se me vuelve a parar -respondió Gerardo-.
-      Culona, tetona, pezonuda y bien puta… el éxito asegurado jajajajajaja.  Pechugona vas a poder compensar el peso de tu orto. Te lo ganaste bebé, te regalo la cirugía -expresó Juan-.
-     Te conviene operarte cuanto antes, para empezar bien la temporada de verano -retrucó Gerardo-
-       Uy, la verdad es que hace tiempo lo venía pensando, pero así, tan rápido… no sé qué dirá mi marido, déjenme unos días pensarlo -contestó mamá-.
-      Piénsalo tranquila y cuando estés convencida que las tetas es lo mejor para tu carrera me avisas. Ahora arréglate que se te hace tarde, el chofer los espera en la puerta para llevarlos a tu departamento y trata de descansar que esta noche voy a romperte el culo que me quedé con las ganas -mencionó Juan-.
 
Mamá fue a darse un duchazo rápido y Juan sin que Gerardo me viera me llevó a la habitación para hablarme.
 
-        ¿Qué te parece la idea Vic?
-        ¿De qué?
-     No te hagas que sé que vistes y escuchaste todo. Ahora nuestra nena es culoncita pero podría ser también tetoncita ¿Te agrada la idea?
-        Lo que no me gusta es que quieras separarme de mi madre este verano.
-        Jamás te haría eso, ya te dije que somos una pandilla y a donde vaya Sofía vamos nosotros. Piensa lo bien que la vamos a pasar en Mar del Plata los tres, salidas, playas, caminatas…
-        ¿Los tres? ¿Y ese Gerardo?
-     Él es un socio, pero por el momento no es un miembro de nuestra pandilla. Tenés que comprender que tu mamá es demasiado mujer, necesita de más de un macho para sentirse llena ¿O me vas a decir que no te gustó verla en una doble penetración o enlechada de la cabeza a los pies?
-        Si, fue genial.
-      Ahora contéstame si te gustaría verla con las tetas más grandes. Soñala llevándote al colegio con una blusa bien ajustada marcando sus gordas tetas, todos los padres de tus amiguitos van a querer cogerla, hasta tus profesores. O imagínala con mi pija entre las tetas.
-        Mmmmmmmmmmm… me encantaría.
-        Ayúdame a convencerla que se opere.
-        Está bien, cuenta conmigo.
 
De regreso en el auto, camino a nuestro departamento, a mamá se le subió la falda y dado que no tenía bombacha, puede ver su vagina muy cerquita mío, estaba algo hinchada de tanto uso. ¿Qué sabor tendría?, ¿Sería calentita?, ¿La pija del moreno se la agrandó demasiado?, ¿Con cuántos otros hombres habrá sido infiel a papá? 
La dulce voz de ella me sacó del trance de mis pensamientos.
 
-        ¿Vichy, te gustaría si me agrando los senos?
-        Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
 
 
-------------------------------------- ¿Fin de la Primera Parte? --------------------------------------
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¡Saludos y Feliz Año 2.014 Para Todos!

 

Gus Becker & Marcel Milord. ®