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3ª sumision DESANIMO

en Dominación

DESANIMO

Me había tocado trabajar toda la semana fuera de la ciudad debido a lo cual el único contacto que había  mantenido con Laia fueron llamadas telefónicas y whasapps. En las conversaciones su voz me parecía triste y apenada, por más que le pregunte no me quiso decir nada, su contestación era que el problema era suyo y no tenía por qué preocuparme por tonterías sin importancia.

 Cuanto más se negaba a contármelo más me preocupaba, a fin de cuentas era mi compañera y la quería. Regrese el viernes después de comer por lo cual Laia no se estaba en casa pues se encontraba en un curso al que acudía dos  veces por semana en la piscina. Como estaba solo en casa me puse a mirar a ver si encontraba algo que me diera una pista sobre lo que le ocurría. En el dormitorio no encontré nada fuera de lo habitual, su ropa colocada en el armario, su lencería en la cómoda y sus juguetes en su cajón.

 El resto de la casa ordenada y limpia, nada que llamara mi atención. Solo me quedaba esperar su regreso y convencerla de que me lo contara, además tenía muy asumido que lo haría por las buenas o empleando otros métodos, el inconveniente que podía tener la segunda opción es que le gustara y se mantuviera callada. Llego a casa pasadas las siete de la tarde encontrándome en el salón mirando la tele, el hecho de que estuviera en casa la sorprendió ya que contaba que llegara de madrugada como era habitual, me pidió perdón por no estar en casa para recibirme y dijo que en un par de minutos la esclava estaría preparada para atender al amo.

 Le pedí que se olvidara de eso y se sentara a mi lado, me tenía preocupado y quería saber que le ocurría, ahora ya estaba con ella y buscaríamos la mejor solución si la había. Empezó a sollozar y comenzó con el relato: el lunes al llegar al trabajo me dirigí a la oficina de mi jefa como era habitual para comprobar la agenda y confirmar citas. Me encontré con la puerta cerrada y sonó el teléfono de mi mesa, cuando descolgué era la voz de Tete la cual me ordenaba que anulara todas las citas presenciales de la semana ya que solo atendería telefónicamente a los clientes y en mi caso que encontraría mis tareas encima de mi escritorio cuando llegara a trabajar, para cualquier duda que la llamase al despacho al cual tenía terminante prohibida la entrada.

 La situación me descoloco y al mismo tiempo me preocupo, que había pasado con mi jefa o que era lo que le había hecho para tratarme así, sería un castigo o un nuevo tipo de humillación. Me tuvo así hasta el viernes, cuando faltaban cinco minutos para salir me llamo para que acudiera a su despacho lo cual hice al momento, sospechaba que no sería nada bueno, llegue a su puerta y llame, me pidió que pasara y después cerrara la puerta. La encontré sentada tras la mesa de su despacho, llevaba los pechos al aire sin,  sujetador que se encontraba tirado junto con la blusa en la silla de la entrada, allí también creí distinguir una falda, si realmente estaba en lo cierto estaba desnuda.

Se fijo en mi cara de asombro y pregunto qué me parecía su nuevo uniforme de trabajo el cual le había escogido yo. No sabía a qué se refería y le conteste que no le había escogido nada, se levanto de su sofá y vino a mi lado, me mando que observara su cuerpo con detenimiento y lo comprendería todo. A que se refería, como se dio cuenta de mi ignorancia en el tema comenzó a recordarme lo sucedido el fin de semana, eran las consecuencias. Al fin lo entendí, volví a fijarme en su cuerpo y aprecie la causa y efecto, sus pezones parecía fresas a punto de reventar, sus senos mostraban marcas de dientes, su coño parecía un tomate maduro, su ano un pozo oscuro sin fondo, sus pies no podían llevar calzado de ningún tipo, un cuerpo destrozado a conciencia.

Me explico que aquello era la causa de no querer que nadie la viese, le podría costar su trabajo. Tras esta confesión me dijo que me marchara, era fin de semana y  el lunes hablaríamos,  esperaba estar recuperada, no sé de qué vamos a hablar el lunes, aunque me temo lo peor, es rencorosa y vengativa.

Esa era la razón de tu preocupación. Si, no sabía lo que pasaba, ni si Tete estaba bien o no, aparte de jefa es amiga.

Vale te entiendo pero ahora ya conoces la situación y no tienes que preocuparte, al menos puedes estar segura de conservar el trabajo, donde va a conseguir una secretaria tan eficiente, tanto en el trabajo de oficina como para satisfacer sus perversiones.

Ahora vamos a disfrutar esclava, ve a cambiar tu ropa y disponte a satisfacer a tu amo que lleva cuatro días a dieta y lo pasa muy mal, están a punto de reventarme los huevos nadie me los ordeña como tú y adema tengo ganas de tus esencias, disfrutar comiéndote el coño y reventar todos tus agujeritos hasta que supliques clemencia.

Se presento en el salón vestida con lencería color verde, el sujetador solamente le cubría la aureola de los pechos dejando los pezones a la vista totalmente erectos, su tanga lo formaban tres hilos dos de los cuales le bordeaban los labios de su sexo y un tercero con una anilla le separaba los labios dejando su coñito totalmente abierto, brillaba con sus jugos parte de los cuales ya se deslizaban a lo largo de sus muslos. Estaba caliente y necesitada de sexo, eso me encantaba, la tenia totalmente a mi disposición pero quería hacerla sufrir por lo que le ordene que bailara un rato para mi diversión pero tenía totalmente prohibido masturbarse, no debía sentir placer ese derecho estaba reservado para su amo, ella no tenía ningún derecho a disfrutar si antes no se le permitía.

 Cuando mi calentura amenazaba con superar mi umbral de dolor la hice acercarse dándome la espalda, le di un par de azotes suaves y le ordene ponerse a cuatro patas, seguí deslizando mi polla a lo largo de su sexo recorriéndolo pausadamente mientras Laia no paraba de suspirar y mover su culito hacia mi buscando desesperadamente introducirse mi polla, yo retrocedía cada vez que lo intentaba, era delicioso ver como padecía. Por fin deje que lo lograra aunque no donde ella quería, se la introdujo en su ano a lo que la ayude embistiéndola hasta dar con mis huevos en la entrada de su culo, soltó un grito de dolor pues no lo esperaba ni en ese sitio ni tan fuerte pero eso no la hizo parar aunque por su rostro descendían unas lagrimas enormes lo cual le daba igual, quería disfrutar y que su amo también disfrutara.

 Después de unos minutos me corrí en su interior pero mi erección no disminuía así que continúe follándola cada vez mas fuerte hasta correrme dos veces más en su interior, cuando acabe Laia al menos se había corrido media docena de veces, en su rostro se reflejaba felicidad y satisfacción.