miprimita.com

Ayuda a domcilio nueva situacion

en Dominación

AYUDA  A DOMCILIO                     NUEVA SITUACION

La situación que se presentaba ante mi era mejor de lo que podía esperar, tenía ante mí la posibilidad de tener a mi servicio una mujer espectacular que sería mi sumisa en todos los aspectos, seria criada domestica y sumisa sexual. Si jugaba bien mis cartas viviría para mí.

Cuando salí del baño llame a Pe y le pedí que viniera al salón para exponerla la nueva situación en la que iba a vivir, en primer lugar dejaría de tener mando sobre su vida, únicamente haría lo que yo le ordenase o le permitiera. Dejaría de ser dueña de sus actos.

Su única preocupación seria el obedecerme sin dudarlo tuviera o no razón o sentido.

Ya que has incumplido las normas de la casa te mereces una corrección, a pesar de que no fue por tu propia voluntad y eso a mí como tu señor no me importa, has incumplido las normas y eso tiene sus consecuencias. Por ser tu primera falta tu castigo no será físico, me conformare con tu humillación. Los próximos días vestirás como una niña pequeña: calcetines blancos con volantes, falda y camisa de colegiala, braguitas de algodón con dibujitos infantiles o flores, sujetador blanco deportivo y trenzas en el pelo con lazos.

Esa será tu ropa estos próximos días, además tendrás prohibido ensuciar tu ropa. No podrás cambiarte cuando salgas a la calle ni cuando vayas a cualquier sitio. El lunes irás al médico para una revisión de tu salud, nos recibirá en su consulta a las cinco de la tarde.

Pe acepto su nueva condición sin quejas y únicamente pregunto por su nuevo vestuario a lo cual le respondí que iríamos el lunes a comprarlo, eso también formaba parten del plan, le vendrían bien el fin de semana para ir tomando conciencia de su futuro e ir aceptándolo.

El lunes a las diez de la mañana salimos de casa para ir de compras, nos dirigimos a una mercería de barrio que ya conocía y tenía todo lo que quería. Nada más entrar nos recibió la dueña a la que ya conocía de haber ido comprar en otras ocasiones, miro a Pe y tras observarla detenidamente se dirigió a mí:

Esta chica es tu nueva “acompañante”. ¿Que es lo que quieres?.

Esta vez querría un uniforme de colegiala con  todos sus accesorios, ya sabes que la ropa interior ha de ser blanca y con dibujitos, cuanto más infantiles mejor. Ya conoces mis gustos.

Ella está de acuerdo.  No se sentirá incomoda.

Por ella no te preocupes, no tiene ni voz ni voto.  Es  un correctivo que ha decidido asumir por su mala conducta y su falta de respeto.

Vale si es así no hay problema, niña ven a la parte de atrás allí podrás cambiarte y mostrarle la ropa que te ha escogido.

Pe siguió a la dueña a la parte posterior de la tienda y allí estuvieron unos veinte minutos.

Tras este tiempo salió la dueña de la mercería luciendo una sonrisa de satisfacción y se dirigió a mí:

Espero que te guste el modelito de la chica, hemos tenido algún problemilla con su pecho, si no te gusta como le queda la blusa pedimos otra más grande aunque creo que la preferirás así, resaltan mas sus tetas.

Tras estés comentarios salió Pe, lucia su nueva ropa y su cara estaba colorada de vergüenza por mostrarse así vestida en público. Su cara la llevaba baja mirando al suelo.

Después de observarla emití mi valoración acerca de su imagen: no está mal para una niñata desconsiderada, maleducada y arrogante. Es más de lo que se merece, es una  ropa demasiado elegante para esta malcriada.

Bueno ahora ya esta, habrá que quedarse con ella aunque no se la merezca.

Todos estos comentarios lograron su propósito, si antes ya se encontraba avergonzada ahora además estaba humillada, era incapaz de alzar la vista del suelo y casi lloraba.

Tras pagar a la dueña de la tienda salimos de allí y tomamos rumbo a su nueva prueba, la revisión médica. La doctora que la iba a realizar era una amiga que conocía mis gustos ya que había sido anteriormente compañera además de amante y compartía conmigo el placer por la sumisión en cualquiera de las situaciones puesto que había sido ama y sumisa durante nuestra relación.

Nada mas llegar a la consulta nos recibió Claudia a mi me saludo con dos besos mientras que a Pe simplemente la miro. Tras el saludo se dirigió a mí:

 C: Bueno, a quien me traes hoy, que es lo que quieres que le haga.

Ella es Pe, es la última incorporación y necesito que le realices un reconocimiento completo para conocer cómo actuar con ella, si tiene alguna enfermedad o problema físico.

C: o sea que quieres lo de siempre: análisis de sangre, venéreas, posibles deficiencias de nutrición y exploración física.

Si, o lo que tu consideres necesario.  Claudia condujo a Pe a una sala contigua y comenzó con su trabajo mientras yo me fui a tomar un café y leer la prensa. Un par de horas más tarde recibí un aviso en mi teléfono indicándome que había acabado el examen médico.

Termine el café y me dirigí a la consulta. Nada más entrar encontré a Pe en la sala de espera y vi la puerta de la consulta abierta. En ese momento escuche la voz de Claudia pidiendo que entrara dentro.

C: he terminado el examen médico y ya solo quedan pendientes los resultados de los análisis que llegaran el viernes. Bueno tras el examen te puedo decir que está sana físicamente excepto unas pequeñas heridas que tiene en su vagina (le distes demasiado duro) que se curaran en unos días si no mantiene sexo vaginal. Su ano parece virgen, sin usar. Sus pechos son naturales y no se aprecian bultos en ellos. En fin, se trata de una mujer en perfecto estado físico.

Al terminar la consulta Salí del despacho junto con Pe salimos de la consulta dirigiéndonos hacia nuestra casa aunque antes debíamos parar a comprar comida y diversos útiles de aseo para Pe.

Después de hacer la compra regresamos a casa, colocamos las compras y Pe preparo la cena, tras cenar y recoger la cocina lleve a Pe a su dormitorio y la metí en la cama dándole un beso en la frente de buenas noches.

A la mañana siguiente fui temprano a su habitación para despertarla y decirle que ropa se debía de poner, cuando entre aun se encontraba durmiendo. La desperté y le di la ropa que debía de ponerse, como adulto responsable de su educación la acompañe al baño para indicarle como debía de asearse y ayudarla si era necesario. Se quito su pijama y al bajarse sus braguitas blancas observe que estaban sucias en la zona que correspondía a su sexo, le pregunte que le había ocurrido a lo cual respondió bajando su mirada al suelo y empezando a sollozar. Su vergüenza quedaba reflejada en el color rojo de sus mejillas, le dije que no pasaba nada, había sido un accidente, que no se preocupara, ya buscaríamos una solución.

Terminado su aseo y después de vestirse nos fuimos a la cocina a desayunar. Durante el desayuno hablamos de lo que le había ocurrido y le comente lo que haríamos para solucionarlo de momento. Le mande que fuera a la farmacia y pidiera un paquete de pañales y si le preguntaban por la talla les dijera que eran para ella. Mi plan para someterla a través de su humillación seguía mejor de lo que esperaba, ella misma me estaba brindando las ocasiones para hacerlo.

Acabado el desayuno le di dinero y la envié a la farmacia de compras, no tardo demasiado en regresar. Al entrar por la puerta la encontré llorando. Le pregunte que le ocurría y me lo conto:

Al entrar en la farmacia había más gente esperando a ser atendida y espere mi turno, cuando llego el empleado me pregunto qué era lo que quería y yo se lo dije.

Se lo tomo a broma y le repetí el pedido. Fue a llamar a su jefe y este se dirigió a mi preguntándome si era aquel realmente el pedido a lo cual respondí que sí. Me volvió a mirar con una sonrisa y me pidió que me separara del mostrador y me diese una vuelta para poder calcular mi talla. La gente que estaba dentro comenzó a cuchichear y algunos incluso se reían, cuando regreso con el paquete de pañales y me lo entrego al mismo tiempo que me decía se trataba de un pañal de gran absorción que dado mi tamaño me iba a hacer falta. En ese momento toda la gente comenzó a reírse de mí. Lo único que pude hacer fue pagar y salir corriendo mientras me señalaban  y se burlaban.

Tras haberse calmado y dejado de sollozar le dije que fuera a su dormitorio y llevara lo comprado que yo iría enseguida tras coger unas cosas.

Entre en su habitación y le pedí que se desnudase quedándose únicamente con su ropa interior, mientras yo me dirigí a su armario para sacar una toalla de las llamadas sabanas por su tamaño y la extendí sobre la cama. Le indique que se pusiera encima sobre ella y colocase las piernas flexionadas en el borde de la cama, en esta posición procedí a quitarle sus braguitas dejando su sexo al descubierto.  Examine las braguitas y observe manchas en su interior, le pregunte acerca de su origen y bajo la mirada como única respuesta. Lo más fácil hubiera sido reñirle pero no era lo más adecuado para mis planes y deje pasar la situación.

Con una esponja empecé a lavarle su zona genital separando sus labios vaginales y frotando en cada uno de sus huecos, Pe suspiraba profundamente y su sexo se contraía en cada pasada, la muy cochina estaba disfrutando y era incapaz de ocultarlo. Por último le comente que iba a lavar una zona a la que no se le prestaba atención por estar oculta y podría dolerle un poco, dicho esto procedí a retirar la capucha del clítoris dejándolo a la vista. Se escucharon unos gemidos durante el proceso de limpieza del mismo.

Para acabar le puse polvos de talco y cerré su pañal, le ordene que se vistiera de nuevo sin ponerse las braguitas que ya había ensuciado, esos días mientras usara pañal seria lo único que cubriría su sexo.

La faldita que llevaba permitía intuir  perfectamente el pañal y si se inclinaba un poco hacia delante se veía claramente. Serio perfecto para seguir humillándola, solo quedaba salir a la calle de paseo por los lugares que solía frecuentar donde la gente la conociera.

Seguimos esta rutina durante una semana, Pe ya comenzaba a soportarlo mejor, lo que peor llevaba era salir a la calle.

El último día de su castigo decidí ir un paso más en su humillación y forzar aun más su orgullo.

 Cuando  salimos de paseo cambie la ruta habitual y nos dirigimos a la farmacia donde había comprado los pañales, al estar en la entrada Pe comenzó a inquietarse y tirar de mi hacia atrás, no quería entrar. Con los ojos llorosos y la cara congestionada me suplico que nos fuésemos de allí, lo cual no solo no acepte sino que la agarre del brazo y la hice entrar delante. Ya dentro el farmacéutico le dirigió la mirada y le pregunto si quería algo, en ese momento intervine yo pidiéndole una caja de caramelos para la niña (PE) argumentando que era un premio por su buen comportamiento. Le pedí que se los entregase a ella ya que eran su premio, PE los recogió mirando al suelo y sollozando le dio las gracias. Tras pagar la cuenta salimos a la calle, la actitud de Pe demostraba claramente que estaba mentalmente derrotada y su voluntad era nula o inexistente.

La fase de dominación mental había finalizado.