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Relatos de bar

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Relatos de bar

En la cafetería donde suelo tomar un té por la mañana, nos reunimos un grupo de conocidos para desayunar y leer la prensa, lo habitual es que el grupo este formado por: mi padre, el camarero, un chispas, un mantenedor de instalaciones, un representante, una administrativa, una chica de múltiples profesiones y un servidor.

Una mañana habitual suele comenzar hablando de alguna tontería del día anterior, el camarero siempre suele vacilar a las dos chicas diciéndoles lo guapas que vienen, que haría por ellas lo que quisieran, que dormiría con ellas para despertarlas por la mañana y si no lo tienen es porque no quieren, tonterías matutinas que sirven para echar las primeras risas del día.

 En otras ocasiones comenzamos a ver whassaps de todo tipo desde bromas, chistes políticos, caricaturas de las situaciones cotidianas y de sexo. Uno de ellos consistía en una mujer asiática atada desnuda en una especie de corral a la que le pintan su coñito con miel y liberan lechones que se ponen a lamerla, en otro se puede ver como una mujer recibe en su culo la polla de un negro que al menos mide 35 centímetros y aprecias en su vientre como entra y sale, otros de mujeres desnudas en las más diversas posturas y realizando cosas más o menos agradables con sus cuerpos. Esto lo solemos ver todos incluidas las chicas y nos reímos de los comentarios que surgen. Desde de quien pudiera estar en esa situación a no me lo pudo creer, tiene que ser un montaje.

Otra situación curiosa que viví en el bar de otro amigo fue el de una chica que llego con su perro.

Estaba tomando una cerveza y charlando con el camarero cuando una mujer entro con su perrito tomar un agua, el camarero la saludo ya que era una clienta habitual. Según dijo venia de dar un paseo con el perro para que fuera hacer sus necesidades y cansarlo un poco ya que últimamente estaba insoportable, cada vez que la veía se colgaba de su pierna y empezaba a follarla. Se lo consultara a su veterinario y este le había dicho que era normal, y no conocía ningún  medicamento que lo impidiera e incluso no sabía ni si castrarlo daría resultado.

Comento que al final había conseguido que se calmase un poco había dado con la solución.

Nos comento que cada vez que lo bañaba para que no oliera mal, lo tumbaba panza arriba en la bañera y lo masturbaba manualmente hasta que se corría, después terminaba de bañarlo y se quedaba todo tranquilo.

Cuando salió del bar el camarero y yo nos quedamos mirando para ellos, el perrito iba todo tranquilo al lado de su dueña, menuda dueña. Rondaría los cuarenta, un metro setenta, morena un culito precioso que le dibujaban perfectamente las mallas que llevaba, las cuales le marcaban el diseño de su minúscula braguita, unas tetas generosas y firmes, un físico agraciado. Tras alejarse del bar me comenta el camarero, como para que el perro no esté feliz, duchita y pajita antes de dormir, quien fuera ese perro. Nos reimos y seguimos charlando de tonterías.

Otro día durante el desayuno salió la conversación por parte del comercial de que había estado esperando por un cliente donde yo tenía el bajo donde guardaba material de trabajo en el centro de la ciudad, comento que mientras se encontraba esperando noto como cada veinte minutos aproximadamente entraba en el portal una mujer y un par de minutos más tarde entraba un hombre, tras media hora más o menos salía el hombre y tras él la mujer.

Le recordé que ya le había comentado que el primer piso y el segundo eran pisos de camas calientes donde las chicas profesionales llevaban a sus clientes para exprimirles los huevos por un lado y por otra parte el bolsillo, eran profesionales del oficio más antiguo, la prostitución.

Días más tarde me conto que tuviera que volver al almacén cerca de mi local y que aquello tenía más trafico que una parada de autobús, las chicas no paran y cada día son mas.

Como conocía a alguna de las chicas me habían comentado las nuevas incorporaciones en cuanto a personal, se habían unido un par de rumanas jóvenes y se había tenido que marchar una rusa por ejecución de una orden de extradición por carecer de papeles, algo bastante habitual entre las profesionales extranjeras del gremio.