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Inicio a un nuevo mundo III

en Amor filial

Sara preparo todo lo necesario para afeitarme y me mando meter en la bañera, comenzó por mojarme y enjabonarme todo el cuerpo, me masajeo las tetas y jugó con mis pezones hasta dejarlos como piedras, siguió con mi monte de Venus el cual enjabono y froto hasta dejar el pelo blandito, se ayudo de suavizante para el pelo, estando en  ese trabajo me dijo que me iba a masturbar hasta que me corriese para que fuera más fácil afeitarme, si después de correrme estaba más relajada la posibilidad de hacerme daño era menor y no quería lastimar mis atributos. Afeito mi sexo y continuo a lo largo de mi entrepierna terminando en mi espalda, no dejo rastro de vello en toda mi rajita, la lavo a conciencia para retirar todo rastro de jabón, me resultaba tan placentero que era incapaz de controlar mi coñito que no dejaba de soltar flujos, eso excito a mi madre de tal manera que termino limpiándome con su lengua, la manejaba que era una maravilla, ninguna de mis amigas había conseguido antes que disfrutara tanto y me habían comido el coño unas pocas, desde luego mi madre sabia como hacerlo, era una experta, con cada movimiento de su lengua me dejaba sin respiración.

S. Parece que no es la primera vez que comen tu coñito.

C. No es la primera vez y no espero que sea la última, pero mama tu eres la que me lo come más rico, mis amigas lo comen bastante bien pero les falta experiencia.

S, Tus amigas

C. A falta de hombres alguien tiene que enseñarnos a disfrutar de nuestros cuerpos, no todos los padres son tan  “colaboradores”

S. En eso tienes razón, en este pueblo son todos demasiado mojigatos, ni viéndote el coño delante de sus narices son capaces de decirte algo y mucho menos intentarlo.

C. Me acabas de conducir al clímax y creo que debo de agradecértelo, nunca nadie había sido capaz de lograr que tuviera más de un orgasmo seguido, eres la reina de las comidas de coño. Como no me dejasteis comer antes quiero postre y mi postre va a ser comerte el coño en la mesa de la cocina, que te parece.

S. Bueno, lo cierto es que hace mucho tiempo que una mujer no está conmigo y mucho mas que no me come el coñito una mujer.

C. Eso tiene fácil solución, vamos para la cocina.

Al llegar a la cocina le quite el mandilón a mi madre dejándola totalmente desnuda, contemple su precioso cuerpo y volví a humedecerme, era mucha mujer, se sentó en la mesa y coloque una silla entre sus piernas y me senté en ella dejando su coñito enfrente mi cara. En ese momento comenzaron a llegarme los aromas de una mujer en celo que necesita atención, cada vez estábamos más excitadas.

Empecé por deslizar mi lengua a lo largo de su rajita, succione su clítoris hasta sacarlo de su protección, salió duro como una piedra y desafiante, lo chupe, lo lamí, lo mordí, jugué con él hasta que mama me pidió que le diera descanso, si seguía así no tardaría en correrse.

Deje de jugar con su sexo y dirigí mi interés a su ano, le pedí que subiera sus piernas y acercase mas su culito hacia mí, no tardo en hacerlo dejándome su ano a la altura de mi boca, comencé a rodearlo con mi lengua humedeciéndoselo mientras jadeaba cada vez más fuerte, su ano se abría y cerraba, le introduje la punta de la lengua y me dedique a sacarla y meterla aumentando el ritmo y la profundidad hasta llegar al tope dando con mis labios en su culito, Sara disfrutaba y su coño no dejaba de soltar jugos, la mesa estaba encharcada al igual que sus nalgas.

Nos fuimos al salón desnudas para seguir explorando y conociendo nuestros cuerpos, mi mama era una excelente profesora, todo lo investigaba y no decía no a nada, buscamos los límites de nuestros cuerpos.

A las 11 de la noche llego Teo y nos encontró en el salón, desnudas y agotadas.

T. Vaya novedad, no me esperaba ver tanta belleza junta y en casa.

S. De que te extrañas, ya te había dicho que iba a hablar con tu hija y dejarle las cosas claras, nuestra vida es así y tiene dos opciones o unirse o callar, pienso que sabes qué decisión ha tomado.

T. Tal como os veo no lo juraría pero pienso que la bodega va a quedar cerrada.

S. Pues lo dicho, estas tardando, necesitamos polla que de lengua estamos satisfechas. No veas como domina tu hija la lengua, sus amigas son muy buenas para las practicas y es casi una maestra, perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, es una alumna aventajada.

Mi padre se desnudo delante de nosotras dejando ver como colgaba su polla morcillona, no estaba nada mal, lo cierto es que era la más grande de las que había visto en vivo.

S. Ya puedes ver que tu padre se gasta una buena polla, aun a medio empalmar llama la atención, vamos a ponerla firme, te voy a enseñar como chuparla para disfrutar de ella, es un poco grande así que hay que ir despacio, acostumbrando la boca, en mi caso ya no es necesario, me la como al menos una vez al día. Me encanta la leche fresca recién ordeñada, es un vicio.

C. Joder, como eres mama, viciosa, zorra, puta, le das a todo y encima te gusta. Eres lo más.

S. Es la genética, tú tampoco te quedas atrás, tu coñito brilla de lo húmeda que estas, y babeas deseando coger la polla de tu padre. De momento se la podrás chupar, con paciencia te podrá follar el coñito, sin embargo tu culito va a necesitar preparación y entrenamiento, de lo contrario te lo va a reventar  vas a tener que volver a usar pañales como de bebita. En tres semanas lo arreglamos y podrás sentir esa polla en tu culito.

C. Si no  queda mas remedio.

Después de tres semanas de entrenamiento por parte de mi madre ya era capaz de recibir en mi culo la polla de mi padre, disfrutaba como una loca cada vez que me culeaba y mis orgasmos me llevaban al éxtasis total, un par de veces llegue a desmayarme. Mi madre por no ser menos también había entrenado siendo ahora capaz de tragar por su coñito, la polla de mi padre y un consolador de 6 cm de grosor por 18 cm de largo, más que coño parecía un garaje.

Llego otra vez la época escolar y debía abandonar el pueblo para estudiar en la universidad, nuevas experiencias, mis padres disponían de un piso en la ciudad con lo cual no debía de buscar alojamiento, era dueña de mi `piso y no dependía de terceros, la cosa prometía y pensaba que iba a poder poner en práctica las enseñanzas de mi madre, follar sin control y con quien me apeteciese.

Una semana antes del comienzo de la universidad mí madre me llamo y dijo que teníamos que hablar acerca de mi futuro inminente,

S. La semana que viene tienes la presentación y aun no hemos ido al piso.

C. Cual es el problema.

S.Tenemos  que limpiarlo y comprar cosas que necesitaras,  como comida, artículos de limpieza, ropa de casa… y algún juguete de disfrute personal, por si no encuentras alguien a tu gusto, no podemos venir cada fin de semana, tu padre debe trabajar y después atenderme a mí.

C. Como eres mama, crees que solo quiero follar y no es cierto, aunque algo de razón tienes, después de este verano no creo que sea capaz de aguantar más de un par de días sin alguien que me satisfaga, sea hombre o mujer.

S. Ves como te conozco putita de mis entrañas.

C. Tienes razón y debo reconocerlo, me estas formando a tu modo y semejanza. Dos gotitas de agua, mejor dicho dos putitas iguales.

Al día siguiente a primera hora de la mañana nos fuimos a la ciudad para poner en orden mi nuevo domicilio. Al llegar comprobamos que era lo que había y que necesitaríamos para limpiar y proveer la despensa.

Después de hacer la compra en un centro comercial del barrio regresamos a casa y limpiamos y preparamos la despensa, cuando acabamos ya era hora de comer, nos duchamos y fuimos a comer a un bar de la zona. Tras comer fuimos tomar un café a una cafetería que se encontraba en el centro comercial, durante el café mi madre me pregunto si me había fijado en las tiendas a lo cual le respondí que no demasiado.

S. Pues yo he visto una de lencería que tenía cosas muy provocativas y pensé en comprar alguna para sorprender a tu padre, de vez en cuando hay que envolver los regalos para que no se pierda interés.

C. Tienes razón, si encuentro algo que me guste igual compro yo también.

Después de las compras volvimos a casa, Sara lucio para mí los modelitos de lencería que se acababa de comprar, me excito de tal manera que tuve que desnudarme para masturbarme, los vaqueros que llevaban puestos para ir de compras estaban totalmente empapados, desde que no usaba bragas era el riesgo que tenia.

Cuando Sara regreso y me vio masajeando mi sexo, se desnudo y comenzó a lamerlo con ansias, ella también necesitaba sexo, la voltee en el suelo y comenzamos un 69 furioso.

Al día siguiente a primera hora de la mañana regresamos a casa para sorprender a nuestro hombre que no nos esperaba hasta el fin de semana. Estrenamos nuestros modelitos de lencería y lo esperamos en el salón. Cuando llego de trabajar y vio a sus dos hembras se quedo mudo, demasiada excitación, su polla amenazaba romper sus pantalones.

Ese día no fue a trabajar por la tarde y se dedico solo a nosotras, nos reventó todos nuestros orificios a pollazos, acabamos agotados.