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Miss Pecados - Capitulo 6

en Grandes Series

Antes de continuar con la historia debo informarles -cosa que debí hacer al principio- que esto es un ensayo, no soy escritora profesional, me gusta escribir, estoy aprendiendo y espero mejorar cada día. Todo tipo de comentarios y críticas serán bien recibidos y si alguien se ofrece como editor, también me gustaría. Adelante, seguid disfrutando de ella y disculpad cuando me tardo en publicar.

 

 

Transcurrieron cuatro semanas desde el día en que Daniella logró clasificar a su sección a la final, el mismo día en que su tío comenzó a chantajearla. Desde entonces, muchas cosas habían ocurrido. Su padre fue asaltado cuando salía de retirar dinero del banco, le robaron el dinero y también se llevaron su camioneta. Una de sus compañeras, Victoria, había quedado embarazada de Luís, también compañero de clases. Todos en el colegio estaban impactados con la noticia, Victoria era muy respetada no solo por ser una de las estudiantes más sobresalientes, sino por su madurez, no solía concurrir a las discotecas como la mayoría de chicas del colegio y Luís había sido su único novio por lo que un embarazo con tan solo 17 años de edad dejó sorprendidos a todos.

 

Ese no fue el único escándalo. Un estudiante fue encontrado por una profesora en el baño de las chicas teniendo sexo con su novia, ambos fueron expulsados del colegio. Belén, una de las jugadores del equipo se lesionó al caerse de su bicicleta mientras paseaba en el parque cerca de su casa; no iba a poder jugar la final. Aunque era una de las jugadoras más importantes para el equipo, la reemplazaría Joanna que también era una excelente jugadora.

 

Durante todo ese tiempo, Daniella se mantuvo constante en el gimnasio, al principio porque su tío se lo había requerido pero pasada una semana le tomo el gusto. Le sentía bien hacer ejercicios, tomar las vitaminas recomendadas para ello, quemar calorías, distraerse durante dos horas, reafirmar y tonificar su hermosa figura.

 

Su tío no la había molestado desde aquel miércoles en que la metió en su cama en la que experimentó por primera vez el placer de correrse, de llegar al orgasmo; veintiséis días exactos sin que su tío le pusiera una mano encima. Esa noche la llevó al cine como había acordado, disfrutaron de la película como si nada hubiera pasado aunque pasó la mayor parte del tiempo callada y desconcentrada. La llevó a su casa e incluso se quedó poco más de 20 minutos hablando con sus padres a los que les trajo hamburguesas. Los días siguientes no le llamó ni le envió mensajes ni le hizo ninguna propuesta indecente, solo le veía los viernes que la pasaba buscando al gimnasio y la llevaba a casa.

 

Manuel había tenido unos días muy laboriosos y se vio obligado a posponer los planes para con su sobrina. Era un hombre bastante enfocado en sus negocios y responsabilidades, si quería seguir divirtiéndose y quería seguir dándose todos los lujos que deseaba sabía muy bien que lo primero era fundamental: El trabajo, la organización y la constancia. Ya tendría tiempo para tomarse unos días de vacaciones, comprarse lo que gustase en la tienda de ropa, el carro de último modelo si quisiese otro además de los tres que ya poseía y lo más importante: disfrutar de su hermosa sobrina; no podía quitársela de la mente ni por un momento.

 

Había pasado parte de la mañana en una importante reunión con algunos de sus representantes y encargados de sus establecimientos comerciales en la ciudad, afinando pequeños detalles, enfocándose en algunas fallas y pidiéndoles que se esmeraran más en sus cargos que muy bien que les pagaba. Exigente como ningún otro aunque muy agradable, sabía decir las cosas buenas y malas. Si algo no le gustaba era directo pero con sabias palabras. Sabía muy bien que el trato correcto con las personas bajo sus órdenes era de suma importancia para su éxito como empresario.

 

La reunión se hizo un poco larga y decidió que debía programarla para otro día pues, todavía quedaban por tratar algunos puntos muy importantes.

 

Cuando llegó al colegio ya era un poco tarde, tenía planeado estar allí para disfrutar de todo el partido pero ya hacía rato que había comenzado. La cancha principal estaba repleta de estudiantes pues, no contaba con tribunas. También había padres, familiares y amigos de cada una de las chicas de ambos equipos, gente de los medios de comunicación local entre otros. Días previos a la final se realizó un sorteo entre los dos colegios finalistas para decidir cuál iba a ser la sede de la final. La suerte cayó para el colegio de Daniella.

 

Se hizo paso entre la multitud de estudiantes que aclamaban a sus jugadoras. Habían venido un número bastante considerable del colegio Simón Rodríguez y según pudo calcular, aproximadamente debían haber unos 400 o más alumnos rodeando toda la cancha. Buscó con la mirada a su hermano y esposa pero no les vio. Era obvio que estaban allí pero había demasiada gente como para distinguirlos. Se acomodó cerca de la red de voleibol aunque por delante de él había aún muchos estudiantes aprisionados impidiéndole acercarse un poco más ya que todos querían estar delante.

 

Las chicas del Simón Rodríguez estaban ganando el tercer set 13 a 9 a las chicas del Francisco de Miranda que habían ganado fácilmente los dos primeros sets, según le dijo una estudiante morenita de cabello rizado que estaba a su lado. La chica no había terminado de resumirle los detalles del partido cuando se oyeron los gritos ensordecedores de más de la mitad de los que allí estaban. Daniella acababa de poner las cosas 13-10 y le tocaba sacar a ella.

 

Siendo un hombre alto no tenía problemas para visualizar con comodidad a su sobrina tomar el balón y posicionarse para el saque. Qué concentrada se le veía, qué manera profesional de tomar el balón y prepararse para golpear, qué hermoso cabello rubio al que le sujetaba una cola. Sus largas y sexys piernas cautivaron su atención y sus aprisionados senos debajo de la ajustada franelilla azul que vestía. Todos gritaban su nombre, le animaban a conseguir el punto, era la mejor jugadora y muy probablemente era la que llevaba más puntos aunque tenía que preguntárselo a la morenita que tenía a su lado, seguro que lo sabía con exactitud.

 

Golpeó Daniella el balón con aquel salto que caracteriza a las voleibolistas y segundos después los gritos ensordecedores se apoderaron una vez más del ambiente, el balón había sido mal golpeado por una de las chicas del colegio rival. Punto para Francisco de Miranda. 13-11.

 

Sus compañeras se agruparon a chocarse las manos y nuevamente Daniella tomó el balón y se posicionó para el saque. Manuel no la perdía de vista. La deseaba, no vino a ver un partido de voleibol, vino a verla a ella, sus movimientos, su manera de correr a por el balón, cada día que pasaba se obsesionaba más con ella. Era difícil de creer que había pasado todo un mes completo y no había tenido la oportunidad de hacerla completamente suya. Por fortuna, las responsabilidades y el trabajo se habían minimizado un poco y ya pensaría en algo para los próximos días.

 

Daniella volvió a saltar y golpear el balón que impactaría en el rostro de una de las chicas del colegio rival. Esta vez no hubo gritos sino risas, muchas risas. 13-12, el partido se ponía chiquito gracias una vez más a Daniella que volvió a posicionarse para el saque.

 

—¿Cuántos puntos lleva Daniella? —preguntó a la morenita que seguía a su lado.

—Pues, con este son 13, Señor. Cuatro en este set.

—¿Solo ella? —volvió a preguntar, bastante sorprendido.

—Si, es nuestra mejor jugadora —respondió la chica esbozando una sonrisa.

 

Cada vez que la miraba no podía evitar desearla. Recordó aquella noche en la que estuvo a punto de hacerla completamente suya, sus besos y sus tiernos gemidos, su suave piel y su sexo virginal siendo castigado por la punta de su pene.

 

—Vamos a ganar —interrumpió la morenita sus sádicos pensamientos—. Los dos primeros sets fueron fáciles. 7-15 y 8-15.

—¿En serio?, pues, ya veo que son muy buenas

—Por supuesto —exclamó la chica—. En unos minutos seremos las campeonas.

 

Nuevamente la pequeña conversación fue interrumpida por los gritos ensordecedores. Daniella lograba empatar el partido. Su golpe no pudo ser devuelto por las rivales y el balón se desvió y fue a caer entre el público.

 

13-13. Dos puntos más y lograrían el campeonato. Una vez más Daniella al saque. Hubo silencio mientras Daniella se acomodaba para sacar, rebotó varias veces al balón y luego miró hacia el público durante unos segundos. Algunos sonrieron, pues, les pareció un gesto muy gracioso por parte de ella, otros corearon su nombre y se oyó a un chico decir: “Te amo, Daniella, Te amo demasiado!”

 

Risas y más risas. Daniella no pudo evitar sonreírse y sonrojarse. Sacó, pero esta vez no tuvo suerte; el balón se estrelló en la red. Punto para Simón Rodríguez. 14-13

 

Manuel sintió deseos de matar al chico del “Te Amo”, fue él el culpable de que Daniella fallara, la desconcentró el muy idiota, pensó.

 

Daniella se lamentó del fallo. Con un punto las rivales llevarían el juego hasta un nuevo set. A pesar de que el partido había sido fácil para ellas se sentía un poco cansada y deseaba terminar el partido lo más rápido posible.

 

Volvieron los gritos pero ahora del lado rival que animaba a su equipo a conseguir el punto que terminara con el set. Daniella agrupó a sus amigas y les animó. Tenían que ser campeonas en el tercer set si o si. Se retiró cada una a su posición, todas aplaudiendo y dándose ánimo.

 

Una de las chicas rivales hizo el saque pero fue bien recibido por Carolina que lo controló con estilo para que luego Joanna le diera el segundo golpe suavemente y lo colocara estratégicamente para el golpe final. Daniella y Virginia saltaron a por el balón pero fue Virginia la que finalmente terminó golpeándolo y enviándolo al lado rival que no tuvo éxito en recibirlo. El balón impactó en el piso y nuevamente el partido se empataba. 14-14.

 

Se había acordado que todos los sets debían terminar en 15 puntos, no habría alargue. Daniella y sus amigas estaban a un punto de ser campeonas. Le tocaba el saque a Patricia.

 

—Sin nervios, Paty —. Le habló Daniella en voz baja al oído —. Solo ponla sin mucho esfuerzo en el campo rival, confiamos en ti.

 

Le dio una nalgada y se alejó a su posición.

 

Patricia estaba un poco nerviosa. Un buen saque significaba la fama, la popularidad en el colegio, eso le hizo temblar un poco la mano derecha con la tenía que golpear el balón pero se tomó un poco de tiempo para calmarse, la emoción podría traicionarla y se concentró en lo que le dijo Daniella. Solo había que golpearla suavemente y dejársela al equipo rival y así fue.

 

Golpeó el balón con mucho estilo y este fue recibido por una de las chicas rivales que se posicionaron para los siguientes dos golpes y ahora el balón era recibido y bien golpeado por Joanna, luego Daniella golpeó suavemente dejándoselo a Vanesa para el mate pero este fue bien recibido por las otras chicas que nuevamente se preparaban para devolverlo con el objetivo de terminar con el set pero Daniella y Joanna habían saltado juntas para bloquear el mate de las chicas rivales y lo consiguieron. Campeonas por primera vez en toda la historia del colegio.

 

Decenas de estudiantes saltaron a la cancha a celebrar y a abrazar a las campeonas. Las chicas se besaban, se abrazaban y gritaban, estaban contentísimas de haber logrado tal hazaña. Patricia lloraba emocionada, Joanna, que había jugado en sustitución de Belen no se lo podía creer, había tenido el mejor partido de su vida. Daniella estaba rodeada de estudiantes, la besaban, la manoseaban; Sintió miedo por la presión que ejercían algunos estudiantes sobre ella, pudo sentir que detrás de ella alguien le agarró las nalgas no una sino dos, tres veces. Tenía que salir de allí rápido.

 

Con el pasar de los minutos se calmaron los ánimos, concedió una pequeña ronda de preguntas a la televisora local y luego a dos emisoras de radio. Los tres medios la catalogaron como la mejor jugadora del torneo además de la que más puntos consiguió.

 

Minutos más tarde le esperaban sus padres que permanecieron en los alrededores de la cancha durante todo el partido y el tiempo en que se desocupaba. La abrazaron y la felicitaron, llenándola de besos y de elogios, se sentían tan felices de tenerla como hija.

 

Allí mismo en el centro de la cancha los organizadores hicieron un pequeño acto donde les entregaron medallas tanto a las subcampeonas como a las nuevas e históricas campeonas. El trofeo lo recibió Daniella por ser la capitana del equipo y al alzarlo junto a sus amigas los gritos ensordecedores volvieron a invadir el ambiente.

 

 

Las chicas del equipo pasaron juntas la tarde y parte de la noche en casa de Daniella, su papá se hizo cargo de los gastos, les trajo pizzas, refrescos, torta. Aunque Daniella sospechó de que probablemente su tío le hubiese prestado o dado dinero a su padre ya que estaba pasando por un mal momento con el reciente robo de su camioneta y el dinero que había sacado ese día, pues era una cantidad considerable. Además, ese mismo día se enteró de que le prestó uno de sus carros a su papá, podía tenerlo mientras hacían los esfuerzos por recuperar la camioneta que aunque habían pasado ya muchos días no perdía la esperanza de que los antisociales se contactaran con él para pedir dinero por el rescate.

 

También se enteró de que su tío había ido a verle jugar la final. No tardaría en llamarle o enviarle un mensaje.

 

A las 11.20pm, faltando poco para quedarse dormida, mientras chateaba con sus compañeras por mensajes de texto y también con algunos compañeros del colegio o simplemente conocidos que le admiraban o le felicitaban por su gran día, llegó un mensaje de su tío.

 

Sabía que en cualquier momento le iba a escribir o llamar. A pesar de que el mensaje pertenecía a un número desconocido supo de inmediato que era de su tío. Siempre dejaba un guión al final de los mensajes.

 

“Felicitaciones, Daniella. Te debo el regalo. Este viernes tenemos una cita_”

 

El viernes sería 22 de Junio, al día siguiente cumpliría 17 años