SAGA ERÓTICA
Para poseerte a ti, cachonda mía,
me entrené como loco, duramente,
y fui a miles de orgías, muy valiente,
con tal de no fallar, como solía.
A mil reinas cogí, día tras día;
hasta a un puto sultán, harto caliente,
jodíle de tal forma convincente,
que un harén me heredó, de gran valía.
A las viejas de Erik, el vikingo,
la verga les clavé una y mil veces;
a sus hijas también, ¡y eran un chingo!
Y al fin, llego ante ti, como mereces,
con la verga caliente, como un pingo,
y los huevos más duros que las nueces.