COMUNION
Con tu cuerpo cercano
calmé mi frío,
que el invierno, en estío,
trajo temprano.
Acaricié tu mano,
dulce bien mío,
y despertase un río
de amor humano.
Un ósculo en tu frente,
agradecido,
deposité ferviente.
Y tu rostro encendido,
tranquilamente,
fue quedando dormido.