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Vestido de Mujer (3)

en Transexuales

Vestido de Mujer (Tercera Parte)

Sixbarral

Hoy les voy a contar mi última experiencia como Linda en la ciudad y quizás el comienzo de un cambio más permanente.

Como ya saben, yo soy un hombre heterosexual, que le gusta vestirse con la ropa de su mujer y salir a la calle para vivir extrañas historias, como las que ya les conté. Pero esto que les voy a contar me pasó al otro día de estar con Carlitos…

Yo volvía a casa después de haber ido a la casa de mi madre a almorzar, con motivo de las pascuas, serían las cuatro de la tarde y lo único que quería era acostarme y dormir la siesta. En la puerta del edificio estaba él. ¿Sería casualidad? Ya tendría que saber que las casualidades no existen. Era el silbador, o sea el muchachito amigo de Carlitos, que me había propuesto hacerlo y le dije que no, el día anterior.

Me hice el que no lo había reconocido, quizás iba a la casa de algún vecino amigo de él y era una casualidad pero él me interceptó yo era su amigo. ¿Cómo supo donde vivía?. En realidad era muy sencillo a la vuelta de la casa de Carlitos. Con haberme seguido hasta la esquina ayer, le bastaba para saber por lo menos en cual edificio era mi departamento. Y ahora me estaba esperando a mí.

- Perdoname, pero si vengo en media hora ¿Estarás lista? – Me gustó que me llamara así, pero no me daba cuenta bien lo que me estaba proponiendo.

- ¿Estar lista para qué?

- Para que te cambies y podamos estar juntos… Ayer no podías… ¿Recordás?

- ¿Estar juntos?

- Si, si querés venís a casa o subo yo. Como quieras.

- No sé. – y me quedé pensando. Yo tengo cuarenta años y él 18 o 19. ¿Qué más debía desear? No era de histérica, es que me tomo tan por sorpresa que le dije que en dos horas pasara, que quería dormir un rato y después viniera.

Él se fue y yo subí a mi departamento… ¿Por qué le dije que viniera? ¡Soy una boluda!!! No iba a poder dormir, me preparé una bañadera con aceites aromáticos y me quedé como media hora allí dentro. Me afeité, bien, después abrí el armario de mi mujer y empecé a sacar ropa de mi mujer del placard. Era la oportunidad de usar falda o un vestido. Saqué varias posibilidades y me las fui probando una a una, hasta que me decidí, por un vestidito muy corto, blanco de seda arrugada, cruzado atrás. Fino, ingenuo y provocativo.

Me quedaba genial, pero el único problema que tenía era que me tenía que depilar las piernas, si o si. Era una decisión muy fuerte ya que tardaría en crecerme de vuelta y mi mujer haría preguntas. Le diría que lo hice para ella y para festejar su regreso. Tomé su máquina depiladora eléctrica y empece desde los tobillos hacia arriba. ¡Qué dolor!!! Agarré la vieja espuma de afeitar y me March 3 y lo hice despacio pero efectivamente desde mis tobillos hasta la entre pierna, Los pocos pelitos del culo y con una tijera emparejé, los de las axilas y los que quedaban por fuera de la tanguita, blanca. Depilarme me había puesto a mil y pensé que como hoy iba a dejar de ser virgen era mejor estar preparado. Tomé un pote de vaselina que usamos para las oportunidades que Marta accede a dejarse culear, lo unté en una vela y me la introduje en el ano. Al principio costó pero no me dolió. Quería estar dilatado para poder disfrutar y no sufrir, como dicen que les pasa a todos la primera vez.

Estaba yo acostumbrándome a tener la vela dentro cuando sonó el timbre. Estaba desnudo, tenía una vela en el culo y este muchacho que llega diez minutos antes… Fui hasta el portero eléctrico y atendí, me salió una voz tan femenina y sensual que me dio impresión. Me gusta cuando me sorprendo, con un mueca, un gesto, con algo femenino, bien puesto, que da esa como un bonus track a la acción y la potencia.

- ¿Quién es?

- Soy yo Antonio.

- No estoy preparada todavía.

- Te espero aquí.

- ¿Estás solo?

- Si

- Comprá forros y volvé en quince minutos, por favor.

No contestó. Corrí a mi cuarto y me puse la tanguita, el vestido y con mucho cuidado me pinté. En eso me di cuenta que no había elegido lo zapatos. Abrí su ropero, nuevamente y busqué los pares que me entraban y que combinaran con el vestido y terminé en unas sandalias beige, con una hebilla plateada que me gustaban mucho, cuando mi mujer se las ponía. Con un poco de esfuerzo me las calcé. Cinco minutos mas tarde, Antonio volvió a llamar

- ¿Quién es? – con esa voz que ya me sale sola.

- Soy yo Antonio. ¿Bajas o subo?

- Bajo a abrirte - ¿Cómo hago para bajar así vestido? Me quería morir…

- No hace falta aquí me abren. – Suspiré y agradecí a todos lo ángeles protectores por mi suerte.

- Subí entonces…

Me miré en el espejo grande del living y estaba mas linda que nunca.

Puse un compacto de Prince, para dar un clima mas cálido, no era lo mismo coger de con sol, que de noche.

Escuche al ascensor cuando frenaba, el cerrar de la puerta y unos segundos después él golpeó en la puerta sin tocar el timbre. Conté hasta diez y abrí

Él estaba hermoso, recién bañado, con un pantalón nuevo o casi nuevo, con un cinturón de cuero negro, una camisa blanca brillosa y unos zapatos negros. Todo hacía juego con sus ojos grandes y verdes, su cara y su pelo negro e indígena.

Hice un gesto con la mano para que pasara rápido y tras de él cerré inmediatamente la puerta, si la vecina me veía sí vestida me moría. Quedamos a centímetros y él aprovechó para tomarme por la cintura de manera de demostrarme que era él el que tenía la situación dominada y yo entendí el código y me calentó, si hubiera tenido vagina hubiera mojado mi bombacha. Me dejé llevar.

- ¿Querés tomar algo?

- ¿Qué puede ser?

- Café, te, alguna gaseosa, 7 up, o algo de alcohol. – Miró y vio el estante donde guardo mi ración alcohólica y me pidió un Gancia con limón. Me fui a la cocina en busca de vasos y hielo pero ante los invité a sentarse. Cuando volví me dijo que estaba preciosa. Yo le agradecí y le alcancé su trago, dio un sorbo y me invitó a sentarme junto a él. Dejó el vaso en la mesita ratona y me abrazó. Me sentía protegida, con la otra mano me tomo la cara por la pera y me besó. Me besó despacio primero, después su lengua entró en mis labios e inspeccionó toda mi boca. Su mano jugaba en mi espalda y no me dejaba de besar.

Yo quise hacer lo mío y lo abracé. Fui levantado por su espalda la camisa hasta llegar a su piel.

Que sensación rara era acariciar a un hombre. Sentir su olor, estar con este tiempo sin miedo. No estaba en un auto ni una pensión con una cama y nada mas. Estaba en mi casa, con mi cama, mi baño, mi música, mi cocina y podíamos hacerlo donde quiera, tardar y que el tiempo no importara.

Antonio llevaba muy bien la situación, era un hombre en serio. Abrí su camisa y lo dejé en cuero, Desabroché su cinto y bajé la bragueta, no usaba ropa interior y su verga asomó ya parada, me ayudó y luego de sacarle los zapatos, lo dejé totalmente desnudo.

Ya me estaba abalanzando sobe su cuerpo cuando me frena en seco con un comentario.

- ¿No tendríamos que arreglar lo del precio?

- Después

- No quiero sorpresas decime ahora cuanto cuesta.

- No soy una puta. – le dije mientras me ponía de pie.

- Ayer nos cobraste – Lo dijo de forma irónica, como queriendo que le devuelva lo gastado. él también se paró y me miraba con un gesto burlón, que le quedaba muy bien.

- Ayer fue ayer y hoy es hoy. ¿Querés qué lo haga como si fuera una puta? No hay besos, ni tragos ni nada, ya estarías pagando cerca de la segunda tarifa y todavía ni te toqué. ¿Querés que hablemos del precio? Sos un boludo.

- Perdoname, quise que las cosas sean claras, nada más.

- ¿Te parece que las cosas no estaban claras? Mirate. Estás embolas en mi casa. Me viniste a buscar, me vestí así para vos, me depilé y vos querés mas claridad. ¿Vos viste los besos que nos dimos? ¿Las putas no besan a los clientes y si lo hacen es un piquito y nada más… ¿No lo sabías?

- Nunca estuve un travesti…

- Ni con una dama.

- Disculpame, te pido mil disculpas, en serio. – Una lágrima corría por mi mejilla. Me estaba enamorando. Él la secó con su dedo pulgar la lágrima y la llevó a su boca, luego me besó. Suave, largo, duro, profundo. Un beso de amor verdadero.

Clavé mis uñas en su espalda y forje ocho surcos, para que sepan todos que ese hombre era mío. Y bajé por su cuello y lamí su torso, hasta llegar a su ombligo. Me arrodillé para llegar a su pija y darle una mamada que nunca la olvide.

El sol se perdía entre los edificios y su choto largaba racimos de leche en mi boca, en mi cuello, en mis ojos, mis hombros y escurrían por mi cuerpo hacia abajo. Sus piernas temblaban y pensé que se caería sobre mí.

- Que bien lo haces, Linda. Ninguna mujer me lo hizo como vos me lo hiciste…

- Cabrón, no me hables de las otras, hoy sos mía y sabrás mi secreto.

- ¿Qué secreto?

- Mi secreto es que nunca… ¿me entendés?

- ¿Qué nunca, qué?

- Que nunca lo hice con un hombre.

- ¿Y lo de ayer que fue?

- Carlitos no quería cogerme, quería que lo cojan. Se la chupé, pero lo que el quería era tenerlo dentro… ¿Entendés?

- ¡No lo puedo creer!

- ¿Qué yo sea virgen? O ¿Qué Carlitos se la coma?

- Ninguna de las dos cosas… - Se rió y me abrazó llevándome a su lado. Nos besamos y creo que se olvidó de que yo era hombre y yo me olvide de todo.

Traje unos cuadraditos de queso, pan y salamín, terminamos los gancias y lo llevé a mi cuarto. Era hora de que me cogiera por primera vez.

Lo acomodé en mi cama, atenué la luz del cuarto y me desvestí. Si bien no tenía las tetas de una mujer me saque el brasier. Quedé en tanga y me fui a recostar con él. Sobe su choto, hasta que empezó a tomar vigor nuevamente…

Yo pensaba que la verga de Antonio tendría el doble de grosor que la vela que hacía ya una hora había alojado en mi culo y tuve miedo.

- Haber mi nenita, como vamos a hacer esto… ¿Cómo perrito?

- Quiero mirarte.

- Bueno, acostaste entonces. – Me acosté y él me subió las piernas hasta apoyar las rodillas debajo de mi cintura. Mi culo quedaba expuesto, tomo de la mesita de luz el porte de vaselina y con su dedo índice me penetró sin grandes sobresaltos, yo hacía que me gustaba y le pedía más. Metió dos dedos y estuvo grandioso. Mi culo estaba muy lubricado por la vela y pensé que había sido una gran idea… Sin decir nada, apoyó la cabeza de su pija en mi orificio e hizo fuerza. Su glande era muy grande, para mi agujero.

- Te voy a desvirgar mi amor. – Me dijo tras su segundo intento y esta vez logró entrarlo un poco, pero no lo suficiente. Tomo aire y desde allí se inclinó y me lo clavó.

Mi grito lo asustó y me asustó a mi también, ya que solo tenía dentro su cabeza y quedaban fuera quince centímetros por lo menos. Unos segundos mas tarde volvió a hacer fuerza u mi canal fue cediendo a su vigor y empeño. Ya no dolía tanto, pero sentía su recorrer sin pausa, hacia el fondo de mi alma. Cuando la tuve toda dentro, me preguntó.

- ¿Te duele?

- Me encanta.

Antonio se empezó a mover.

- Nunca había desvirgado un culo. Sos genial.

- Nunca me habían penetrado. Mi amor, despacio.

- Si, Linda, despacio, voy bien despacio.

Y la movía dentro y me hacía gozar. De mi pija no dejaba de salir leche. Mientras se movía con la mano la recogía y me la ponía en los pezones, en la boca, evitando tocarme el choto… Cero que le daba un poco de impresión, porque se desconcentró. Para volverlo empecé a jadear.

- ¡Mas fuerte, mas fuerte!!! – Le pedía

- Es que no me puse el forro.

- ¿Tenés SIDA?

- No, pero…

- Seguí, mas, más. – Estaba cogiendo con un hombre de verdad, que no quería otra cosa que meterla y llenarme de leche

- Vas a perder mucha sangre mejor, la saco. – Decía esto pero no dejaba de bombear.

- ¡Por favor!!! Quiero sentir tu leche dentro de mí

- Sos una hija de puta. –Me dijo esto porque yo empecé a hacer fuerza y darle fuerte para que acabe.

Me estaba dando una cojida que mi culo se convirtió en el mismo infierno y su pija me inundó y sentí eso que muchas veces había leído. Y deseaba sentir

- Te amo. – atiné a decirle.

Mientras se dejaba caer sobre mí, sin importarle que mi pija esté allí y que mi leche lo moje.

Se quedó hasta el domingo a la tarde en casa y cogimos miles de veces. Siempre él a mí, siempre siendo mi hombre y yo su mujer…

Hoy no lo vi, pero hablamos dos veces por teléfono… Creo que se iba a pelear definitivamente con su novia.

Mi mujer volvió muy cansada, no se dio cuenta de nada y no tuve que dar ninguna explicación…

sixbarral@yahoo.com.ar

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